jueves, 18 de octubre de 2012

La meditación del hombre en el umbral del siglo XXI


Incursionaremos en un tema bastante vulgarizado, hoy día, como sucede con muchos de los conocimientos esotéricos o espirituales; a veces desformados o tergiversados por esta difusión del conocimiento. Es por esto, que me pareció importante plantear el tema de la meditación.

En esta charla de hoy, consideraré algunas preguntas fundamentales y trataré de contestarlas, a medida que se planteen. 

1. ¿Qué es la meditación y para qué sirve?

Esta sería la primera pregunta básica, que puede hacerse un individuo al acercarse al concepto de meditación.

A su vez, yo meditaba en el significado de la palabra meditar y descubrí que tiene la misma raíz de mediar, de médico, de meditación; es decir, que parecería que la meditación, es una especie de medio o intermedio entre dos planos, entre dos existencias. Y ¿cuáles son estos dos planos? 

Creo que en esta etapa, llegando al siglo XXI, se presentan grandes contrastes en el mundo, entre una visión absolutamente materialista, descarnada del mundo y una visión integrada espiritual y física del mundo. 

Entonces, cuando digo meditación, tengo la sensación de que es algún método, alguna disciplina, algún trabajo que conecta estos dos aspectos o planos del hombre. Es decir, lo importante es que, por su misma definición, ya se está dando por supuesto que el hombre es algo más que un cuerpo físico, es algo más que una simple estructura material. 

Además, tiene dos funciones. La primera, es incursionar en otro estado de conciencia u otro nivel de la realidad. 

¿Por qué? ¿Qué hace la persona que medita? Evidentemente, se aleja o se separa de sí. Hay una parte de Sí mismo que se conecta con otro nivel de la realidad; es decir, por un lado, incursiona en otro nivel de la realidad; y por otro lado, recupera una parte del ser, del Sí mismo. Es como volver a casa, como regresar a integrar el ser humano. 

2. ¿Qué efectos produce? ¿Qué efectos reales produce, más allá de discutir si el método sirve o no?

Los efectos son: fisiológicos, psicológicos y espirituales. 

Desde el punto de vista fisiológico, se produce una relajación profunda. El individuo está plenamente despierto, hay un estado o una sensación de alerta, en la persona que está meditando. Estoy hablando de la reiteración del trabajo, de la perseverancia del trabajo meditativo. 

Básicamente, hay una disminución del ritmo respiratorio, circulatorio y cardíaco. Se produce, además, una disminución del ritmo metabólico, como si todo el metabolismo redujera, notablemente, el ritmo de su funcionamiento.

El metabolismo es el intercambio de sustancias en el cuerpo. Y es, en este intercambio, donde se producen modificaciones tales como:
·             Un llamativo descenso (cuatro veces más rápido de lo común) del ácido láctico en la sangre. Este ácido se produce cuando hay trabajo muscular intenso, stress o tensión.
·             Un aumento de la resistencia en la piel (400% más de lo normal)
·             Un aumento en las ondas alfa, que puede ser verificado mediante un electroencefalograma.
Todo esto constituiría el polo opuesto al stress, la ansiedad y el miedo. 

La ansiedad y el miedo aumentan el ritmo del funcionamiento del metabolismo, el ritmo circulatorio, el ritmo cardíaco y la resistencia de la piel disminuye enormemente. Nos encontramos frente a un estado tensional, para la defensa y la acción. 

Todo este estado cambia en el hombre que medita. 

Yo me preguntaba: ¿por qué fisiológicamente pasan estas cosas? Alguna razón tiene que haber. 

Esto puede explicarse de manera simple. En este momento, estoy hablando con ustedes y estoy atento a una cantidad de estímulos que llegan del exterior. Estoy expuesto a una serie de elementos que despiertan mis sentidos. Imagínense lo que sucede cuando estoy conduciendo un automóvil o cuando estoy trabajando. 

En cambio, en la meditación, ocurre una cosa muy diferente. Toda mi atención está concentrada en un único objetivo; todo el cuerpo deja de estar activo o deja de estar trabajando en el sentido de estar “atento” a lo que pasa en el mundo que nos rodea. Esta es una de las situaciones que podría llamarnos la atención, ya que el individuo disminuye todas sus funciones de una manera distinta al sueño, al descanso.

Hay estudios sobre el oxígeno, contenido en la sangre, que muestran esta diferencia entre el estado meditativo y el estado de sueño. 

