El Secreto es que no
hay Secreto
Una conocida serie de ficción
televisiva venía a decir en su introducción que La Verdad está ahí fuera; pero
yo discrepo y digo, tajantemente, que la verdad se encuentra siempre dentro de
nuestro interior.
La mayor parte de la gente que se
acerca a las escuelas mistérico-iniciáticas, lo hacen por el indudable halo de
supuesto secretismo que desprenden, y eso muy a pesar de que no ocultan secreto
alguno.
Quizá alguien pudiera pensar que
el secreto es algún tipo de magia que bien nos podría convertir en semidioses,
realizando proezas sobrenaturales; pero lo cierto es que la prestidigitación
nunca ha sido el móvil principal de las escuelas mistérico-iniciáticas y esa,
queridos amigos y amigas, la única y verdadera magia, solo la podrán encontrar
en los clubs y asociaciones de mentalistas e ilusionistas.
Quizá, otros pudiesen creer que
estas escuelas ocultan secretos conspirativos de carácter político o mafioso propios del mundo del hampa; pero esos secretos, que indudablemente existen,
solo se encuentran en organizaciones criminales como la cosa nostra o en los
servicios de inteligencia de los más diversos países.
Por último, los más imaginativos
de todos, quizá consideren que en su seno se conservan los grandes secretos
científicos del pasado, presente y futuro de la humanidad; siendo sus miembros,
los encargados de custodiarlos y de ir dosificando la tecnología que permite
avanzar a la humanidad; pero tampoco esto último es cierto, dado que ese
conocimiento, existente por cierto y a buen resguardo en sociedades como la
Royal Society británica, se encuentra y proviene del Mundo de las ideas que
postulara Platón, y al cual acceden nuestros creadores, científicos e
inventores mediante la Fuerza de la Imaginación, sea en estado de vigilia o de
forma onírica.
Se nos podrían ocurrir mil y un
motivos más, parecidos a los expuestos, y por los que las escuelas mistéricos
iniciáticas tuviesen que mantener algún tipo de secretismo, tales que la magia
cabalista o el proceso alquímico de convertir ciertos metales en oro; pero
llegaríamos, mediante el uso de una razón clara, al mismo resultado.
En las escuelas
mistérico-iniciáticas jamás se ocultó algún secreto.
Esto último es falso, como el
avispado lector habrá podido darse cuenta. Existe un secreto forzado por la
mera supervivencia de sus poseedores, tanto de los iniciados como del resto de
la humanidad: El Secreto de lo Políticamente Incorrecto, de los Tabús impuestos
a la humanidad por las ideas más peregrinas impulsadas por una minoría, sin
escrúpulos, con el fin de controlar el comportamiento de una inmensa mayoría
fanatizada. Y esto viene sucediendo desde tiempo inmemorial, sirviéndose del
pensamiento religioso y otras ideologías.
Se habla de que el Rabino y Maestro
Gnóstico, Jesús de Nazaret apartaba a unos pocos de sus discípulos,
especialmente a María Magdalena, para instruirlos de un modo especial acerca de
algún tipo de secreto que no podía comunicarse a la generalidad de las
multitudes. Ese conocimiento conocido como mistérico ha permanecido siempre
oculto y protegido por las escuelas de Sumer, Egipto y la India, en el pasado,
y por la enigmática Rosacruz en nuestros días; habiendo pasado previamente por las escuelas
del pensamiento como fueran las de Pitágoras, Sócrates, Platón o Aristóteles.
En esas escuelas, os lo puedo
asegurar, no se enseñaban los nombres del demiurgo o el abracadabra que les
permitiese realizar, a sus acólitos, los más portentosos de los milagros.
Para la mayor parte de las
religiones, especialmente las monoteístas surgidas de la mano de Akenatón, y
transmitidas al occidente europeo por el Pueblo Elegido de Jehovah, existen
tres tabús que son considerados como los grandes males de la humanidad y el
origen de los más monstruosos de los pecados, siendo considerados, aquellos que
no los observen debidamente según la doctrina transmitida, como pecadores y
dignos de ser estigmatizados.
La Carne (El Sexo)
El Mundo (La Vida)
El Diablo (El Conocimiento)
¿Quién podría manifestarse a
favor de unos solo de estos conceptos sin ser vilipendiado, amordazado,
arrestado, torturado y ejecutado?
Este es el supremo y único
secreto de las pocas y auténticas escuelas mistérico-iniciáticas (No existe
secreto alguno) Queremos subrayar lo de auténticas pues como todo en la vida,
muchos son los llamados y pocos los elegidos. La mayoría de las que se
publicitan con dicho nombre de escuela de misterios no son más que fraudes y
pura estafa económica y espiritual.
Las verdaderas escuelas de
misterios esconden en su seno, no el secreto innombrable de la verdad que nos
ha sido velada, sino las lentes que nos permitan conocer la verdad que
guardamos en nuestro interior desde toda la eternidad.
