Por el Dr. Ernst Katz | |
Una disertación derivada de una conferencia pronunciada en la Reunión Anual de la Sociedad Antroposófica, noviembre de 2004
En
esta disertación quiero dar una descripción personal, no muy erudita,
sobre la misión de Rudolf Steiner. ¿Cuál fue esta misión? Él nunca hizo
una afirmación directa sobre su misión. Tenemos por supuesto todo lo que
encontró expresión externa de su misión, todas las aplicaciones
prácticas de la antroposofía, en educación, medicina, agricultura,
artes, en la arquitectura del Goetheanum y de muchos otros edificios, en
poesía y en teatro, en orfebrería, y especialmente en euritmia, pero
también en filosofía y en orientación del desarrollo interno, y más.
Pero para averiguar cuál fue realmente su misión deberíamos ser
conscientes de que fue una misión espiritual, una misión esotérica, que
sólo podemos encontrar al contemplar lo que puede llamarse su “biografía
esotérica”. Allí uno encuentra revelado cómo la vida de Rudolf Steiner
fue orientada e inspirada por un sublime ser espiritual, el espíritu del
mundo circundante de nuestra época. En el esoterismo Occidental este
ser es llamado San Miguel. Rudolf Steiner puede ser visto como el
Embajador humano, terrenal, de San Miguel, que es el Embajador
espiritual del divino Ser del Cristo.
Se
pueden discernir claramente significativas señales de la orientación e
inspiración de San Miguel en las circunstancias que rodean la vida de
Rudolf Steiner en su mismo comienzo así como en su prematuro fin.
Al
principio notamos las siguientes circunstancias inusuales: Rudolf
Steiner nació poco antes de la medianoche del 25 de febrero de 1861, en
el pequeño pueblo de Kraljevec (ver Nota 1). Debido a la negligencia de
la partera el bebé casi murió desangrado. No se sabía cuánto
sobreviviría. Si su nacimiento hubiera sido normal el niño hubiera sido
bautizado unos días después en la iglesia de Kraljevec, pero ahora se
requería un bautismo de emergencia. Sin embargo, el programa de la
iglesia de Kraljevec no podía acomodarse a esta emergencia. Así pues el
niño fue llevado dos millas a través del frío y la nieve del invernal
febrero hasta la iglesia de Draskovec, un pueblo vecino. Allí fue
bautizado el 27 de febrero, y llamado:
Rudolfus Josephus Laurentius Steiner.
o, como podríamos decir:
Rudolf Joseph Laurence Steiner
Es
significativo que la iglesia de Draskovec está dedicada a San Miguel.
¡Era una Iglesia de San Miguel! Aparentemente el destino había
organizado las circunstancias para que San Miguel permaneciera de
guardia, como si dijéramos, como un padrino, en la entrada de este ser
humano en la vida física en la tierra.
Hacia
el final de la vida de Rudolf Steiner, desde las Navidades de 1923
hasta el 30 de marzo de 1925, San Miguel está en evidencia como los
acordes finales de una gran sinfonía. Las conferencias esotéricas de la
Escuela para la Ciencia Espiritual, que Rudolf Steiner pronunció en
1924, eran una inspiración directa de Miguel. La frase final de la
última de estas conferencias reza así: “Así puede ser confirmado el
contenido de la presente comunicación de Miguel”. Y las últimas palabras
de la verdaderamente última conferencia que Rudolf Steiner fue capaz de
pronunciar, conocida como “El Último Discurso”, el 28 de septiembre de
1924, describe en imaginativas y poéticas palabras a San Miguel como el
Mensajero de Cristo (ver Nota 2). En adición, los ensayos que Rudolf
Steiner escribió semanalmente para el periódico Das Goetheanum, durante los últimos meses de su vida, desde su lecho de enfermo, son conocidos como El Misterio de Miguel. (Ver Nota 3). Son su legado de Miguel.
De
esta manera la vida de Rudolf Steiner fue delimitada por una relación
con San Miguel, por su bautismo y por sus últimas lecturas. Para
comprender más concretamente cómo esta relación se convirtió en su
misión en el curso de su vida necesitamos esbozar dos temas básicos.
Primero, el lugar de San Miguel en la jerarquía de seres espirituales,
cómo los seres espirituales guían la vida humana.
Sobre Ángeles y Arcángeles
Asociado
con cada ser humano hay un Ángel que acompaña a la misma alma
individual a través de todas las sucesivas encarnaciones, y lo conduce a
circunstancias del destino que le da oportunidades de compensar
desequilibrios de encarnaciones previas. Por otro lado, el ángel
evoluciona por medio de nuestros actos.
Asimismo,
hay un Arcángel asociado a cada grupo cohesivo de seres humanos. Este
puede ser un grupo grande, como un país o una ciudad, puede ser una
congregación de la iglesia o una corporación empresarial, incluso un
grupo muy pequeño como una familia. No todos los Arcángeles tienen el
mismo rango. El Arcángel de una familia es por supuesto de un rango
inferior al del Arcángel de una ciudad. Hay siete Arcángeles destacados.
Se van turnando en el liderazgo de la evolución de la humanidad por
medio de llevar a una determinada civilización a la prominencia.
Según
un tratado, escrito en 1508 d.C. por Johannes Trithemius, un erudito
abad en Sponheim, Alemania, cada Arcángel dirige por turnos la evolución
humana durante 354 años y cuatro meses. Su calendario establece el
otoño del año 1879 d.C. como el comienzo de la era de Miguel. Es
destacable que esto era conocido ya a comienzos del siglo XVI. (ver Nota
4). Rudolf Steiner confirma que esto sucedió ciertamente a finales de
Noviembre de aquel año. Y añadió que el Arcángel San Miguel, uno de los
genuinos siete Arcángeles principales, recibió en aquel momento lo que
uno podría llamar una promoción. Iba a dirigir una civilización que, por
primera vez, englobaría a toda la humanidad. Además, en 1879, San
Miguel se convirtió en el ser supremo cuyo rango domina sobre todos los
demás Arcángeles. Este rango es a menudo denominado “espíritu del
tiempo”. Este ser exaltado, ilustre, San Miguel, el espíritu guía de
nuestro tiempo para toda la humanidad, el Embajador del Cristo, es de
una fundamental importancia en la vida y en la misión de Rudolf Steiner.
Cómo ejercen los Arcángeles su guía
La
manera en que los Arcángeles ejercen su influencia depende de la
evolución. En tiempos antiguos era diferente de lo que es ahora. Para
los Arcángeles de los rangos más inferiores la diferencia no es muy
grande. Ellos inspiran su influencia subconscientemente en la vida
sensible de los seres humanos mientras estos duermen, como sentimientos
de pertenencia a su grupo. Pero en tiempos antiguos los Arcángeles más
elevados interactuaban con los seres humanos de una manera más
consciente. Esto tuvo lugar en los Centros de Misterios. Allí los seres
espirituales, normalmente Arcángeles, guiaban a seres humanos
especialmente desarrollados, los “Iniciados”, los maestros. Los
iniciados guiarían entonces a la población de la que eran responsables,
de acuerdo con las inspiraciones que recibían de los seres del mundo
espiritual. De esa manera, las influencias del mundo espiritual
penetrarían en el entorno humano. Y viceversa, las cosas del mundo
humano podrían ser observadas, y de alguna forma asimiladas por los
seres espirituales. Por medio de su contacto con el mundo espiritual los
iniciados de los Centros de Misterios ejercían poder absoluto sobre su
población.