En Parapsicología, hace unos años algunos mediums hicieron una experiencia con los bacilos de yoghourt. Para poder visualizar biológicamente, la entrada en otro estado de conciencia, el médium era conectado a una probeta con los bacilos que inducen la acidificación de la leche (yoghurt). Cuando el individuo entraba en otro estado de conciencia, los bacilos se reproducían de una manera muy diferente. Ya no se trataba, simplemente, de creer que el médium estaba en otro estado de conciencia, sino que se buscaba una respuesta a nivel biológico; y ésta fue dada a través de la reproducción de los bacilos, la cual era una realidad muy distante a la realidad humana. 

Esta sirvió como una evidencia de que había una transformación en la conciencia de ese ser. Esto no es nada extraño, ya hoy en día, es posible demostrar que se producen cambios fisiológicos reales. 

Desde el punto de vista psicológico, lo primero a destacar es la aprehensión de otra realidad. Al comenzar a meditar, una persona se da cuenta de que, el estado que adquiere en ese momento, es distinto al estado de cotidiano de la conciencia de vigilia. Es decir, algo diferente sucede cuando está meditando, diferente a lo que sucede cuando va a la oficina, cuando realiza sus tareas cotidianas. Además, cuando este trabajo meditativo se mantiene durante un tiempo, empieza a aparecer, lo que yo llamo eficacia de la vida cotidiana.

¿Qué quiero decir con esto? 
El individuo comienza a fortalecer la organización de la personalidad para soportar el impacto de una nueva configuración de la realidad. Es decir, si una persona logra estar atenta, una cantidad de minutos o segundos sobre un tema, un concepto o un objetivo, obtendrá el desarrollo de su atención. 

Una forma de meditar es tomar un objeto y, simplemente, observarlo. Nosotros, difícilmente, en la vida que llevamos, podemos rescatar la observación, estamos perdiendo, cada día más, el don de la observación. Delante nuestro, las cosas pasan, suceden, sin que podamos verlas, ni siquiera podemos oírlas o gustarlas.
Yo pregunto: ¿cuántas son las personas que comen despacio? 

Se sabe que, para comer, es necesario un movimiento masticatorio y un movimiento de degustación, de saboreo, para luego deglutir. ¿Cuántas son las personas que saborean la comida? ¿Cuántas son las que sólo tragan la comida? ¿Cuántas son las que huelen y perciben el olor del ambiente? ¿Cuántas ven? ¿Cuántas personas conocen más allá del primer piso de la ciudad de Buenos Aires? ¿Cuántas miran hacia arriba cuando van caminando? ¿Cuántas pueden distinguir sonidos? Por ejemplo, en este momento, en la ciudad de Buenos Aires, hay árboles que albergan muchos pájaros, que antes no había; entonces, ¿cuántos de ustedes descubren los pájaros? Me refiero a ustedes y a quien les habla, por supuesto.

Todo esto lo comento como autoobservación y me doy cuenta de que, muchas veces, yo también estoy corriendo y me sucede todo esto de lo que estoy hablando, aquí, con ustedes. 

Entonces, evidentemente, el meditar produce un natural desarrollo de los sentidos, un natural desarrollo de la observación y esto, también, lo defino como estar presente en el acto. Esta es una de las claves de una eterna juventud. ¿Qué quiere decir esto? Generalmente, nunca estamos presentes, donde estamos; siempre estamos pensando en las consecuencias de lo que pasará o las causas por las cuales estamos donde estamos; y es muy difícil asir el presente. Esta es la clave de cualquier trabajo espiritual. 

Estar presente en el acto, es una de las cosas más importantes para que la persona se mantenga viva, se mantenga joven. 

En esta eficacia de la vida cotidiana, es necesario destacar que no tiene importancia la perfección a alcanzar. Esto es algo que cuesta muchísimo entender, porque implica desandar el camino de la escuela primaria. ¿Quién no ha padecido y sufrido toda nuestra estructura docente, con respecto a lo que está bien o está mal, lo que se debe y lo que no se debe? Entonces, lo que importa no es determinar si hacemos bien o no una meditación; el tema es la perseverancia y la disciplina, que no es lo que nos proponía el maestro. Generalmente vivíamos un autoritarismo, contra el cual reaccionábamos. 

La perseverancia y la disciplina es algo que tenemos que cultivar, para nosotros; no tiene nada que ver con lo impuesto. Si alguien nos impone algo, no es perseverancia ni es disciplina, es autoritarismo; es decir, contra el autoritarismo hay que luchar; la perseverancia y la disciplina hay que conseguirlas. 

