jueves, 30 de enero de 2014

El penúltimo y resuelto Misterio de las Almas Gemelas

Tengo que reconocer públicamente que hasta hace relativamente poco me encontraba equivocado respecto al controvertido Tema de las almas gemelas. Creía que podrían encontrarse separadas ocupando cuerpos distintos y que una vez encontradas dos partes de un mismo espíritu y unidas en verdadero matrimonio, el Universo conocido entraría en un estado de implosión regresando todos al centro del Pleroma o Mundo Original.

Todo es absolutamente cierto; pero la primera parte no solo es inexacta sino también incierta. Jamás estuvieron separadas las dos polaridades de un mismo Espíritu o Eón; pero una de las partes se encuentra tan sumamente escondida que hasta el presente me ha sido extremadamente difícil encontrarla. Siempre ha estado con nosotros en nuestro interior; pero dormida y arropada por una infinidad de materia que la impedía despertar al toque de los neutrinos procedentes del Pleroma y por supuesto desarrollarse, porque para eso hace falta espacio, espacio ocupado por nuestra engordada personalidad.

A ver si somos capaces de explicarlo de una forma clara y sencilla. Todos los seres humanos, nos ceñiremos solo a nuestra Especie, estamos constituidos principalmente de tres partes o cuerpos: El material, el anímico y el mental o espiritual. Los tres cuerpos poseen su propia polaridad. Polaridad, esta, que siempre va intercalada positivo-negativo-positivo o negativa-positiva-negativa. Por favor lo de negativo solo es por diferenciarlo del positivo, en ningún instante pretendemos colocarle algún sentido peyorativo como sucede en el Mundo Profano.


El cuerpo del Hombre, por convencionalismo, se ha catalogado como positivo o masculino, por lo tanto su Alma o Cuerpo Emocional es negativa o femenina y su mente vuelve a ser positiva y por lo tanto masculina. En el caso de la Mujer sucede exactamente lo mismo; pero justamente al contrario; es decir, el cuerpo material de la mujer, por convencionalismo del mismo modo, vendría a ser negativo, su Alma o Cuerpo Emocional vendría a ser positivo o masculino y su mente volvería a ser negativa y, por lo tanto, femenina.

Explicada la formación trinitaria del Ser Humano, no sería difícil interpretar que en realidad somos seres que poseemos un cuerpo corruptible y, por lo tanto, mortal, un Cuerpo emocional también corruptible y mortal; pero ojo, que posee en su interior una chispa de Espíritu Eterna e Inmortal. Por otro lado, nuestra Mente consciente somos nosotros mismos, nuestra parte divina encarnada y que hasta el presente se había interpretado como el receptáculo de la personalidad también finita y mortal. Bien, esto, sabemos ahora, es un absoluto error. 

Nuestra mente, al contrario de lo que pudiera parecer, no es mortal, es divina y es una de las partes del hombre original, la que no posee memoria, que sobrevivió a la entrada en la burbuja espacio temporal que es nuestro Cosmos; pero y la otra parte, la que sí posee memoria de la Eternidad ¿Dónde se encuentra escondida? Hasta el presente vinimos diciendo que se encontraba separada de nosotros en algún lugar remoto e incógnito. Pues no, la otra parte, nuestra verdadera Alma Gemela, es la Chispa de Espíritu, el Átomo Simiente o Rosa del Corazón que todos estamos obligados a despertar y que no se encuentra en otro lugar que, a buen resguardo, dentro de nosotros mismos.

Otra cosa es la llave o método necesario para despertar a nuestra Chispa de Espíritu o Alma Gemela y entonces sí, es cuando necesitaremos a la persona apropiada y que no tiene porqué ser un único individuo, una especie de media naranja, que nos sirva como catalizador para producir el despertar y posterior crecimiento; pero eso es otro Trabajo que tomaremos con más calma. Es evidente que nosotros haríamos la misma función con ella. 

Esto explicaría, entre otras cosas, la parte esotérica perdida del celibato y porqué se suele decir que los sacerdotes están casados con María y las monjas con Jesús. Evidentemente ese exoterismo que ha llegado hasta nuestros días poco, solo de un modo simbólico, mantiene de su verdadero sentido esotérico. Suponemos que esa María se refiere al Alma del Sacerdote y Jesús al de las monjas.

Estoy convencido que los Cátaros conocían perfectamente su verdadero sentido y por ello, cuando llegaban al Grado de Perfectos, tanto ellas como ellos, aún habiendo estado emparejados, se convertían en célibes hasta que les llegaba el consolamentum final. Ese celibato era la demostración palpable de que habían reunido, de forma consciente, las dos polaridades de su Ser. Habían encontrado, en su interior, a sus almas gemelas.

