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lunes, 8 de octubre de 2012

En busca de nuestra Escuela Espiritual



La cuestión es que ocasionalmente, en este lugar, dedicado a la iluminación, colocamos cosas de terceros que nos parecen muy interesantes; pero que a veces no compartimos en su totalidad. 

Pareciera que lo políticamente correcto, en esto de la búsqueda de la Luz y de la Verdad, es quedarse en la primera escuela que encontremos. Yo nunca he compartido esa opinión; pero además estoy convencido de lo contrario, cuanta más experiencia y tiempo de vida tengo.

A veces, la Piedra de construcción, nosotros, es colocada en su lugar marcada por el Maestro Cantero, nuestro Espíritu; pero a veces hay que hacer varios intentos hasta que la piedra encaja en su lugar correcto. 

A los que nos hemos tirado media vida buscando, aquí y allá, donde poder acomodarnos de forma plena, nos llaman culillos de mal asiento; pero quizá no se entienda que en nuestro interior bulle una divina inquietud que nos impele a movernos de acá para allá hasta encontrar nuestra auténtica ubicación.

En otras ocasiones, es cierto, aunque las menos, llegamos a una escuela que nos llena plenamente, tanto por Doctrina como por afinidad con los alumnos que la habitan. 

El Problema de las Escuelas de misterios, dogmáticas, es que solo sirven, al ciento por cien, mientras son conducidas por sus fundadores y en una generación muy concreta. 

La Historia nos muestra que con el transcurrir del tiempo cronológico, el apostolado y la doctrina se degradan hasta convertirse en inoperante primero para llegar a su plena extinción después.

Muchas veces creemos que es nuestra personalidad, nuestro yo, quien nos impulsa a picotear de un lado hacia otro, en busca de no se sabe bien el qué; pero nosotros estamos convencidos de que se trata de nuestro propio Ser Interior quien, de forma subliminal, nos va dirigiendo hasta nuestra ubicación final en el Templo de la humanidad, junto a las piedras que mejor casen con nosotros y según la marca dejada por el Supremo Diseñador.

En muchas ocasiones infravaloramos el Poder de nuestro Espíritu para manejar, como la parte humana del Centauro, a su contraparte animal y sí, es cierto que hay una lucha permanente por la supremacía entre ambos; pero no es menos cierto que el final feliz de esta Historia hace mucho tiempo que ya se escribió.

Por lo tanto, si acabas de empezar en esto de la búsqueda, yo no me preocuparía tanto de si ahora estoy acá y mañana allá y al otro en acullá. Lo importante es que permanezcamos en permanente movimiento, porque si hay algo que sí está en contradicción con la búsqueda de la Luz, es la rutina y la consiguiente cristalización. 

La Cristalización nos mantiene dormidos, sordos y ciegos hacia la Luz. Forma como una especie de costra que impide que la Fuerza electromagnética del mundo original, conocida por los gnósticos como Metanoia, pueda penetrar en nuestro interior y despertar al verdadero Señor de nuestras vidas.

Y por último, también quisiéramos indicar que lo importante de la búsqueda es la búsqueda en sí misma de forma independiente de que podamos o no conseguir lo que quiera que sea que intentemos encontrar y que hemos venido en denominar como Luz o Verdad; dado que esa búsqueda es lo que nos mantiene activos, espiritualmente, impidiendo esa tan nefasta cristalización de la que venimos hablando. 

A veces, solo a veces, quizá nuestro camino deba seguir la senda del solitario Ermitaño.

Aralba