Se me ocurrió hacer una relación entre la meditación y alguna otra disciplina, con la cual nos manejamos normalmente; por ejemplo, con la Física. 

¿Qué puedo decir de la Física y la Meditación? Todos sabemos que la Física ha sufrido un cambio violento, especialmente, a principios de este siglo; y es lo que se ha dado en llamar la nueva Física, la Física cuántica. 

A partir de Einstein y su famosa Teoría de la Relatividad, se ha producido un hecho importante, del cual pocas veces nos damos cuenta; y es que la Física Cuántica actual, ha aceptado la contradicción y la paradoja. La Ciencia, por definición, por su lógica y positivismo, jamás podría aceptar que si algo es blanco, pueda llegar, también, a ser negro. 

En la Teoría de la Relatividad, en el principio de la complementariedad, está inscripto que la luz puede propagarse en forma de onda y en forma de corpúsculo. Esto, que parece un axioma de la Física, tiene una tremenda importancia; y es que la Física, como Ciencia, acepte que algo pueda ser, a la vez, inmaterial y material, como la onda y el corpúsculo. Esto es una abstracción y un absurdo científico, aceptado por todos. 

Cuando la Física se enfrenta al problema que plantea una nueva forma de pensar la realidad, lo encara a través de la Matemática. 

Ahora podemos preguntarnos: ¿Qué le pasa al hombre corriente que comienza a meditar y descubre otro estado de conciencia? Por empezar, depende del lugar donde comente sus experiencias, habrá quienes lo escuchen y quienes duden de su cordura. 

Entonces, ¿Cómo hace el hombre que medita, que percibe otra realidad, para pensar en esta otra realidad y ser coherente con la paradoja de vivir en dos mundos? 

El físico tiene un auxilio, tiene la posibilidad de trabajar con la matemática. La persona que medita, no tiene ese auxilio y, generalmente, adopta alguna de estas actitudes: no cuenta lo que le pasa; o bien, busca integrarse a un grupo, que le permita satisfacer sus inquietudes.

Si pensamos en la estructura cuaternaria del hombre: organización física, vital, sensciente e individualidad, como cuatro campos de fuerza de distinta sutileza, desde la mayor densidad (cuerpo físico) hasta lo más sutil (el YO), podemos encontrar un paralelismo entre la Física moderna y la Meditación. 

Estos campos de fuerza son interdependientes, se modifican, se controlan, se equilibran y son los responsables de la vida física, anímica y espiritual del ser humano.

Los campos de fuerza que la Física estudia, modifica y crea, pertenecen al mundo de la materia y requieren, para su investigación, la ciencia de complejos aparatos.

La Meditación, por su parte, transforma y armoniza los campos sutiles que hacen a la esencia misma del hombre. 

También, es posible establecer una diferencia entre la psicoterapia y la Meditación.

Cuando estoy ansioso y tengo miedos, puedo preguntarme a dónde ir, si: al psicólogo o a un maestro de Meditación. Una parte de la sala me dirá: a un psicólogo; y la otra, dirá que la Psicología no sirve. Y si uniéramos las dos herramientas, ¿qué pasaría? 

¿Qué hace el psicólogo, la psicoterapia? El psicólogo, que recibe a una persona ansiosa, con miedos, lo primero que hace es querer saber lo que ocurre; y en ese querer saber, indaga el contenido de la angustia. Trabajará los contenidos a partir de los elementos perturbadores que la persona trae, para llevarlos a otro estado de conciencia. En ese otro estado de conciencia, la persona, al darse cuenta de lo que le sucede, puede cambiar conductas. Entonces, la Psicología trabaja con el contenido, para que la persona adquiera una comprensión de lo que ocurre y por ende una mayor seguridad en sí misma. 

En cambio, al maestro de Meditación no le importa el contenido, lo que trabajará es la estructura de la personalidad y lo hará a través de ejercicios, para fortalecer a esa estructura; y así, permitir que se sienta segura. A partir de ahí, podrá comprender los contenidos de su angustia y de sus miedos. 

¿Por qué no considerar las dos propuestas? ¿Por qué no escuchar los contenidos y, a la vez, darle una estructura de soporte, para que la persona se sienta mejor? El tema, es largo, pero también, es posible establecer otra relación que sirve al esclarecimiento de este tema y hace referencia, a las diferencias que hay entre hacer hiperventilación, tomar ácido lisérgico o usar aparatos, que producen estimulación de las células cerebrales. 

