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lunes, 29 de septiembre de 2014

Argot y espiritualidad




"Jerga, variedad de lengua que utilizan para comunicarse entre sí las personas que pertenecen a un mismo oficio o grupo social" Esta es la definición que da nuestro diccionario a la palabra argot; pero lo podemos hacer extensible a otras facetas de la vida como son la filosofía o la espiritualidad.

Cuando alguien se acerca por primera vez a algún grupo de espiritualidad se encuentra inmerso en una jerigonza incomprensible y que solo con el transcurrir del tiempo se irá volviendo comprensible para el neófito; pero es incluso para el no profano, quien lleva tiempo inmerso en estas cuestiones, un reto a superar cuando intenta comunicarse con individuos preparados en otras escuelas o instituciones; que aun diciendo las mismas cosas, resulta complicada su comprensión y por lo tanto la comunicación.

El origen del argot hermético viene de la necesidad de ocultar determinada información a los ojos profanos de sus enemigos; dado que la persecución por mostrar ideas heréticas conllevaba, en tiempos históricos, la tortura y la muerte; pero por otro lado también se utilizó por los iniciados y sacerdotes para mantener una distancia respecto a la generalidad del vulgo, lo que conllevaba mantener un determinado estatus y los privilegios derivados de aquel.

El uso de un determinado argot es algo muy común en cualquiera de las disciplinas del conocimiento, sea éste científico o filosófico, lo que conlleva la creación de una especie de muralla infranqueable para aquellos que no han sido admitidos en la escuela básica, el Atrio.

La nueva Dispensación del Nuevo Eón está en condiciones de recibir en su seno a cualquiera independientemente del argot que conozca, dado que la situación cultural actual es muy diferente de la de antaño y hoy con pocas y simples palabras, inteligibles por cualquiera, puede transmitirse la Verdad; porque la verdad es sencilla y simple y cualquier cosa que no pudiera entender un niño simplemente no es importante y digamos que entraría en el plano de la Vanidad. Vanidad de Vanidades.

Los símbolos y el mensaje metafórico son llaves que abren el arcón del conocimiento interno del Corazón. Quien esté preparado para abrir la puerta lo entenderá enseguida y quien no, por mucho que se introduzca en complicadas jergas herméticas y cabalísticas jamás conseguirá la iluminación. 

Eso sí, dicho argot, le servirá para demostrar a quienes lo desconocen el gran conocimiento que se posee sobre un Tema determinado; pero hay otro problema añadido dado que el argot no se da de golpe sino que se ofrece mediante grados progresivos; por lo tanto los que estén en un escalón superior estarán aventajados respecto a los que se encuentran en escalones inferiores, dado que estos últimos no comprenderán lo que se dice en los grados superiores.

No decimos que la espiritualidad esté reñida con el argot espiritualista de las diferentes escuelas, sino que es innecesario para aquel que se encuentra preparado para penetrar en el Atrio de la Escuela Invisible donde mora el Alma y donde los exámenes no tratan acerca de cuestiones metafísicas, herméticas o cabalistas sino de la conducta respecto a nuestros semejantes. 

Solo el Amor es la llave que nos permite progresar dentro de la Escuela Interior porque solo el Amor nos hará comprender la Verdad escondida en los símbolos, fábulas y metáforas de los diferentes argots y lo más importante, nos dará acceso al Conocimiento no aprendido del Libro de la Naturaleza, que llevamos con nosotros desde la misma concepción en el vientre de nuestras madres biológicas.

Aralba

viernes, 19 de septiembre de 2014

Sublimando el Sexo (El Gran Secreto)

En Occidente estamos acostumbrados a llevar las cosas hasta sus extremos y o convertimos el sagrado acto sexual en algo digno de mofa y sarcasmo o, simplemente se oculta como el más vil y pecaminoso acto del que fuera capaz el Ser Humano.

Como ya vimos en ocasiones anteriores, existen fuerzas arcónticas que están interesadas en que el Sexo, como otras cuestiones importantes para nuestra transformación espiritual, se encuentre fuera de nuestro alcance y, con dicho fin, nos hacen verlo como algo obsceno e indecoroso y de lo que tenemos que estar avergonzados.

