Llevas muchos años, desde el día
que fuiste engendrado en el vientre de tu madre, deambulando por un Mundo que no reconoces como
algo tuyo. Te sientes ajeno, como si te hubieran intentado arraigar a la fuerza
y no fueses capaz de la necesaria adaptación.
Un día llegaste a la conclusión
que, a pesar de las apariencias, en este Mundo conviven diversas especies
alienígenas con un aspecto parecido y un ADN común, el Humano; pero ¿Cómo
llegaron los extraterrestres a la Tierra y se fundieron con las especies
autóctonas?
Pudiera parecer un enigma
indescifrable; pero es lo más simple que hay sobre la faz de la Tierra. Los
cuerpos, las cosas animadas, del Universo conocido están vacíos de Espíritu.
Ojo, que no decimos que no tengan Alma, dado que todo ser que se mueve posee su
ánima, su Alma.
El Espíritu es una Entidad, en
principio, sin cuerpo alguno y funciona a modo de un parásito que es capaz de
modificar la estructura material y cambiar el ADN a su antojo. Los espíritus
que moran en nuestro Universo son todos prisioneros de una Cárcel Cósmica que
vagan en el caldo etérico del Espacio hasta que consiguen encontrar un cuerpo
adecuado en el que poder encarnar.
Las entidades espirituales no
pertenecen a este Universo y por lo tanto tú tampoco perteneces a él. Estás
atrapado en esta Zona negativa o de antimateria como en una prisión fortaleza
de la que no hubiese llave con la que poder escapar.
A veces atraes algún cuerpo de
este Mundo en formación, dentro del útero de su madre, y te aferras a él como
una lapa que ya no se soltará hasta que considere que se ha degradado de tal
modo que ya resulta inservible.
Sí, Querido Amigo, has llegado a
tener tal apego por un Cuerpo que no es tuyo que llegado el instante final te
resulta difícil desprenderte de él. Atrapaste un Cuerpo Animal y lo ocupaste
como un huésped ocupa la habitación de una posada.
Intenta recordar que tú eres una
Entidad eterna e inmortal que ocupa una cosa denominada cuerpo humano y que te
permite transitar por un Mundo que no es el tuyo, que te es ajeno y por ello
incomprensible.
No, no hablemos de los otros, los
demás, hablemos de ti. No podemos ir diciéndole a la gente que cuando se mueran
se disolverán en el Cuerpo de la Tierra y luego no habrá nada más. No seamos
tan crueles con la humanidad que tanto nos ha proporcionado con el fin de que
nos podamos manifestar aquí primero, para después, algún lejano día, poder
descubrir la salida de esta Jaula Cósmica sin aparentes fronteras.
Veo que lo vas comprendiendo,
Amigo mío.
Tú eres demasiado poderoso,
recuerda que eres un Inmortal, como para percibir de forma clara y separada la
resistencia que viene oponiendo la Alma de la Cosa que habitas, con el nombre
de cuerpo al estado parasitario que sufre con tu presencia. Ten un pizca de
respeto por todo lo que te rodea aunque te resulte ajeno. Solo recuerda que
eres un Peregrino en Tierra Extraña.
Aralba