Esto se refiere a la estimulación de la sustancia cerebral; y podemos clasificarla en: estimulaciones fisiológicas, a través de la hiperventilación y del consumo de sustancias químicas; y las estimulaciones electromagnéticas, a través del uso de aparatos. Estos aparatos, utilizados para producir estos tipos de fenómenos, pueden graduar la intensidad de la estimulación y así, producir descanso, sueño, etc. Es una especie de autohipnosis, que por supuesto, es preferible al consumo de psicofármacos. 

Pero, ¿qué significa estimular la sustancia cerebral y meditar? 
Estimulando el tejido cerebral mediante una sustancia química, una estimulación eléctrica ó una hiperventilación evidentemente se van a producir cambios en la conciencia dado que el cerebro físico es el instrumento donde aquella se manifiesta.

En términos de la ciencia espiritual habrá una modificación del cuerpo vital de la organización sensciente y de la organización del Yo. 

A este trabajo podemos denominarlo “trabajo ascendente”, es decir desde la sustancia física hacia lo espiritual humano ( el Yo). Un ejemplo de ello sería la utilización de un fármaco antipsicótico para evitar una despersonalización en una esquizofrenia y lograr de esta manera impedir una eventual internación psiquiátrica con todos los riesgos que ello implica especialmente el abuso de este tipo de drogas.

Pero también podemos realizar un “trabajo descendente” desde el Yo humano hacia el cuerpo físico con una intervención plena del pensamiento y la voluntad.
 
De esta manera los logros serán plenamente concientes. 
Es el caso de un trabajo meditativo, en el cual es posible lograr el desarrollo y la armonización de las fuerzas sutiles. ¿Cuáles son las fuerzas sutiles que caracterizan al ser humano? Son tres; y son las fuerzas del YO: el pensamiento, el sentimiento y la voluntad. Es necesario operar sobre estas tres fuerzas. Esto es meditar. Si trabajo sobre estas tres fuerzas, seguramente dominaré el organismo físico; no caben dudas. Si trabajo sobre el organismo físico (trabajo ascendente), mediante un aparataje convencional ó de última generación es muy difícil aseverar un desarrollo espiritual.
 
Ahora podremos preguntarnos: ¿qué relación hay entre los fenómenos paranormales y la meditación?

Cuando alguna persona se me acerca y, con los ojos brillantes, me pregunta: ¿Ud. ve, no es cierto? Le contesto: Yo sí; Ud., no? Entiendo que la persona necesite entregarse a alguien que tenga fuerza y que sea capaz de contenerlo, a quien pueda idealizar y que, además, pueda transformarse en un gurú, un guía. De esta manera, se sentirá respaldado, porque es muy duro equivocarse. 

Toda persona que hace trabajos de este tipo, desarrolla facultades paranormales; seguramente, ve el aura, como es probable que, muchos de Uds., la vean sin ningún esfuerzo. Sin embargo, nadie me escuchará decir que yo veo el aura, porque este hecho no tiene ninguna significación. Cuando una persona adquiere otras facultades, lo primero que aprenderá es a callar. Si una persona tiene la posibilidad de percibir una vida anterior, seguramente nadie se enterará de ello. El silencio va unido al desarrollo espiritual; si no, no hay desarrollo espiritual. Ver el aura o el cuerpo etérico, no encierra ningún misterio. Cuando uno pasa muchas horas haciendo un trabajo meditativo, con seguridad estos cuerpos comienzan a funcionar en otros planos; y se desprenden del cuerpo físico. Por lo tanto, en lugar de fascinarnos con lo que suponemos que vemos, debiéramos aprender a ver. 

El peligro, para las personas que adquieren facultades de este tipo, es quedarse estancados, paralizados en este hecho. Y este estancamiento tiene dos nombres: fascinación y el poder para fascinar a los demás. 

Pero, ¿por qué comienza a manejar a los demás? Porque necesita autoafirmarse y este valor lo pone afuera. Así, los demás lo fascinan con lo que le dicen y él lo cree. 

Entonces, todo maestro o gurú de “entrecasa” necesita el público, necesita del otro para autoafirmarse; ésta es su debilidad; ésta es la base de las sectas. Todo individuo que maneja una secta es débil; por eso necesita ejercer el poder. Ahora bien, la verdadera fuerza está en el reconocimiento de los propios errores y en el trabajo interno, no en el afuera. 

