viernes, 24 de agosto de 2012

El ¿complot contra la Masonería Cristiana? (Los Iluminados de Baviera)



UNA VERSIÓN DE LOS MASONES DEL ESCOCISMO RECTIFICADO (ARGENTINA)



“...un monstruo compuesto de todos los monstruos,
y si nosotros no lo matamos, nos matará...”

Joseph de Maistre,
sobre los iluminados de Baviera



 Adán Weishaupt y su secta


Mientras los líderes de la Orden de la Estricta Observancia trataban de superar su profunda Crisis Interna, una nueva sociedad secreta estaba formándose el Alemania, más precisamente en la región de Baviera.


No se trataba de una nueva asociación de místicos ni alquimistas. No perseguían la Piedra Filosofal ni buscaban la llave de los antiguos misterios. Ni siquiera tenía vínculo alguno con la francmasonería ni con ninguna otra sociedad esotérica. Por el contrario, esta organización había sido concebida por su fundador como una maquinaria dirigida a destruir las bases religiosas y políticas sobre las que se sustentaba Europa.


Se hace necesario explicar aquí el origen de esta secta que causó más daño a la francmasonería que los cientos de documentos pontificios que la condenaron antes y después. Doblemente necesario cuando la Orden de los iluminados de Baviera –tal fue su nombre- es frecuentemente mencionada, gracias a la ficción y al éxito de las novelas basadas en las teorías conspirativas, que continúan arrojando confusión sobre la francmasonería tal como en su momento lo hizo el famoso contubernio judeo-masónico-comunista. Sin embargo, nada hubo de ficción en la peligrosa irrupción de los illuminati –otra de las denominaciones con la que se los conoció- y su acción provocó consecuencias a muy largo plazo.


Como veremos, los Iluminados de Baviera comprendieron tempranamente la extraordinaria herramienta política que podía constituir la francmasonería, e hicieron uso de ella mediante la implementación de un sofisticado sistema de infiltración que no deja de sorprender por su eficiencia y rapidez. Podríamos decir que cuando los masones finalmente reaccionaron y la condenaron -uniéndose así a los estados que la consideraron subversiva desde un principio- ya era tarde. La Orden de los Iluminados de Baviera ingresó en los anales de la historia masónica y nunca salió de allí. Fue introducida en la historiografía y explicada una y otra vez en las enciclopedias masónicas mientras que los enemigos de la antigua fraternidad de los francmasones la utilizaron como argumento para vincularla con la violencia revolucionaria que sacudiría Europa en las postrimerías del siglo XVIII.


La secta fue fundada en 1776 por Adán Weishaupt, nacido el 6 de febrero de 1748 en la ciudad de Ingolstadt, en la que transcurrió gran parte de su vida y en cuya Universidad alcanzaría importante renombre. Su padre había sido un oscuro profesor de derecho penal, pero logró que su amigo, el barón de Ickstatt –que se desempeñaba como curador de la Universidad- casara a su sobrina con su hijo Adán. De este modo, la carrera del joven Weishaupt, que se había recibido de abogado en 1768, cobró un importante impulso al convertirse en profesor titular a los 25 años y decano de la facultad de derecho a los 27.


Pero al poco tiempo sintió que su vida estaba para mayores logros y siguiendo las modas de la época fundó los cimientos de una sociedad secreta que alcanzaría una dimensión inusitada. Weishaupt sentía un profundo odio contra el clero católico, en especial contra los jesuitas que lo habían educado. Estaba convencido de que el dominio del clero sobre los estamentos de la sociedad civil asfixiaba a la verdadera ciencia, obnubilaba la voluntad de los príncipes y esclavizaba al pueblo con el veneno de la superstición. Aborrecía, al igual que muchos otros intelectuales Bávaros, las desigualdades del absolutismo y estaba convencido de que había que aniquilar la monarquía y destruir la Iglesia Católica. Creía incluso que había que abolir el concepto de propiedad privada.


Su odio al clero se acentuó en 1775, año en que fue nombrado profesor de derecho canónico de la Universidad -un cargo que hasta ese momento había sido ejercido por un funcionario eclesiástico- situación que produjo un profundo malestar en la Iglesia.