Es
importante notar que los Centros de Misterios trabajaban siempre a
puerta cerrada. Uno no podía solicitar la admisión para llegar a ser un
iniciado, como uno la solicita hoy para entrar en la universidad. Los
candidatos eran elegidos, y después tenían que someterse a un
entrenamiento de clausura, retirados del mundo exterior por muros que
los recluían. En tal entorno el estudiante se hacía muy dependiente de
su maestro. La sabiduría de la iniciación de los maestros era
estrictamente secreta. Su traición conllevaba la pena de muerte. Ese
sistema funcionó durante largas épocas. Había Centros de Misterios en
muchos, muchos lugares. Los había de diferentes rangos, y eran guiados
por iniciados de diferentes rangos. Había lo que podría llamar pequeños
Iniciados y Grandes Iniciados. Iniciados de un determinado rango
recibirían enseñanzas de Arcángeles de un grado similar, de tal forma
que sus enseñanzas o guía afectaba a grupos de diferentes tamaños. Había
siete Iniciados principales. Cada una de estas elevadas
individualidades a su vez se turnaban en la guía de una civilización
entera. Uno de los más grandes de estos siete era Zaratustra, que guió a
la antigua civilización Persa. Otros hicieron lo mismo en diferentes
épocas para otras civilizaciones.
Es
difícil trasmitir una impresión adecuada cuando uno habla de estos
Grandes Iniciados. Sobresalen en sabiduría, bondad y creatividad. El
célebre autor francés Edouard Schuré escribió un maravilloso libro, Los Grandes Iniciados,
con descripciones hermosas y sensibles de sus vidas y trabajos. Aunque
escrito hace casi un siglo, este libro es aún un clásico, y de lectura
altamente recomendada.
En
el transcurso del tiempo, los Iniciados en los Centros de Misterios
encontraron que cada vez se hacía más difícil mantener el contacto con
el mundo espiritual. Los Centros de Misterios comenzaron gradualmente a
esfumarse, a degenerar. Varios de hecho cerraron. ¿Por qué sucedió esto?
Era el resultado de la evolución de la conciencia humana. En la época
en que los Misterios florecieron, la conciencia de la gente difería
marcadamente de la nuestra. Poseían un antiguo tipo de conciencia como
de soñadores. Nosotros estamos mucho más despiertos en el mundo
sensible. Ellos eran más soñadores, pero aquello no evitó que hicieran
su trabajo. Este tipo de ensoñamiento con la clarividencia espontánea
asociada era una condición para los Iniciados en los Misterios.
Gradualmente la conciencia de la gente de todo el mundo comenzó a
cambiar. Se hicieron cada vez más despiertos, pero no tanto como lo
estamos ahora. Si uno lee la literatura Griega, uno puede ver que no
tenían nada que ver con lo que tenemos hoy, no solo en lo que respecta
al contenido, sino la manera completa de mirar al mundo. Un hito en este
proceso gradual de despertar es el trabajo de Aristóteles (350 a.C.)
Después en la época Romana la conciencia se hizo más parecida a la que
tenemos hoy en día. En el presente estamos más despiertos en el mundo
sensible de lo que los Romanos lo estuvieron jamás, y este proceso de
despertar es probable que continúe a más en el futuro. Pero nuestra
conciencia despierta es incompatible
con la antigua forma de clarividencia. Al hacerse más despierta la
conciencia de la gente el contacto con el mundo espiritual se hizo cada
vez más tenue. Había un peligro real de que el contacto con el mundo
espiritual cesase completamente. Deberíamos reconocer que esta evolución
era necesaria para introducir la posibilidad de la libertad espiritual
humana. Pero la completa pérdida de contacto con el mundo espiritual
habría implicado un horrible futuro para la humanidad y para la tierra.
En
esta época de oscuridad espiritual sucedió un hecho decisivo en el
tiempo. Una nueva luz-espíritu cósmica entró en la corriente terrestre
de la evolución: el Misterio del Gólgota, la vida, muerte y resurrección
del divino Cristo. Este es el más grande de todos los Misterios, porque
sus impulsos fueron ofrecidos no sólo a una civilización, sino a toda
la humanidad. Así el Misterio del Gólgota obvió los antiguos Misterios
que se preocupaban de una civilización únicamente. Además, a diferencia
de los antiguos Misterios que tenían lugar en retiro y secreto, el
Misterio del Gólgota tuvo lugar en público. Abrió la posibilidad de una
nueva clase de contacto de seres humanos con el mundo espiritual,
mediante un nuevo tipo de Iniciados. Este tipo de contacto es
enteramente compatible con
la conciencia humana completamente despierta, tal como la tenemos en el
presente, y podemos esperar tenerla incluso más despierta en el futuro.
Este es un impulso completamente nuevo. Mientras los Antiguos Misterios
desaparecían, nacía este nuevo tipo de conexión con el mundo espiritual.
En esta nueva corriente de Misterios surgió un nuevo tipo de Iniciados,
de nuevo con siete Iniciados principales, a los que algunas veces se
les llama “Maestros de Sabiduría y de Armonía de Sentimientos” o
simplemente “Maestros”. Aunque en esencia todos los Maestros se
mantienen en contacto unos con otros de una manera espiritual y siempre
actúan conjuntamente los unos con los otros, como norma sólo uno de
ellos se adentraría en el dominio público y hablaría y actuaría por
todos ellos. A cada uno de ellos se le ha asignado una determinada
tarea. Dos de estos Maestros son de gran importancia para la orientación
de la vida espiritual de todo el Mundo Occidental.
La
educación esotérica moderna debido a su naturaleza, no requiere
aislamiento ni secretismo. Sin embargo, en algunos casos las
circunstancias externas pueden hacer que el uno o el otro sean una
necesidad práctica. En cualquier caso, tal educación debe tener una
relación íntima con el Misterio del Gólgota, el Misterio del divino
Cristo.
¿Quiénes
son estos dos Grandes Iniciados, cuya tarea es guiar la vida espiritual
del Mundo Occidental? No aparecen en la historia como líderes de masas
populares. Ellos guían de una manera sutil y discreta que no obstante es
más efectiva.
Sobre los Principales Iniciados del Mundo Occidental
Uno
de los dos Grandes Iniciados que son los guías de la vida espiritual
del Mundo Espiritual es bastante conocido. Su nombre es Christian
Rosenkreutz. (Ver Nota 5). Vivió en la Edad Media, y según Rudolf
Steiner, se ha reencarnado varias veces desde entonces. Sentía que su
misión era hacer posible para cada ser humano, sin importar dónde está
en la vida moderna, elevarse a alturas espirituales. Sus enseñanzas
Rosacruces se daban en la forma de imaginería alquímica, una forma
apropiada para la conciencia medieval. Los estudiantes Rosacruces podían
continuar con su trabajo profesional en el mundo exotérico a la luz del
día, pero después en reuniones especiales, en determinados momentos
podían trabajar en lograr el contacto con el mundo espiritual. En
aquella época, el secreto aún era requerido, aunque esto no se debía a
los valores intrínsecos, sino que servía como protección contra los
despiadados ataques de la Inquisición, que perseguía todo lo que se
desviara de la fe Católica Romana prescrita con los castigos más
crueles.
Rudolf
Steiner describe el trabajo de Christian Rosenkreutz como en armonía
con la voluntad de San Miguel, y como un precursor de la antroposofía.
