Páginas

miércoles, 25 de junio de 2014

Vendedores de entelequias

Cuando compramos una lavadora, un frigorífico o una cocina estamos adquiriendo un objeto físico que cumple una función material como lavar nuestra ropa, conservar los alimentos o cocinarlos para poder ingerirlos. Cuando compramos uno de esos objetos o similares sabemos que aunque el precio sea más o menos elevado vamos a sacar algún provecho tangible de ello.

Llegará el día en que los estados nos proporcionen de forma gratuita la enseñanza y la cultura en cualquiera de sus modalidades o niveles, dado que una ciudadanía culta es un activo indudable para cualquier País. Evidentemente esto no sucede en casi ningún lugar del mundo a día de hoy y tenemos que pagar por adquirir conocimientos, digamos útiles y necesarios, como conocer el lenguaje, realizar operaciones matemáticas u otros más técnicos como los relacionados con cualquier profesión u oficio y aquellos que al parecer se han convertido en imprescindibles hoy en día como son el aprendizaje de idiomas o la informática en cualquiera de sus derivados; pero bueno, hoy en día si quieres estar informado para estar a la altura de tu rival o interlocutor tienes que pagar dinero y tanto tienes, tanto vales.

La Espiritualidad, la Religión, la filosofía, la psicología en sus múltiples variantes también se vende y, a veces, a un precio muy elevado, en exceso elevado para ser solo entelequias. Cosas inaprensibles y que no pueden ser medibles de algún otro modo que no sea por nuestra propia experiencia personal interna.

No quisiera acercarme a este concepto desde el lenguaje de los libros sagrados de las religiones monoteístas como aquello de lo que recibieres de balde de balde lo darás o cuando Jesús de Nazaret se acerca al Atrio del Templo y la emprende a hostias con los vendedores que hacían negocio a sus puertas; pero es que estamos hablando de entelequias, cosas que no son cosas y que no sirven para nada, en general. Es posible que a alguien, en un determinado nivel de experiencia evolutiva, pueda servirle, con lo cual muchos pagan un abultado importe por algo que probablemente no les sirva para nada; pero que sí lo hará a algunos y contados pocos, muy pocos si acaso.

Mi posición personal, como la de Jesús de Nazaret, del que algunos dicen que jamás existió, es que se trata de una absoluta indecencia la venta de lo intangible, de la entelequia, de lo que no sirve para nada en este Mundo, porque de eso se trata. Son No Cosas que no nos sirven para nada aquí en la Tierra y cuya utilidad solo podría cuantificarse a nivel espiritual en otro Mundo, en otra Dimensión.

Eso sí, los vendedores de entelequias se visten con sus más lindas galas de positividad indicando que estamos construyendo el Paraíso en la Tierra con ayuda de nuestros luminosos hermanos los ángeles de Dios; pero el mismo Libro Sagrado que indicamos dice que Por sus Obras los Conoceréis. Por un lado parecen tan lindos verdad, tan campechanos, tan buenas e idealistas personas; pero si eres un poquito crítico te darás cuenta que solo son tácticas de fáciles vendedores sofistas, ni siquiera buenos y exigentes vendedores filosóficos.

Ahora se vende de todo y no voy a dar, ahora nombres, porque con mucha probabilidad perdería a casi el ciento por cien de mis amigos o amigas; pero nos parece todo ello tan falso, hipócrita e incluso ilegal, a nivel espiritual que resulta escandaloso y vomitivo.

Un Verdadero Iniciado, amigos  y amigas, jamás les cobrará por un consejo, sea este evolutivo o curativo.

A las cosas del Espíritu no se les puede poner precio pues se trata de dones celestiales a los que está prohibido poner un precio, porque de lo contrario el don sería retirado y, de persistir,  en el empeño tan solo se ofrecería, a los potenciales clientes,  algo falso y producto de la vulgar charlatanería que estaría desprovisto de cualquier potencialidad Sanadora o Creadora en los planos elevados.

Es por ello que de siempre los grandes iniciados fueron humildes y vivieron en la más absoluta pobreza y sin embargo los charlatanes vendedores de entelequias se los puede ver caminar por todo el Orbe, rodeados de gran fama, oropeles y riquezas, a pesar de solicitar monedas o fortunas, a sus estafados clientes, por enseñanzas desprovistas de lo más importante, el Espíritu, y que solo puede transferir por imposición un verdadero Iniciado, un humilde Maestro.

Es por ello, queridos amigos y hermanos que nos insto a todos, para abrir los ojos y ver si nos piden dinero por, pretendidamente, crecer espiritualmente. Ese crecimiento es Patrimonio de la Humanidad para con la Humanidad y solicitar dinero por ello es una asquerosa indecencia digna de apestosos estafadores y gentes sin el más mínimo escrúpulo. 

Por el contrario, nuestra obligación, como seres humanos, es no echar la vista para otro lado cuando hemos recibido, en nuestrto ámbito personal, a un verdadero Maestro ni permitamos que desfallezca de hambre o de las más mínimas necesidades materiales por inacción nuestra.

Es por ello que el Donativo, el verdadero Donativo no solicitado, es lo que distingue a los iniciados de los charlatanes. Ningún Filósofo Iniciado ha adquirido sus conocimientos y experiencias para ponerlas a la venta al mejor postor. Los charlatanes sofistas, por el contrario, aprenden sus cuatro técnicas de vacile y nos muestran su ingeniosa capacidad teatral con tal de sacarnos cuatro cuartos o una fortuna, aunque a la larga, sus incautos clientes, queden, en forma negativa, vacunados de por vida contra la verdadera Sabiduría Ancestral.

Para el Estafado todos serán, Iniciados o Charlatanes, una misma y odiable cosa: Nada, entelequia y falsedad y habrán creado una impenetrable coraza alrededor de su ya duro y maltratado corazón.

Cosa Espiritual*Dinero=Prostitución: Nada que valga la pena y en lo que debamos perder un solo segundo de nuestro valioso tiempo en la Tierra.

Aralba