En 1776 creó su propia organización, en realidad un partido de oposición a los católicos que controlaban la Universidad de Ingolstadt. Los primeros integrantes de su Orden –a la que denominó de los iluminados- fueron sus propios alumnos y discípulos, con quienes se reunía en privado con el fin de discutir asuntos filosóficos e ideas liberales. Pero pronto se dio cuenta de que mientras permaneciera limitado a sus propios discípulos su partido no crecería; era necesario encontrar una estructura adecuada para sus fines. Pensó entonces en ser recibido francmasón, lo cual le permitiría expandir su plan más allá de los límites de su reducido círculo.


Un año después, en 1777, fue iniciado en la logia Teodoro del Buen Consejo, que operaba en la ciudad de Munich. A partir de ese momento Weishaupt comenzó a trabajar seriamente con la intención de utilizar a la francmasonería para expandir el poder de los illuminati.


El plan se inició en 1778, a través de uno de sus discípulos que había adoptado como nombre simbólico el de Catón. Era costumbre en la sociedad que sus miembros adquiriesen nombres ligados con Grecia, Roma o el Egipto antiguo. Catón había sido iniciado en una logia de Ausburgo, en donde también había recibido los más altos grados escoceses.


Rápidamente se conformaron dos nuevas logias, integradas por illuminati, en Munich y en Eichstcedt, las que funcionaban como centro de reclutamiento para la secta y de escuela para los nuevos miembros.
Hacia 1780 había captado la voluntad del marqués de Constanza (que tomó para sí el nombre de Diómede) a quien le encomendó que fundara nuevas logias en las comarcas septentrionales de Alemania, integradas mayoritariamente por protestantes. En Francort-sur-le-Mein el marqués se contactó con un hombre que sería un factor clave en la historia de los Iluminados de Baviera: El barón Adolf Franz Friedrich von Knigge... el mismo que irrumpiría, dos años después, en el Convento de Wilhelmsbad.

Las fuentes coinciden en que Constanza estableció con von Knigge una relación intensa. Sabía que había encontrado a un hombre clave, un líder resentido, audaz y con profundos conocimientos e influencia en las logias alemanas. Knigge había sido iniciado en su juventud en la Estricta Observancia de von Hund, pero insatisfecho con la organización y cansado de los continuos conflictos suscitados en torno a la legitimidad del origen templario de la Orden se había apartado de ella con manifiesto encono. Creía –al igual que muchos masones alemanes- que la francmasonería necesitaba una reforma general; esto facilitó la predica de Constanza, que no tardó en convencerlo de unirse a los Illuminati.


Knigge abrazó rápidamente las ideas de Weishaupt, creyendo que la estructura de la Orden de los Iluminados de Baviera ya estaba perfectamente organizada. Sin embargo, cuando en 1780 entró en correspondencia con Weishaupt sospechó que la nueva Orden, pese a su crecimiento, carecía de organización y decidió que él era el hombre llamado a remediar esta cuestión.


Weishaupt, que sin lugar a dudas era carismático y convincente, había logrado en muy poco tiempo reclutar importantes cuadros en la nobleza y la alta burguesía de Baviera. Su influencia era tal que prácticamente controlaba todos los empleos y cargos de importancia en la región, lo cual ya empezaba a generar cierto recelo en la corte y en el clero. A su vez, centenares de discípulos habían recibido del fundador y maestro el poder de iniciar a terceros, situación que aumentó aún más el número de prosélitos en toda Alemania.


Pronto, los nuevos iluminados -en su mayoría hombres inteligentes, profesores, magistrados y dignatarios- comenzaron a sentir insatisfacción por el lento avance de las enseñanzas de Weishaupt, que sólo había logrado organizar las escuelas, pero que aun carecía de aquella Orden Interior para la cual las escuelas no eran más que un escalón preparatorio.


En 1781, Knigge y Weishaupt sellaron un acuerdo decisivo para el futuro de los illuminati. Se decidió que aquél se haría cargo de la organización de la Orden, que se pondría en marcha un plan inmediato a fin de infiltrar profundamente a la francmasonería alemana mediante la incorporación en masa de los illuminati en las logias. Pero Knigge era un político sagaz y quería más: Sabía que el próximo Convento de Wilhelmsbad, convocado por Ferdinand de Brunswick, constituiría una oportunidad única para llevar al más alto nivel de discusión masónica las nuevas ideas que había abrazado; convenció entonces a Weishaupt de que le otorgara plenos poderes para avanzar en los preparativos de la acción política de los illuminati en el Convento y se puso a trabajar frenéticamente en la cuestión.