Por cierto, este hecho viene ilustrado en el Relato las Bodas alquímicas de Cristián Rosentkreutz, con la unión del Rey y la Reina.¿Como he podido estar tan ciego?. Hízose la Luz.

Aralba



miércoles, 29 de enero de 2014

En la Búsqueda III

Hace ya 40 años largos que abandoné la que fuera, y se resiste a seguir siéndo, la Religión oficial de mi País, España, la Iglesia Católica Apostólica y Romana. Mi primer contacto con la herejía fue con Don Carlos Gómez, mediante mi amigo del Instituto Delfín, Don Carlos era, por aquel entonces, Pastor de la Iglesia Evangélica Interdenominacional de la Calle del Pelícano veintiseis en Madrid, que pasaría primero a ser Bautista y después del Nazareno. 

Allí conocimos a Don Ramón, su suegro, un anciano y gruñón asturiano al que le gustaba correr demasiado con el coche, casado con Doña Esther, una norteamericana bajita y muy simpática. Don Ramón también era Pastor y dueñísimo de la casa en cuyos bajos se encontraban tanto la Iglesia como una pequeña y modesta librería. También pudimos entablar amistad con Manolo Espejo que era el que más carisma poseía de todos ellos, aunque no tuviese, por aquel entonces, la titulación de Pastor Evangélico y que en años posteriores tanto haría, en este País, por la transmisión del mensaje evangélista.

Fueron casi once años de mi vida los que ocupé en aquel lugar y, a decir verdad, el recuerdo que poseo es un tanto agridulce. Es cierto que aquella época fue muy peligrosa para la gente joven como yo y que muchos de los pertenecientes a mi generación acabaron cayendo en las garras de las drogas. Aquel islote de religiosidad protestante impidió que yo siguiese la misma suerte; pero por otro lado el sentimiento de culpa que te inundaba tras asistir a los sermones de los evangelicos era terrible. Salía uno de la Iglesia, sintiéndose tan pecador como si hubiese robado un banco o asesinado a algún semejante.

Solicité a Don Ramón realizar los estudios para Pastor Evangélico y me comentó, el muy bruto, ¿he dicho que era asturiano? Que no me encontraba preparado. En realidad, aquella época fue de las más prolíficas de mi vida, en cuestión de lectura bíblica, dado que cayeron en mi poder muchos libros de orientación teológica y apologética; en realidad, a lo que se refería el finado Don Ramón, era que no aportaba el Diezmo a la Iglesia. El Diezmo no es otra cosa que la décima parte de los ingresos económicos brutos, antes de retencion e impuestos. En aquella época yo estaba de aprendiz de electricista, ganaba una miseria y mi padre se encontraba en el Paro, como para aportar diezmos y otras gaitas.

No fue aquello lo que hizo que me decidiera a abandonar la Iglesia evangélica, sino que, algunos años después, el propio Don Ramón también se negó a casarme con Alicia, quien fuera mi novia entonces, porque tampoco la veía a ella preparada y dado que como no estaba bautizada pues la ceremonia evangélica no se podía llevar a cabo. Recuerdo que me dijo algo así y que me dejó descolocado: El matrimonio es un negocio y tu novia es monilla; pero tampoco es un bellezón como para que estés tan encoñado. En fin, que lo mandé, literalmente, por donde amargan los pepinos, abandoné la Iglesia Evangélica y me casé, con veintitrés años por lo civil, con Alicia, la que se convertiría en la madre de Miguel Angel, mi hijo mayor y de la que me divorciaría años después por motivos supuestamente relacionados con la búsqueda.

Mi afán de búsqueda no había cejado y recuerdo que en una revista que coleccionaba por aquel entonces “MUNDO DESCONOCIDO” había leído algo sobre los rosacruces. Me puse en contacto con la AMORC (Antigua y Mística Orden Rosae Crucis) y me mandaron el lujoso folleto "EL DOMINIO DE LA VIDA" que me pareció muy interesante e ilustrativo; al menos, el folleto era muy bonito y mostraba a casi todos los grandes hombres de la Historia como Rosacruces. En fin, tampoco pude unirme a la AMORC, dado que mi situación financiera, como he dicho, no era buena y no podía permitirme el gasto que suponía recibir las monografías de tan Digna y afamada Institución.