El peligro, cuando se desarrollan las facultades paranormales, reside en que el individuo se paralice en el camino de su desarrollo espiritual. El Baghavad Ghita, nos dice que en el camino hacia Dios van quedando todos los poderes. Y todo los poderes que van quedando y que nos duele tanto dejar, son los poderes más groseros, los que atañen a la personalidad. Los poderes espirituales no se dejan ni se tocan; sólo se ejercitan; y su ejercicio es a través de una superación de la personalidad. 

La personalidad es el escollo más grande que tiene el YO superior, pero necesario para vivir en este mundo. Uno puede observar un diamante y estar cubierto de barro; pero el barro se seca y se cae, el diamante seguirá siendo diamante. Esto lo dijo alguna vez Rubén Darío. Entonces, es necesario tener cuidado con las manifestaciones y facultades paranormales, pues ellas constituyen una tentación que nos retraza en el camino. 

Desde el punto de vista espiritual, la Meditación ofrece beneficios, pero también entraña peligros. 

Los beneficios son muy simples. Se desarrolla la voluntad, maduran los sentimientos y se fortalece el pensar.
Recordemos entonces: 
·             Desarrollo de la voluntad
·             Maduración de los sentimientos
·             Fortalecimiento del pensar

Ahora hablaré de los peligros.
A veces, me encuentro con personas que dicen: “yo soy espiritualista”. A lo que respondo: “Bueno, yo soy materialista; me visto, me alimento, tengo necesidades fisiológicas... Soy un materialista total”.

¿Qué quiere decirme alguien cuando habla de que es espiritualista? Decimos que somos seres humanos, constituidos por dos principios, que se unen y se separan; se unen y se separan; esto es la vida. Por lo tanto la persona que habla de temas espirituales, una cantidad de horas o minutos por día se siente “espiritualista”. Esto no tiene nada que ver con el inicio de un camino espiritual.
Hay tanta maldad, dolor y egoísmo, en el mundo que nos rodea, que simplemente evitando agredir a otros, podemos ser considerados poco menos que santos. Ayudar a una persona a cruzar la calle o detener el auto en la esquina, para dejar pasar a un peatón, produce una sensación de extremo agradecimiento en quienes son objeto de dicha atención. Así de difícil es la vida en las grandes ciudades.

En ocasiones sucede que, cuando una persona comienza una disciplina espiritual, se siente muy buena, recupera cosas de la infancia, recupera la inocencia; pero también, al entrar en este camino, corre el riesgo de la espiritualidad. Uno de estos peligros es el egoísmo metafísico. 

Uno de los egoísmos más grandes es el egoísmo espiritual, el egoísmo de “remontarse allá arriba” y alejarse del mundo físico. Esto, puede causar un gran placer y tranquilidad pero no tiene un valor espiritual cierto, y trae aparejado el crecimiento de la vanidad y la soberbia. Determina además un aislamiento del mundo y una pérdida de los vínculos verdaderos con los seres humanos que nos rodean. Es un camino incierto y peligroso hacia el guruísmo para quien se deja llevar fácilmente por esta ilusión. Esta actitud de los falsos gurúes es la causa de uno de los peores desengaños del ser humano: la decepción espiritual y un retorno al materialismo más burdo. 

Buda decía: “No creas en el valor de las tradiciones, aunque hayan sido honradas durante generaciones y en muchos lugares. No creas nada, por el sólo hecho de que mucha gente lo crea. No creasen el valor de las antiguas epopeyas. No creas nada en lo que tú mismo te has imaginado, pensando que te ha sido inspirado por los dioses. No creas nada que se base sólo en la autoridad de los maestros o sacerdotes. Tras haberlo examinado, cree sólo lo que tú, por ti mismo, hayas puesto a prueba y te haya parecido noble y lo que sea para tu bien y para el bien de los demás”. 

Rudolph Steiner:
“Buscad la VIDA verdaderamente práctica, material, pero buscadla de tal modo, que no os absorba frente al espíritu que está presente en ella.

Buscad el ESPIRITU pero no lo busquéis en una voluptuosidad metafísica desde un egoísmo esotérico. 

Buscadlo para emplearlo con altruismo en la vida práctica y en el mundo físico.
Emplead el antiguo principio: “No existe espíritu sin materia, ni materia sin espíritu...” 

De tal forma que digáis: “Aspiremos a actuar en todo lo material a la LUZ del espíritu y deseemos con fuerza, buscar la LUZ del espíritu de tal manera, que desarrolle el fuego interior, en nuestra vida cotidiana...” 