Dicho esto, podemos entender con mayores elementos todo lo que se ponía en juego en Wilhelmsbad. El duque de Bruswick y el landgrave de Hesse-Cassel habían anudado en los últimos años una sólida alianza con los martinezistas de Willermoz, cuyo objeto era reconvertir y revitalizar la Estricta Observancia, constituyéndola en una nueva Orden que liderara las corrientes masónicas espiritualistas y esotéricas en Europa. El componente cristiano de esta nueva estructura garantizaría el establecimiento de una masonería depurada, llamada a asegurar la hegemonía de los grados y misterios martinezistas en la Orden.


Contrariamente, los illuminati denunciarían la existencia de un pacto entre la Estricta Observancia y Roma a través de los jesuitas; intentarían captar la voluntad de los asambleístas, ganándolos para la Orden de los Iluminados de Baviera, fortaleciendo su estrategia de utilizar a la francmasonería en su lucha sin cuartel contra la monarquía y –lo que ellos entendían como su principal objetivo- la influencia de la Iglesia.


No deja de llamar la atención la pasmosa velocidad con la que los illuminati captaron voluntades y se expandieron por todo el territorio alemán. Knigge logró construir un sistema capaz de subvertir la esencia de la francmasonería y su éxito fue tal que el Elector de Baviera se vería obligado, ese mismo año de 1781, a tomar la decisión de prohibir, en todo su territorio, a las sociedades secretas, y muy especialmente a la Orden de los Iluminados. ¿Qué clase de sistema podría haber concitado la adhesión de tantos hombres notables? ¿Qué había en el seno de este iluminismo ateo que lograba que tantos hombres honestos e inteligentes se uniesen en una cruzada de destrucción contra el trono y el altar convencidos de que realizaban un servicio mayúsculo a la raza humana?


Si la masonería escocesa había invertido más de cuarenta años en el intento de establecer un nuevo Imperio Cristiano, restaurando la Orden Templaria e insuflando a la francmasonería de un espíritu trascendente y profundamente místico, los hombres de Weishaupt habían logrado, en apenas cinco, reclutar dos mil agentes calificados, ubicados en lugares estratégicos de la sociedad, dispuestos a destruirlo todo en nombre de la ciencia. Unos y otros, paradójicamente, eran masones. Más aún: Pese a los posteriores anatemas de algunas Grandes Logias hacia la secta, existe una profusa literatura masónica que se niega a condenarla o lo hace sólo a regañadientes, ratificando de este modo la profunda infiltración que logró en las filas masónicas y la supervivencia de su espíritu en un vasto sector de la francmasonería.
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"Por ser equitativos, esta entrega sacada de la Web de una Página Masónica (escocista rectificada) en argentina, tampoco pondremos su enlace. Ahora mismo tenemos tres versiones muy diferentes de la Historia de los Iluminati, además de la que consideramos más imparcial e interesante: La Historia reflejada en la Wikipedia y que esta Página tomó como propia en sus orígenes. De momento, dejamos al lector que intente, con tiempo, sacar sus propias conclusiones y solo le diremos que compruebe por sí mismo, como la Historia, con sus cifras y datos ciertos, puede ser cambiada, manipulada, distorsionada con los juicios de valor de los diferentes narradores, según sus criterios personales o de Grupo. En un próximo artículo expondremos nuestras conclusiones meditadas y debidamente fermentadas" Hemos marcado en marrón todo aquello que, a nuestro parecer, son juicios de valor y en algunos casos bastante inapropiados; dado que, por ejemplo, el Escocismos no es estrictamente el Rectificado y desde luego, es una Certeza absoluta, que la Masonería Escocesa no ha buscado nunca la restauración de un nuevo Imperio Cristiano, ni de ninguna otra índole, dentro o fuera de las logias.
(Nota de Aralba)

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Historia básica de los Iluminados de Baviera (Otro punto de vista)