No recuerdo muy bien, como tiempo atrás, había caído en mis manos un humilde díptico, en papel reciclado, que milagrosamente aún conservaba, de la Rosicrucian Fellowship (La Fraternidad Rosacruz de Oceanside) donde se ofrecían cursos de Filosofía Rosacruz en tres niveles, Biblia y Astrología de forma gratuita, dado que, según decían ellos, las cosas del espíritu no se deben de prostituir por vil dinero, dado que si la enseñanza se había recibido de balde, de balde se debería devolver a los demás. Así se produjo mi primer contacto con las enseñanzas rosacruces, a las que tanto les debo y que tanta impronta ha supuesto en mi vida posterior, hasta la actualidad...

Aralba

En la Búsqueda II


La Vida está llena de pequeños detalles; pero cuya importancia es esencial para poder comprenderla y eso es lo que me sucedió durante los periodos de la pubertad y la adolescencia: Nada aparentemente importante; pero muchas cositas que determinarían el transcurso de mi existencia.

Había sido el niño educado e inteligente que la mayoría de las vecinas habrían querido para sí; pero también albergaba en mi interior una gran timidez que, de algún modo, frenaba mi natural relación con los chicos y chicas de mi edad. De hecho, me entendía mucho mejor con las personas mayores que con mis iguales del vecindario.

Rehuía cualquier tipo de pelea o confrontación violenta con el resto de chicos; pero cuando me había sido imposible evitarlo, me convertía en un terrible y oculto adversario digno de ser temido. Me enamoré, a los 15 años, perdidamente de Conchita, una vecina del Barrio; pero mi extrema cortedad me impidió que jamás le dijese nada al respecto y mantuve ese amor en lo más recóndito de mi corazón. Ya de mayores, habiendo pasado mucho tiempo y estando nuestras vidas hechas, se lo comenté como una anécdota y puedo asegurar que si no me dio un bofetón fue por pura educación. Me reprochó que no le dijese nada entonces y que en su momento se habría sentido muy complacida.

En el Instituto de Orcasitas, donde cursaba el bachillerato, conocí a Don Ambrosio, el curita de la Parroquia de San Bartolomé, que nos impartía clase de religión. Esa asignatura denominada como una de las tres marías: Trabajos manuales, educación física y religión era una de las que mejor se me daban, como si de algún modo hubiese nacido para ello y recuerdo que el Cura Ambrosio nos decía “Bien, ya hemos estudiado un pasaje de la Biblia; pero ahora quiero que vosotros me hagáis un resumen a vuestra manera de lo que habéis entendido o lo que os dice a vosotros. No es necesario que me repitáis, al pie de la letra, lo que dice el texto”

Yo ni corto ni perezoso me explayaba como si en ello me fuera la vida y fuese la principal asignatura del Curso. Mis interpretaciones eran absolutamente alegóricas, formando metáforas que sumadas al ya propio simbolismo implícito del contenido de la Biblia, formaban unos relatos de carácter surrealistas; pero en extremo coherentes. Eso hizo que mis extensos trabajos de varios folios, por ambas caras, constituyeran para el Profesor de Religión como especie de tesinas que requerían siempre un sobresaliente, como ejemplo, quizá, para que el resto de compañeros de clase supiesen por donde él quería que fuesen nuestros trabajos de religión.

Esos trabajos despertaron en mí un afán de conocer más acerca de esos asuntos y en esa estábamos cuando un día Delfín, mi amigo del Instituto ¿recordáis?, me tendió una ladina e intrigante emboscada en su propia casa. “Antonio ¿porqué no vienes a casa a tomar un café que me gustaría hablarte de algo importante?” Cuando llegué a su casa allí estaba con el Pastor de la Iglesia del Pelícano, 26 de Madrid: Don Carlos Gómez. Fue un auténtico bombardeo de pasajes bíblicos fuera de su contexto en donde se me instaba a creer en Jesucristo para poder salvarme. En aquel momento yo no lo consideré como una encerrona proselitista, aunque hoy no me cabe la menor duda que de eso se trataba. Allí los tenía a ambos hablándome de Jesús, la salvación del Infierno y la necesidad de aceptar a Jesús en mi corazón. Bien, lo hice y ello cambió mi vida. Nunca sabremos si para bien o para mal; pero es lo que estaba escrito en el Libro de mi Historia particular y por esos derroteros dirigí mi camino hasta el presente, aunque lo que ahora es, tenga poco o nada que ver con aquello que comencé…


Aralba

martes, 28 de enero de 2014

En la Búsqueda I

No, no, no… No vayan a creerse que la búsqueda comenzó hace cuarenta años cuando introduje la herejía protestante en mi Vida. 

