martes, 27 de noviembre de 2012

El anti-curriculum de Aralba

Querido Amigo Empresario:

Desde este breve escrito le voy a exponer los motivos por los que jamás debería de contratarme y ello lo hago, no por amor a la verdad, sino porque ya estamos hartos de que insten a mentir, a sus posibles empleados, a la hora de realizar el curriculum vitae.

En primer lugar necesito que me observe a su mismo nivel. No somos un escarabajo, una rata ni mucho menos una de sus máquinas ofimáticas. Nací del seno de una mujer como tú mismo y a los dos nos comerán los gusanos salvo que nos incineren como ya se va volviendo tradicional.

Por otro lado necesito que sepa que soy auto-didacta en un, aproximadamente 99%, porque el 1% restante se lo debo a la enseñanza primaria del pasado Estado Franquista. Vamos, que visto desde las lentes específicas de la oficialidad no poseo más que el antiguo Bachillerato elemental de cuatro años que a posteriori se podía sacar en un solo año denominándolo con el rimbombante nombre de Graduado Escolar y, ahora, rebajado al Título de Educación General Básica. Para resumir, amadísimo Empresario, a fecha actual soy, prácticamente, un analfabeto a nivel Oficial.

Analfabetismo que supone no haber pasado por todo el proceso de asimilación del Sistema y que a mí me gusta denominar como adoctrinamiento en lugar de verdadera enseñanza y domesticación en lugar de educación.

Como puedes tú sospechar, acertadamente, ese autodidactismo en cuyo contenido no voy a entrar, dada su insoportable y variada extensión, nos ha transformado en un verdadero ácrata que ni cree en los líderes de masas ni, mucho menos, en la sagrada inspiración del Presidente, directores, ejecutivos u otros mandos intermedios de su Empresa. Siempre, de mí, recibiría la Verdad cosa que a la larga podría resultarle insoportable. Por supuesto si, el que le habla, comprueba que en su Empresa se están cometiendo delitos o corruptelas, no le quepa la menor duda que lo denunciaría a las autoridades pertinentes pasándome por alto la debida lealtad a su Sagrada Institución.

Evidentemente, vas comprendiendo, no te voy a permitir una palabra más alta que otra ni que me faltes al respeto tú o tus más íntimos vasallos y, mucho menos, que intentes humillarme o ningunearme. Como Seres Humanos que somos te exigiré el mismo trato hacia mi persona que yo tenga hacia ti.

Mira, debe quedarte bien claro que si no sirvo a tu Empresa, por cualquier motivo que éste sea, me despides y punto. No te voy a consentir broncas ni ninguna expresión fascistoide tan propia de los empresarios como tú. Mi Dignidad personal vale más que todo el dinero del mundo, mucho más cuando esa remuneración es tan estúpidamente miserable como la que tú me estás ofreciendo.

Es por dicho motivo querido Amigo Empresario que te insto a que te mires muy mucho el contratarme, porque entre otras cosas haré bien ese dicho, tan español: Me podrás engañar en el Dinero; pero nunca en el Trabajo.

Agradecido por tu forzada atención.

ARALBA