SACADA DEL CHIRINGUITO ILLUMINATI ACTUAL


FUNDACIÓN Y CRECIMIENTO

Adam Weishaupt nació el 7 de febrero de 1748 en Ingolstadt, Baviera. Su padre era catedrático de instituciones imperiales y de derecho penal de la Universidad de Ingolstadt y sus antepasados tenían orígenes judíos. El joven Adam, alumno aplicado y dotado de gran memoria, hizo sus primeros estudios en el colegio de los jesuitas y se matriculó después en la facultad de derecho, donde prosiguió mostrándose trabajador e inteligente.
ADAM WEISHAUPT
La biblioteca del barón de Ickstatt le sirvió a Weishaupt para conocer las obras de los filósofos franceses. Y, gracias a un encuentro con el místico danés Kolmer, que pertenece a la historia mitológica de los Iluminati de Baviera, se inició en los Misterios de los Sabios de Memphis.
Con 25 años, Adam Weishaupt se convirtió en profesor titulado. Y, con 27 años, alcanzó el cargo de catedrático de la facultad de derecho canónico de Ingolstadt y se inclinó definitivamente por los Misterios y la iniciación, fundando el 1 de mayo de 1776, en Ingolstadt, la Orden de los Perfectibilistas, más tarde denominada los Iluminati de Baviera.
Weishaupt, confinado en la pequeña ciudad de Ingolstadt, se vio obligado a dirigirlo todo por vía epistolar, pero, aunque a la primera reunión de la Orden sólo acudieron cinco miembros, en seguida afilió en la misma a decenas de miembros. Muy pronto, los Iluminati abrieron logias en Alemania, Austria, Italia, Hungría, Francia y Suiza.
Gracias al dinamismo del barón Adolf von Knigge, reclutado para los Illuminati bávaros por el marqués de Constanzo, Weishaupt pudo elaborar relativamente pronto el Rito de los Iluminados de Baviera de trece grados de iniciación y, desde 1778, agrupar a un buen número de miembros de interés. Masón muy activo, Knigge también acercó a Weishaupt a la masonería, donde fue iniciado y trabajó en la Logia Teodoro del Buen Consejo de Munich.
A partir de 1778, entre los miembros apenas había una veintena de estudiantes. El resto se componía de representantes de profesiones liberales: médicos, abogados, jueces, profesores de liceo (gymnasium) y de universidad, rectores de escuelas públicas, gobernadores de provincias, miembros de la Cámara Imperial de Wetzlar, altos funcionarios de todas las clases, y una larga lista de barones y condes.



EL CONVENTO MASÓNICO


El 16 de julio de 1782, en el célebre Convento Masónico de Wilhelmsbad, donde destacó la Estricta Observancia Templaria, diferentes Obediencias masónicas europeas refundaron los tres grados de la masonería azul (Aprendiz, Compañero y Maestro) y los Illuminati intentaron federar bajo su autoridad a toda la masonería europea, algo inútil por la oposición  de la Gran Logia de Inglaterra y las reticencias del Gran Oriente de Francia y Los Iluminados Teósofos del místico sueco Swedenborg.

INICIACIÓN MASÓNICA
En aquellas fechas, los Iluminados de Baviera ya defendían una iniciación muy alejada de la tradición judeocristiana y unos planteamientos basados en la libertad, la igualdad y la revolución. Weishaupt, de hecho, puede considerarse el primer gran socialista revolucionario y el precursor del socialismo revolucionario de la Conspiración de los Iguales; de Blanqui; del socialismo científico o comunismo de Marx y Engels; y del socialismo libertario o anarquismo de Bakunin o Kropotkin, extremos reconocidos por historiadores de la talla de Max Nettlau. Y ello provocó que los masones de la Gran Logia de Inglaterra, cristianos muy conservadores, abortasen los planes que los Iluminati habían ideado para el Convento Masónico de Wilhelmsbad.
Lo ocurrido en el Convento no fue demasiado beneficioso principalmente para los Iluminati y provocó la dimisión de Knigge. Weishaupt y los Iluminati quedaron enfrentados definitivamente a los masones de la Gran Logia de Inglaterra.