Él construye sobre estas bases. Su primer encuentro con la corriente
Rosacruz puede haber sido mediante el cuento inacabado de Goethe Die Geheimnisse
(Los Secretos) donde Goethe plantea la pregunta: “¿Quién pone las rosas
en la cruz?” Rudolf Steiner titula sus dos primeras Obras (Dramas) de
los Misterios como “Misterios Rosacruces” y en su principal trabajo Ciencia Esotérica
la única descripción explícita de cómo uno puede meditar se centra en
la Rosa Cruz. Menciona a Christian Rosenkreutz y la corriente Rosacruz
en numerosas conferencias y afirma que Christian Rosenkreutz es un
ayudante espiritual activo también en la época actual (ver Nota 6).
El
segundo Gran Iniciado principal que guía la vida espiritual del Mundo
Occidental es llamado el “Maestro Jesús”. Se dice que encarna cada siglo
d.C. Su tarea es promover la comprensión del Misterio del Gólgota. Esta
es una tarea continua, porque, como Juan el Evangelista escribe, este
misterio es tan rico, profundo e inagotable, que si toda su sabiduría
fuera escrita, la tierra entera no tendría espacio suficiente para
contener estos escritos. El Misterio del Cristo cada se hará
gradualmente más conocido con el transcurso del tiempo. El “Maestro
Jesús” es el discreto inspirador de este creciente conocimiento. ¿Quién
es este “Maestro Jesús”?.
Comprender
la respuesta a esta pregunta requiere una apreciación perspicaz de uno
de los más profundos enigmas del Cristianismo, sobre el cual Rudolf
Steiner fue capaz de arrojar considerable luz. Uno tiene que abrirse
camino para comprender que el “Yo” humano o ego de Jesús de Nazareth se
desarrolló hasta la edad de 29 años en su cuerpo de una manera
preparatoria, para hacerlo un receptáculo adecuado para que el “Yo”
divino de Cristo entrara en su cuerpo, y lo usara durante tres años como
Su instrumento. La vida física del divino Cristo era un suceso único
que cumplió su misión entera en el mundo físico en una sola encarnación.
Era una vida completa en sí misma, después de la cual, por tanto, no la
va a seguir ninguna encarnación más.
¿Pero
qué paso con el “Yo” humano de Jesús que había abandonado el cuerpo,
para hacer sitio al “Yo” divino de Cristo? Según Rudolf Steiner este
“Yo” humano de Jesús era una de las individualidades humanas más
avanzadas. Este es el propio “Yo” del “Maestro Jesús”. Este “Yo” encarna
como un ser humano. En otras palabras, el cuerpo de Jesús fue habitado
en sucesión por dos seres diferentes: antes del bautismo por Jesús,
después del bautismo por Cristo. El “Yo” de Jesús reencarna como un ser
humano, el “Yo” del Cristo no reencarna, al ser una entidad divina. Si
uno considera lo que Rudolf Steiner logró en su trabajo Cristológico
como nuevas revelaciones del Misterio del Gólgota, entonces uno se puede
dar cuenta que este aspecto de su misión estaba enormemente ayudado por
inspiraciones del “Maestro Jesús”.
Sin
embargo, la guía de la vida espiritual del Mundo Occidental por estos
dos Grandes Iniciados requería un ajuste cuando el Arcángel San Miguel,
el Embajador espiritual del Cristo, fue promocionado para convertirse en
el espíritu del tiempo, el destacado guía espiritual para toda la
humanidad, en 1879 d.C. Un tercer Gran Iniciado destacado era necesario
como un Embajador especial terrenal de San Miguel. Su rango tendría que
estar por encima de todos los Iniciados regionales, en concordancia con
el rango supremo de San Miguel. Veremos que el destino de Rudolf Steiner
fue ser capaz de aceptar la misión de ser este Iniciado Micaélico.
Tres Aspectos de la Biografía Esotérica de Rudolf Steiner antes de 1900
La
capacidad de Rudolf para aceptar la misión de ser el Embajador de San
Miguel se desarrolló gradualmente, comenzando con determinadas
experiencias en su niñez y en sus años de madurez. Destacan tres de
estas experiencias como hitos importantes en este desarrollo. El primer
hito o aspecto en su biografía esotérica se refiere a su niñez. Está
corroborado por su autobiografía (ver Nota 7). De los 2 a los 8 años el
joven Rudolf Steiner vivió en el pequeño pueblo de Pottschach, al sur de
Viena. Allí vivió cerca de la naturaleza. A menudo disfrutaba de paseos
por hermosas praderas y bosques. En la distancia surgía la
impresionante vista de majestuosas montañas. Pero Rudolf veía más de lo
que el ojo percibe. En esta época escribe: “Distinguía cosas y seres que
son ‘vistos’ y aquellos que son ‘no vistos’”. Claramente, poseía una
clarividencia natural espontánea. Uno encuentra una condensación de esta
facultad en el cuento de hadas que Felicia Balde cuenta en el segundo
drama Rosacruz de Steiner: Mistery Play: The Soul’s Probation (Drama de Misterios: La Probación del Alma).
Allí Felicia habla poéticamente de un delicado chico, que vive cerca de
bosques y campos, y cuya descripción concuerda mucho con lo que sabemos
de la infancia de Rudolf Steiner en Pottschach. Algunas líneas de este
cuento de hadas:
El tejido-espiritual de su pequeño mundo
le aferró tan completamente
que era tan poco extraño para él
como su cuerpo y sus extremidades.
Los árboles y las flores de los bosques
eran todos amigos suyos.
Allí le hablaban, desde las copas de los árboles y los pétalos de las flores
Y desde los sublimes y altos árboles, seres espirituales,
Y lo que le susurraban lo podía comprender.
Tales cosas maravillosas de desconocidos mundos
Se Revelaban ellas mismas al chico
Cada vez que su alma conversaba
Con lo que la mayoría de la gente consideraría inerte.
Tenemos
aquí la semilla de lo que llegó a ser la consciencia de Rudolf Steiner
de la espiritualidad que vive detrás del mundo perceptible por los
sentidos. Pero pronto se hizo consciente que otras personas no
comprendían sus percepciones espirituales, así que guardó silencio sobre
ellas. En su autobiografía, al referirse a aquella época, escribe: “Que
el mundo espiritual era una realidad era tan cierto para mí como la
realidad del mundo físico”. Dirigir la atención de la gente a este mundo
de espiritualidad elemental de la naturaleza se convertiría en una
parte importante de su misión.
Un
segundo aspecto de la biografía esotérica de Rudolf Steiner se
relaciona con un suceso que ocurrió cuando tenía unos seis años de edad,
indicando una clarividencia al nivel del alma humana. Un día estaba
solo sentado en la sala de espera de la pequeña estación de ferrocarril
de Pottschach, donde estaba empleado su padre. Era una habitación
bastante desnuda, con apenas unos pocos bancos y una estufa para
calentar la habitación. El pequeño Rudolf vio entrar a una mujer a la
que no conocía, pero notó que sus rasgos parecían similares a los de su
madre. La mujer se aproximó al pequeño Rudolf con ademanes muy extraños y
le habló, implorándole que la ayudara ahora y después. Después de haber
hablado así y haber hecho gestos extraños, se movió hacia la estufa y
el chico la vio desvanecerse en ella. Esta fue una experiencia
visionaria que le dejó perplejo. Al día siguiente en casa notó un
extraño silencio. Después de un rato averiguó que acababan de llegar
noticias de que un pariente lejano se había suicidado el día anterior.
Estaba claro que el alma de su pariente le había buscado pidiendo ayuda.
