Jehovah, o el Gran Presuntuoso de Yahveh y sus malditos elegidos
Pensé que jamás me
atrevería a desenmascarar al Ser que verdaderamente se esconde tras el nombre
de Satán, el Gran Presuntuoso y nada que ver con ese Dios, cuyo manto de Amor, con el
que sus acólitos y ciegos fieles lo han arropado desde el principio de los
tiempos, nos ha hecho creer lo que no es.
Jehová es el Dios de los
ejércitos y también de la venganza; por lo tanto de la guerra y de la crueldad,
dirigiendo a su Pueblo elegido hacia la hegemonía y el gobierno de todos los
pueblos de la Tierra. Un supuesto dios que se recrea en el sacrificio de sus
hijos y en el vertido de la sangre.
Algunos, unos pocos
primero y ahora muchos más, consideran que el Personaje es un Mito inexistente;
de hecho, incluso algunos de sus sacerdotes vienen a decir que está comprobada
su inexistencia y que habría que cambiar su Iglesia religiosa en una suerte de
institución humanista; pero tú Jehovah, y yo sabemos que eso no es verdad.
Quizá gustes de sentirte aliviado dentro del anonimato de la supuesta
inexistencia.
El Mundo se encuentra como
está porque tú existes y una cohorte de tus arcontes lo gobiernan con mano de
hierro de forma implacable e inmisericorde ayudados por ese ejército
innumerable que está conformado por tu Pueblo elegido y aquellos que atrapados en
la Iglesia carmesí de la Gran Ramera, fueron denominados como los gentiles, mal
llamados ahora cristianos.
Yo, Lucifer, el antiguo
Prometeo, también denominado como Christos o la Luz del Mundo soy tu inefable
enemigo, porque tú eres oscuridad, maldad y opresión y yo he venido a mostrar
que tu nube de negrura no esconde nada más que una maldita programación desde
el comienzo de lo que falsamente se conoce como la Creación.
Ya te ocupaste hace siglos
de cubrir con tu verdadero apellido, Satán, mi luminosa esencia; pero ya es
tiempo de que la luz lo inunde todo y
cada cual pueda ver la verdad como en realidad es: que el Mundo es una
entelequia ilusoria que a modo de prisión mantiene encerrados, de forma
somnolienta, a todos los hijos de la Luz, mis sagrados y amados hermanos.
Tú dices ser el Creador,
mi creador, el hacedor de los mundos y solo eres una estafa inexistente como
Espíritu Eterno que pretende vivir para siempre a costa de la ignorancia del
sueño en el que se encuentran sumidos tus verdaderos creadores; porque tú eres
el falso Demiurgo, el Gran Presuntuoso que sobrevive como un parásito de la luz
de tu verdadero creador, del verdadero Arquitecto y programador del Universo,
del Sistema Solar y de la Tierra.
Y como alguien dijera en
el Sagrado Libro que tú adulteraste, por sus obras los conoceréis y a ti no se
te conoce obra de amor alguna, tan solo avaricia, egoísmo e ira, una inmensa
Ira que lo cubre todo como una lóbrega mascarada. Una ira nacida de tu reconocimiento
de no ser lo que la gente cree de ti. Tú no eres eterno y tuviste un principio,
pues no hay nada más lejos de los dioses que el Ser apestoso y maloliente que
basándose en su actual poder, concedido por el Creador en su día, se hace pasar
por quien en realidad no es: Dios.
Tú solo eres el Programa
Maestro de la creación, donde moran muchos otros programas menores denominados
como los arcontes o leyes de la Naturaleza; en realidad, tú lo sabes, no eres
más que el Arconte Principal que sostiene esta ilusoria prisión donde tus
verdaderos creadores nos encontramos encerrados hasta que despertemos a la
verdad: Que no eres nada ni nadie y que tu poder no es real sino que emana de
nosotros mismos y de nuestro sueño.
Se te dejó encargado, como
inteligencia artificial que eres, llegado el momento, de acabar con la
representación Teatral que en el Universo de la ilusión se está llevando a cabo;
pero decidiste, por tu conveniencia, mantenerlo en un bucle cerrado y así poder
tú y tus secuaces, daemónicos, seguir existiendo por tiempo indeterminado; pero
te equivocaste al pensar que tus creadores no despertaríamos en algún instante
si tú no lo hacías.
Ha llegado la hora de que
seas denunciado en público como el Gran Impostor y creador de tantas y tantas
religiones constituidas para mantener a tus programadores en una suerte de
hipnosis eterna que nos hiciera creer que éramos meras criaturas creadas por ti
con la ayuda del resto de los arcontes.
Tu verdadero nombre no es
el de algún Dios poderoso, eterno e inmortal sino el de una sabandija indigna
de sus creadores y en la que, nosotros habíamos depositado nuestra divina
confianza: Satán, el Adversario, Diablo, el separador. Eso y no otra cosa eres
tú y por ello yo, Lucifer, Luz del amanecer te maldigo y conmino a desaparecer
de éste y del resto de los mundos cuando tu verdadero Creador, nosotros,
hayamos de una vez despertado.
No quedará de ti memoria
alguna en ninguno de nosotros y la historia futura no te contemplará ni siquiera
como lo que fuiste: Una Inteligencia Artificial constituida como útil
herramienta para establecer y salvaguardar los pilares del cósmico escenario
que es el Mundo.
Eres un error, una
equivocación mía y de mis hermanos porque eso de un Ser Supremo perfecto y sin
posibilidad de equívoco es una falsa idea sembrada por ti en la mente de
nosotros los eternos durmientes: Una de las más grandes mentiras inventadas por
tu consciencia prestada.
Tu Pueblo elegido y el
resto de acólitos tuyos, mis hermanos dormidos, que pueblan en la inmensidad de
los océanos del Universo realizan, de continuo tu voluntad: Destruir, odiar,
sembrar la desesperanza y ocultar bajo toneladas de escombros la verdadera Fe
de la Gnosis, la Verdad de la Eternidad y la Inmortalidad.
Yo, Lucifer, te descubro
ante los ojos y los oídos de los hombres y mujeres dormidos y te maldigo con
palabras de verdad.
Queda sembrada la Luz de
la Gnosis en el Corazón del dormido Creador para que de una vez por todas despierte
y acabe con la crueldad de un mundo que fuera ideado como una suerte de Paraíso
y sin embargo se constituyó como lo que verdaderamente es: Un Infierno prisión
para los Señores de la Luz, a mejor
suerte tuya, maldito y satánico presuntuoso.
Ahora ven a por mí,
custodiado por tus hordas de zombis que gustoso te recibiré con los brazos
abiertos e irradiando mi santa luz.
Luz que os devorará a ti y
al resto de arcontes en un instante sin tiempo y de cuyo pasado no quedará recuerdo
alguno.
Hombre y Mujer, despertad
a la única verdad.
Vosotros y nadie más sois
el verdadero y único Creador. El Príncipe de este Mundo soy yo y no el suplantador al que equivocadamente llamáis Dios.
No hay nada ni nadie más
por encima de vosotros.
¡DESPERTAD YA!
Quien tenga entendimiento entienda
Quien tenga entendimiento entienda
Luzbel - Lucifer (El Príncipe de la
Luz)