LAS DISPUTAS

La masonería moderna o especulativa tomó forma en Londres en 1717, cuando las logias El Manzano, La Jarra y el Racimo de Uvas, La Oca y la Parrilla y La Corona se unieron y fundaron la Gran Logia de Londres, luego llamada Gran Logia de Inglaterra y Gran Logia Unida de Inglaterra. Esa masonería moderna fue fundada por pastores protestantes, es decir por clérigos cristianos. Weishaupt conocía esos datos referentes a los masones de la Gran Logia de Inglaterra y los denunció en sus escritos, tras lo ocurrido en el Convenio Masónico de 1782. Uno de los escritos de Weishaupt decía:
“… ¿Quién puede mostrarme la Logia Madre? Nosotros hemos descubierto que los de Londres se erigieron a sí mismos en 1717. Preguntadles por sus archivos. Os explicarán que se quemaron. No tienen nada, más que las miserables sofisticaciones del inglés Anderson y del francés Désaguliers. ¿Dónde está la Logia de York, que pretende ser anterior, con su Rey Boudin, y sus archivos que él compró en el Este? Esos también están todos quemados. ¿Y qué hay del capítulo del viejo Aberdeen y su clerecía sagrada? ¿No encontramos increíble que esas logias masónicas, más ignorantes que todo lo ignorante, abran brechas en la instrucción de nuestros diputados? ¿No nos encontramos con lo mismo en Londres? ¿Y no tenemos a sus misioneros entre nosotros, espiando en nuestros Misterios, ávidos de aprender de nosotros qué es la verdadera Masonería? Es en vano, por lo tanto, apelar a los jueces; ellos no están donde deben ser encontrados; todos reclaman para sí mismos el cetro de la Orden; todos realmente están en el mismo lugar. Ellos consiguen seguidores, no por su autenticidad, sino porque les conducen hacia el fin que ellos proponen, y por la importancia de tal fin. Ellos son rechazados por los buenos masones, ya que son incompatibles con la felicidad social”.
DOCUMENTO DE LOS ILUMINATI (1786)
Por si fuera poco, algunos martinistas, discípulos de Martínez de Pasqually (1727-1779), de Louis Claude de Saint-Martin (1743-1803) y de Jean-Baptiste Willermoz (1730-1824), se añadieron a los ataques contra los Iluminati desde 1783. Por ejemplo, enviaron panfletos injuriosos sobre los Iluminati a la duquesa viuda Mariana de Baviera. En la IX Reunión de las Veladas de San Petersburgo, el martinista Joseph de Maistre, miembro destacado de la Orden de los Caballeros Benefactores de la Ciudad Santa de Jean-Baptiste Willermoz, remató los ataques al afirmar: “Se da el nombre de Iluminados a esos hombres culpables que, en nuestros días, osaron concebir e incluso organizar en Alemania, mediante la más criminal asociación, el horroroso proyecto de extinguir de Europa el cristianismo y la monarquía. Se da ese mismo nombre al discípulo virtuoso Claude de Saint-Martin que no profesa simplemente el cristianismo, pero que no trabaja más que para elevarse a las sublimes alturas de esa ley divina”.
Los Iluminati denunciaron los ataques de estos integristas cristianos, pero nada es mejor que conocer la catadura del martinismo de la mano de un ilustre masón y martinista como Robert Ambelain, ex Gran Maestre Mundial del Rito de Memphis-Misraïm. En su libro El Secreto Masónico (Martínez Roca, 1986), Ambelain demostró con pruebas que el fundador del martinismo, Martínez de Pasqually, fue un embaucador y que sus discípulos difícilmente alcanzaron las “sublimes alturas” citadas por Joseph de Maistre, estando sometidos a una farsa. Ambelain escribió:
“…La patente masónica de Martínez de Pasqually, de la que nunca presentó más que una traducción de su puño y letra (nadie vio jamás el original), era una burda falsificación, con diversos errores en materia cronológica y nominativa. Contrariamente a sus palabras, no poseía archivos familiares, y componía sus rituales operativos a medida de las necesidades y de las reclamaciones de sus discípulos. En fin, sus conocimientos masónicos se limitaban a indiscreciones recogidas aquí y allá, ya que no perteneció jamás a la Gran Logia estuardista ni a la Gran Logia orangista. Por tanto, tras efectuar una indagación, la Gran Logia de Francia, que había reconocido al principio las logias fundadas por él, decidió ponerlas en el índice con todos sus miembros”.