En Oriente, por el contrario y hasta que llegó la colonización occidental, el sexo era visto como lo que es, una parte importante e inherente al Ser Humano. Una Herramienta no solo de procreación sino de crecimiento espiritual, de la que estar orgullosos y de la que hablar, mostrar gráficamente o practicarlo de forma limpia. Solo se trataba de una digna faceta, más, de la Existencia.

Como con todas las cosas que nos rodean, el Ser Humano ha tratado de domesticar el sexo, enlatarlo, clasificarlo y academizarlo como si se tratara de algo externo y ajeno a nosotros y que tuviésemos que aprender de una determinada manera y no de otras que históricamente han venido siendo consideradas como inadecuadas e insanas. Para ello, en Oriente, se han venido creando diferentes escuelas taoístas y tántricas. En Occidente el estudio del sexo quedaba supeditado a los lugares de lenocinio y prostitución, como un simple arte de seducción.

Con todo el respeto para todos aquellos que opinan lo contrario por su condicionamiento cultural, religioso y social, diremos que la falta de una práctica natural del sexo viene a ser como una especie de castración que nos convierte en inválidos para recorrer de forma adecuada el Camino del Crecimiento Espiritual.

El Sexo como el resto del comportamiento humano con sus semejantes debe de ser siempre consentido y consensuado entre personas libres. Desde la infancia se nos ha impedido desarrollar un sexo natural, a modo de juego, e incluso se nos ha castigado por ello cuando esas “pecaminosas prácticas” por cualquier motivo salían a relucir de forma natural.

Aquí no pretendemos mostrar algún método de práctica sexual porque consideramos que, como el resto de herramientas necesarias para el progreso espiritual, nos son mostradas y enseñadas por nuestro Guía o Maestro Espiritual Interno; es decir, siempre que no dañemos a alguien y nuestro sexo sea consentido y consensuado con nuestra pareja, vale todo y cuando decimos todo, es todo.

El sentimiento de culpa por la práctica del sexo, debido a un adoctrinamiento ancestral, debemos aprender a eliminarlo de nuestras vidas, no a ocultarlo ante los demás sino a extirparlo de nuestra memoria y asumirlo como una sublime bendición por nuestras consciencias y que debe ser mostrado con la naturalidad de cualquier otro acto de nuestra vida cultural y social.

Deberíamos transformar la pornografía en pura poesía. Lo que existe ahora, salvo contadas excepciones, no lo es. La pornografía es una desviación económica del sexo, una ladina prostitución que como cualquier otra simonía es un terrible obstáculo para el crecimiento de nuestro Ser interno.

El sexo es la energía primordial de la vida y la fuerza mágica más poderosa que existe en nuestro Universo. Una fuerza que se encuentra enroscada y dormida, como en un horno o atanor alquímico, a la altura de nuestro coxis y que es necesario despertarla, encenderla, para provocar una transformación alquímico espiritual en el crisol de nuestro vehículo corporal.

El intentar desarrollar un progreso espiritual sin la participación sincera y natural de nuestro sexo es algo condenado al fracaso y a la creación de terribles egrégores que antaño y aún hoy en día vienen siendo considerados, de forma errónea, como demonios lascivos y lujuriosos.

No existe un Método, de veras. La forma de practicar nuestro sexo dependerá de nuestro Ser Interno y de la interacción con el Ser Interno de nuestras parejas. No busquen metodologías extrañas a ustedes, simplemente practíquenlo de forma compulsiva, con amor y sin ningún tipo de tabú o prejuicio social.

NO EXISTE LA ENFERMEDAD SEXUAL COMO TAL

Existen comportamientos anómalos, no vamos a negarlo, que son el producto de una mala educación. Así sin más. La represión del sexo produce demonios que hace que algunos seres humanos incumplan la norma básica del consentimiento consensuado y lleva a situaciones dañinas y dolorosas tanto para quienes practican tales aberraciones como para sus inocentes víctimas.

Que no les engañen con ficticias enfermedades psíquicas como la denominada ninfomanía o la reciente y tan afamada adicción al sexo. La adicción al sexo es algo tan natural como la adicción a comer, dormir, orinar o defecar. Considérenlo como algo natural de nuestra existencia y sin cuya práctica, de un modo u otro, terminaríamos enfermando; esta vez sí, de verdad.

