A la pregunta de si soy
masón, la contestación sería tan simple como: Por tal me tienen mis
hermanos o Soy Hijo de la Viuda. La respuesta a la pregunta del Artículo sería
¡porque me da la gana! Si mis padres no me hubiesen educado tan bien como lo han
hecho.
Decir que eres Cristiano
evangélico, Estudiante Rosacruz, Masón y Ácrata, en público, es un auténtico Testimonio de
como te consideras a tí mismo. Quizá con 25, 30 o 40 años de edad y en este
País, España, me habría cuidado mucho de hacer públicas depende y qué cosas. Ahora
con 56 como que nos da un tanto lo mismo, a pesar de que pronto habremos perdido
nuestro trabajo y quedaremos en el Paro.
Internet es un lugar
completamente público y donde entran incluso empresarios para conocer las
tendencias de los supuestos aspirantes a ocupar un puesto de trabajo dentro de
sus empresas. En cualquier país avanzado de este Planeta, declararse Masón es
incluso algo positivo que se pudiera incluir en el currículum, dado ese Amor al
Trabajo que declaramos, de continuo, en el ámbito de nuestros talleres.
No obstante, después de
casi 40 años de Democracia, parece como que diera miedo declararse Hijo de la
Viuda en este País. La tortilla pareciera que podría cambiar en cualquier
instante y encontrarnos vulnerables ante una presunta intolerancia religiosa e
ideológica, todavía hoy, inexplicable.
La Franc-masonería por las
persecuciones sufridas, aún hoy en día, en algunos países teocráticos, sean cristianos o
musulmanes fundamentalistas, han debido permanecer tras el velo del misterio y
del secretismo; pero solo por eso y de hecho, en todos los países democráticos
las obediencias masónicas son absolutamente legales aunque, por precaución, se
mantiene un tanto de discreción al respecto, por lo que pudiera pasar.
Cuando a un Hermano Masón
se le pregunta por otros hermanos masones calla, como no podría ser de otro
modo; pero no se le impide que hable de sí mismo y de su pertenencia a
la Fraternidad masónica con un cierto grado de orgullo, si pudiera llamarse de
ese modo a ese positivo sentimiento de satisfacción.
Cada Hermano Masón está en
la Orden por una infinidad de circunstancias y motivos distintos. Nosotros como
estudiante del misticismo rosacruciano estamos en la Francmasonería por dos
cuestiones principales: Para mantenernos con los pies en el suelo, dado que la
Fraternidad es una Organización adogmática que potencia la libertad de
pensamiento de cada uno de los hermanos y en segundo lugar, quizá lo más
importante, para disfrutar de encontrarnos junto a nuestros iguales a pesar de
mantener ideologías, posición social y pensamientos distintos.
Por la tendencia
espiritualista de mis escritos y, dado que ya saben que somos Masón, pudieran
pensar que todos los masones son como yo, en el sentido místico, rosacruciano o
cristiano y esto no es así. Dentro de la Franc-masonería cabe cualquiera cuyo
objetivo sea llegar a ser feliz colaborando en la construcción de una humanidad
mejor.
También se dice que es una
Escuela de moralidad, en el sentido más amplio del término, huyendo de la
moralina propia de determinadas confesiones de ideología puritana. Sí, de algún
modo la Masonería pretende ser una Escuela de formación para personas buenas y
trabajadoras y lo consigue proporcionando una enseñanza simbólica, adogmática
y ritual dirigida a lo más interior de todos y cada uno de nosotros.
No hay catecismos ni
directrices que nos digan como tenemos que actuar y comportarnos en el mundo
exterior o profano, sino que es nuestro Ser Interno, tanto para gnósticos como
agnósticos, quien nos va transformando de dentro para afuera.
Soy masón porque me
encuentro muy bien entre mis hermanos y así, también, evito levantar los pies
del suelo y volar hasta las cumbres donde se cuece cierto fanatismo religioso.
Me viene ayudando a demostrarnos que tenemos razón cuando, de forma cansina,
por activa y por pasiva venimos declarando, a grito pelado, que la Realidad es
multifacética y que pelearnos por la demostración de que algo es verdadero o
falso como que no posee demasiado sentido.
Algo tan simple como eso,
sin estridencias míticas o cargadas de política y paganismo religioso. Nada de
eso hay en la Franc-Masonería aunque si haya hermanos con esas y otra muchas
tendencias; pero dentro de nuestros talleres solo se busca el crecimiento del
Ser Humano como Persona cívica, con el fin de vivir en felicidad con nuestros
semejantes en un mundo que cada día pueda resultar mejor. Si no se consigue, no
es culpa de la Masonería. Tampoco se le puede presuponer, a la Institución, un
real Poder que ni detenta ni desea ni quiere.
Es el Trabajador Masón, de
forma individual, cuando sale de su Taller quien se compromete, como ciudadano,
con su entorno, sea éste político, vecinal, religioso o de otro tipo y ello,
sin existir alguna directiva interna, de la Orden, que nos impulse a
entrometernos en todos los ámbitos de la sociedad, sino porque consideramos que
debemos implicarnos, comprometiéndonos a título personal, en la mejora del Mundo, la Casa de todos nosotros y de
nuestros hijos y demás descendientes.
Es por todo lo expuesto
que somos Masón y esperamos que haya quedado bien claro para los que me conozcan o intenten conocerme.
Aralba