EL PROCESO INQUISITORIAL

El 22 de junio de 1784, el Elector de Baviera aprobó un edicto por el que prohibía toda sociedad, confraternidad o círculo secreto no autorizado por las leyes. En febrero de 1785, Weishaupt fue destituido de su cátedra y partió desterrado a Regensburg (Ratisbona). Al confirmarse el 2 de mayo la prohibición, los Iluminati fueron perseguidos, detenidos, torturados… Existen pocas dudas de que el ambiente inquisitorial creado por algunos masones de la Gran Logia de Inglaterra y los martinistas fue aprovechado por el Poder conservador de la época para provocar el fatal desenlace.
En la noche del 10 de julio de 1785, el abad Lanz, el correo de Weishaupt, cayó fulminado por un rayo. Su cuerpo fue trasladado a la capilla de San Emmeran y aparecieron en su ropa algunos papeles relacionados con las nobles aspiraciones de los Iluminati.
Weishaupt, que acabó por refugiarse en Gotha, sobrevivió cuarenta y cuatro años a las persecuciones inquisitoriales ocurridas en Baviera, falleciendo un 18 de noviembre de 1830. En esos años, escribió tratados de filosofía y, al final, al igual que Adolf von Knigge, traicionó su propia obra.
Parece ser que, siendo entonces cabeza de una numerosa familia, Weishaupt varió sus puntos de vista en materia religiosa y política, volviéndose más sobrio y conservador. Después de 1787, de hecho, renunció a toda conexión activa con órdenes iniciáticas y se acercó a la Iglesia, convirtiéndose en una especie de integrista cristiano y hasta desplegando un celo destacable en la construcción de la Iglesia católica de Gotha. Así se recuerda en documentos de la propia Iglesia católica. Adam Weishaupt murió el 18 de Noviembre de 1830, “reconciliado con la Iglesia católica, a la cual, como joven profesor, había condenado a la muerte y destrucción”, relata la crónica de la parroquia de Gotha.