El verdadero Secreto de la Sexualidad consiste en sacarla de forma natural ante nuestros semejantes como algo de lo que estar orgullosos y practicarla sin miedo a estar realizando algo horrendo y pecaminoso. Tenemos que sacar nuestra sexualidad del armario de los prejuicios y hablar de ello como quien habla de la prensa rosa o de un gran evento deportivo.

No caigan en el error impuesto por las fuerzas arcónticas de que la masturbación propia o mutua con nuestra pareja, el sexo virtual, la felación o la penetración anal, por poner solo unos pocos ejemplos, son algo indigno, impropio y pecaminoso.

Sientan el sexo como algo maravilloso y poético que es imprescindible para nuestro crecimiento como personas y como seres espirituales. No rompamos el vínculo existente, desde la eternidad, entre lo físico y lo espiritual. La materia solo es espíritu condensado y como tal debe ser tratada con cariño y respeto.

El Secreto está en practicar Sexo, con amor, tanto como les venga en gana y del modo en que consideren sin miedo a estar cometiendo algún tipo de pecado o crimen imperdonable; pero siempre, recuerden, consentido y consensuado con nosotros mismos o con nuestras parejas amadas.

Aralba

jueves, 11 de septiembre de 2014

¡De verdad!, no es por justificarme

Hoy para variar vamos a hablar de mí, dado que en estos últimos días han sucedido cosas significativas que me han hecho reflexionar. Por un lado, un amado hermano me llevó recientemente a un lado para decirme, más o menos, que le tenía alucinado en el sentido de que le entusiasmaba mi labor como divulgador espiritualista del Camino del Retorno y por otro lado, le descolocaba mi esporádico lenguaje escatológico y por qué no soez y mal hablado.

Por otro lado, otro amado hermano de México muy importante a nivel social y político y que me van a permitir que por cortesía y discreción no dé su nombre, me honró con la denominación de famoso y carismático, encomendándome una labor de construcción que esperemos estar a la altura de su verdadera importancia.

Para terminar, hoy mismo he leído un post en el Facebook que me ha hecho reflexionar y que ha sido el verdadero acicate para que ahora estemos hablando sobre lo que viene a continuación y que, aunque pudiera parecer lo contrario, no es sobre mí persona.

La cosa es que cuestionaba el tipo de educación recibida por sus padres de todos aquellos chavales que gustan ir vestidos de forma diferente como para llamar la atención y protestar porque algo no les gusta. Nada más leer el post yo me puse en guardia porque yo si estoy a favor de esas irreverencias en el vestir y en el romper con conductas consideradas como normales. De algún modo, es su forma pacífica de revelarse contra algo, no saben bien qué, que ellos consideran que no está bien y que el resto vemos como normal porque así se nos ha transmitido de generación en generación.

Imagínense que están viendo en la televisión un programa interesante y vital para ustedes. Se encuentran sentados en su sillón favorito; pero les viene el sueño y se quedan adormilados. Resulta que su compañero o compañera que acaba de salir de la cocina entra en el Living y lo encuentra en esa situación. Sin pensarlo, le da una pequeña colleja, para que se despierte, y le dice -Nene que te duermes.

¿Han podido visualizar la situación? Bien porque cualquiera que nos conozca sabe que de tarde en tarde y cuando menos se lo esperan, zas, un taco al canto y no tiene otro sentido que despertarles de la rutina de la lectura. Necesito que sepan que no es porque sea un ingenuo o simplemente un mal educado. Creemos que si los palabros, palabrotas, se encuentran en el diccionario, están para ser utilizados aunque eso sí con moderación y sin abuso. Está todo perfectamente calibrado y soy consciente que, en determinadas ocasiones, pudiera resultar ofensivo; desde aquí mis disculpas, pero no mi arrepentimiento.

Otra de las cosas importantes que quiero que sepan de mí es que no canalizo a ningún tipo ascendido. Las verdades o boludeces que diga son de mi entera responsabilidad; pero algunos de ustedes, entonces, se preguntaran ¿De dónde saca esa información tan importante? No, no se apuren, no se trata de que tenga todos los libros secretos de las fraternidades y órdenes más importantes y les esté dando una información prohibida. No se trata de eso, simplemente soy un humilde iluminado que sabe leer en el Libro de la Naturaleza que todos tenemos en las estanterías de nuestro interior y que vino con nosotros en el mismo instante de nuestro nacimiento, en nuestro ADN.

