Cuando compramos una lavadora, un
frigorífico o una cocina estamos adquiriendo un objeto físico que cumple una
función material como lavar nuestra ropa, conservar los alimentos o cocinarlos
para poder ingerirlos. Cuando compramos uno de esos objetos o similares sabemos
que aunque el precio sea más o menos elevado vamos a sacar algún provecho tangible de
ello.
Llegará el día en que los estados
nos proporcionen de forma gratuita la enseñanza y la cultura en cualquiera de sus
modalidades o niveles, dado que una ciudadanía culta es un activo indudable
para cualquier País. Evidentemente esto no sucede en casi ningún lugar del mundo
a día de hoy y tenemos que pagar por adquirir conocimientos, digamos útiles y necesarios,
como conocer el lenguaje, realizar operaciones matemáticas u otros más técnicos
como los relacionados con cualquier profesión u oficio y aquellos que al
parecer se han convertido en imprescindibles hoy en día como son el aprendizaje
de idiomas o la informática en cualquiera de sus derivados; pero bueno, hoy en
día si quieres estar informado para estar a la altura de tu rival o
interlocutor tienes que pagar dinero y tanto tienes, tanto vales.
La Espiritualidad, la Religión,
la filosofía, la psicología en sus múltiples variantes también se vende y, a
veces, a un precio muy elevado, en exceso elevado para ser solo entelequias. Cosas inaprensibles
y que no pueden ser medibles de algún otro modo que no sea por nuestra propia
experiencia personal interna.
No quisiera acercarme a este
concepto desde el lenguaje de los libros sagrados de las religiones monoteístas
como aquello de lo que recibieres de balde de balde lo darás o cuando Jesús de
Nazaret se acerca al Atrio del Templo y la emprende a hostias con los
vendedores que hacían negocio a sus puertas; pero es que estamos hablando de
entelequias, cosas que no son cosas y que no sirven para nada, en general. Es
posible que a alguien, en un determinado nivel de experiencia evolutiva, pueda
servirle, con lo cual muchos pagan un abultado importe por algo que
probablemente no les sirva para nada; pero que sí lo hará a algunos y contados
pocos, muy pocos si acaso.
Mi posición personal, como la de
Jesús de Nazaret, del que algunos dicen que jamás existió, es que se trata de
una absoluta indecencia la venta de lo intangible, de la entelequia, de lo que
no sirve para nada en este Mundo, porque de eso se trata. Son No Cosas que no nos
sirven para nada aquí en la Tierra y cuya utilidad solo podría cuantificarse a
nivel espiritual en otro Mundo, en otra Dimensión.
Eso sí, los vendedores de
entelequias se visten con sus más lindas galas de positividad indicando que estamos
construyendo el Paraíso en la Tierra con ayuda de nuestros luminosos hermanos
los ángeles de Dios; pero el mismo Libro Sagrado que indicamos dice que Por sus
Obras los Conoceréis. Por un lado parecen tan lindos verdad, tan campechanos,
tan buenas e idealistas personas; pero si eres un poquito crítico te darás cuenta que solo
son tácticas de fáciles vendedores sofistas, ni siquiera buenos y exigentes vendedores filosóficos.
Ahora se vende de todo y no voy a
dar, ahora nombres, porque con mucha probabilidad perdería a casi el ciento por
cien de mis amigos o amigas; pero nos parece todo ello tan falso, hipócrita e
incluso ilegal, a nivel espiritual que resulta escandaloso y vomitivo.
Un Verdadero Iniciado, amigos y amigas, jamás les cobrará por un consejo,
sea este evolutivo o curativo.
A las cosas del Espíritu no se
les puede poner precio pues se trata de dones celestiales a los que está
prohibido poner un precio, porque de lo contrario el don sería retirado y, de
persistir, en el empeño tan solo se
ofrecería, a los potenciales clientes, algo falso y producto de la vulgar
charlatanería que estaría desprovisto de cualquier potencialidad Sanadora o Creadora en los planos elevados.
Es por ello que de siempre los
grandes iniciados fueron humildes y vivieron en la más absoluta pobreza y sin
embargo los charlatanes vendedores de entelequias se los puede ver caminar por
todo el Orbe, rodeados de gran fama, oropeles y riquezas, a pesar de solicitar monedas o fortunas,
a sus estafados clientes, por enseñanzas desprovistas de lo más importante, el
Espíritu, y que solo puede transferir por imposición un verdadero Iniciado, un humilde Maestro.
Es por ello, queridos amigos y
hermanos que nos insto a todos, para abrir los ojos y ver si nos piden dinero
por, pretendidamente, crecer espiritualmente. Ese crecimiento es Patrimonio de la Humanidad para
con la Humanidad y solicitar dinero por ello es una asquerosa indecencia digna de
apestosos estafadores y gentes sin el más mínimo escrúpulo.
Por el contrario, nuestra obligación, como seres humanos, es no echar la vista para otro lado cuando hemos recibido, en nuestrto ámbito personal, a un verdadero Maestro ni permitamos que desfallezca de hambre o de las más mínimas necesidades materiales por inacción nuestra.
Por el contrario, nuestra obligación, como seres humanos, es no echar la vista para otro lado cuando hemos recibido, en nuestrto ámbito personal, a un verdadero Maestro ni permitamos que desfallezca de hambre o de las más mínimas necesidades materiales por inacción nuestra.
Es por ello que el Donativo, el
verdadero Donativo no solicitado, es lo que distingue a los iniciados de los
charlatanes. Ningún Filósofo Iniciado ha adquirido sus conocimientos y
experiencias para ponerlas a la venta al mejor postor. Los charlatanes sofistas,
por el contrario, aprenden sus cuatro técnicas de vacile y nos muestran su ingeniosa capacidad
teatral con tal de sacarnos cuatro cuartos o una fortuna, aunque a la larga,
sus incautos clientes, queden, en forma negativa, vacunados de por vida contra la verdadera
Sabiduría Ancestral.
Para el Estafado todos serán, Iniciados
o Charlatanes, una misma y odiable cosa: Nada, entelequia y falsedad y habrán creado una impenetrable coraza alrededor de su ya duro y maltratado corazón.
Cosa Espiritual*Dinero=Prostitución: Nada que valga la pena y en lo que debamos perder un solo segundo de nuestro valioso tiempo en la Tierra.
Cosa Espiritual*Dinero=Prostitución: Nada que valga la pena y en lo que debamos perder un solo segundo de nuestro valioso tiempo en la Tierra.
Aralba