LA REVOLUCIÓN FRANCESA

La implicación de algunos restos de los Iluminati en la Revolución francesa está fuera de toda duda. En febrero de 1787, se llevó a cabo en Francia la Asamblea de los Notables, convocada por Charles-Alexandre de Calonne. Y, en los años posteriores, 1788 y 1789, la logia masónica de París Amis Réunis recibió visitas de algunos de los máximos cargos de los Illuminati bávaros ya disueltos, como Johan Joachim Christopher Bode y el barón de Busche.
El creador de la Masonería Egipcia de Rito Egipcio, el famoso Alessandro de Cagliostro, natural de Túnez e iniciado en los secretos de la Masonería Egipcia por el misterioso Maestro Altothas en 1776, año de la fundación de los Iluminados de Baviera, perteneció a los Iluminati bávaros y en los años anteriores a la Revolución francesa anduvo por las mismas logias francesas que éstos.
LOS ILUMINATI PARTICIPARON EN LA REVOLUCIÓN FRANCESA
El 5 de mayo de 1789, los Estados Generales se reunieron en Versalles y el 14 de julio el pueblo francés arrasó París y tomó la fortaleza de la Bastilla. El 4 de agosto, la Asamblea Nacional suprimió asimismo el régimen feudal y el 26 de agosto apareció la Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano. La influencia de los Iluminati en todo este proceso revolucionario fue un hecho. Buena parte de los revolucionarios franceses fueron masones e iluminati. El duque de Orleáns, Saint-Just, Danton, Herbert, Lafayette, Mirabeau, Marat, Robespierre, Desmoulins fueron algunos de los nombres de los iniciados y revolucionarios masones e iluminati. Por ejemplo, es conocido que Honoré-Gabriel Riquetti, el conde de Mirabeau, recibió la iniciación de los Iluminati bávaros en Alemania, en concreto en casa de Henrietta Herz.
Entre 1789 y 1792, el rey de Francia Luis XVI fue recluido en París y el 10 de agosto de 1782 el palacio de las Tullerías acabó ocupado por los revolucionarios, los cuales encarcelaron a la familia real.
El 21 de enero de 1793 el rey fue ejecutado y la revolución inició un periodo violento, aunque no tanto como nos han intentado hacer creer. Las críticas acusando de sanguinarios y guillotinadores a los revolucionarios, algunos masones e iluminati, son poco sólidas y parecen exageradas. En todo caso, sí se debe reconocer que las aspiraciones antimonárquicas de los Iluminati se vieron en parte cumplidas con la caída final de la monarquía francesa.
En 1796, François-Noël Babeuf (1760-1797), organizó la Conspiración de Los Iguales para tratar de tomar el poder y frenar el giro a la derecha que había dado la Revolución tras la caída de los jacobinos que dominaron el periodo más violento de la Revolución francesa. Babeuf fue partidario de la Revolución desde su comienzo y atacó tanto el terror de los jacobinos como el conservadurismo posterior.
La Conspiración de los Iguales, nacida en el seno de la Revolución francesa, fue una expresión de lo que se conoce como socialismo revolucionario, relacionado con los Iluminati y su filosofía. Babeuf, de hecho, era un hombre de ellos, el “más ilustre de los restos de los Iluminati en el bienio 1796-1797", según comenta un documento secreto Iluminati.
Lo importante, aunque siempre se aspira a más, es que el golpe dado por la Revolución a la clase dominante hasta entonces, la aristocracia, resultó más que certero.
Se puede afirmar que los Iluminati sembraron la semilla de la revolución en Francia, consiguiendo ver plasmado buena parte de su ideario, aunque no todo.
LOS CARBONARIOS
Terminada la Revolución, los restos de los Iluminati desaparecieron de Europa, quedando circunscritos a los Estados Unidos de Norteamérica, aunque es justo reconocer que en Europa aún ejercieron un influjo muy notable sobre los Carbonarios.
De esta forma, conviene no olvidar que los Carbonarios italianos, una masonería forestal surgida de los carboneros de los bosques, cuyo origen se remonta a los bosques del Jura, tuvieron un cierto nexo con los restos de los Iluminati bávaros en su origen.
Los Carbonarios trabajaron en cabañas (logias), sus tenidas o reuniones fueron denominadas ventas y se llamaron unos a otros “buenos primos”, estando sus normas escritas en un libro al que llamaban La Biblia. Los Carbonarios consideraban a Cristo como primer carbonario y a San Teobaldo como patrón.
Los Carbonarios tuvieron su momento de máximo esplendor en la Italia de los inicios del siglo XIX, participando en procesos revolucionarios como la revolución parisina de 1830 y en los disturbios de los Estados Pontificios en 1831. Cabe decir que el socialismo antiautoritario de los Carbonarios era algo semejante al de los Iluminati bávaros, aunque mucho más nacionalista, creyente en Cristo y dios, etc., que el de aquellos.
El célebre iniciado y revolucionario italiano Giuseppe Mazzini (1805-1872) fue miembro de los Carbonarios. Pero Mazzini influyó además en la Mafia, la cual en sus inicios era una orden iniciática que luchaba contra los abusos españoles primero y napoleónicos después, es decir, una orden defensora de un nacionalismo en algunos puntos similar al de los Carbonarios. El acrónimo MAFIA, de hecho, significa Mazzini autorizza furti, incendi, avvelenamenti o Mazzini autoriza robos, incendios y envenenamientos.