Hubo un tiempo en el que los humanos, al igual que nuestros primos los primates, teníamos pelo para protegernos de las inclemencias de nuestro entorno.

Llegó otro en el que nuestro planeta estuvo sujeto a periodos de muy altas temperaturas durante todo el año y tanto a nosotros como a nuestros primos, por un simple hecho de adaptación al medio, se nos calló el pelo que ya no solo era innecesario sino contraproducente.

Llegan las últimas glaciaciones y a nuestros primos les vuelve a crecer el pelo tras un largo y terrible proceso de cambio; pero nosotros que habíamos alcanzado la inteligencia resulta que empezamos a vestirnos para no morir de frío, como así les estaba sucediendo a nuestros primos animales. Matamos animales para cubrirnos con sus pieles y obtuvimos fibras de ciertas plantas y del manto de las ovejas con las que elaboramos otras prendas de vestir.

Los que sobrevivieron de los primates les volvió a crecer el pelo; pero como nosotros estábamos cubiertos, la naturaleza entendió que no era necesario nuestro pelaje y este no volvió a salir en todo el largo invierno. Este suceso se prolongó durante generaciones y generaciones de un tiempo en el que no existía la escritura sino tan solo la tradición oral, en la prehistoria del Hombre.

Se acaba la glaciación y llegan los tiempos modernos que conocemos hoy donde hay un periodo corto de frío alternado con otro de calor de una duración similar.

¿Qué sucede? ¿Por qué el Ser Humano no vuelve a desvestirse, al menos, en los periodos más cálidos? ¿La costumbre quizá?

No, en absoluto sino porque a un auténtico hijo de la gran puta se le ocurrió que fuésemos todos vestidos con el fin de ocultar nuestros atributos naturales.

La Inteligencia del Hombre había prevalecido sobre otros dones de la naturaleza y ahora el más inteligente o quizá el más astuto, el que mandaba, tuvo miedo de que la naturaleza demostrara a sus convecinos que era un puro fraude. Sí, él sabía que tenía una polla pequeñísima y que su corpulencia física era inexistente. ¿Qué mejor forma de ocultar esa verdad que hacer que todo el mundo fuese tapado y convertir la desnudez en un tabú generalizado?

Es por dicha circunstancia que la humanidad viene siendo gobernada por los más ineptos incompetentes y degenerados desde tiempo inmemorial. Es por ello que, al contrario que en el resto de la Naturaleza, procrea más el más ladino y enfermo que el más fuerte y sano y esa es la principal circunstancia de que la humanidad sea una especie degenerada y enferma respecto al canon normal de la naturaleza. Es una rareza que se comporta como un puto virus.

Esa raza degenerada de ineptos está acabando con el Planeta y la única forma de solucionarlo es ponernos, de nuevo, en sintonía con la naturaleza. Que el Líder deje de ser el más cabrón e inmoral, sino el más capacitado para convivir armoniosamente con su entorno y con sus primos animales.

Desde aquí insto a todos mis lectores a que, progresivamente, nos vayamos despelotando, desnudando y aceptándonos como somos, diferentes. Unos gordos y otros flacos, unos atléticos y otras con curvas neumáticas o esqueléticas. Unos con un pene casi retráctil y otros con unas hermosas pollas de veinticinco centímetros y cojones de toro.

No es broma y sí, es posible que esté un poco majara; pero ¿Quién no lo está en este mundo? ¿Acaso no nos hemos dado cuenta que estamos en una prisión siquiátrica sin barrotes? Bueno si hay barrotes; pero son invisibles y de otra naturaleza. Somos dioses inmortales y sin un determinado origen, que fuimos encarcelados en estos cuerpos y depositados en este planeta para purgar nuestras fechorías. Nuestro poder destructivo es inmenso; pero aquí no podemos utilizarlo de forma directa. Se nos despojó de la memoria porque eso formaba parte del plan de reinserción.

Por si no se han dado cuenta, queridos amigos y amigas, hermanos y hermanas fratres y sórores, nosotros somos los Titanes y este mundo es el Tártaro.