Esta fue la primera experiencia de Rudolf Steiner con el alma de un
fallecido. La experiencia fue importante para el chico, pero es también
importante darse cuenta de que esta alma en necesidad de ayuda acudió a
Rudolf Steiner, sabiendo aparentemente que allí había un ser humano que
estaba en posición de ayudar ahora y en el futuro.
Tenemos
aquí la semilla de la consciencia de Rudolf Steiner del mundo de las
almas de los fallecidos. Esta semilla se desarrolló no sólo en sus
visiones del camino que uno debía recorrer entre la muerte y un nuevo
nacimiento; también le mostró la necesidad de las almas de los
fallecidos de recibir ayuda de los vivos. En su autobiografía, al
referirse a la época en que tenía unos dieciocho años, encontramos la
frase: “Cuando alguien fallecía le seguía adentrándome mucho en el mundo
espiritual… Nadie estaba interesado en oír nada sobre ello”. Se
convirtió en una parte importante de su misión atraer la atención de la
gente hacia la posibilidad de comunicarse con los llamados muertos.
Un
tercer aspecto de la biografía esotérica de Rudolf Steiner se relaciona
con un suceso de lo más importante que sucedió en 1879, cuando tenía 18
años y ¾. Se había graduado en la escuela superior con excelentes notas
y fue aceptado en la Universidad Técnica en Viena. Para hacer posibles
sus estudios, su familia se mudó a Inzersdorf, un suburbio de Viena,
donde el padre de Steiner fue de nuevo maestro de estación de la
estación de tren Austríaco. Desde allí Rudolf viajaba cada día en tren a
Viena para sus estudios en la Universidad.
En
el mismo tren, semanalmente, viajaba un extraño hombre. Era un
recolector de hierbas con licencia que iba a farmacias en Viena para
vender las hierbas medicinales que había recolectado. (Ver Nota 8). Este
hombre tenía un profundo entendimiento de la espiritualidad en la
naturaleza, relacionado con el sol y la luna. Para Rudolf Steiner fue
una bendición del destino que pudiera compartir con este hombre algunas
de sus propias experiencias. En sus Dramas de Misterios
Rudolf Steiner representa a este hombre en el papel de Félix Balde.
(Ver Nota 9). Sin embargo, Rudolf Steiner tenía preguntas que iban más
allá del entendimiento de Félix, así que Félix le puso en contacto con
otro hombre en Viena, cuya identidad nunca ha sido revelada. (Ver Nota
10). Rudolf Steiner se refiere a él como un “Maestro” y afirma que le
enseñó lo que se necesita para trabajar eficazmente en el mundo
espiritual desde esta edad materialista. Para conquistar al “dragón” del
materialismo has de meterte en su piel. Me parece que Rudolf Steiner
puede haber permanecido con este hombre durante todo un fin de semana.
Cuando se separaron el Maestro dijo: “¡Ahora sabes quién eres! Actúa en
consecuencia, y permanece siempre fiel a ti mismo.” ¿Cuanta gente puede
decir que sabe quién es realmente? Deberíamos reconocer esto como una
iniciación. Es una respuesta a la llamada de todas las antiguas Escuelas
de Misterios, que está grabada en piedra sobre el frontispicio del
templo griego de Delfos:
GNOTHI SAFTON
Traducido:
CONÓCETE A TI MISMO
Al
desafío: ¡Oh hombre, conócete a ti mismo! He aquí la respuesta
obtenida: Ahora sabes quien eres. ¡Esto sucedió en noviembre de 1879!
Precisamente en el comienzo de la era de Miguel, en el otoño, la
estación de Miguel, cuando San Miguel se convirtió en el Arcángel
supremo principal (espíritu del tiempo) para toda la humanidad. Este
suceso de la iniciación conectó a Rudolf Steiner más íntimamente con San
Miguel. A partir de aquel momento se puede decir que Rudolf Steiner es
el Embajador de Miguel, el principal Gran Iniciado de nuestra era de
Micaelica. Este fue un suceso de importancia histórica que tuvo lugar
completamente inadvertido para el resto del mundo exotérico.
Sin
embargo, Rudolf Steiner no se mostró inmediatamente como maestro
esotérico. Durante veinte años se mantuvo en silencio. ¿Por qué hizo
eso? Por dos importantes razones: Primero, porque hay una ley espiritual
que dice que un iniciado no debe adelantarse y enseñar antes de que
tenga cuarenta años. Con muy pocas excepciones, las enseñanzas
esotéricas dadas por personas antes de que hayan cumplido la edad de
cuarenta años, y la concomitante madurez, son sospechosas y poco dignas
de confianza. Segundo, Rudolf Steiner empleó los veintiún años desde su
iniciación en 1879 hasta su cuadragésimo cumpleaños en 1901, en
prepararse para su tarea absorbiendo lo que estaba vivo en la cultura
que le rodeaba, poniéndose “en la piel del dragón”. Por medio de sus
estudios en la Universidad Técnica
era muy competente en matemáticas, ciencias naturales, filosofía,
historia, literatura, diversos idiomas, arquitectura, etc. Por medio de
la vida cultural de Viena se sentía cómodo en todas las artes y oficios,
pero también en política y en cuestiones sociales. A través de sus
actividades de educación aprendió mucho en psicología y pedagogía. Más
tarde, mediante su trabajo en los archivos de Goethe en Weimar,
publicando la vertiente científica de Goethe, entró en contacto con
muchos grandes sabios de aquella época, así como con una gran variedad
de círculos y personalidades culturales vanguardistas. A la edad de
treinta años obtuvo un doctorado en Filosofía. Tendríamos dificultades
para encontrar otro iniciado que tenga un título universitario similar.
Tras acabar su tarea en Weimar (que resultó en la publicación de varios
volúmenes auténticos de los escritos científicos de Goethe con extensos
comentarios editoriales de Rudolf Steiner), vivió durante muchos años en
Berlín, ganándose la vida como escritor literario para diversas
revistas, y a veces como un copropietario de tales revistas, como
profesor en una universidad de trabajadores, etc. – un extraordinario y
diverso espectro de experiencias que le hicieron invulnerable al dragón,
como sabemos del cuento de hadas de Felicia Balde en lenguaje
imaginativo poético: Cuando el chico del cuento de hadas ha crecido
hasta ser un hombre y vivía en una gran ciudad, tuvo un sueño:
Un salvaje dragón merodeaba
En círculos sobre él, -
Y aún así no podía acercarse a él.
Estaba protegido del dragón por
Los seres que había visto cerca del manantial que nace de la roca.
Y quien con él había abandonado su hogar
Por este lejano y distante lugar.
Eso
sucedió veintiún años después de que se fuera de su hogar, así lo
relata el cuento de Felicia. Así que Rudolf Steiner tuvo que esperar
este tiempo, que era, además, aún la última parte del período oscuro
(Kali Yuga) que finalizó en 1899. En aquellos años conoció a mucha gente
de todos los estilos de vida, algunos de ellos se podría decir que eran
algo excéntricos que tenían ideas que creían necesarias para que la
civilización, que se había cristalizado en formas bastante estrictas,
saliera de este modo de vida inmóvil, y entrara en una nueva clase de
espiritualidad: principalmente poetas, pintores, artistas. Por medio de
todas estas experiencias, que eran a menudo difíciles de soportar, se
hizo capaz de darle a su visión espiritual una forma compatible con la
actitud científica de nuestro tiempo.