La cosa viene de mucho más largo dado que cuando era muy pequeño y solo balbuceaba unas pocas palabras ya era un impenitente preguntón ¿Por qué? ¿Esto qué es? ¿Para qué?...; pero ni siquiera la cosa había comenzado entonces pues mi encuentro con el supremo misterio de la muerte ya se había producido al poco tiempo de nacer, cuando mi abuela Dolores falleció teniéndome a mí en sus brazos y tan fuerte me aferró que incluso, inerte, después pudo mantenerme en su regazo sin que yo cayera al suelo.

Mi carácter triste y melancólico hizo presa de mí a muy temprana edad, dado que no comprendía demasiadas cosas que a mis años aún no deberían de haber despertado, tales como las extremas diferencias que parecían establecerse entre los chicos y las chicas. El trato brutote de los niños y el más delicado de las niñas, ¿Por qué las niñas y mujeres se ponían faldas y los niños y hombres no? Tuve una infancia pobre; pero donde el cariño de mis padres nunca faltó.

Mis padres Antonio e Isabel no eran muy dados a eso de la religión y nunca pusieron demasiado énfasis en que fuese a misa los domingos; pero entre los siete y los nueve años de edad, de forma un tanto tardía cosa que se convertiría en mí como en una especie de seña de identidad me obligaron a hacer la Primera Comunión, dado que eso era algo omnímodo que no podíamos evitar pues tenía que hacerla como todo hijo de vecino además de que en el propio Colegio estaba siempre presente el Nacional Catolicismo con los rezos a María en Mayo y el canto del Cara al Sol con la mano derecha enhiesta y bien estirada.

En cierta ocasión, habiéndome trasladado del Poblado Dirigido de Orcasitas a lo que parecía ser la Iglesia de Orcasitas, como la Meseta de Orcasitas se conoce hoy a dicho Barrio, para recibir la correspondiente catequesis, al terminar hubo una misa y en el ínterin me encontré atrapado en una cola de chicos y chicas mayores que yo, que se dirigían hacia el altar donde se encontraba el Señor Cura repartiendo las hostias consagradas. Sin yo poder hacer mucho más y desconociendo la posible gravedad de la situación me dejé llevar y terminé comulgando con el que nos habían dicho que era el sagrado Cuerpo de Jesucristo.

Cuando todo acabó algunas niñas y niños conocidos y mayores que yo se acercaron diciéndome que había cometido un terrible e imperdonable pecado contra el Cuerpo del Señor, un Sacrilegio Blasfemo que era objeto de ipsofacta excomunión. Tengo que reconocer que llevé dicha lacra, en silencio, durante muchos y largos años hasta que pude hablar, no sin algún reparo, con Don Ambrosio quien fuera párroco de la Parroquia de San Bartolomé  y profesor mío de la Clase de Religión en el Instituto de Orcasitas…


Aralba

lunes, 27 de enero de 2014

En la Búsqueda III


Interior actual Iglesia Calle del Pelícano
Hace ya 40 años largos que abandoné la que fuera, y se resiste a seguir siéndo, la Religión oficial de mi País, España, la Iglesia Católica Apostólica y Romana. Mi primer contacto con la herejía fue con Don Carlos Gómez, mediante mi amigo del Instituto Delfín, Don Carlos era, por aquel entonces, Pastor de la Iglesia Evangélica Interdenominacional de la Calle del Pelícano veintiseis en Madrid, que pasaría primero a ser Bautista y después del Nazareno. 

Allí conocimos a Don Ramón, su suegro, un anciano y gruñón asturiano al que le gustaba correr demasiado con el coche, casado con Doña Esther, una norteamericana bajita y muy simpática. Don Ramón también era Pastor y dueñísimo de la casa en cuyos bajos se encontraban tanto la Iglesia como una pequeña y modesta librería. También pudimos entablar amistad con Manolo Espejo que era el que más carisma poseía de todos ellos, aunque no tuviese, por aquel entonces, la titulación de Pastor Evangélico y que en años posteriores tanto haría, en este País, por la transmisión del mensaje evangélista.

Fueron casi once años de mi vida los que ocupé en aquel lugar y, a decir verdad, el recuerdo que poseo es un tanto agridulce. Es cierto que aquella época fue muy peligrosa para la gente joven como yo y que muchos de los pertenecientes a mi generación acabaron cayendo en las garras de las drogas. Aquel islote de religiosidad protestante impidió que yo siguiese la misma suerte; pero por otro lado el sentimiento de culpa que te inundaba tras asistir a los sermones de los evangelicos era terrible. Salía uno de la Iglesia, sintiéndose tan pecador como si hubiese robado un banco o asesinado a algún semejante.