Después de trabajar largo tiempo, se recogen los primeros frutos. Estos son: 

·             Fortalecimiento de la personalidad
·             Aumento de la capacidad para relacionarse con el mundo
·             Mayor disponibilidad para aceptar y expresar los propios sentimientos
·             Mayor capacidad para escuchar 

No es sólo escuchar lo que el otro dice, sino tratar de entender el pensamiento ajeno, tratar de percibir el pensamiento del otro. En el pensamiento ajeno, hay un Yo, un espíritu humano, que está expresando algo; sobre todo cuando ese pensamiento no es la repetición de frases hechas. Entonces, se trata de escuchar el pensamiento y no de juzgar lo que el otro dice. Este es un resultado que se recoge después de bastante tiempo de trabajo meditativo. 

La segunda etapa, es este trabajo, es una nueva manera de estar en el mundo. Es la incursión en un plano más elevado de conciencia y la obtención de la paz interior, no la mera felicidad, sino una verdadera paz interior. 

Ahora podremos clasificar la meditación en: 

·             Meditación estructurada
·             Meditación no estructurada

En la Meditación estructurada se define, de forma rigurosa y precisa, la actividad interna, que constituye el objetivo de trabajo; es decir, se especifica perfectamente lo que hay que hacer. Hay una meta concreta, por ejemplo, contar las respiraciones. 

La Meditación estructurada es un trabajo específico sobre al voluntad, sobre la acción. 

En la Meditación no estructurada, se elige un tema. La persona debe concentrarse en dicho tema, trabajando mediante los pensamientos y los sentimientos que ese tema despierta. El tema a trabajar puede ser una palabra, una imagen, un concepto, una frase, un problema; por ejemplo, mi capacidad de amar o amar a Cristo o ¿cómo amo?. Este es un enfoque de la realidad: sentarse y meditar sobre mi capacidad de amar. El otro enfoque, de esta misma realidad, es la manera en que la experimento, la vivencio; es decir, ¿qué experimento cuando amo?, ¿qué siento? 

Esta forma de conjugar la realidad con la forma de experimentarla hace que pueda pensar y sentir lo que me pasa. Y así, podré trabajar sobre cómo hago una crítica. Seguramente, cambiaré mi forma de actuar, pero esto lleva tiempo y trabajo perseverante. 

La Meditación no estructurada sirve para liberar aquellas cosas de las cuales no nos damos cuenta, que están allí, en el centro de la cuestión, muy dentro nuestro. 

Meditaciones estructuradas
 
·             Contar las respiraciones con todas las variantes que pueda haber.
·             Meditación de la burbuja.

Es una imaginación guiada, que lleva al individuo a sentarse en el fondo de un lago. Una vez instalado allí, en silencio, sentir que cada sentimiento o pensamiento que aparece, es como una burbuja, que sube y llega a la superficie.

La imagen de la burbuja sirve para condensar una sensación y el hecho de que la burbuja se desplace, nos permite percibir cómo se desprenden o fluyen nuestros pensamientos y/o sentimientos. 
·             Meditación con la flor de loto.
 Se toma la flor de loto, con todos sus pétalos y el entro vacío. En el centro coloco la imagen que trabajaré. En este caso, trabajaré un objeto o un acontecimiento y sobre él, fijaré la atención el tiempo que sea necesario.
·             Meditación Mántrica.

El OM es el mantra más conocido. También, los cantos gregorianos son meditaciones. En este caso, hay dos interpretaciones a tener en cuenta: una, es que el mantra tiene un contenido; y la otra, es que produce efectos porque es una vibración, un sonido vibratorio, que llega a otro plano. 

·             Otra meditación se basa en trabajar el interrogante ¿quién soy YO?. Esto puede encararse de muchas maneras. Lo primero sería trabajar los roles y cómo utilizamos el rol en nuestra vida cotidiana; en qué medida anteponemos nuestro rol a nuestro verdadero Ser. Es muy importante saber quién soy YO? 

Cuando estas cuestiones salen a la luz y podemos observarlas, es posible pasar a otro lugar y preguntarnos, ¿qué es el YO?. El Budismo dice que el YO no existe; en cambio, la Antroposofía, trata de explicar, en numerosos libros, qué es el YO? Qué significa identificarse con el YO superior?, qué significa el ego?, qué es la personalidad?. Entonces, tratar de reflexionar sobre quién soy YO? Puede llevar mucho tiempo; pero es muy interesante, porque no tiene nada que ver con lo que creemos ni con la conciencia de vigilia. Darnos cuenta de quienes somos brinda un gran alivio.