El Nacimiento de la Ciencia Espiritual, la Antroposofía
Cuando
alcanzó la edad de cuarenta años, Rudolf Steiner hizo unos pocos
intentos de despertar la espiritualidad Micaélica entre círculos de
amigos, pero se encontró con una severa falta de comprensión y a veces
incluso con una hostilidad muy fuerte y despiadada. ¿Por qué no paró?
¿Qué le motivó a desarrollar la antroposofía? Este era un gran
sacrificio que era su respuesta a una experiencia esotérica sobre la
cual estamos informados por medio de una carta que escribió a su íntima
colega, Marie von Sivers, posteriormente su mujer. Esta carta fue
escrita cuando tenía casi cuarenta y cuatro años, y se conserva en los
archivos de Dornach (Ver Nota 11). Allí escribió quejándose de lo
difícil que era encontrar comprensión por lo que estaba ofreciendo.
Podría haber continuado como escritor, como crítico literario, como
autor de literatura filosófica, etcétera, que era lo que había estado
haciendo hasta entonces. Pero fue visitado durante varios días cada
noche por los “Maestros”, los Iniciados. Por supuesto no le visitaban en
carne y hueso; le visitaban espiritualmente. Le urgían diciéndole:
“Tienes este equipamiento ahora, tienes lo preciso para meterte en la
piel del dragón. Nosotros no podemos hacer esto, y ha de ser hecho. Es
una tarea necesaria para la posterior evolución de la humanidad”. Por
supuesto, él dudó. Pero entonces, debido a su exhorto, decidió aceptar
esta misión, que ahora podemos decir era poner a disposición de la
humanidad esta nueva forma de conectar con el mundo espiritual, hablar
en esta era materialista del mundo espiritual de una manera que es
completamente compatible con la conciencia moderna, completamente
despierta, esto es, de una manera Micaélica, traer la antroposofía al
mundo. Esa era una tarea que los dos principales Iniciados del Mundo
Occidental mencionados anteriormente no podían llevar a cabo porque no
podían meterse en la piel del dragón. Al aceptar esta misión era
plenamente consciente de cuán poca comprensión iba a encontrar. Y, por
supuesto, también era consciente de que no podía llevar a cabo esta
misión completamente solo. Necesitaba la ayuda de los dos Grandes
Iniciados, así como la ayuda de mucha gente, pero esta ayuda a menudo
vendría en muy poca cantidad y muy tarde.
Deberíamos
darnos cuenta de que no es en absoluto manifiesto que a la edad de
cuarenta años comenzara a hablar de asuntos esotéricos. Fue un gran
sacrificio por el cual le deberíamos estar profundamente agradecidos.
Fue una urgencia Micaélica que él aceptó. Y entonces se convirtió, por
supuesto, en algo que era parte de él mismo. Así es como nació la
antroposofía.
No
haré hincapié en su increíble obra en los años que siguieron. Asumo que
estáis familiarizados con sus libros básicos, algunos de los cuales han
sido traducidos a veinte idiomas, con su maravilloso regalo de más de
seis mil conferencias que tratan prácticamente todos los aspectos de la
vida humana con un nuevo entendimiento, con su creatividad artística en
poesía, drama, arquitectura, escultura, pintura, orfebrería y
especialmente con la creación del nuevo arte de la euritmia, con su
profundo entendimiento de las cuestiones sociales y religiosas, y por
encima de todo, la guía para el desarrollo interno hacia una conciencia
del mundo espiritual de una forma verdaderamente Micaélica, con nuevos
enfoques en medicina, farmacología, agricultura, y especialmente en
educación, etcétera. Todo esto es impresionante, pero alguien podría
preguntar – y alguien debería responder - ¿Por qué consideró necesario
refundar en 1923 la Sociedad Antroposófica que había sido fundada en 1913? ¿Por qué?
Pueden haber varias razones, pero creo que había un denominador común a todas las razones: la Sociedad
de 1913 era incapaz de hacerse representante del impulso de San Miguel,
una perspectiva que engloba a toda la humanidad, no como una masa
uniforme, sino como un organismo vivo diferenciado. La antigua Sociedad
demostró su falta de comprensión con la proliferación de grupos de
intereses especiales, donde ciertos individuos utilizaban la Sociedad como trampolín para sus propias idiosincrasias. Esto es, por supuesto, un verdadero peligro para una sociedad libre como la Sociedad Antroposófica.
La gente entra y se reúne alrededor de alguna persona y se convierte en
su partidario, y comienza a hacer lo que quiere. Esto había tomado
tales proporciones que esta primera Sociedad Antroposófica no tenía
arreglo. Tenía que ser refundada de una manera completamente nueva. La Sociedad Antroposófica nuevamente formada en la Navidad
de 1923 tenía un sello fuertemente Micaélico. En conexión con esto me
gustaría llamaros la atención sobre tres características esotéricas
destacadas de la herencia de Rudolf Steiner.
Tres Características Esotéricas Destacadas de la Antroposofía
Rudolf
Steiner afirmó que si la antroposofía en un futuro se disociara de su
individualidad, entonces se convertiría en una mera teoría, y como tal
sería una teoría peor que algunas otras teorías en el mundo. Es más, se
convertiría en una herramienta de Ahriman. Esta es una primera
característica de la antroposofía. Debería ser correctamente
comprendida. No significa ciertamente que uno debería aproximarse a la
antroposofía con una creencia ciega en las palabras de Rudolf Steiner.
Por otra parte, conozco instituciones antroposóficas – no mencionaré
nombres – donde prevalece una actitud de creencia en la antroposofía,
pero donde el nombre de Rudolf Steiner no es bienvenido. Se pueden
conjeturar varias razones para esta actitud: un miedo a volverse
dependiente, un sentimiento de que los tiempos han cambiado en estos
ochenta años, un deseo de situar a otras personas en el centro de
atención, etcétera.
Creo
que se puede comprender la formulación de esta primera característica
de la antroposofía de una manera positiva mediante la siguiente
consideración. El profesor favorito de Rudolf Steiner era Karl Julius
Schröer, experto en Goethe. Según Rudolf Steiner, Schröer estaba tan
involucrado en el trabajo de Goethe que en todo lo que pensaba o hacía,
se preguntaba a sí mismo: “¿Qué pensaría o haría Goethe en estas
circunstancias?” Por supuesto, Goethe había muerto cincuenta años antes,
y Schröer ciertamente no esperaba encontrar respuestas a todas sus
preguntas en la obra de Goethe. Pero sentía que la individualidad
espiritual de Goethe podía ofrecer una estructura mental que podía ser
útil al enfrentarse a los desafíos de la vida. En un aparte, muchos
matrimonios actuales tendrían un rumbo más feliz si ambos miembros
adoptaran el hábito de preguntarse qué pensaría o haría su pareja ante
las circunstancias y desafíos que la vida presenta. Uno no se hace
dependiente de la otra persona mediante tal práctica, sino que más bien
se eleva por encima de su propio egoísmo. Se puede adoptar una actitud
similar en lo que respecta a Rudolf Steiner sobre la base del estudio de
la antroposofía. Uno no pierde su independencia de ese modo. Pues él
afirmó explícitamente que un verdadero Iniciado moderno no desea
dominar, sino más bien desea ser considerado como un consejero o un
amigo. En verdad no hay nadie que respete más la libertad humana que los
Iniciados modernos, dice él.