Solicité a Don Ramón realizar los estudios para Pastor Evangélico y me comentó, el muy bruto, ¿he dicho que era asturiano? Que no me encontraba preparado. En realidad, aquella época fue de las más prolíficas de mi vida, en cuestión de lectura bíblica, dado que cayeron en mi poder muchos libros de orientación teológica y apologética; en realidad, a lo que se refería el finado Don Ramón, era que no aportaba el Diezmo a la Iglesia. El Diezmo no es otra cosa que la décima parte de los ingresos económicos brutos, antes de retencion e impuestos. En aquella época yo estaba de aprendiz de electricista, ganaba una miseria y mi padre se encontraba en el Paro, como para aportar diezmos y otras gaitas.

No fue aquello lo que hizo que me decidiera a abandonar la Iglesia evangélica, sino que, algunos años después, el propio Don Ramón también se negó a casarme con Alicia, quien fuera mi novia entonces, porque tampoco la veía a ella preparada y dado que como no estaba bautizada pues la ceremonia evangélica no se podía llevar a cabo. Recuerdo que me dijo algo así y que me dejó descolocado: El matrimonio es un negocio y tu novia es monilla; pero tampoco es un bellezón como para que estés tan encoñado. En fin, que lo mandé, literalmente, por donde amargan los pepinos, abandoné la Iglesia Evangélica y me casé, con veintitrés años por lo civil, con Alicia, la que se convertiría en la madre de Miguel Angel, mi hijo mayor y de la que me divorciaría años después por motivos supuestamente relacionados con la búsqueda.

Mi afán de búsqueda no había cejado y recuerdo que en una revista que coleccionaba por aquel entonces “MUNDO DESCONOCIDO” había leído algo sobre los rosacruces. Me puse en contacto con la AMORC (Antigua y Mística Orden Rosae Crucis) y me mandaron el lujoso folleto "EL DOMINIO DE LA VIDA" que me pareció muy interesante e ilustrativo; al menos, el folleto era muy bonito y mostraba a casi todos los grandes hombres de la Historia como Rosacruces. En fin, tampoco pude unirme a la AMORC, dado que mi situación financiera, como he dicho, no era buena y no podía permitirme el gasto que suponía recibir las monografías de tan Digna y afamada Institución.

No recuerdo muy bien, como tiempo atrás, había caído en mis manos un humilde díptico, en papel reciclado, que milagrosamente aún conservaba, de la Rosicrucian Fellowship (La Fraternidad Rosacruz de Oceanside) donde se ofrecían cursos de Filosofía Rosacruz en tres niveles, Biblia y Astrología de forma gratuita, dado que, según decían ellos, las cosas del espíritu no se deben de prostituir por vil dinero, dado que si la enseñanza se había recibido de balde, de balde se debería devolver a los demás. Así se produjo mi primer contacto con las enseñanzas rosacruces, a las que tanto les debo y que tanta impronta ha supuesto en mi vida posterior, hasta la actualidad...

Aralba

viernes, 24 de enero de 2014

El Esférico cuerpo de los eones celestiales



Nada de lo que aquí exponemos es novedoso y ya hemos hablado ampliamente de ello, desde otros puntos de vista; pero dado que es un tema fundamental de la Gnosis volvemos a tratarlo de nuevo.

El Pleroma, cuerpo de Dios, o Universo primigenio constituido de Éter, ahora lo denominan Bosón de High o partícula de Dios, pudiera ser contemplado como un mar infinito y multidimensional y donde cada una de sus partículas, siempre cambiantes y sin consciencia individual, fueran, paradójicamente, conscientes en la Unidad como un Todo.

Las infinitas partículas que constituyen el Pleroma se denominan eones y que siempre se han representado a modo de esferas, dado que es el sólido geométrico que mejor define algo indefinible y que además posee su reflejo material, en nuestro Cosmos, en la forma de los astros siderales.

Así como el reflejo en el Cosmos, de los eones del Pleroma, constituyen lo que se conoce como macrocosmos, así los reflejos de los eones en los diversos mundos son conocidos como microcosmos. El Ser Humano es un microcosmos muy evolucionado y capaz de sentir la consciencia de sí mismo, de su propia y singular existencia. En el Plano material el Ser Humano es como lo  observamos y sale en las fotografías; pero visto desde un plano más elevado su constitución sería semejante al Eón del que es un mero reflejo: Una esfera transparente y luminosa.