·             Meditación en movimiento.
Aquí, puedo mencionar las que provienen de la tradición sufi, las del Cuarto Camino. El caminar puede transformarse en una meditación, una meditación en movimiento, que nos lleva a percibir la sensación de lo que es la postura erecta, a percibir nuestra respiración y llegar así a una actitud de agradecimiento, hacia la vida, por la posibilidad de ser y estar. Es una meditación estructurada, porque uno se propone un objetivo a cumplir en tantos metros. La meditación en movimiento es muy interesante y, además, tiene la posibilidad de poder ser realizada todos los días. 

Meditaciones no estructuradas
 
Como ejemplo de meditaciones no estructuradas, voy a mencionar dos frases célebres: 

Una, de Teillard des Chardin, dice: “Todos los actos de conciencia de mi vida son una sola conciencia”.

Otra, dicha por un insigne místico de otros tiempos, el Sr. Ekcart, nos propone lo que sigue: “El ojo por el que Dios me ve, es el mismo ojo por el que yo veo a Dios”. 

A partir de esto podremos reflexionar sobre: ¿qué será el ojo?; ¿será el tercer ojo?, ¿serán los dos?, ¿será un ojo que no veo?. 

Después de estas consideraciones podrán preguntarme: ¿cuál tipo de meditación elegir? 

Para hacer una selección, se me ocurrió pensar en las cuatro cosas que somos:

·             Somos un pensamiento
·             Somos una emoción
·             Somos un cuerpo
·             Somos una individualidad 

Para trabajar el intelecto, por ejemplo, ¿cuál sería el camino a elegir? 
Supongamos a un individuo que es físico, estudiando, dentro de los límites de una disciplina académica, trabajando con el pensamiento intelectivo, frío y abstracto. Vive en un mundo virtual, en su cabeza. Ese espacio virtual del intelecto abstracto, que no es el pensar, porque el intelecto es lo que nos permite discriminar, clasificar, debiera ser transcendido. Es decir, el desafío sería ir más allá del intelecto abstracto que tiene el individuo. Pero, frente a esto, ¿qué pasa cuando el físico se encuentra, de repente, con dos realidades? Puede negarla, o bien, encuadrarla, dentro de una construcción matemática y seguir con su vida cotidiana. Pero, ¿cómo hace para vivir, internamente, esas dos posibilidades? Ese concepto de que el espacio y el tiempo son dependientes uno del otro y de que a mayor velocidad el tiempo se detiene; ¿cómo hace para vivirlo y no simplemente, repetirlo? 

Para comprender intelectualmente dos realidades, dos formas de percibir una realidad y relacionarlas, puede elegirse una meditación estructurada. Para que el individuo, trabajando constantemente un objetivo, pueda, en un momento determinado, trascender el intelecto, tiene que usar, necesariamente, la herramienta que usa para entender el conjunto de axiomas y leyes, transportarlas y hacer un trabajo interno, con la misma fuerza con que se acoge un trabajo intelectual. 

Ahora, ¿qué pasa con el camino de las emociones? 
El camino de las emociones implica liberarlas y así, expandir, por ejemplo, la capacidad de sentir amor hacia sí mismo y hacia los demás. En Cuarto Camino se habla del camino del cuerpo físico (Faquir), el camino del intelecto (Yogui), del cual habla el Raja Yoga; y el camino de las emociones (Monje), que es el camino místico, el del Bakti Yoga. 

En casi todos los monasterios, los sacerdotes y las personas que se recluyen del mundo, han trabajado con las emociones. Es un trabajo profundo en poder llegar al éxtasis del amor a Dios. Esto puede lograrse, a partir de la contemplación; y después de la contemplación, llegar al éxtasis, que es el trabajo de fundirse en el amor. Y en ese nivel de amor, hay dolor; pero un dolor como el del parto; después del dolor, llega la recompensa, el regocijo. Este no es un trabajo gratuitito. Para esto se utilizan las meditaciones no estructuradas.
 
¿Qué pasaría con el trabajo con el cuerpo? Podemos mencionar algunos trabajos sobre el cuerpo, como el Hata Yoga, Tai Chi Chuan, las danzas derviches, la conciencia sensorial y las danzas, en general. 

En general, en Europa, tienen más facilidad para trabajar las danzas, porque existe una gran riqueza folklórica. 