Ha llegado el día del Retorno y es necesario que nos mostremos los unos a los otros tal y como realmente somos, como dioses inmaculados con diferentes formas y proporciones porque pronto podremos conocer cómo somos conocidos y leernos el pensamiento como antaño, antes de ser apresados. ¿Qué sentido tiene seguir ocultando nuestros dones y atributos naturales a los demás?

Cubrámonos con nuestra desnudez, como los dioses que somos, nuestros cuerpos; pero también nuestras almas y hagamos que los más aptos, no los ineptos, ocupen los puestos de liderazgo,

Aralba

miércoles, 3 de septiembre de 2014

Endemoniados, posesiones y otras sandeces

Me consta que en este y otros muchos asuntos se nos tildará de simplista; pero quisiera remarcar, en este breve prólogo, que los humanos tendemos a complejizarlo todo; cuando, en realidad, deberíamos tender a justo todo lo contrario: simplificar.

Los científicos que han estudiado a fondo los temas de posesiones o endemoniamiento flipan porque rompen todos sus esquemas científicos y desde luego, nadie hasta el momento, con respeto a todos los licenciados en psicología y psiquiatría, ha sido capaz de proporcionar una explicación lógica; dado que desconocen la verdadera y oculta estructura de la Personalidad. Los que no han tocado el Tema, simplemente opinan que se trata de pura superchería o algún sofisticado modo de llamar la atención.

No ayuda tampoco la Teología que se encuentra enclaustrada en el pasado, al menos, dos milenios atrás y se mal interpreta la simbología de los libros sagrados; por ejemplo cuando en los evangelios se habla de los endemoniados como si se tratase de algo ajeno, exterior a la Persona del supuestamente poseído por diversos entes y que fuese posible sacarlos y derivarlos hacia una piara de marranos.

Desde el punto de vista gnóstico es todo mucho más simple y lógico como veremos:

El primer error es considerar a la Personalidad del Ser Humano como una Individualidad fáctica. El Ser Humano es un conglomerado de seres unicelulares que conforman otros seres más complejos como los órganos, músculos, nervios, huesos, et, etc., y que todo junto, viviendo en comunidad, es lo que denominamos como animal o ser humano en nuestro caso particular. Del mismo modo nuestra Personalidad es una enorme colonia de personalidades.

Dicho esto, hay que considerar a la Personalidad no como a un Individuo sino como una estructura piramidal perfectamente conjuntada y sincronizada. Es decir, nuestra Personalidad, lo que conocemos como tal, está constituida de múltiples personalidades, las famosas capas de cebolla del esoterismo, que se van turnando armoniosamente en el transcurso de la vida de cualquier ser sintiente; al menos en aquellos seres que no poseen alguna disfunción fisiológica por algún tipo de enfermedad innata o adquirida. Ahora veremos a qué nos referimos con esto.

Cuando hablamos de enfermedades innatas tratamos con todo aquello que la psiquiatría y la psicología tienen perfectamente documentado y estudiado en profundidad, con la posibilidad de mejoría gracias a determinados fármacos o tratamientos psicológicos que intentan poner cierto orden en las disfunciones fisiológicas y dado que no somos un investigador cualificado, dejemos esa parcela de los problemas de personalidad en las cualificadas manos de los doctores que las tratan.

Todos sabemos la importancia que la mente tiene en la aparición de esos u otros trastornos psicológicos y aquí estaríamos hablando de esa parte adquirida que mencionamos antes. El caso de las enfermedades psicosomáticas es algo ya muy estudiado desde antiguo. El Problema, en estos casos, si no se detecta el origen del mal es que se produce un bucle cerrado y en espiral, entre lo psicosomático y lo fisiológico, que termina agravando el problema de forma exponencial.

Pero ¿de qué coño estamos hablando?

En un estado de supuesta normalidad, el conjunto de personalidades que conforman nuestra Personalidad trabajan de forma coordinada para que nuestras vidas sean lo más simples y seguras posible; pero si se produce una anomalía, al igual que sucede físicamente con el cáncer y en el que las células se reproducen de forma anárquica, nuestra Personalidad se puede desestructurar bajo determinadas condiciones de stress físico, emocional y mental.