Todo lo que sucede en el Mundo que conocemos de la Realidad o de los efectos no es más que mera ilusión holográfica de algo que realmente sucede dentro del Pleroma, aunque decir dentro es inexacto, dado que para que existiese un dentro debería de existir un afuera y esto no es así. Luego todo sucede en el mismo lugar inmutable solitario y estático, siendo el espacio y el tiempo meras ilusiones interpretativas.

Cada una de las esferas o eones, sean estos microcósmicos o macro cósmicos son células pleromáticas que contiene dentro de sí mismas el reflejo de todas y cada una de las otras células que conforman la incontable totalidad del Pleroma a modo de un inmenso holograma. Es decir, dentro de la Esfera eónica se encontrarían reflejadas el resto de criaturas y cosas que al igual que ella misma conforman una Entidad en sí mismas.

Es decir, dentro de nuestro micro cosmos, solo nosotros seríamos perfectamente reales; pero el resto vendrían a ser simples reflejos de realidades exteriores a nuestra propia célula pleromática. Así mismo, dentro de cada una de las otras esferas eónicas, nos encontraríamos contenidos, a modo de reflejo, todos y cada uno de nosotros sintiéndose como real solamente la consciencia propia de la esfera eónica en cuestión.

Concluyendo, todos y cada uno de los eones, sean estos macro cosmicos o microcósmicos poseerían consciencia de su propia realidad y el resto les pareciera que solo fuesen una mera ilusión palpable. El Eón sabe que existe, que es; pero en su sueño los demás venimos a ser como un espejismo transeunte y sin consistencia alguna; pero dado que los seres humanos vendríamos a ser como minúsculos eones semejantes al Eón Cósmico al que realmente pertenecemos y del que formamos parte indisoluble, de ahí ese sentimiento de eternidad y divinidad que todos y cada uno de nosotros, en nuestro interior, sentimos aunque haya sido tildado, en la Historia de la Teología, como la más perseguida de las herejías.


Aralba

martes, 21 de enero de 2014

La Verdad se encuentra en el Centro



Existen dos Escuelas iniciáticas bien diferenciadas y cuyos postulados parecen ser contradictorios. De estas dos Escuelas de pensamiento, no denominadas, surgen la infinidad de escuelas de misterios que pueden llegar a conocerse por sus denominaciones.

Una nos indica que el Mundo es Bello, Bueno y construido por un dios bondadoso que solo desea nuestro bien y que lo que se conoce como Mal es producto de un poderoso antagonista e incluso no serlo sino más bien una incomprensión nuestra, debido a nuestra diminuta elevación espiritual.

La otra nos viene a decir, como dijimos, justo todo lo contrario, que el Mundo es una construcción imperfecta, injusta y perversa construida por unos supuestos dioses maléficos e imperfectos y que Dios, el principio Creador de todo, poco  o nada ha tenido que ver con todo ello y que lo que se conoce como Bien sería el bálsamo celestial que se nos remite desde nuestro Hogar de origen.

A parte de estas escuelas primordiales, existe una tercera que nos indica que ambas tienen parte de la razón y también que se encuentran terriblemente equivocadas; es decir, la Verdad se encontraría justo en el término medio. Suponemos que el lector avezado estará visualizando los tres pilares del árbol de la Vida cabalista o de los sephirot, donde el pilar de la Derecha o de la Misericordia se correspondería con la segunda Escuela de pensamiento que hemos mostrado, el de la izquierda o de la Severidad por la que hemos mencionado en primer lugar y el pilar central, del equilibrio, como no podía ser de otro modo representa la tercera vía o del Centro.

La visión central del Problema nos indica que las visiones periféricas son incompletas y por ello imperfectas y equivocadas; que lo que se observa desde dichas perspectivas, en cierto sentido, es irreal e ilusorio; pero ¿Qué nos indica la Visión central de la Realidad? Que no existen ni el mal ni el bien y que se trata de una simple percepción humana fundamentada en los efectos que la causas provocan en nosotros y nuestro entorno; que todo es Luz, Música, en diversas tonalidades o timbres y que incluso muchos de los tonos son imperceptibles pues nuestros órganos naturales e instrumentos tecnológicos no están capacitados para observar parte del extenso espectro electromagnético.

Cuando nos situamos en el centro ya no nos vemos como una simple criatura formada por unas determinadas jerarquías divinas sino como parte del propio Creador. Nosotros mismos somos los creadores de nuestra realidad, autores de nuestra percepción y lo que nos es visible o tangible comprendemos que solo se trata del reflejo de lo que llevamos en nuestro interior así como podríamos definir que un roble bien podría ser el reflejo exterior de lo que su semilla lleva en su interior.