Si
uno evita tratar la antroposofía como un cuerpo rígido de información, y
se aproxima como Schröer hizo con respecto a Goethe, entonces la
antroposofía se convierte en algo vivo que permanece conectado con la
individualidad espiritual de Rudolf Steiner. Se puede decir todo esto
aún de otra manera. Los enunciados que se encuentran en la literatura
antroposófica han de ser comprendidas en su contexto. Parte del contexto
es la audiencia a la que fue dirigido el enunciado, pero una parte
fundamental del contexto es la individualidad de Rudolf Steiner. Estaba
muy, muy preocupado por el peligro de convertir la antroposofía en una
herramienta de Ahriman.
Una
segunda característica que impregna por completo la antroposofía se
encuentra al observar las reacciones de los sentimientos de uno mismo al
ser expuesto a algún aspecto de la misma. Comprender lo que quiero
decir aquí requiere una sutil auto-observación. Se puede entonces sentir
en toda la obra de Rudolf Steiner – ya sea filosófica, esotérica,
artística; ya sean edificios, esculturas, pinturas, conferencias sobre
historia, ciencia, medicina, agricultura, educación; en pocas palabras,
en todo lo que ha puesto en el mundo – un ligero tirón interno que
tiende a liberar nuestro ser de nuestro cuerpo físico. Este efecto es
particularmente pronunciado cuando uno observa una buena actuación de
euritmia clásica. Esta característica es típica del trabajo de un Gran
Iniciado.
Algunas
personas no son conscientes de este sentimiento, sino que sienten un
temor interno, al ser su vínculo con el cuerpo físico lo único que les
hace sentirse seguros en la vida. Cuando estas personas encuentran la
antroposofía, alegarán toda clase de razones inteligentes de por qué no
está hecha para ellos. Se pueden convertir incluso en antagonistas, o
enemigos de la antroposofía, normalmente sin saber que este miedo es la
verdadera razón de su oposición.
Mediante
la misma clase de auto-observación sutil, uno puede notar que nuestra
cultura proporciona un gran número de estímulos que atraen nuestro ser
interno a un vínculo más cercano con nuestro cuerpo físico, y por tanto a
nuestros instintos naturales. Muchas obras de arte modernas, y también
ciertas formas de esoterismo en el supermercado esotérico de nuestros
días, producen esta segunda clase de sentimiento. La primera clase de
sentimiento, de liberación de nuestra conciencia aún tan ligeramente de
nuestro cuerpo físico, es una ayuda sutil hacia una conciencia de la
realidad del mundo espiritual.
Hay
una tercera clase de sentimientos para los que nuestra civilización
proporciona estímulos. Atrae la mente sin protección en la dirección de
las ilusiones, que a tanta gente le gustan.
Nuestra
cultura abunda en productos que producen sentimientos de la segunda o
tercera clase. Los sentimientos de la verdadera ciencia espiritual son
el comienzo de la comprensión esotérica de uno mismo y del mundo. Es
notable que estos sentimientos no están sólo relacionados con las formas
de arte antroposófico, sino con todo
lo que Rudolf Steiner produjo. Se podría decir que todo lo que produjo
no estaba pensado sólo como una fuente de información, sino que, además,
estaba pensado como un trabajo artístico.
Algunas
veces circulan afirmaciones, o párrafos enteros, o versos,
supuestamente con origen en Rudolf Steiner, sin dar referencias
bibliográficas precisas. Puede ser entonces difícil decidir por uno
mismo si considerar tal comunicación genuina o una falsificación, un
fraude. Encuentro que el sentimiento que tal comunicación evoca en lo
que respecta a la liberación del ser de uno mismo respecto al cuerpo
físico, o en vincularlo al mismo, puede ser una pista valiosa de si la
comunicación es genuina o falsa. Se pueden hacer pruebas de esta manera.
Quiero señalar esta característica porque todo lo que un Gran Iniciado
hace tiene el sello de su iniciación, el sello de su conexión con el
mundo espiritual.
La
tercera característica destacada de la antroposofía es su relación con
las almas desencarnadas, con los llamados muertos, y con el proceso de
reencarnación. Aquí Rudolf Steiner hizo una afirmación muy rotunda,
diciendo que nuestra civilización está en una trayectoria descendente,
pero esta tendencia sólo puede ser invertida de una manera saludable si
somos capaces de construir puentes por encima del abismo que separa
nuestro mundo sensorialmente perceptible, el mundo en que vivimos
conscientemente, del mundo de las almas desencarnadas y las almas que
están en su camino de reencarnación. Sin esto, nuestra civilización no
puede ser saludable. Y dio profusas instrucciones de cómo tales puentes
pueden ser construidos. Hay fundamentalmente dos tópicos en el trabajo
de Rudolf Steiner que se relacionan con la construcción de este puente
entre los vivos y los llamados muertos.
Uno
es leer a aquellas almas desencarnadas que uno ha conocido en vida, o
con quienes uno ha tenido una relación significativa. Leerles material
que pueda ayudarles a orientarse en el mundo en que están. Ese mundo es a
menudo doloroso para ellos a causa de la perspectiva materialista de
los vivos. Leer literatura esotérica antroposófica, o los evangelios, u
otra literatura espiritualmente inspirada. Este es el mayor regalo que
se puede hacer a un alma desencarnada, según Rudolf Steiner.
Especialmente en esta era materialista hay una gran cantidad de hambre
de esto entre los muertos, porque los pensamientos materialistas no
pueden viajar al mundo espiritual, y así hay una especie de hambruna
debido a la falta de contacto con gente que está viva, a quienes las
almas que han partido aún aman. Hay unas pocas personas en este país que
practican la lectura a los muertos, algunos en pequeños grupos, otros
individualmente. Personalmente tengo la impresión de que esta clase de
trabajo se hace mejor solo. En ocasiones, cuando uno ha estado leyendo a
una determinada alma o almas, sucede que surge un pensamiento: ¿Les
alcanzo realmente? ¿Cómo puedo saberlo? Encuentro que si uno crea
después de la lectura una pausa de calma interior y silencio amoroso, a
veces se puede recibir una clara señal que dice “Gracias”. Esto puede
ser útil para dar un sentido de certeza de que uno les ha alcanzado
realmente.
Se
me ha preguntado si uno debería leer en voz alta o en silencio. Lo que
importa al alma desencarnada es lo que sucede en tu mente consciente. Él
o ella recogen los pensamientos y sentimientos de lo que está siendo
leído. Muchas personas sólo pueden mantener un pensamiento claramente en
su mente cuando leen lentamente en voz alta. Otras no saben lo que
están leyendo cuando leen en voz alta. Toda su energía se va en
pronunciar las palabras. Para ellos es mejor leer silenciosamente y
tratar de comprender cada frase. Al principio uno debería leer en el
idioma que era más cercano al alma desencarnada cuando vivía,
normalmente la lengua materna. Tras unos años, se puede leer en
cualquier idioma, siempre y cuando se entiendan los pensamientos y el
significado de las palabras que uno está leyendo, Rudolf Steiner habla
aquí de cinco años.
Un
segundo puente entre los vivos y los muertos está basado en la
posibilidad de hacer preguntas a un alma desencarnada y recibir
respuestas. Las preguntas deben ser de naturaleza anímico-espiritual, no
de naturaleza materialista. Es mejor considerar la pregunta cuando uno
se va a dormir, pero también puede hacerse durante el día. La respuesta
viene al corazón de uno al despertarse al día siguiente, o unos pocos
días después. Para ser efectivo, este proceso requiere un procedimiento
mental que no es sencillo, pero puede ser aprendido con la práctica.
