Las cosas llegan en su momento
predeterminado y es la hora de hablar sobre lo que algunos, la mayoría, consideran
un Mito y los más racionalistas pura fantasía. El Maestro nos hablará de
Shambala, al menos eso nos ha prometido
.
Muchas historias reales, como
Troya, de la cultura clásica fueron consideradas como simples leyendas o
cuentos hasta que los arqueólogos descubrieron que al menos una buena parte de
lo que se mostraba en los escritos homéricos era auténtico, real.
Sobre Shambala se ha hablado
mucho, demasiado quizá, y la mayoría de las veces se trata de fantasiosas
estupideces. Algunos como el estudiante rosicruciano Nicolás Roerich, nos dijo
que había estado en aquella sagrada Tierra, e incluso disertó acerca de ello en
dependencias de la ONU. Falso. Lo cierto es que Nicolás Roerich estuvo paseando
alrededor de la propia Shambala, incluso tocó sus muros y pisó su suelo, sin
saberlo; pero sus ojos le engañaron y solo pudo ilustrar en sus magníficas
pinturas los paisajes del Himalaya que rodeaban a Shambala.
Es absolutamente falso que
llegase a Estados Unidos como embajador y mensajero del Rey del Mundo, del Gran
Lama y supremo Sacerdote de la Ciudad Santa. Es cierto que trajo tierra del Tíbet
y cierto, del mismo modo que trajera saludos de los lamas tibetanos; pero los
ojos de Nicolás Roerich, un estudiante de las enseñanzas de la Rosacruz, jamás
hollaron sus zapatos la visible ciudadela de Shambala.
Grandes y poderosos personajes de
la historia estuvieron convencidos de la existencia real de Shambala y dirigieron
costosas expediciones en su búsqueda geográfica; pero ni el poderoso Imperio
Nazi de Hitler pudo encontrar la puerta de entrada al Centro del Gobierno del Mundo.
Hoy en día podría suponerse un
disparate, existiendo los satélites artificiales con cámaras fotográficas de
una resolución extraordinaria, la existencia de esa mítica Ciudad; pero Shambala
no solo es absolutamente real, sino que jamás cambió su real y auténtica
ubicación geográfica. Siempre estuvo en los Himalaya.
Los propios teósofos de principios
del Siglo XX hablaron largo y tendido de algo que desconocían en su totalidad,
contribuyendo así a aumentar el mito de un Ciudad, de una Región del planeta real,
hasta transformarlo en algo inverosímil y fantástico para cualquier mente
mínimamente racional.
Roerich tuvo a Shambala delante
de sus ojos y no pudo verla aunque sí sentirla. Los expedicionarios de Hitler pisaron
tierra paralela de Shambala; pero tampoco pudieron penetrar en su verdadero
secreto. Nuestros satélites, que tan bien cartografiado tienen nuestro mundo,
no han podido dar pista fidedigna de un lugar Real; pero que sus instrumentos
de precisión no nos han podido mostrar.
Ya sabemos dónde se encuentra
Shambala, en una zona de los Himalaya; pero ¿desde cuándo existe esa
considerada mítica Ciudad de dioses? Desde un periodo contemporáneo a la
aparición de la Especie Humana. ¿Quiénes habitan allí? Los hacedores de la
Civilización Humana, la Gran Logia Blanca, los Amos del Mundo. ¿Por qué ningún
ser humano ha sido capaz de verla a pesar de haber pisado su tierra y, quizá, haber palpado sus muros? Porque es
invisible. INVISIBLE.
Shambala está situada en un
conocido Valle de los Himalaya, no lejos del Tíbet; pero ocupa un
espacio-tiempo, vibratoriamente hablando, diferente al nuestro. No se trata de
que esté cubierta por algún tipo de cúpula electromagnética que la hace
invisible a nuestra visión y a la de nuestros instrumentos más sofisticados porque
de ser así la cúpula invisible habría sido evidente a la ingente cantidad de
expedicionarios que han pisado, no solo sus alrededores, sino también su propio
terreno; pero de nuestra propia dimensión espacio-temporal.
