Hay gentes, en la política,
intentando encauzar hacia aguas más calmas, este descarriado mundo que se despeña
hacia turbulentas aguas. Están condenados al fracaso porque este tipo de
episodios están contemplados en el Destino de la Humanidad.
Se acabó la vana contemplación y
el delirio de la pasividad. Es hora de desenvainar la espada y rasgar el velo
de la Isis Celeste, sin tapujos, con valentía. Los acontecimientos mundiales
nos indican que se nos acaba el tiempo y como no actuemos, sucumbiremos ante la
burbujeante catarata que se nos viene encima.
No estamos hablando de cuestiones
sociales que de forma palpable podamos tocar o comprender utilizando la simple
razón. Es muy fácil confundir el Amor o Caridad con una simplona y borreguil
ternura. No, el Amor, como medicina, hay que aplicarlo con jeringuilla, que
duela, que se sienta que nunca se olvide.
Hablamos de Uno, de ti. Hablamos
de que no te despistes mirando lo que sucede a tu alrededor. ¿Hay injusticia?
Indudablemente que sí ¿Puedes hacer algo al respecto? Por supuesto. ¿A la calle
pues a tomar las armas? Quieto parao, ¿Dónde vas mendrugo? Que de nada nos
hemos enterao.
Esa batalla. Querido mío, es una
batalla que por escrita está perdida. Mientras te involucras en la temporal batalla de
fuera pierdes la eterna Guerra de dentro. Todo lo que sucede en el exterior, amado
mío, no es otra cosa que el puro reflejo de lo que acontece en tu interior. Si
abandonas tu frente interno para batallar en el externo estás abandonando la
retaguardia y entonces estarás perdido tú y el resto de la humanidad.
Muchos te dirán que tu Maestro te
engaña, que eres un cobarde, que vuelvas a mirar a tu alrededor y compruebes la
miseria e injusticia que padece la mayoría de la humanidad y es verdad, amado
niño; pero esa no es tu labor. No te dejes engañar: En toda sociedad existen
parcelaciones y la tuya es el auténtico sacerdocio. Si ahora abandonaras tu vocación
y tomaras las armas estarías traicionando a tu divino Destino. Deja que otros
se manchen las manos de sangre líquida mientras tú batallas la más titánica de
las luchas, la que se dirime contra principados y potestades invisibles, derramando sangre de fantasmas muy reales.
Porque tu Energía, mientras la
dirijas hacia tu interior con Amor, vendrá a ser multi-amplificada y dirigida
al Campo de Batalla Celeste con el fin de derrotar a las malvadas y oscuras
huestes que instan al conjunto de la humanidad a no convivir de forma
armonizada. Tu lucha es por la Verdad; pero también por la armonía del Amor. Al
Caos no se lo vence destruyéndolo, cosa por otro lado imposible, sino
encauzándolo, para que discurra su cauce de un modo más sosegado.
Se acabaron para ti, Amado mío,
las aguas tranquilas porque has comenzado una batalla que el Enemigo no quería.
Por fin te abandonaste al silencio y escuchaste la voz quejumbrosa de mí, el
que mora dentro de tu Corazón. El que, por milenios, dieron tus congéneres como
un simple motor sin inteligencia. Pues aquí sigo, Amado To, evitando que derives
a aguas calmas y empujándote a tu Destino de aguas turbulentas.
Aralba