Mientras trabajé en Europa, pude observar que la gente trabajaba y cantaba. No sé si las españolas traen, hereditariamente, una voz que les permite entonar, pero no sienten vergüenza en cantar. Son cosas que sienten porque las llevan dentro, las recibieron de su madre, de sus abuelas y así lo viven. Nosotros, no disponemos de una raigambre tan profunda, para que surja, de nuestro interior, una cosa así. 

Realmente, cuando uno se entrega a la danza, dejando que el cuerpo se desplace, está haciendo un trabajo meditativo con el cuerpo; un trabajo meditativo muy fuerte. 

El camino de la acción, el último y el de la integración, puede definirlo como el aprendizaje para estar y relacionarse con el mundo a través de la realización de una actividad, con total amor y concentración. Esto se relaciona con el estar presente en el acto, con todos los sentidos. Y este estar presente con amor, significa querer y amar lo que estoy haciendo. Con total concentración, implica que lo que estoy haciendo en este momento, es lo único que existe en el planeta.

Puedo poner como ejemplo el tiro con arco zen. Al tirar con el arco, uno se concentra, independientemente, del querer hacer centro con la flecha. En este estado de concentración, se entra en una actitud meditativa; y al soltar la flecha, por lo general, se da en el blanco, o muy cerca de él. Esto es lo opuesto al Tiro con arco como deporte, donde el objetivo es la competencia con el otro. 
Otros ejemplos de este camino, son el Aikido y el Karate, dentro del Zen; El arreglo de flores, propuesto por las Iglesia Mesiánica; el tejido de alfombras, dentro del sufismo; y el camino de lo pequeño, algo hermoso, iniciado por Santa Teresa. Es éste mismo, llevado a la actitud de todos los días. El camino de lo pequeño es el camino hacia el interior de la propia alma. 

Este sería el camino de la acción, donde se combinan el intelecto, las emociones y el cuerpo en la acción cotidiana. Esto es mucho más importante que decir que uno medita todo los días, un cierto tiempo. 

Yo creo que lo más importante es la reflexión de la vida cotidiana y de los actos de todos los días. 

Para terminar, hago una reflexión: Cuando considero a la meditación, no sólo fisiológicamente, (para sentirme mejor) o, psicológicamente, (para estar equilibrado), sino como un camino de desarrollo espiritual: ¿cómo practicaré la meditación? La practicaré como un trabajo interior, que es inherente a cualquier camino de desarrollo espiritual.

Steiner habla de la existencia de tres caminos.
 
El camino oriental, implica la entrega completa al gurú. La experiencia de cada vida en el camino oriental, es entregarse totalmente al otro; es un proceso de entrega. Pero, en esta entrega, hay un riego implícito, que es sentirse defraudado. 

La defraudación espiritual es la más dura de todas. Además, si uno es defraudado más de una vez, hay algo erróneo en nuestra percepción, dado que en una segunda oportunidad debemos aprender a seleccionar quien será nuestro guía transitorio; aquel que logrará desertar nuestro maestro interior.
 
En el camino oriental, lo que importa es la entrega. 
En el camino cristiano, el gran gurú, el Maestro es el Cristo; y éste tiene ministros que lo representan que no son El mismo. Yo me entrego al maestro y sus ministros pueden guiarme. 

El tercer camino es el método Rosacruz, desarrollado por la Antroposofía. El gurú no es el guía, sino el consejero, el facilitador del Camino. Su objetivo es el desarrollo del pensar del ser humano para llegar a otro estado de conciencia y reconocer cuáles son los mundos espirituales o cuál es el mundo espiritual al que quiero llegar, con plena conciencia. 

En el caso de la meditación que se sugiere en la Antroposofía, es muy importante el cultivo y el desarrollo de los sentidos para elevarse mediante un sano pensar hacia los mundos espirituales con plena conciencia. Es un camino occidental de desarrollo espiritual. El trabajo meditativo implica un estudio profundo de la propia biografía y una reflexión auténtica de la vida cotidiana.
 
Dejo aquí, planteados estos tres caminos; cada uno podrá elegir el suyo o bien, replantearse en dónde se encuentra.

Finalmente, si aceptamos que tenemos un cuerpo, un alma (nuestro mundo interno) y un espíritu (nuestra esencia) podemos decir que:

en el cuerpo, se producirá la decadencia.
en el alma, la transformación y
en el espíritu, el verdadero crecimiento y la razón de ser la evolución.