Existe una Civilización
extraterrestre, nuestros verdaderos progenitores, que vienen vigilando nuestra
evolución desde tiempos prehistóricos. Son seres humanos como nosotros; pero
que viven en un espacio dimensional donde el Tiempo transcurre de forma
diferente al nuestro, mucho más lentamente. De hecho es más que probable que
nuestros progenitores sigan aún vivos y jóvenes dentro de la celestial
Shambala.
Para hacernos entender, digamos
que es como si existiesen dos tierras en una; pero que vibran a diferente frecuencia;
es decir su existencia es simultánea; pero en dos dimensiones diferentes. Por
lo tanto, aunque podamos considerar que Shambala pudiera ser el centro de ese
otro Mundo celeste, no quiere decir que no haya otras regiones y ciudades cohabitando
en nuestra misma posición geográfica; pero lo cierto es que existen portales
que comunican nuestros dos mundos. Uno de ellos se encuentra en Shambala; pero
hay otros como en el Desierto de Gobi.
Algunas veces se confunde la
existente Ciudad de Shambala con la propia Región de Shambala o con el propio
Mundo, cuya Capital es Shambala. No, existe una Tierra Celeste con regiones
similares a nuestro mundo de la realidad y nuestro desierto del Gobi comunica
con su desierto del Gobi y nuestro Himalaya son la Puerta a la Ciudad Sagrada de
Shambala, desde donde somos siendo vigilados meticulosamente.
De vez en cuando, más
recientemente que antaño, sus habitantes nos vienen proveyendo de nuevos conocimientos
científicos y, por lo tanto, de novedosos y extraordinarios conocimientos
tecnológicos y si aún no se han abierto las puertas, entre ambos mundos, es
porque nuestra Especie aún no la encuentran, sus divinos habitantes, preparada
para unirse a la Federación Galáctica, de la que ellos son avanzadilla y
miembros de pleno derecho.
Por lo tanto, salvo que se lleve
algún salvoconducto válido emitido por algún miembro de la Federación Galáctica,
por muchas expediciones que se realicen al Himalaya, al desierto de Gobi o a
otros lugares donde se encuentran los portales, será imposible comunicar con sus habitantes,
nuestros verdaderos progenitores y mucho menos vislumbrar su verdadera ubicación,
aunque estuviésemos pisando su suelo y palpando las paredes de sus cristalinas edificaciones.
Algunos os preguntaréis que si
esto es así, tal y como nos lo cuenta el Maestro, y si su avance tecnológico es
tan impresionante como se supone ¿Por qué no impiden las guerras y los
genocidios? Porque no pueden, así de simple, lo tienen estrictamente prohibido
por sus leyes perennes.
Ellos ven la Vida y la
Civilización desde un plano general al que nosotros no llegamos. Nosotros vemos
las cosas de un modo parcial y restringido; pero ellos saben que la existencia
de un cuerpo mortal es algo provisional y que las almas son inmortales y eternas.
Es cierto que ven nuestro sufrimiento y dolor y os aseguro que no son insensibles
a ello. En ocasiones les gustaría poder intervenir, como han hecho antaño, con
el fin de mitigar dichas calamidades; pero saben que eso sería contraproducente,
pues nuestro Destino es solo nuestro y somos nosotros, sin demasiada ayuda
externa, quienes tenemos que hoyarlo con nuestros propios pasos. Su
intervención solo produciría retraso en nuestro camino de unirnos a ellos y así
poder formar parte de la Gran Federación Galáctica.
Recordad: Existe otro Mundo y
está en este nuestro. Tenemos unos Hermanos mayores que vigilan para que algún
día, por nuestra propia cuenta, podamos unirnos a ellos y que su centro de
operaciones se encuentra en Shambala; pero por mucho que nos dirijamos al Gobi,
al Himalaya o a otros lugares donde intuimos que puedan estar establecidos los
portales, jamás nos encontraremos con ellos si previamente no hemos sido
invitados.
Aralba