La verdad de que no hay que huir
de la Carne, el sexo, sino utilizarla y disfrutarla al máximo, en beneficio de
nuestro crecimiento personal y espiritual. La verdad de que el Mundo, la Vida,
no es algún tipo de maldición sino todo lo contrario, el único medio que
poseemos la humanidad para poder ser liberada, dado que es el cósmico escenario
donde se debe de producir la iluminación de la verdad, el crecimiento
espiritual y por último la necesaria transfiguración, reconversión en nuestro Ser de origen.
Por último, la verdad de que
Lucifer, también conocido en una de sus múltiples facetas como el Diablo o
separador, que no es otra cosa que nuestra capacidad de discernimiento, es el
único medio para que en este Plano de manifestación, el Mundo, y mediante la
Carne, el sexo, puedan convertirse en el único medio efectivo conocido para
alcanzar la verdadera Iniciación y por lo tanto, la Iluminación.
Sé que para algunos, sobre todo
para los que nos conocen en persona, esto que decimos pudiera mostrar una presunta
arrogancia de mi parte; pero a estas alturas de la vida, ya como que nos da
igual un poco todo. Adquirir unos pocos enemigos más, sabiendo que lo
verdaderamente importante es mostrar la verdad absoluta, una verdad que todos
llevamos dentro y que por lo tanto no es algún tipo de secreto transmisible. Y
ello porque estamos convencidos de que ha llegado el momento de rasgar el velo de
Isis y descubrir que en su mano se encuentra una réplica esculpida en oro del
falo de Osiris.
Bien, nunca nadie fue Profeta en su propia tierra, ni siquiera el Maestro Jesús de Nazaret, y yo tampoco pretendo
conseguir lo imposible, siendo mi único deseo que estas palabras queden
grabadas para la posteridad con el fin de que aquellos que las descubran en el
futuro y, quizá, en otros lugares distantes, puedan juzgarlo con el debido rigor
e imparcialidad.
Se nos habla, respecto a los
misterios, con una serie de argots velados mediante un complicado metalenguaje
y que con el tiempo ha ido degradándose y germinado en la imaginación de algunos
estudiantes como una suerte de fantasías muy alejadas de la natural lógica y de
la razón.
Como único ejemplo pongamos a
Kundalini y el sexo tántrico. Se nos habla de estas cosas como si fuesen
secretos extraordinarios que la mayor parte de la humanidad desconociera y capaz
de convertir a unos pocos iniciados en auténticos magos y sacerdotisas, cuando todos somos conocedores,
por instinto primero e intuición después, del proceso de Iluminación que nos
fuera castrado desde los primeros años de nuestra infancia.
Recuerden que el único Secreto es
que no existe el secreto, porque cuando todo hijo de vecino practica el sexo
está realizando el Tantra más mágico posible y cualquiera que alcance un
orgasmo ha logrado despertar a Kundalini, la serpiente enroscada en la base de
nuestra médula espinal.
La magia más maravillosa posible
de este proceso es la fecundación por parte del varón en el crisol del útero de
una mujer de un nuevo cuerpo para alojar una nueva vida y una nueva consciencia
¿Qué magia podría existir mayor que esta? ¡Ninguna!, ya os lo digo yo.
Los seres humanos, como seres
vivos animados, inteligentes y conscientes, somos todos y cada uno de nosotros
magos y magas que a cada paso que damos, a cada palabra que pronunciamos o a
cada acto que realizamos estamos realizando magia; pero es tan evidente y se
encuentra tan cerca de nosotros que no somos capaces de reconocerlo e
intentamos buscarle las tres patas al gato.
Y no somos capaces de reconocerlo
porque desde tiempo ancestral nos han venido colocando, desde muy chiquitos,
unas lentes tintadas que hace que la realidad del Mundo quede distorsionada
ante nuestra vista, ante nuestra comprensión. Esas lentes se conocen como
acondicionamiento o domesticación; es decir, educación (mala educación).
Se nos ha enseñado que nuestro
cuerpo es pecaminoso y que debemos, en la medida de lo posible, ignorarlo. Se nos ha
enseñado que el Mundo es una suerte de purgatorio que debemos soportar estoicamente,
dado que es el origen de una suerte de pecados mortales e irreparables que nos conducirán,
tras la muerte, a una suerte de infierno donde el sufrimiento será inenarrable
y eterno. Se nos ha enseñado que Lucifer, el Diablo, nuestro Ser interno
luminoso y que nos provee del discernimiento y del conocimiento, es el origen de todos los males
posibles, el Príncipe de este maloliente Mundo.
Quienes están interesados en que
nos aferremos a esos dogmas castrantes, de los cuales ya hemos hablado largo y
tendido, lo hacen con la ladina intención de que tanto hombres como mujeres
permanezcamos sufrientes, dormidos, ignorantes y frustrados por no poder
alcanzar la felicidad. Recuerden que nuestra infelicidad es su alimento, de lo
que ellos se nutren y lo que los mantiene activos.
Y ¿Cómo podríamos ser felices, si
los instrumentos a nuestro alcance para lograrlo se nos ha obligado a
desecharlos por malignos y pecaminosos?
