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jueves, 24 de mayo de 2012

Los Pilares de la Pansofía (PHILEAS DEL MONTESEXTO) 2







El Templo de la Pansofía









Caminante: ¡Sé bienvenido a este paraje sagrado! Tu incesante búsqueda de respuestas y tu denodada peregrinación por diferentes caminos finalmente te ha traído hasta esta fabulosa construcción de mármol que se halla delante de ti, el santuario más importante de la Tradición Primodial: el Templo de la Pansofía.






En las salas interiores de este monumental recinto, los discípulos e iniciados han conservado celosamente todas las enseñanzas trascendentes de la humanidad, legadas desde tiempos primordiales por los grandes Maestros e Instructores que tuvieron la lucidez necesaria para adaptar el mensaje universal de la Sabiduría Antigua a las mentalidades de las diferentes épocas y los diversos entornos geográficos.






Esta construcción pansófica es el refugio de los filósofos, una réplica de los edificios de las Escuelas de Misterios de la antigüedad, que eran el ámbito propicio para que los grandes sabios y legisladores se formaran integralmente y utilizaran más tarde las enseñanzas recibidas para beneficio de sus semejantes.






Si tú, caminante, estás absolutamente decidido a transformar positivamente tu vida, abandonando las ilusiones de una sociedad insana, puedes comenzar a transitar la senda de perfeccionamiento que proponemos a fin de encontrar el sentido de tu vida. No dudes más. Avanza y da el primer paso. Sé bienvenido al Templo de la Pansofía.











Una advertencia inicial






En el Templo de la Pansofía se transmiten enseñanzas filosóficas e iniciáticas. Sin embargo, estas dos palabras no deberían entenderse a la manera habitual. En nuestros días, la Filosofía es considerada un conjunto de conceptos teóricos sin ninguna aplicación vivencial, un saber abstracto y especulativo manejado por una élite intelectual con los mismos problemas, angustias y dudas existenciales que la mayoría de la humanidad.






Por otro lado, la Iniciación generalmente es entendida como un rito, una ceremonia más o menos secreta a través de la cual un individuo pasa a formar parte de una cofradía u orden con usos y costumbres que dicen remontarse a tiempos pretéritos.





Sin embargo, el significado más profundo de estos términos enseñando en este recinto pansófico es absolutamente diferente a su acepción popular.






Siendo así, la Filosofía se debe entender como "amor a la sabiduría", un conocimiento profundo que puede ser aplicado perfectamente a nuestra vida cotidiana para que ésta sea más luminosa y seamos más conscientes. El Filósofo, como "enamorado de la verdad", sigue el ejemplo de los antiguos en su búsqueda de lo veraz, lo justo, lo bueno, lo bello, y rechazando sus contrarios: lo falso, lo injusto, lo malo, lo grotesco.



Por otro lado, en este lugar la Iniciación se debe comprender, no simplemente como un rito, práctica o ceremonia, sino como un "estado de conciencia" que se alcanza luego de una esforzada peregrinación por un camino de perfeccionamiento que se denomina tradicionalmente "Sendero Iniciático".





En el frontispicio de este gran santuario pansófico se puede apreciar una placa de granito donde está inscrita prolijamente una vieja máxima latina a modo de advertencia: "Procul hinc, procul ite prophani" (¡Lejos de aquí, alejaos profanos!). Esta frase es un aviso muy claro dirigido a los curiosos y a aquellos que no tienen el mérito suficiente para ingresar al Templo, que en la jerga filosófica reciben el nombre de "profanos". El camino de la sabiduría está abierto a todos y todos son invitados a hollarlo, aunque verdaderamente no todos están dispuestos a recorrerlo. Por esta razón, algunos instructores espirituales prefirieron dedicar sus inspiradas obras "a los pocos" (1), es decir a aquellas personas valientes que ante el llamado de su Maestro Interior, acuden a él y deciden remar contra la corriente.






Pero, ¿quiénes son realmente los profanos? En una primera aproximación y siguiendo la etimología de la palabra, podemos decir que son aquellos que prefieren quedarse "afuera del Templo" y que están sujetos a la apariencia puramente exterior de las cosas. Mientras que los profanos fundamentan sus vidas en la materia, en la ilusión y la ignorancia, alejados de cualquier pensamiento trascendente (lo cual es incentivado por nuestra actual sociedad de consumo), los iniciados y los discípulos –por su parte– viven en comunión permanente con lo trascendente, convirtiendo su profesión, actividad u oficio en un "sacrificio" (oficio sagrado). El lema de la Orden Templaria "Non nobis, non nobis, Domine Sed nomini tuo da gloriam" ("Nada para nosotros, Señor, nada para nosotros, sino para la gloria de tu nombre") evidencia esta ofrenda desinteresada a Dios, propia de aquellos hombres despiertos que han avanzado en el Sendero.


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Para saber más: http://iluminando.org/2012/04/16/los-pilares-de-la-pansofia/