Aquí es donde enganchamos con los artículos precedentes donde hablábamos de creencias y demonología.

En primer lugar debemos dejar bien sentado, de forma científico gnóstica, que la posesión por agentes externos al propio Individuo, como una Totalidad, es absolutamente erróneo y es por dicha causa que los estudios que se empiezan sobre dicho asunto no suelen acabar con una solución plausible.

El Ser Humano es un microcosmos, reflejo perfecto del macrocosmos en el que habita; pero debemos tener claro que se trata de un conjunto hermético y cerrado, luego todo lo que sucede en el microcosmos solo incumbe al microcosmos, por lo tanto, buscar el problema en algo externo es un camino sin salida y que no conduce a ninguna parte.

Cuando creemos, producto de la ignorancia, en algo; lo que sea, nuestra mente crea entidades o egrégores que vamos construyendo en base a supersticiones ancestrales que están muy arraigadas en el Ser Humano y sociológicamente en el conjunto de la Especie Humana y ¿qué quiere decir esto? Que alimentando determinadas creencias nos encaminamos hacia la obsesión y que no es otra cosa que la realimentación negativa de egrégores que comenzarían a integrarse, como infección podríamos denominarlo, e influir en determinadas capas de nuestra Personalidad.

Es entonces cuando la estructura coordinada de nuestra pirámide de personalidades comienza a desestructurarse hasta hacer que la Personalidad dominante, en cada caso, pierda poder de manifestarse como una Unidad y las diferentes personalidades van tomando el control de nuestras vidas en una especie de carrera de relevos anárquica y sin control; es decir se van turnando, o apareciendo simultáneamente, sin que exista el control de una personalidad líder.

Lo que se conoce como Magia auténtica, no el mentalismo o el ilusionismo, era un intento del pasado por demostrar el funcionamiento del Universo que nos rodea con el fin de conseguir algún provecho; de algún modo fue el preámbulo de nuestras actuales ciencia y tecnología. De hecho muchas de las cosas de nuestra vida cotidiana son pura Magia. Los electrodomésticos, computadoras, ciencia médica, etc., etc., en el pasado habrían sido considerados como mágicos y de hecho así sigue siéndolo aunque lo denominemos con términos más científicos y técnicos.

El problema es que se sigue, hoy en día, considerando magia a múltiples supersticiones sin base científico gnóstica alguna y cuya creencia realimentada produce obsesión y desestructuración de la Personalidad monolítica en una ingente cantidad de personalidades, en permanente lucha, por el liderazgo. He ahí a nuestros demonios y entidades posesivas. Es decir, nosotros mismos alimentando creencias erróneas hemos creado nuestros propios demonios o supuestas entidades dimensionales.

Esas supuestas posesiones se pueden dar en muchas parcelas de la sociedad donde la creencia es fundamental, en entidades religiosas, ocultistas y de hechicería; y cuando se habla de gnosis, en dichos ámbitos,  en realidad se trata de otra cosa imposible de demostrar ni con los instrumentos de la actualidad ni con los que pudieran construirse en el futuro; dado que estaríamos tratando con estructuras mentales artificiales y que no tienen ningún origen natural.

Bien, expuesto el Problema tendríamos que saber proporcionar la solución y aunque pudiera parecer que debe de tratarse de algo complejo y complicado como determinados rituales o exorcismos, justo se trata de todo lo contrario, dado que tanto los exorcismos y rituales inventados para el efecto, más que arreglar empeoran el problema puesto que están sustentados, del mismo modo, en pura creencia basada en la ignorancia de la Cosa; es decir la Superstición.

El primer paso es el importante y se trata del reconocimiento de que existe el Problema; dado que muchos llegan a la desestructuración de su personalidad, supuesto endemoniamiento, de forma paulatina y casi sin darse cuenta hasta que el problema se manifiesta y parece irreversible su solución.

Una vez reconocido que existe un Problema lo siguiente en importancia es conocer la Verdad del Asunto: lo explicado en los párrafos de este artículo, y no dejarnos llevar por la maraña de supersticiones que se han entretejido en torno a este tema; lo que conllevaría, de nuevo, al agravamiento del problema obsesivo y que suele conducir a los enfermos, porque de eso se tratan, a situaciones de locura irreparable o en último término a desarrollar psicopatías asesinas o al suicidio.

