-¿Qué entiende usted por legión?; -¡Demonios, claro!; -¿Eso es
Usted?
(Preguntas realizadas al Autor, mediante un Mensaje Privado)
En otros momentos hemos hablado sobre el hombre, los ángeles y los demonios. Algunos genios importantes, como Shakespeare, pensaban que el Infierno estaba vacío porque todos los demonios se encontraban en nuestro Mundo en forma de seres humanos.
Los ángeles y demonios, arcontes
o legisladores de los gnósticos, no son otra cosa que las fuerzas de la Naturaleza. Si las
entendemos y nos colocamos a su favor, esas fuerzas son benéficas y las
denominamos ángeles; si por el contrario, actuamos de forma ignorante y rebelde
no nos serán propicias y las denominaremos demonios.
Ahora bien, ¿Esas fuerzas de la
Naturaleza, cuyo fin principal es mantener estables los pilares del Universo, pueden
tomar forma y aspecto corporales?
Al contrario de lo que supone la
angelología, los verdaderos ángeles y los verdaderos demonios, son una misma
cosa que solo depende del resultado de sus acciones y no poseen un cuerpo antropomórfico, al
contrario de cómo se los ha pintado en la iconografía religiosa.
Pero sí, estáis en lo cierto,
esas Fuerzas detentadoras del poder temporal en nuestro Mundo no son
conscientes hasta que poseen a ciertos individuos, de diferentes especies
vivas, y cuyos Espíritus propios se encuentran, literalmente, en un estado de profundo
sopor.
¿Con eso queremos decir que el
Ser Humano es el Cuerpo físico en que están encarcelados los ángeles y los
demonios? Evidentemente que no; pero si nos encontramos sumidos en un profundo sueño, podremos ser objeto de manipulación por esas
entidades energéticas, cuya inteligencia es artificial y fuera programada por
sus creadores en el principio de los tiempos.
Los ángeles y los demonios actúan
por simple instinto de conservación programado y es un error común el dotarles de
sentimientos y personalidad humana; ahora bien, cuando poseen a los humanos
dormidos pueden aparecer como las entidades más bellas del mundo, enviadas por el Creador, o como las más horribles y odiosas, enviadas por el Maligno, dependiendo del
papel que les toque representar de cara al mantenimiento del Status Quo.
Las guerras, las matanzas, los
asesinatos, las torturas inquisitoriales, son promovidas por las mismas fuerzas
esotéricas que también nos alimentan, nos proporcionan calor y nos mantienen,
como especie biológica, vivos y activos.
Si el Ser Humano despertase a
esta Verdad y no se dejase manipular por estas fuerzas ciegas de la Naturaleza y
que, como hemos dicho, fueran programadas por nosotros mismos, en el comienzo
del alzado del Telón del teatro del Mundo, con mucha probabilidad, la Vida en
nuestro mundo podría ser más digna y soportable.
No, Querido Amigo, contesto a su
pregunta. Ni usted ni yo somos una legión de ángeles o demonios; pero podemos
portarnos como tales si aún no hemos llegado a tomar consciencia de nuestra
verdadera situación en el Cosmos, y consentimos en ser poseídos por las fuerzas
arcónticas para llevar a cabo sus funciones de técnicos de mantenimiento del
Sistema.
El único modo de saber que somos
nosotros quienes tenemos el control y no otra Cosa, es actuando con Amor, de
forma desinteresada en favor de nuestros semejantes y mostrando la vereda de
salvación, cuando creamos conocerla, a quienes nos rodean, a nosotros mismos, como una única Comunidad,
como una única Unidad vital.
Creer en los demonios nos conduce
al fanatismo de la demonología y a realizar las más inverosímiles atrocidades
con el fin de combatirlos; pero entendamos que esas fuerzas demoníacas no
tendrán poder si no les damos cabida en nuestras vidas y, fundamental, si
dejamos de creer en ellas. Solo con la simple creencia ya las alimentamos y
engordamos dentro de nosotros mismos.
Nosotros no somos ángeles ni
demonios; pero podemos comportarnos como tales si dejamos que las legiones del Príncipe de este Mundo nos posean.
Aralba