COMUNISMO Y ANARQUISMO
El influjo de los Iluminati bávaros también alcanzó al mayor filósofo de los dos últimos dos siglos, el alemán Karl Marx (1818-1883), y a los filósofos del socialismo libertario o anarquismo (Bakunin, Kropotkin), siendo Marx o Bakunin descendientes directos de la filosofía de los Iluminati.
MONUMENTO A KARL MARX
Karl Marx, natural de Tréveris (Prusia, Renania), estudió filosofía y nutrió en su juventud el grupo de los hegelianos de izquierdas, seguidores del filósofo alemán Wilhelm Friedrich Hegel (1770-1831). Para Hegel, la dialéctica es un proceso de contradicción o lucha, basado en la afirmación o tesis, la negación o contradicción o antítesis de lo anterior y la fusión de ambas o síntesis, que supone alcanzar la Idea y un avance con respecto a la situación anterior. Para Marx, la dialéctica es un proceso similar, aunque fundamentado en la materia. Asegura que la materia y el hombre surgen y evolucionan por la unión de impulsos contradictorios. El impulso interno que brota de la materia, de la contradicción y de la lucha de contrarios, lleva hacia el desarrollo.
Marx dedicó el resto de su vida a sentar las bases de una metodología científica del socialismo científico o comunismo, siendo sus obras más destacadas El Manifiesto del Partido Comunista y El Capital. El socialismo científico o comunismo, tal como fue expuesto por Marx, se fundamentó en el materialismo histórico, la lucha de clases, la fundación del partido comunista por parte del proletariado, la toma del Poder, la dictadura del proletariado, la apropiación de los medios de producción, la distribución de la riqueza, la eliminación de las clases sociales y el Estado…
El anarquismo de Mikhail Bakunin (1814-1876), gran filósofo que sentó las bases del socialismo libertario o anarquismo, defendió la destrucción de toda autoridad, del Estado, de la propiedad privada, mediante la revolución, la apropiación de los medios de producción, el colectivismo (a cada uno se le da el producto de su trabajo) y otras medidas. El anarquismo comunista posterior de Kropotkin abogó por rechazar el colectivismo que daba a cada cual el producto de su trabajo, favoreciendo el comunismo y la igualdad de distribución.
LOS ILUMINATI EN ESTADOS UNIDOS
La historia de los Iluminati bávaros finalizó con los últimos discípulos de Weishaupt, los cuales, en algún caso, participaron en la Revolución francesa y ejercieron otras influencias tratadas; lo que vino después por tierras norteamericanas fue ajeno o contrario a los Iluminati bávaros.
Así, los restos de los Iluminati bávaros que fueron a parar a los Estados Unidos de Norteamérica fundaron órdenes iluministas que traicionaron a los Iluminati bávaros, a su iniciación y a su filosofía, decantándose por el idealismo, el capitalismo y el pensamiento conservador.
En 1785, se constituyó la Logia Colombia de la Orden de los Iluminati en New York, a la cual se afiliaron como Hermanos el gobernador De Witt; un ancestro de Franklin Delano Roosevelt, Clinton Roosevelt; Horace Greeley, director del Tribune; y el mismísimo Jefferson. Y, de ahí, surgió la Orden de los Iluminati de Estados Unidos, cuyo nombre fue, a partir de los inicios del siglo XX, Grand Lodge Rockefeller.
Algunas órdenes iluministas nortemericanas que han traicionado a los Iluminati bávaros, su iniciación y su filosofía son la fraternidad estudiantil Phi-Beta-Kappa, fundada en 1776 por estudiantes del William & Mary College, en Williamsburg, Virginia; la orden iluminista Skull and Bones, o Calavera y Huesos, fundada en 1832 por el general William Huntington Russell y Alphonso Taft, dos estudiantes de Yale que, curiosamente, no fueron admitidos en la fraternidad estudiantil Phi-Beta-Kappa de la Universidad de Yale, en New Haven, Connecticut; entre otras similares.
Otro ejemplo de la presencia iluminista en EE.UU. lo encontramos, por demás, en un hecho histórico: el presidente F. D. Roosevelt, miembro de los Shriners, ordenó que apareciesen en el dólar norteamericano la pirámide truncada con el triángulo y el ojo “que todo lo ve” (símbolo de los Iluminati bávaros), los trece escalones de la pirámide (trece grados del Rito de los Iluminados de Baviera), las inscripciones en latín Annuit Coeptis y Novus Ordo Seculorum, la fecha 1776 (fecha de la fundación de los Iluminati de Baviera)…

Orden Illuminati (Registrada en el Ministerio del Interior)


La Presunta, legal, aceptada por los estados, con derechos de autor y ¿Verdadera o falsa? Nos quedamos con la Narración, que no parece desviarse en demasía de la verdad histórica de los Iluminados de Baviera. Es evidente que hemos obviado todo aquello que no nos merece respeto alguno, como su pretendida historia actual y que no posee coherencia iniciática alguna, ni en los hechos ni en sus formas. Nos queda aún la versión oficial de la Masonería Cristiana, del Escocismo rectificado. Solo después se valorará, por la Orden Interna, el grado de validez de todas estas historietas.

(Nota de Aralba)


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