Rudolf Steiner describe esto en una extraordinaria conferencia que dio
en Berna, Suiza, el 9 de noviembre de 1916 (GA 168). Para formular una
pregunta, uno tiene que imaginarse a la persona muerta como uno la
conoció en vida, y tiene que imaginarse que esta persona se hace la
pregunta a sí misma. Esto es lo contrario de lo que uno estaría
naturalmente inclinado a hacer. Uno estaría inclinado a imaginar que
formula la pregunta uno mismo dirigiéndose a la imagen del alma de la
persona fallecida. Eso sería completamente inútil. Uno tiene que
imaginarse que la imagen de la persona fallecida nos hace la pregunta a
nosotros, y entonces dejarlo correr. Entonces a la mañana siguiente, o
una de las mañanas que la siguen, uno siente la respuesta surgiendo del
corazón de uno mismo al despertar. Ahí es donde la persona fallecida ha
plantado la respuesta, como si dijéramos.
Por
supuesto, saber únicamente un poquito de psicología te dirá que muchas
ideas e impulsos pueden surgir del corazón de una persona, que son la
mayoría meros productos del deseo de nuestro propio pensamiento. Uno
debe aprender a reconocer las diferencias cualitativas entre tales
mensajes personales del corazón de uno mismo y las respuestas que
provienen de un alma desencarnada. En el proceso de aprendizaje para
reconocer esta diferencia, se es proclive al principio a cometer
errores. Pero con la práctica y la observación interna sensitiva uno
puede obtener certeza en este asunto. No escribo esto como una teoría.
Es mi experiencia que funciona y puede proporcionar un importante enriquecimiento a la vida de uno mismo y a la vida del alma desencarnada.
Al
ser esto así, me sorprende que apenas algún amigo haga preguntas a
Rudolf Steiner de esta manera. Una objeción puede ser la creencia de que
está de nuevo encarnado, por tanto ya no está entre los muertos para
recibir las preguntas de uno. Sin embargo, uno debería considerar que un
Iniciado de esta gran estatura es consciente en el mundo de los
muertos, sin importar si está encarnado o no. Además no considero esta
objeción válida. Otra objeción puede ser que él afirmó que uno puede
hacer preguntas sólo a personas muertas que ha conocido en vida, y la
mayoría de las personas vivas, incluido yo, no le hemos conocido
personalmente. Sin embargo, también afirmó que puede ser establecido el
equivalente a una conexión personal si conocemos algunos aspectos muy
personales de la vida de la persona fallecida, por ejemplo su escritura.
Leyendo la autobiografía de Rudolf Steiner, así como relatos de muchas
personas que le conocieron y trabajaron con él, y estudiando su obra
literaria y artística, uno puede alcanzar realmente un grado de
conocimiento de él que es más profundo de lo que uno hubiera adquirido
de haberlo conocido personalmente en vida. Dada este conocimiento más
profundo, esta segunda objeción es anulada. Queda la posibilidad de una
tercera objeción. Uno puede temer volverse dependiente de Rudolf Steiner
de una manera que usurpa la libertad de uno mismo porque sus respuestas
serían plantadas en el corazón de uno mismo en vez de ser situadas ante
uno como en un libro. Esta objeción está basada en una idea equivocada
que brota de un miedo injustificado. Uno debería recordar sus
afirmaciones de que los Iniciados modernos son los que más respetan la
libertad e independencia de la persona, y que nunca quieren dominar,
sino más bien ser un consejero y un amigo. Eso significa que sus
respuestas adoptan siempre la forma de sugerencias de posibilidades e
intuiciones clarificadoras. Si uno da la importancia adecuada a estas
afirmaciones la tercera objeción parece carecer de base.
Si
alguien dice que ha consultado algo a Rudolf Steiner y él ha dicho que
debe hacerse esto o lo otro, uno puede descartar inmediatamente ese
mensaje, ya que viola las condiciones mencionadas anteriormente.
Cualquier consejo que surge del corazón como respuesta de los muertos
nunca es compulsivo. Por lo tanto cualquier objeción como la tercera no
es válida.
De
esta manera, y posiblemente de otras, el trabajo de este gran Iniciado
Micaélico se extiende y continúa más allá de su muerte. Si has leído una
frase en un libro de Rudolf Steiner, tienes acceso a su ser, pero
cualquier pregunta que hagas debe merecer la pena, y cualquier respuesta
que venga debería ser tratada como sabiduría para uso personal y no
para dirigir a otros.
El
tema del contacto con los muertos ha de ser enfocado con una mente
sólida, incluso un tanto científica. Si uno quiere dejar a un lado lo
que este período Micaélico ofrece en cuanto a claridad de pensamiento y
entendimiento, entonces se mete en un mundo mareante de distorsiones y
falsedades. Si miráis la literatura de Rudolf Steiner, especialmente lo
que apareció después de la Primera Guerra Mundial, encontraréis que todo es dado con la noción:
Haz
con ello lo que puedas. No se pretende dominar. Pero su misión no ha
acabado. Como misión Micaélica durará al menos todo el período de
Micael, al menos hasta el año 2250 d.C. Hay una historia que oí contar a
Walter Johannes Stein, uno de los discípulos más brillantes de Rudolf
Steiner. Siendo joven, Stein se dirigió a Rudolf Steiner y le dijo:
“Doctor Steiner, con el tiempo todos los libros se vuelven obsoletos.
¿Cuales de sus libros durarán más y cuánto durarán?” Hay que ser
bastante descarado para dirigirse a un gran maestro de esta manera, pero
Rudolf Steiner ni pestañeó, porque vio que Stein lo preguntaba en
serio, y respondió: “Mi libro La Filosofía de la Libertad”
será el que más dure, y durará 300 años”. Eso significa, en efecto, que
durará toda la era de Micael. Esta es sólo una indicación de que la
misión de Rudolf Steiner, como Embajador de San Miguel, aún continúa hoy
en día. Y que implica que Rudolf Steiner debe estar accesible. Pero
como un amigo, sólo actuará si preguntamos. Y preguntarle puede estar
justificado porque incluso un completo conocimiento de sus obras
publicadas no puede responder a todas las preguntas que se presentan
hoy, donde nuevas situaciones se han desarrollado. Así pues, lo que
quiero decir es: es importante en relación con Rudolf Steiner, no
disociar la antroposofía de su persona, sino conectar con su persona,
como un amigo sabio y útil, de una manera tan viva como sea posible.
Consideraciones Finales
El punto de vista sobre las influencias de Rudolf Steiner, la comprensión de ser miembro de la Sociedad Antroposófica. A diferencia de ser la pertenencia a muchas otras sociedades, es inapropiado preguntar: ¿qué obtengo de la Sociedad
a cambio de pagar mi cuota de miembro? Hay organizaciones en el mundo a
las que la gente dona dinero, sin esperar nada a cambio, por ejemplo la Cruz Roja. Sienten que es altamente improbable que sean golpeados por una catástrofe que requiera ayuda de la Cruz Roja.
Apoyan a esta organización porque sienten que merece la pena tener a
una organización así en nuestra civilización. Del mismo modo, sostengo
que ser miembro de la Sociedad Antroposófica es una acción de apoyo
a una organización que trabaja por la espiritualización curativa de
nuestra civilización. En mi opinión la salud y el bienestar futuros de la Sociedad Antroposófica requieren que esta visión de su misión Micaélica en todo el mundo arraigue en los corazones de sus miembros y patrocinadores.