Conocida la importancia del asunto y habiendo sido asimilada la Verdad de forma total, sin resquicio de duda alguna, debemos proporcionar la única medicina posible: Dejar de pensar durante determinados periodos de tiempo, con el fin de que las personalidades en pugna se asienten y ocupen el lugar que les corresponde en la estructura piramidal de la personalidad- Esto se consigue mediante continuos trabajos de meditación y que en algún próximo artículo acometeremos con la necesaria humildad; pero de momento es importante saber que la única medicina posible es la meditación con la que lograremos un vaciamiento interior de la mente y que se consigue mediante la relajación de nuestro cuerpo así como del de nuestra mente.

Aunque a todos y cada uno de nosotros nos pudiera parecer, en el vivir cotidiano, que somos una única Personalidad, esto no es así; dado que a poco que reflexionemos nos daremos cuenta que somos una persona con nuestra amante, otra distinta con nuestros hijos, otra con nuestros amigos o entorno laboral, con nuestros padres u otros familiares etc., etc.; aunque sí es cierto que cuando esa personalidad, en momentos determinados toma el liderazgo, el resto de personalidades la siguen de forma sincrónica como una sola unidad. El problema es cuando se produce la desestructuración y empiezan a querer salir todas al mismo tiempo, lo que provoca el efecto denominado erróneamente como Posesión. También diremos que en condiciones de supuesta normalidad, muchas de las personalidades jamás tendrían necesidad de manifestarse.

Este no es un trabajo para ponerlo en duda, dado que es fruto de la gnosis, sino para ser meditado por todos y cada uno de nuestros lectores; pero de todas formas también es importante para aquellos que intenten meterse en determinados ambientes donde la hechicería o rituales de invocación, así como de fanatismo religioso, son algo que se ve con cierta naturalidad. Avisados quedan. Ustedes sabrán donde se meten.


Aralba

lunes, 1 de septiembre de 2014

Los Creyentes (El Mal de la Humanidad)

Escribió el barón Holbach en el siglo XVIII: «Cuando los hombres creen no temer más que a su dios, no se detienen en general ante nada»

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Por desgracia nos estamos acostumbrando a los innumerables atropellos de todos aquellos que se consideran creyentes en algo, lo que sea; qué más da de que se trate.

¡Creer no es tener Fe!

Fe es el Conocimiento de lo que no se sabe, la Evidencia de lo que no se ve. Creer siempre es producto de la Ignorancia e ineludiblemente conduce al fanatismo primero y después a todo tipo de aberraciones.

Existen muchas cosas que no sabemos cómo funcionan; pero conocemos que funcionan. Muchos conocen, por ejemplo, que la Televisión existe y llega a todos los lugares del planeta; pero no saben cómo funciona; para saber hay que conocer primero y estudiar después o que alguien nos transmita la información requerida. Cuando manejamos nuestro automóvil conocemos que está bien construido aunque no sepamos cómo funciona su motor. Tenemos Fe en nuestro coche y tenemos Fe de que no nos dejará tirado o nos matará por un funcionamiento erróneo.

Las ondas electromagnéticas no pueden verse; pero es evidente su existencia porque hasta nuestros oídos llega el sonido de nuestros radiorreceptores, la imagen de nuestros televisores o los paquetes de información a nuestros sistemas informáticos mediante los sistemas wifi o bluetooth. En estos, como en otros muchísimos casos, lo evidente no lo podemos negar. Nadie con dos dedos de frente negaría la existencia de las ondas electromagnéticas porque es lo que hace funcionar una inmensa mayoría de nuestros aparatos. Eso es también Fe.

La Fe también es conocida como Gnosis o Conocimiento; la antesala de la Sabiduría.

Cuando las fuerzas de la Naturaleza nos agreden a nivel individual o de Especie, intuimos que hay algo importante y poderoso aunque no seamos capaces de explicarlo ni podamos ver sus causas hasta que los efectos catastróficos se han producido; conocemos aunque no sepamos y eso también es Fe. Fe de que si un día nublado vamos al monte, con mucha probabilidad, es posible que nos fulmine un rayo y conocemos el hecho porque ya ha sucedido en numerosas ocasiones. Seremos unos imprudentes si no sabemos leer en los elementos de la Naturaleza.