Sí, cuando Jesús, Krisna, Buda,
Zaratustra y otros llevaban a parte a algunos de sus discípulos más cercanos era
para transmitirles, de forma práctica, el verdadero conocimiento de la Magia.
Ahora ya saben a qué tipo de magia nos estamos refiriendo. El sexo, la vida y
el recuerdo o iluminación de la Verdad olvidada.
Cuando Jesús se retiraba con
María Magdalena, lejos del resto de sus discípulos, era para transmitirle, de
forma práctica, dicho conocimiento mágico.
El conocimiento del Dragón de
Jade, del falo de Osiris, del Lingan hindú que con su erección, penetración y
frotamiento repetido de las paredes de la gruta de Venus, podía crearse el
fuego físico necesario, la calentura necesaria para despertar a la serpiente
primero y para elevarla después como un fuego abrasador hacia todas y cada una de
las glándulas de nuestro cuerpo.
Sucede que emocionalmente nos encontramos
tan castrados que nada más producirse el comienzo del orgasmo, el despertar de
la serpiente, automáticamente cortamos el vínculo en lugar de dejarnos llevar,
de forma natural, por el lujurioso y divino placer.
Sí, porque lo que conocemos como
orgasmo no es otra cosa que el despertar de lo que los hindús conocen como el
chacra sacro situado en la base de la médula espinal; pero generalmente, debido
a nuestro acondicionamiento, según bosteza pareciendo despertar la volvemos a
mandar a dormir, volviendo a enroscarse de nuevo para sumirse en el sueño eterno.
Kundalini es el fuego espinal,
una serpiente ígnea, una energía física que se origina en el sacro y que
deberíamos ir elevando por la autopista de nuestra médula espinal hasta cada
uno del resto de chacras o glándulas finalizando en nuestro cráneo con el fin de despertar nuestros órganos de percepción espirituales y convertirnos o
transformarnos en lo que por naturaleza siempre nos correspondió, unos
iluminados. Iluminados capaces de percibir la verdad; lo que sería lo mismo que
decir que hemos sido capaces de retirarnos la venda de los ojos, esas lentes
tintadas de las que hablábamos y que nos hace ver la realidad distorsionada.
El sexo es sagrado y por lo tanto
mágico; pero no ese timorato y cargado de prejuicios que termina convirtiendo
un verdadero acto iniciático en un aborrecible y demoníaco tabú.
El mundo no es el lugar más
perfecto del cosmos, lo sabemos; pero es la plataforma que nos hemos concedido
para poder reconstruir nuestro verdadero ser eterno e inmortal.
Y por último, no lo más
importante porque las tres cuestiones tienen la misma importancia, permitir a
la serpiente ígnea, al iluminador, a Lucifer, completar la tarea para la que se
lo despertó. Y ello lo conseguiremos si no cortamos nuestros orgasmos de forma
prematura sino dejando que se dilaten hasta que nuestra personalidad sea
desprendida al punto de dejar de pensar, incluso de perder la consciencia
sumergidos en un lujurioso océano de felicidad y de placer.
En caso de que no fueres capaz de
conseguir a tu pareja adecuada para culminar el proceso, será mejor que apartes
de tu lado a tales piedras de tropiezo y ejercítate en solitario con los
juguetes que tu sagrada imaginación estime más oportuno.
La Naturaleza te ha concedido
todo el conocimiento y no viene a cuento de que yo aquí, de forma explícita, te
recuerde lo que debes de hacer. Y no desistas porque a la primera, a la segunda
o a la centésima vez no consigas elevar tu fuego espinal.
Llevas muchos años castrado o
castrada y resolver este asunto no es una nimiedad que puedas solventar en un
instante. Es cuestión de práctica y perseverancia. Recuerda que el único
secreto es que no hay secreto alguno y quien te cuente lo contrario, o es
ignorante o te está mintiendo, te quiere sacar los cuartos o te está
manipulando para conseguir algún oscuro e innombrable designio.
No te rindas ante tus orgasmos,
no los cortes cuando lleguen y sumérgete en ellos hasta la inconsciencia.
Dilata el placer más allá de lo posible y abandona tu yo para solo sentir,
porque ese es el único secreto, si así se puede denominar, que te conviertas tú
en un extraordinario sentido de comunicación con y para el Cosmos.
Cuando regreses de tus orgasmos,
la felicidad que se ha cocinado llenará toda tu vida y satisfará a tu mente y a tu corazón;
pero para ello deberás olvidar prácticamente todo lo que te enseñaron, romper
todas las cadenas con las que te han amarrado.
Serás a partir de entonces una
antorcha de conocimiento para tus hermanos y hermanas, un ser de Luz. Lo que
siempre fuiste y nunca debiste dejar de ser. Un auténtico Lucero del alba, un
Luzbel. El Pájaro de Fuego ha resurgido de sus cenizas. El ángel de la Luz puede volar de nuevo. No te resistas.
El que tenga entendimiento entienda
Luzbel