En los últimos diez años de vida de la Sociedad Antroposófica,
uno a menudo se encuentra con la palabra “extenderse”. Pero esto no ha
sido muy efectivo. ¿Por qué? Porque ha de haber un equilibrio entre
“extenderse” y lo que yo llamaría “internarse” en la educación y la
ayuda del hecho de ser miembro en lo que respecta a aquellas facultades y
comprensiones que deben ser cultivadas para servir a la misión de la Sociedad,
que es la misión de Rudolf Steiner. Creo que se ha logrado un gran paso
adelante en el presente al nombrar dos secretarios generales, uno para
asuntos internacionales, y otro para asuntos nacionales, cuya tarea se
apoyará fuertemente en el trabajo “Interno”.
¿Así
que cuál fue y es la misión de Rudolf Steiner? Quiero responder a esta
pregunta por medio de una imagen que os pido que visualicéis, y por
medio de un poema que Rudolf Steiner escribió. Espero que la imagen dirá
más que mil palabras. Con esta imagen trato de resumir los diversos
aspectos de la misión de Rudolf Steiner. Es mi imagen. No tratéis de
pintarla. Más bien mantenerla fluida en la imaginación. Pude presentarla
especialmente bien porque hablé desde el escenario de la Escuela Waldorf
de Detroit. Es un escenario grande, brillantemente iluminado, con una
pared blanca detrás en la que está pintado un gran mural de San Miguel
sometiendo al dragón.
Imaginad
que enfrente de este escenario está Rudolf Steiner, con su traje negro
como le conocemos de muchas fotos. Por encima, cinco pies detrás de él
hay dos figuras, una un poco hacia la derecha, la otra un poco hacia la
izquierda. La de la derecha con un atuendo rojo. Es Christian
Rosenkreutz, que renovó los Misterios para el Mundo Occidental de una
manera tan sabia que sus estudiantes podían permanecer ocupados en
asuntos mundanos.
El
de la derecha parece casi transparente, de un matiz azulado. Es el
Iniciado que está asociado más cercanamente con el Misterio de Cristo,
el “Maestro Jesús”. Unos quince pies detrás de estos dos, en una ligera
elevación, está San Miguel, y en una elevación un poco más alta de
quince pies detrás de San Miguel está la radiante figura de Cristo,
rodeado por detrás por un semicírculo de seres angélicos de varias
jerarquías.
De
Cristo surge hacia delante una corriente rojo rosada de amor divino
hacia la colina más pequeña donde está San Miguel, el Embajador de
Cristo. Este añade luz cósmica brillante a la corriente de amor divino.
Ahora esta corriente de amor divino impregnada de luz surge hacia
delante, desplegándose ligeramente, alcanzando a los dos Grandes
Iniciados del Mundo Occidental. Ellos enfocan la corriente hacia Rudolf
Steiner, enfrente de ellos.
Según
recibe Rudolf Steiner esta corriente del mundo espiritual detrás de él,
la transforma de tal forma que se convierte en un poder que llena todo
el espacio delante de él – el Embajador de San Miguel, con un mosaico
viviente tridimensional de pequeñas células luminosas moviéndose
constantemente de los colores y brillos más variados, un espectáculo que
habla, en un lenguaje secreto, de luz y de amor, de cómo el ser humano
puede averiguar quién es realmente y cual es la misión de cada uno, de
ser activo, de ser siempre fiel a uno mismo. Así Rudolf Steiner, el
Embajador de San Miguel, que es el Embajador de Cristo, trae a la
humanidad, de una forma apropiada a nuestra conciencia, la inspiración
del amor divino cósmico impregnado de luz. Esta es (lo mejor que lo
puedo decir) la misión de Rudolf Steiner que él aceptó y desempeñó.
Sin
embargo, uno podría preguntarse: ¿Afirmó realmente alguna vez Rudolf
Steiner lo que él consideraba su misión? En su autobiografía describe
elocuente y sensiblemente a todas las personas que conoció y lo que
ellos creyeron que era su misión, pero no dice nada sobre su propia
misión. Por supuesto, su autobiografía solo cubre el período hasta 1907,
y la mayoría de su trabajo esotérico fue posterior. Pero una vez,
enfermo en su lecho, tan sólo un par de semanas antes de morir, escribió
un poema que dice lo que él sintió como su misión. A diferencia de
otros poemas que escribió durante su vida creativa (que comienzan
típicamente con “La luz del sol” o “La esfera del espíritu es el
verdadero hogar del alma”) esta última poesía es una declaración de su
Voluntad, lo que él quería llevar a cabo contra las fuerzas que quieren
degradar al ser humano al nivel de ser simplemente una cosa, una cosa
que puede ser modelada siguiendo unas especificaciones, que está atado
por reglas exteriores, y que puede ser descartado después de ser usado.
La cosa humana. Este poema comienza con las palabras “Yo quiero...”:
Yo quiero con espíritu cósmico
Entusiasmar a cada ser humano
Que en una llama se pueden convertir
Y ardiente se extenderá
La esencia de su ser.
Los otros, se esfuerzan
En tomar de las aguas cósmicas
Lo que extinguirá las llamas
Y verterá parálisis
En todo ser interno.
Oh que gozo, cuando la llama del ser humano
Resplandece, incluso cuando descansa.
Oh que amargo dolor, cuando la cosa humana
Es encadenada, cuando quiere revolverse.
Ernst Katz
Traducción de Luis Javier Jiménez
Notas
1.- Kraljevec estaba situado en aquel momento dentro del imperio austríaco. Actualmente está en Croacia.
2.- The Last Address, given by Rudolf Steiner (El Último Discurso, pronunciado por Rudolf Steiner) (Rudolf Steiner Press: London, 1967); también en Karmic Relationships (Relaciones Kármicas), vol. IV (London: Rudolf Steiner Press, 1997).
3.- The Michael Mistery (El Misterio de Micael) (Spring Valley, N.Y.: St. George Publications, 1984)
4.- Rudolf Steiner, El Archangel Michael (Hudson, N.Y.: Anthroposophic Press, 1994), Apéndice.
5.- A Christian Rosenkreutz Anthology (Una Antología de Christian Rosenkreutz) ed. Paul M. Allen, (Blauvelt, N.Y.: Rudolf Steiner Publications, 1974).
6.- Rudolf Steiner, The Secret Stream (La Corriente Secreta) (Great Barrington, Mass.: Anthroposophic Press, 2000).
7.- Rudolf Steiner, The Course of My Life (El Curso de Mi Vida), traducción Olin D. Wannamaker (New York: Anthroposophic Press, 1951), p. 12.
8.-
En aquellos días, la recolección y venta de hierbas medicinales
requería una licencia del estado basada en superar un examen del Consejo
de Estado.
9.-
Debemos el conocimiento de la identidad de Félix a la investigación del
Reverendo Emil Bock, publicada en alemán en Rudolf Steiner Studien zu seinem Lebensgaitg und Lebenswerk
(Stuttgart: Verlag Freies Geistesleben, 1961). Era Félix Koguzki
(nacido en Viena el 1 de agosto de 1833, y falleció en Trumau, 1909).
Rudolf Steiner le hizo un homenaje en 1910 en su primer Drama de Misterios como Félix Balde.
10.-
Cuando Rudolf Steiner visitó a Edouard Schuré en el pueblo alsaciano de
Barr, escribió (a petición de Schuré) un esbozo autobiográfico conocido
como el “documento Barr”. Sólo por medio de este documento sabemos del
contacto de Rudolf Steiner con el “Maestro”. El documento Barr puede
encontrarse (en alemán) en GA 262, páginas 7-21.
11.- Rudolf Steiner/Marie Steiner-von Sivers: Briefwechsel und Dokumente 1901-1925 (GA 262), Carta del 9 de enero de 1905.
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