Durante los pocos años, algo más
de cuarenta, que llevamos investigando el Universo Oculto hemos podido
comprobar como unos investigadores al copiar a sus maestros anteriores; además
de traer hasta el presente las grandes verdades de antaño, también han
arrastrado sus errores y esto es debido al Complejo de Inferioridad metafísico
que poseen una gran mayoría de los discípulos, los cuales jamás cuestionan, con
espíritu crítico, a los maestros, materiales, de los que han recibido la Cadena
Iniciática.
Es curioso como todos los
tratados esotéricos comienzan con una creación a partir de las tinieblas, el
Caos, la Nada más absoluta que supuestamente, en esencia, lo contiene todo.
Invariablemente nombran a unas jerarquías creadoras, supuestamente infinitamente
más poderosas que el propio Ser Humano y que son tratadas como divinidades
eternas e inmortales. Esto no es así, son tan solo entidades egregóricas
creadas, con su propia esencia, por el Adam Original al penetrar, desgajándose,
en una singularidad dentro del Pleroma, como no puede ser de otro modo.
La cuestión es que todos los
investigadores de lo oculto siempre se han frenado en dicha singularidad y
jamás intentaron cruzar más allá de ese velo de los misterios mayores con la
excusa bíblica de que no podemos entender la mente de Dios como si esa Entidad
fuese algo ajeno y separado de nosotros. Es cierto que no hay apenas
información de lo que acontece y aconteció en nuestro plano instantes antes de
que se produjese el gran estallido original; pero ello no se debe a esa falsa
inferioridad manifiesta del Ser Humano, sino a que no posee memoria de todo
aquello que le sucediera con anterioridad a la manifestación vibratoria del
Verbo.
Los propios arcontes, la legión
de legisladores creados por nosotros mismos, se han ocupado de que jamás
supiésemos la verdadera realidad: Que ellos nunca fueron dioses. De hecho no
fueron ni criaturas vivas con existencia propia sino máquinas programadas con
el único fin de mantener estable el teatro de la vida dentro de la singularidad
de nuestro Universo. Hoy, las condiciones vibratorias se han afinado
notablemente y algunos, mediante nuestros maestros internos o ángeles
guardianes, hemos podido recordar no solo lo que sucedió a partir de la primera
milésima de segundo en que el Adam primigenio pronunciara el Fiat Creador y que
viene reflejado en la Doctrina Secreta y en sus múltiples reescrituras
posteriores por parte de muchos y diversos autores y autoras, sino también lo
que viene sucediendo en el Presente Continuo del Pleroma o Mundo Original de
donde todo procede.
Fuera del espacio tiempo, fuera
del árbol de la Vida, contenidos en una singularidad perfectamente aislada
dentro de su propio seno existe el Origen de todo, el Pleroma constituido por
una infinita masa semi-acuosa constituida por otra infinitud de moléculas
individuales; pero unidas en su esencia, semejantes a minúsculas gotas de agua.
Esas aparentes gotas acuosas no son otra
cosa que seres humanos originales, inteligencias eternas que siempre existieron
en un Mundo donde nunca existió el Tiempo tal y como lo conocemos en nuestra
dimensión espacio temporal; pero el Pleroma, a pesar de lo que se pudiera
pensar, está en un continuo movimiento, creando, deshaciendo y volviendo a
crear nuevas y diminutas singularidades espaciotemporales donde los teatros de
la Vida son interpretados de infinitas formas y manifestaciones.
El Pleroma es como una esfera
infinita sin circunferencia y cuyo centro se encontrase en todas partes, cuyo
contenido no fuese otra cosa que un cerebro mental sin límites ni dimensión
posible y donde lo que una de las moléculas piensa o decide es conocido, al
instante, recordemos que no hay Tiempo en el Pleroma, por cualesquiera de sus
hermanas; pero dado que en el Cuerpo del Ser Pensante no es posible recrear el
Tiempo ni el Espacio tal y como lo vivimos en este presente mundo, las
moléculas o gotas acuosas del Pleroma reproducen, en sí mismas, especie de
burbujas, a modo de agujeros negros, donde colapsan, pasando de la infinitud a
la finitud y recreando con la infinita sustancia de sus cuerpos y mentes todo
el escenario eónico, estelar, que constituyen los Universos donde la vida y la
consciencia espacio-temporal prospera.
Lo mencionado es lo que viene
sucediendo en el Pleroma, desde siempre, dado que ni el Pleroma ni su
Sustancia, el Pensamiento, la Mente Infinita, jamás fueron creados por nada ni
nadie ni surgieron de algún existente o inexistente lugar. Son preexistentes. Reconocemos de la
dificultad de intentar comprender la infinitud por parte de una Criatura,
nosotros, que nacemos vivimos y morimos, dentro de un Mundo Finito sujeto a la
dualidad y al espacio-tiempo sin poseer la memoria de lo que realmente fuimos
antes y que en verdad jamás hemos dejado de ser: Seres infinitos, inmortales y células
pertenecientes a una única unidad indivisible.
Por lo tanto, lo que viene
sucediendo en la Sustancia etérica del Pleroma, desde siempre, es la recreación
permanente de singularidades espacio-temporales, a modo de burbujas dentro del
propio cuerpo del Pleroma, donde manifestar de muy diferentes formas el
pensamiento inmanifestable; pero nunca inconsciente del Ser único y Eterno que
somos y al que pertenecemos. Algunos equivocadamente lo vienen denominando
Dios, dioses y de otras múltiples formas; pero en realidad no es, nada más y
nada menos, que pura energía mental en una bulliciosa actividad neuronal,
permítaseme la metáfora, que viene sucediendo desde un infinito pasado hasta un
infinito futuro o si se me permite la única Verdad, un Eterno Presente.
Aralba