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jueves, 7 de agosto de 2014

Desde nuestro respetable; pero singular punto de vista

Estamos acostumbrados, desde chicos, a los convencionalismos y utilizamos el yo, el mí y el tú o ustedes de forma más o menos automática; pero cuando entramos dentro del mundo esotérico parece como que estuviese mal visto el utilizar la primera persona del singular, dado que da idea de estar sujeto al terrible y omnipresente yo, el ego. La mayoría utilizamos nosotros y nuestro, como un acto de humildad ante quien tenemos al otro lado; pero no olvidemos nunca que tan solo se trata de un simple protocolo que puede ser utilizado para despistar al lector o asistente a una determinada ponencia. Yo puedo ser una persona extraordinariamente egoíca y peligrosa; pero como no soy tonto, debo mostrar una apariencia más cercana a mis oyentes o lectores, por lo tanto utilizo el término de humildad nosotros o nuestro.

Pero no es esta cuestión la que queremos tratar, sino la de las disputas que suponen las diferentes visiones del Mundo, de una misma Cosa. Esto es blanco y si es blanco, es imposible que pudiera ser negro ¿Estamos seguros de que esto es así? Yo no pondría la mano en el fuego por esta manida asertacion.  

Pudiera parecer que esto es solo un problema del mundo esotérico donde la realidad pudiera resultar un tanto oscura y nebulosa por no tan visible y conocida; pero también en el mundo de la realidad visible sucede y es motivo de conflictos y guerras suicidas. Cada uno tenemos nuestra perspectiva visual y auditiva, nuestro singular punto de vista y se ve con claridad poniendo el ejemplo de unos pasajeros que viajaran en un trasatlántico y su punto de vista fuese el ojo de buey de su camarote. Lo que los pasajeros de babor observasen sería completamente diferente de lo observado por los de estribor e incluso desde una misma eslora, los puntos de vista de los pasajeros serían sensiblemente distintos y el oleaje observado desde una venta no coincidiría con el de las otras. En cierto modo es como si todo fuese relativo.

Planteo esta cuestión, a raíz de los diferentes modos de ver la realidad intangible del Mundo Oculto de parte de las múltiples escuelas, talleres y organizaciones esotéricas. Conociendo esta Verdad Universal: Que el Punto de vista de cada uno de los individuos acerca de una misma Cosa es una realidad per se, no tiene algún sentido construir catedrales globales de dogmas y doctrinas inmutables, porque más pronto que tarde alguien entrará en conflicto con aquello expuesto de forma taxativa y de no ser escuchado primero y comprendido después, terminará siendo abandonada la congregación.

¿Estamos seguros de poder decirle a alguien, nadie en concreto, que se encuentra equivocado desde su punto de vista? ¿Quiénes nos creemos nosotros para ponernos en el punto de vista de otros? Simplemente, se puede intentar; pero no se puede. Podemos intentar comprender las interpretaciones de los otros aunque para nosotros sean incompresibles y nos parezcan absolutamente falsas; pero no podemos decir que fulanito ha visto u oído exactamente esto o lo otro, sino que será el tal fulanito quien nos lo tenga que explicar, con sus palabras, para que podamos comprenderlo de primera mano.

Aun así, si ese mismo hecho que nos cuentan, nosotros lo hubiésemos experimentado, seguro que no coincidirán los hechos contados por otros con los de nuestra propia experiencia personal. Serán parecidos y coincidentes en muchos puntos; pero nunca idénticos.

Con esto queremos decir que todas las academias esotéricas son simplemente preparatorias. Recordémoslo a sangre y fuego: PREPARATORIAS, y como tal no podemos dar más que unas simples pinceladas o recomendaciones de cómo acceder, comportarnos en dichos mundos y contar aquello que vemos u oímos con nuestros sentidos del Alma. Lo tajante e inmutable es tan infiel en el mundo de la vigilia como en el denominado como onírico. Nunca deberíamos dar nada por sentado ni indicar que éste Gurú o aquel Maestro están en posesión de la verdad espiritual absoluta. Eso es una memez de solemnidad que ya de por sí nos debería hacer dudar de su veracidad y utilidad.

Entendemos que es necesario aprender las nociones básicas, como la ortografía y la gramática en el caso de cualquiera que quisiera dedicarse, con un mínimo de aceptación pública, a la literatura y, esa, solo esa es la verdadera función de las escuelas preparatorias de esoterismo místico. Cualquiera que intente atrapar, entre sus paredes doctrinales, a sus buen intencionados acólitos, sin dejarles la libertad de pensar por sí mismos y alzar el vuelo de la individualidad cuando así lo consideren, simplemente no es una escuela o centro preparatorio sino una auténtica secta destructiva.

Consideremos el Universo conocido como una inmensa catedral donde todas y cada una de sus criaturas fuésemos los ladrillos de los que está constituida. Jamás, los ladrillos de los cimientos podrán tener la misma visión que aquellos que se encontrasen soportando la veleta o la cruz. Nunca será la misma visión, a pesar de que solo es Uno el Mundo donde se asientan, la de los ladrillos que miran al norte que los del sur o los del este u oeste; e incluso desde una misma cara, el ángulo de visión difiere dependiendo del punto concreto en el que se encontrasen instalados.

Es por ello, la importancia que tiene el tolerarnos de forma mutua porque por muy avanzados que podamos estar espiritualmente, tengamos por cuenta que jamás podremos vanagloriarnos de estar investidos de una verdad absoluta e inmutable. La Verdad en muchos casos es dual y en otros muchos múltple y extradimensional.

La forma de expresarnos aunque importante es algo secundario y a lo que debemos darle una importancia precisa y localizada, sobre todo cuando nos dirigimos a gentes profanas, no iniciadas, y que pudieran considerar que somos unos presuntuosos así como no indicar, de forma taxativa, algo que ellos no podrían entender ni nosotros, a ellos, mostrarselo con meridiana claridad.

No nos situemos, cuando hablemos de las verdades espirituales, en la atalaya de lo incuestionable e inmutado, pues seguro que otros vendrán y nos lo cuestionarán con sus igualmente válidos y respetables argumentos.

El principio de la tolerancia es básico en toda convivencia humana y tolerancia no se trata de no discutir por tener la fiesta en paz sino de hacer un esfuerzo por intentar comprender a nuestro interlocutor y, ojo muy importante, si no llegamos a poder entenderlo, considerar que nosotros podríamos estar equivocados o que, ambos, poseemos solo una parte de la Verdad y que, de algún modo, los dos podríamos tener razones complementarias, aunque solo fuese desde nuestro propio y singular punto de vista.


Aralba