Nuestra simple existencia nos proporciona la intuición o gnosis interna de que las cosas están por algo no porque hayan salido de la nada por arte de biribirloque; ahora bien, de tener ese sentimiento a creer en la existencia de una entidad comúnmente denominada como Dios aunque mencionado bajo las más diversas denominaciones, va un abismo y eso es creencia.

La existencia de un Dios de amor no nos es evidente, al menos en el entorno agreste en el que vivimos. Aquí todo es dolor y sufrimiento y los pocos momento de felicidad parecen hechos a modo de pesada broma para que entendamos que la Vida no es en general así; luego la evidencia se vaporiza y solo podemos mantenerlo como una creencia; es un error denominar Fe a la creencia en determinadas entidades que ni podemos ver ni sentir sus efectos; sean estos beneficiosos o adversos. Evidentemente decir que algo no exista porque no lo veamos o no sintamos sus efectos es una estupidez monumental y es mejor quedarse expectante aunque sin poner la mano en el fuego en las diversas creencias. Eso es agnosticismo.

No vamos a hablar sobre gnosticismo y agnosticismo dado que ya nos hemos explayado, sobre el asunto, suficientemente en otros artículos. Aquí hablaremos de los creyentes y las creencias, aquellos y aquellas que tanto mal vienen transmitiendo al Mundo desde el origen de los tiempos.

Hemos puesto el nombre de Creyentes a este artículo recordando una lejana película que protagonizara Martin Sheen y que trataba sobre supuestos hechos reales, más concretamente crímenes, realizados por una élite en torno al Vudú.

De tanto en tanto se nos vende, mediante los medios, de la realidad de la hechicería, de las posesiones diabólicas y de la existencia de ángeles y demonios así como de dioses de diversa índole y talante. Curiosamente en ambientes poco religiosos también se manifiestan estos extraños fenómenos; pero son denominados como entidades extraterrestres o inter dimensionales y canalización de su información. De hecho, en algunos ambientes, se nos quiere hacer creer que las posesiones son una especie de epidemia, en lugar de hechos aislados en tiempo y espacio, e incluso que vampiros y zombis son una evidente realidad de naturaleza demostrable.

Todo lo antedicho no dejan de ser creencias, no dañinas en sí mismas, que pudieran darnos alguna ilusión por la que vivir si no fuese porque las creamos por el mero hecho de creerlas, dejamos que nos posean como una realidad y la alimentamos con nuestra persistencia ante la evidencia de su inexistencia y que no es otra cosa que lo que se conoce como fanatismo.

En otro artículo entraremos en las explicaciones de por qué se producen determinados efectos y a los que los creyentes utilizan como explicación seudocientífica de la existencia del Demonio y las posesiones diabólicas; aquí nos centraremos en las consecuencias de alimentar todo tipo de creencias que no tienen fundamento alguno ni por la minúscula ciencia conocida ni por la Gnosis o verdadera Fe. Recordemos: “El Conocimiento de lo que no se sabe y la evidencia de lo que no se ve”

Por sus obras los conoceréis:

Guerras santas, atrocidades y torturas varias. Humillación y odio hacia quienes piensan diferentes a ellos. Dolor, Sufrimiento y Muerte. Toda una serie de "luminosos atributos" para un supuesto Dios de Amor.

Un Creyente no es un ser libre, sino un autómata auto programado por la ignorancia y la estupidez.

Es cierto que existe una Energía inteligente de carácter cósmico. Es una evidencia que aunque indemostrable por nuestros actuales instrumentos científicos es imposible de rebatir porque simplemente existimos; pero otra cosa es darle a esa cosa que Es, en la que vivimos, de la que vivimos y por la que vivimos, un determinado nombre inventado por algún alucinado y supuesto Iluminado.

El creer es incompatible con el vivir, nos somete, encadena y nos transforma en engranajes de una maquinaria infame. La Fe, nos muestra a la Cosa antes de su plausible y futuro descubrimiento como algo a seguir estudiando hasta su total comprensión o saber, lo que nos proporciona a la humanidad herramientas para un mejor vivir.

Solo recuerden una cosa creer no es tener Fe, así de simple es.


Aralba