viernes, 21 de septiembre de 2012

La VERDAD de los Iluminati Grado (I) Noviciado





 En la Observación está la Clave


Pasamos por la vida como si no fuera con nosotros. No nos percatamos, en forma consciente, de lo que sucede a nuestro alrededor, quizá por prejuicios morales o por simple falta de instrucción al respecto. 

A nuestro Ser Interno nada le es ajeno y mediante nuestros actos, comportamiento y respiración, todo llega a él transparente, delineado y meridianamente claro; pero nosotros, como si no fuera con nosotros, parecemos no enterarnos de nada.

Va siendo hora de que todo cambie. No espiamos a nadie, ni por convertirnos en observadores vamos a ser tildados de metiches. Cotillo y espía es quien ladinamente, de forma oculta, observa los actos de sus semejantes con o sin algún interés posterior. 

El Observador registra, de forma consciente, en su memoria todo lo que le sucede a él, le atañe de forma directa o indirecta e incluso aquello que a otros pudiera parecerles ajeno; pero lo hace en su vivir cotidiano, sin ocultamientos o mala consciencia de su Trabajo de ver, observar y analizar.

El Ejercicio de observación es un trabajo absolutamente profano y que podría ser considerado exclusivamente como de mejoramiento personal; pero si se analiza, con detenimiento, nos podremos dar cuenta de que el tener ejercitada la capacidad de observación es imprescindible para poder ver con claridad lo que sucede, durante la Iniciación, en los mundos del Espíritu.  

No estamos descubriendo las Américas ni mostrando como mantener erecto el huevo de colón; tan solo recalcamos una necesidad previa antes de pretender observar el mundo cambiante de las diferentes dimensiones que se visiten.

El observar lo que sucede a nuestro alrededor, desde el vuelo de una mosca, el sonido zumbante de un mosquito, hasta el plisado de una falda a consecuencia del viento o de una pequeña mancha en la camisa de un anónimo transeúnte.  

Tampoco es cuestión de que nos obsesionemos con coleccionar los números de matrícula de los coches por los que pasamos delante; pero sí debemos de estar atentos al anciano o invidente que está a punto de cruzar un paso con semáforo o al niño que corre tras su pelota y que se dirige al centro de la calle por donde circulan los automóviles.

Debemos, con paciencia y poco a poco, sentir con nuestra mente todo lo que transcurre a nuestro alrededor y se encuentra en nuestro radio de acción. 

Nada tiene que ver con el visionado del cine o la televisión; pero incluso en dichos medios debemos estar lo más atentos posible, como si tuviésemos que contar, en detalle, lo acontecido en la pantalla a alguno de nuestros conocidos. 

Paciencia, tranquilidad y nada de obsesión, ese es el secreto; pero sobre todas las cosas voluntad para convertir la Observación activa en una constante, un instinto natural.

A partir de ahora, cuando nos sentemos en nuestra oficina o delante de la mesa del comedor seamos conscientes de la grapadora, la taladradora y la máquina de calcular, seamos consciente de nuestros platos, la servilleta y útiles como cuchara, cuchillo y tenedor. 

Contemplemos como cogemos los espaguetis con el tenedor o la sopa ondulante en el interior de nuestra cuchara. Observemos, con prudencia y sin resultar ofensivos, como comemos y masticamos los alimentos. No lo hagamos con el fin de ser críticos a un segundo o a un tercero. 

Esa no es nuestra misión, solo ayudar a nuestro inconsciente a ser un escriba fidedigno de lo que sucede en nuestro entorno. 

Observemos todo lo que acontece en nuestro derredor, a nuestros semejantes y a nosotros mismos, con suma atención, hasta convertir la Observación en una de nuestras herramientas espirituales y automáticas más importantes. 

Palabra Clave Intención


Salve Minerva


COLEGIO INVISIBLE


Transcrito por ARALBA