Entonces comprendemos, como intuyera el propio Dante, que estamos inmersos en una cósmica representación teatral donde suceden cosas, causas y efectos, necesarias para que la representación se conduzca hasta su natural fin; pero esas cosas, esos sucesos no son ni buenos ni malos así como tampoco son más o menos luminosos, dado que solo se trata de un determinado nivel de percepción y que nosotros mismos nos dimos antes de penetrar en el escenario del Cosmos. Lo importante es que comprendamos que estamos representando un papel que nosotros mismos nos dimos y que nada ni nadie, salvo nos, es culpable de nuestro sufrimiento y dolor.


Aralba

viernes, 3 de enero de 2014

Penúltima Misiva a mi ¿desconocida? Amada del Alma



Sé que estás ahí, me consta que lees mis escritos en forma de plegaria. Eres la persona más maravillosa que ha surgido sobre la faz de la Tierra; pero te encuentras sumida en la ceguera que provoca la ilusión de este Mundo.

Existen fuerzas ciegas que no desean que nos encontremos y un beso en la boca nos demos porque si ello sucediese, al instante, dejarían de poseer poder sobre nosotros y el resto del Universo visible e invisible.

Ya desistí de forzar que dieras un paso adelante porque no puedes dado que te encuentras sumida en el lodo del error y mientras más me encamino hacia ti más me hundo yo también y aunque intento ofrecerte la mano, más y más nos separamos.

Es curioso, tanto tiempo buscando a mi desconocida alma Gemela y cuando creo haberla encontrado, ella no me reconoce aunque sintiera hacia mí persona un especial y fraternal amor que no es de este mundo y que nos viene acompañando desde el principio de los tiempos.

Eres consciente que daría por ti cualquier cosa, tú lo sabes, hasta la propia vida y eso es lo que estoy haciendo, permitiendo que a tu manera y cargada de penurias intentes encontrar, libremente, la felicidad.

Triste es haber encontrado a la mitad de tu Alma y tener que dejarla libremente marchar; pero es la Ley del Amor la que insta a sacrificarse por el amado en beneficio solo de la Libertad.

Dado que todo bajo este Orbe es Ilusión nada he de temer, pues me consta que son las malévolas acometidas de los oscuros arcontes, las que nos ponen a prueba a ti y a mí. ¿Me doy acaso por vencido en la lucha por tu Amor? En absoluto cariño mío. Tan solo dejo fluir el Tiempo para que, tras su paso, todo case en su verdadero lugar.

Me conformo con poder verte de vez en cuando, abrazarte y besarte en tus divinas mejillas y esperanzado en que tu puedes ser feliz, yo también lo seré no te apures Amor mío.

Nadie, jamás, sabrá nada de lo nuestro pues mi respeto hacia ti es de origen celestial y comprendo y entiendo que a pesar de ser almas afines, la vida nos haya llevado por diferentes derroteros.

Nada más lejos de mi intención que hacerte daño y por eso, como a una libre mariposa, te dejo partir con la esperanza de que algún día, quizá en esta u otra vida, puedas regresar y posarte aleteando tus alas sobre mi mano y esta vez reconociendo nuestro Real parentesco.

Lucecita de mi Alma ¡Sé Feliz! allá donde te encuentres y con quien estés.

Esperaré, por eones de generaciones, tu alegre Despertar.

Te quiero, mi Amor, siempre te he querido, incluso antes de que hubiésemos nacido.


ARALBA

jueves, 2 de enero de 2014

La Sabiduría no se vende (Carlos Postigo)


La Sabiduría no se vende. El Conocimiento no está en la memoria interna de un e-reader y la Verdad jamás se podrá disfrazar de best-seller bajo una aparente trama de misterio fácil. Hoy, vivimos en un mundo de accesos y conversaciones democráticas donde el mimetismo léxico y los horarios televisivos permiten una homogeneidad e involución personal con la apariencia de pertenencia a una élite cultural y humanística culminante.

Aun así, entre toda esta amalgama de despropósitos alienantes, podemos hallar humildes obras de verdadera erudición humana y de confraternización espiritual que consiguen acercarnos a la historia, el análisis, la investigación, la comprensión y la conciencia de algo exotéricamente llamado Rosacruz, pero que tal como deja palpablemente claro ARALBA, no es lo rosacruz.

