El tema que abordamos hoy pudiera
resultar atacado por quienes se dedican a la divina ciencia de la astrología y,
para hacer honor a la verdad, es casi imposible encontrar literatura al
respecto.
Lo que tratamos de explicar es que una vez alcanzado un determinado nivel de iniciación los levantamientos de cartas astrales no se corresponden, en absoluto, con las vivencias de los iniciados. Evidentemente, esto no es más que otra herejía que surge de la pluma de un Hereje vocacional. Dicho esto, al ataque:
Lo que tratamos de explicar es que una vez alcanzado un determinado nivel de iniciación los levantamientos de cartas astrales no se corresponden, en absoluto, con las vivencias de los iniciados. Evidentemente, esto no es más que otra herejía que surge de la pluma de un Hereje vocacional. Dicho esto, al ataque:
Todo el Universo está bañado por
una serie de radiaciones electromagnéticas y partículas, como los neutrinos,
que tienen su origen en diferentes lugares del Cosmos, desde el punto original
donde se generó el Cosmos al centro de las galaxias; de las propias estrellas,
hasta los producidos por los propios cuerpos celestes apagados como planetas,
satélites, asteroides, cometas y, muy importante, la propia materia oscura y los agujeros negros.
Al contrario de lo que pudiera
parecer, de un primer vistazo, esta energía que nos baña a todos los habitantes
del Universo, seamos conscientes o no de ello, no es algo anárquico y caótico sino que,
en su seno, va encapsulada información esencial referente tanto a la evolución
del Cosmos y sus mutaciones así como de la energía gnóstica dirigida a los individuos
conscientes para producir en ellos, primero el despertar y segundo el retorno
al Origen.
La Astrología, Ciencia milenaria,
nacida en la antiquísima India y exportada a nuestra civilización mediante Sumeria, viene estudiando las
influencias de todas estas energías cósmicas, surgidas de los cuerpos celestes
y de lo más profundo del Universo, en la vida y en la conducta de los seres
vivos, sean estos plantas, animales o seres humanos. La influencia efectiva de
determinadas radiaciones sobre la propia genética o el estado de ánimo de los
individuos es algo que, salvo fanatismo de algún signo, sea seudocientífico o seudoreligioso, está más que demostrado
y que nadie se atrevería a rebatir.
Debemos dejar constancia que esas
influencias cósmicas nos manejan a su antojo siempre y cuando no sean
perfectamente conocidas y, mucho más importante, no nos encontremos bajo la
protección de un paraguas astrológico. El conocimiento, generalmente
estadístico desde tiempo inmemorial, ha convertido a la Astrología en una
Disciplina que hace que muchas personas, acudiendo a los estudiosos adecuados,
no se vean expuestos de forma negativa en un porcentaje más o menos elevado;
pero nunca desafectados del todo.
La excepción que confirma la
regla es la de los iniciados o nuevos hombres y mujeres, nacidos de nuevo, mediante la influencia
de la Gnosis que procede del Pleroma, el Universo original de donde todo
procede. Cuando una determinada categoría de neutrinos penetran, al haber encontrado
la resonancia sintonizada necesaria, en el interior de la genética de estos
individuos se produce una conexión cósmica entre el Eón y el Iniciado vía
Shambala, que vendría a ser una especie de catalizador proveniente del Pleroma.
Una Isla del Mundo arquetípico de las ideas, dentro del material mundo de los efectos.
Dependiendo del determinado nivel
de Iniciación, esa radiación Shambálica es más o menos intensa haciendo que las
influencias externas, denominadas astrológicas, se atenúen en determinado
grado, desde un porcentaje muy bajo hasta prácticamente del cien por cien.
Ese es el motivo por el que
venimos diciendo que no todos los seres vivos estamos sujetos a los vaivenes electromagnéticos
de las influencias astrológicas, dado que algunos son dirigidos por un poder
energético mucho más poderoso y es el del Eón, Estrella particular, de la
Consciencia Adámica. De algún modo es como si un paraguas electromagnético nos
estuviese protegiendo de dichas mareas cósmicas.
Desde aquí queremos indicar el
absurdo de intentar demostrar, mediante estudios astrológicos, las decisiones y
actuaciones realizadas en la historia por personas que son consideradas como
iniciados, desde Buda a Jesús pasando por Blavatsky, Rudolph Steiner y otros
muchos. Es una absoluta estupidez indicar que Rudolph Steiner fuera rechazado
por los Hermanos Mayores de la Rosacruz porque el levantamiento de su carta
natal, en determinada fecha, decía esto o lo otro. No es serio, dado que, como
consecuencia de ese paraguas astrológico que hemos intentado argumentar, las cartas natales y sus levantamientos y
progresiones son absolutamente inútiles. El Iniciado es un Hombre o Mujer nuevos,
no de este Mundo, y como tal solo responde a las vibraciones celestes del
Pleroma mediante Shambala.
Aralba