lunes, 1 de septiembre de 2014

Los Creyentes (El Mal de la Humanidad)

Escribió el barón Holbach en el siglo XVIII: «Cuando los hombres creen no temer más que a su dios, no se detienen en general ante nada»

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Por desgracia nos estamos acostumbrando a los innumerables atropellos de todos aquellos que se consideran creyentes en algo, lo que sea; qué más da de que se trate.

¡Creer no es tener Fe!

Fe es el Conocimiento de lo que no se sabe, la Evidencia de lo que no se ve. Creer siempre es producto de la Ignorancia e ineludiblemente conduce al fanatismo primero y después a todo tipo de aberraciones.

Existen muchas cosas que no sabemos cómo funcionan; pero conocemos que funcionan. Muchos conocen, por ejemplo, que la Televisión existe y llega a todos los lugares del planeta; pero no saben cómo funciona; para saber hay que conocer primero y estudiar después o que alguien nos transmita la información requerida. Cuando manejamos nuestro automóvil conocemos que está bien construido aunque no sepamos cómo funciona su motor. Tenemos Fe en nuestro coche y tenemos Fe de que no nos dejará tirado o nos matará por un funcionamiento erróneo.

Las ondas electromagnéticas no pueden verse; pero es evidente su existencia porque hasta nuestros oídos llega el sonido de nuestros radiorreceptores, la imagen de nuestros televisores o los paquetes de información a nuestros sistemas informáticos mediante los sistemas wifi o bluetooth. En estos, como en otros muchísimos casos, lo evidente no lo podemos negar. Nadie con dos dedos de frente negaría la existencia de las ondas electromagnéticas porque es lo que hace funcionar una inmensa mayoría de nuestros aparatos. Eso es también Fe.

La Fe también es conocida como Gnosis o Conocimiento; la antesala de la Sabiduría.

Cuando las fuerzas de la Naturaleza nos agreden a nivel individual o de Especie, intuimos que hay algo importante y poderoso aunque no seamos capaces de explicarlo ni podamos ver sus causas hasta que los efectos catastróficos se han producido; conocemos aunque no sepamos y eso también es Fe. Fe de que si un día nublado vamos al monte, con mucha probabilidad, es posible que nos fulmine un rayo y conocemos el hecho porque ya ha sucedido en numerosas ocasiones. Seremos unos imprudentes si no sabemos leer en los elementos de la Naturaleza.

Nuestra simple existencia nos proporciona la intuición o gnosis interna de que las cosas están por algo no porque hayan salido de la nada por arte de biribirloque; ahora bien, de tener ese sentimiento a creer en la existencia de una entidad comúnmente denominada como Dios aunque mencionado bajo las más diversas denominaciones, va un abismo y eso es creencia.

La existencia de un Dios de amor no nos es evidente, al menos en el entorno agreste en el que vivimos. Aquí todo es dolor y sufrimiento y los pocos momento de felicidad parecen hechos a modo de pesada broma para que entendamos que la Vida no es en general así; luego la evidencia se vaporiza y solo podemos mantenerlo como una creencia; es un error denominar Fe a la creencia en determinadas entidades que ni podemos ver ni sentir sus efectos; sean estos beneficiosos o adversos. Evidentemente decir que algo no exista porque no lo veamos o no sintamos sus efectos es una estupidez monumental y es mejor quedarse expectante aunque sin poner la mano en el fuego en las diversas creencias. Eso es agnosticismo.

No vamos a hablar sobre gnosticismo y agnosticismo dado que ya nos hemos explayado, sobre el asunto, suficientemente en otros artículos. Aquí hablaremos de los creyentes y las creencias, aquellos y aquellas que tanto mal vienen transmitiendo al Mundo desde el origen de los tiempos.

Hemos puesto el nombre de Creyentes a este artículo recordando una lejana película que protagonizara Martin Sheen y que trataba sobre supuestos hechos reales, más concretamente crímenes, realizados por una élite en torno al Vudú.

De tanto en tanto se nos vende, mediante los medios, de la realidad de la hechicería, de las posesiones diabólicas y de la existencia de ángeles y demonios así como de dioses de diversa índole y talante. Curiosamente en ambientes poco religiosos también se manifiestan estos extraños fenómenos; pero son denominados como entidades extraterrestres o inter dimensionales y canalización de su información. De hecho, en algunos ambientes, se nos quiere hacer creer que las posesiones son una especie de epidemia, en lugar de hechos aislados en tiempo y espacio, e incluso que vampiros y zombis son una evidente realidad de naturaleza demostrable.

Todo lo antedicho no dejan de ser creencias, no dañinas en sí mismas, que pudieran darnos alguna ilusión por la que vivir si no fuese porque las creamos por el mero hecho de creerlas, dejamos que nos posean como una realidad y la alimentamos con nuestra persistencia ante la evidencia de su inexistencia y que no es otra cosa que lo que se conoce como fanatismo.

En otro artículo entraremos en las explicaciones de por qué se producen determinados efectos y a los que los creyentes utilizan como explicación seudocientífica de la existencia del Demonio y las posesiones diabólicas; aquí nos centraremos en las consecuencias de alimentar todo tipo de creencias que no tienen fundamento alguno ni por la minúscula ciencia conocida ni por la Gnosis o verdadera Fe. Recordemos: “El Conocimiento de lo que no se sabe y la evidencia de lo que no se ve”

Por sus obras los conoceréis:

Guerras santas, atrocidades y torturas varias. Humillación y odio hacia quienes piensan diferentes a ellos. Dolor, Sufrimiento y Muerte. Toda una serie de "luminosos atributos" para un supuesto Dios de Amor.

Un Creyente no es un ser libre, sino un autómata auto programado por la ignorancia y la estupidez.

Es cierto que existe una Energía inteligente de carácter cósmico. Es una evidencia que aunque indemostrable por nuestros actuales instrumentos científicos es imposible de rebatir porque simplemente existimos; pero otra cosa es darle a esa cosa que Es, en la que vivimos, de la que vivimos y por la que vivimos, un determinado nombre inventado por algún alucinado y supuesto Iluminado.

El creer es incompatible con el vivir, nos somete, encadena y nos transforma en engranajes de una maquinaria infame. La Fe, nos muestra a la Cosa antes de su plausible y futuro descubrimiento como algo a seguir estudiando hasta su total comprensión o saber, lo que nos proporciona a la humanidad herramientas para un mejor vivir.

Solo recuerden una cosa creer no es tener Fe, así de simple es.


Aralba