A partir de las palabras emanadas por el avatar denominado históricamente como R. Steiner, el autor nos hace ser partícipes de un proceso nunca iniciado ni terminado que se autotransfigura en nuestro propio viaje vital; nos hace ser conscientes de que el Camino y nuestros senderos son la misma Vereda (Verdad) por la que crecemos purgándonos, si esa es nuestra decisión.


ARALBA nos ofrece mapas con los que facilitarnos la exploración de un territorio ignoto e inefable que no deja de ser nuestro hogar eterno. Artes como la Alquimia, el Tarot y la Especulación se convierten en herramientas (ora et labora) para llegar a un destino del que jamás hemos partido pero al que se nos impulsa a conseguir habiéndolo hecho ya. Contradicciones psicológicas que no de la Mente (Logoi).

Solo nos queda dar las gracias al autor por este acto de eminente humildad al ofrecernos en “Rosacruz, Luces y Sombras” un compendio de verdadera Sabiduría, Conocimiento y destellos de Verdad que nos aprisionan desde el primer momento en esa cárcel de Libertad llamada Amor.


miércoles, 1 de enero de 2014

Compromiso, moral y mala consciencia


Ya hemos visto de forma pormenorizada, de qué se trata cuando hablamos de moral de una forma lo más universal posible: Hacer el bien a los otros, como si nos lo estuviésemos haciendo a nosotros mismos; pero solo una actitud mecánicamente programada no sirve. Se debe de ser consciente y haberlo aceptado como una necesidad tan esencial como el respirar aire.

Cuando somos personas que estamos comprometidos en el Camino Iniciático, poseemos una cierta sensibilidad hacia cuestiones que al común de los mortales les pasan desapercibidas. Somos capaces de discernir, de forma visible, donde se encuentra la frontera del bien y del mal. Al menos nosotros nos sentiremos mal si hemos realizado algo inmoral, según nuestra previa descripción,  y que indefectiblemente va a dañar a una segunda o terceras personas.  Se nos habrá creado una mala consciencia y, ésta, actuará instándonos a reiniciar el camino correcto y con el cual nos comprometimos por propia voluntad.

El Verdadero Iniciado, tras el natural paso del tiempo, va despojándose de los compromisos que lo atan a este Mundo, como si de una pesada tara se tratase, hasta transformarse en un verdadero Ermitaño. El verdadero Iniciado estará libre de compromisos, promesas y juramentos vinculantes, tanto en el mundo profano como en el iniciático; pero antes ha debido dar cumplimiento preciso de sus compromisos, promesas y juramentos anteriores, so pena que, durante el resto de su vida, traslade una carga demasiado pesada y que en algún que otro momento habrá que ser descargada y cumplidos sus ineludibles compromisos.

Por lo tanto, sin el cumplimiento de los compromisos no hay moralidad posible. Tras el cumplimiento o rotura pactada de los compromisos, el camino de la verdadera moralidad será posible. Antes debemos devolver al Cesar lo que es del Mundo Profano para comprometernos y dar a Dios lo que solo pertenece al Espíritu Eterno e Inmortal. Solo entonces estaremos en condiciones de dar nuestro Amor, a cualquiera, sin premisas previas y así actuar de una forma verdaderamente moral.

¿Cómo podemos saber que nuestro actual camino es el correcto? La Mala Consciencia. Si la mala consciencia no hace acto de presencia es que nos encontramos en el camino correcto; en caso contrario, nos provocará dolor y pesar haciéndonos saber que estamos actuando de mal modo, perjudicando a todo el mundo y a nosotros mismos. La Verdad es el único camino para retomar el Divino Camino del Amor, de la Moralidad. Cumplamos con nuestros compromisos primero o rompámoslos de mutuo acuerdo; pero sin mentir o engañar a otros. Tanto el Engaño, verdades a medias, como la mentira absoluta son los caminos más seguros para separarnos, de forma irremediable, del verdadero camino iniciático, del verdadero Amor y de la propia Salvación de nuestras almas.

El Ser Moral es ser transparente y sin dobleces, pues nada se tiene que ocultar y todo por mostrar al profano mundo que lo rodea. Nuestro humilde consejo es tomar siempre al toro por los cuernos y aunque el dolor instantáneo sea terrible, siempre será menor y sin dilatamiento en el tiempo si reconocemos nuestras naturales pasiones, las mostramos abiertamente a los demás y somos consecuentes con nuestro mayor compromiso: No dañar a nada ni a nadie y si el daño ha sido provocado, hacer lo posible por restañar las heridas de los otros. Solo así podremos seguir nuestro Camino Moral por la vereda de la Verdad.



Aralba