Así como no es posible la mezcla
del agua con el aceite, tampoco lo es la del Mundo con la Gnosis. Ello es así
porque se trata de substancias completamente distintas, como la materia y la
antimateria. De forzar su unión explotarían.
A la Edad Media se la conoce como
la Etapa Histórica del Oscurantismo y esto es así porque de Europa, lo único
que conocemos es debido a los monjes y otros eclesiásticos de la Iglesia
Católica encargados de realizar los llamados manuscritos. Es decir, apenas
poseemos conocimiento de aquel periodo histórico, salvo el que nos ha legado la
propia Iglesia y el que los arqueólogos de nuestro tiempo pueden arañar a las
piedras.
Para que la Historia pueda
considerarse como algo científico debe tener diferentes fuentes que puedan ser
contrastadas; pero cuando se trata de una sola, lo único que podemos hacer es
creer o no creer, así es de simple. De todas formas, es a lo que nos ha tenido
acostumbrados la sempiterna Iglesia de Roma o ¿no?
Nos encontramos en la Edad Media,
donde la única fuente de información procede de la Iglesia y de su brazo
ejecutor la Inquisición de los dominicos, Se ha intentado hurgar en sus más íntimos secretos y
hemos descubierto que existen historias fragmentadas, incompletas como si se hubiese
intentado borrar de la memoria colectiva de la humanidad: Ahí tenemos a
Templarios y Cátaros o Albigenses.
Ríos de tinta impresa han
circulado, al respecto, desde que la escritura se puso al alcance del Pueblo y
la imprenta hizo asequible, al vulgo, sus trabajos. Cientos y miles de libros
se han escrito respecto a una época histórica de la que más bien se conoce
poco, lo que ha querido que supiésemos una pequeña parte de la Sociedad, el Clero; pero todo ello no ha servido más que para oscurecer más y más la
oculta verdad.
Mitos, leyendas y sacos de
fantasía han cubierto la historia con un manto impenetrable que hace difícil,
si no imposible, a los estudiosos sacar algo en claro; pero dentro de la
Iglesia siempre existió, desde los tiempos apostólicos, agazapada la herejía y
esos herejes, habiendo sido monjes y eclesiásticos, también tuvieron acceso a
la escritura en Latín, al saber, al conocimiento.
Podría decirse que la Iglesia de
Valdo, los valdenses, fue la única Iglesia herética contemporánea de los, mal
denominados cátaros, y templarios que llegó invicta hasta los tiempos de la
Reforma Protestante, ya en la Etapa Moderna y donde llegaría a confederarse con
aquellos movimientos revolucionarios que, recordémoslo bien, surgieron del
mismo seno de la propia Iglesia Católica.
Los valdenses fueron contemporáneos
de los misteriosos Cátaros o albigenses y, sin embargo, poco o nada se conoce
de estos últimos. Algunos llegan a plantear si realmente existieron esos
herejes que fueron quemados en cientos y miles de hogueras, dado que lo poco
que se ha encontrado al respecto no da luz suficiente como para reconstruir ese
agujero de la Historia.
Debemos dejar claras dos cosas,
antes de continuar: Primero que Cátaro era un insulto derivado de gato, animal
relacionado, por la Iglesia, con las hechicerías de brujas y magos; lo de maniqueos habría sido un apelativo utilizado por la Iglesia y sus secuaces con el fin de afianzar, aún
más, la acusación contra esos hombres y mujeres de Herejía. Recordemos que los maniqueos
fueron una de las primeras herejías, dualista, contra las que tuvo que lidiar la Iglesia
Primitiva.
Es evidente que no hemos leído
todo lo escrito al respecto y por ello damos gracias, dado que de lo contrario
estaríamos contaminados de toda esa basura literaria con la que se ha venido
reinventando una historia inexistente, cercenada, robada a la memoria de la humanidad.
No obstante tras nuestro
prolongado periodo de andanzas por los medios protestantes y haber,
posteriormente aterrizado, en los iniciáticos rosacruces hemos llegado a
ciertas conclusiones lógicas carentes, eso sí, de cualquier historicidad; es
decir, no pondremos la mano en el fuego por lo que a continuación viene; pero
sí sería bueno que verdaderos historiadores investigaran el tortuoso camino de
la Iglesia Valdense.
Nuestra breve conclusión
provisional es que los albigenses no fueron otros que los herejes valdenses de
la Tierra de Albi y que la utilización del término despectivo de cátaros o
perfectos es absolutamente incorrecto. De los valdenses podemos encontrar su
historia, de los albigenses no, tan solo balbuceos incoherentes que poseen más
de las interesadas descripciones de sus enemigos que de otra cosa.
Pero ¿Por qué ese intento de eliminar ese periodo histórico de los anales de la humanidad? ¿Qué se ocultaba detrás de ese Real Montaje de Felipe el Hermoso que mantenía secuestrado al Papa en Avignon? Religión, Política, Poder y Avaricia.
La Religión fue la excusa para
conseguir motivos políticos de expansionismo en el Territorio del Languedoc,
donde muchos de sus habitantes pertenecían a la Iglesia Valdense y qué mejor
excusa, para despropiarlos de sus tierras y bienes, que acusarlos de herejía;
pero la Herejía Valdense, de aquella época,
apenas era indiferenciable, salvo por pequeños matices doctrinales, de la Iglesia Católica
con la que convivía de forma más o menos armoniosa y como ha venido sucediendo
a través de la historia lo que hicieron, sus enemigos, para desacreditar a los
habitantes de Albi fue exagerar la Herejía hasta lo que ellos consideraban
monstruoso, el maniqueísmo, el hacer convivir a Dios de igual a igual, con otro
Dios del mismo, pero inverso poder, el Diablo, Satanás.
No solo los consideraron herejes
sino también hechiceros y brujas amantes del diablo y de sus más fervientes
servidores, los gatos, de ahí lo de cátaros.
Para concluir diremos que
sentimos mucho si este escrito sirviese solo para enmascarar aún más la verdad
de lo que sucediera en aquella oscura época de la humanidad y que nos
alegraremos si hace que gentes lúcidas y sin prejuicios, con la necesaria
preparación científica, retoman este episodio para ahondar en la resolución de
sus misterios.
“Lux Lucet in Tenebris”
La Luz Brilla en las Tinieblas, forma parte
del emblema de la primitiva Iglesia gnóstica valdense, una gnosis que una vez
más en la larga historia de la humanidad se demostró que no podía convivir de
forma pacífica con el Mundo, porque el Mundo la rechazaba como algo ajeno porque
así como el agua y el aceite no pueden disolverse en una misma sustancia, así
la Gnosis es una Entidad extranjera en un Mundo constituido de una sustancia incompatible.
Aralba