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sábado, 31 de diciembre de 2011

El Año 2012 según la Orden Iluminati (Feliz Año 2012)



Este año que acaba de entrar, según los pájaros del mal agüero, será el del Apocalipsis final. La madurez plena de la Gran Conspiración y de la que nosotros mismos, como Iluminatis, formamos parte ¿parece ser? o eso dicen.

El poder del futuro está en las manos del Individuo humano. Siempre esperamos que las cosas las cambien otros, los demás, y pensamos que somos tan poca cosa que es imposible que pudiésemos influir en nuestro entorno con el fin de cambiarlo para beneficio propio, de toda la humanidad y de su descendencia.

No es el momento para echar la culpa a algunas organizaciones religiosas o grupos de poder determinados respecto a lo mal que nos ha ido el pasado año y lo peor que podría ir el año que nos acaba de entrar. Lo último que el ser humano debe de perder es la esperanza que, esta, no es otra cosa que el Pensamiento Positivo.

Cuando salga el ganso de nuestro vecino con ganas de cargarse a todo lo que se le cruce en el camino, cuando saludemos en la parada del autobús a quienes esperan y no recibamos respuesta, respondamos en lugar de con un sentimiento negativo con una tenue y humilde sonrisa.

El Mal. Según los Iluminati, no es más que el Bien en formación. El mal es pura ignorancia y es por ello que deberíamos tener presente las palabras de Jesús de Nazaret: “Perdónalos Señor ya que no saben lo que hacen”

Responder a la insolencia con insolencia, a la impertinencia con impertinencia, al odio con odio, a la violencia con violencia, a la indiferencia con indiferencia solo demuestra nuestro pobre grado evolutivo. Si esto fuese así nos encontraríamos en un nivel de infantilismo e inmadurez propio de ignorantes y, por lo tanto, malvados.

Nuestro grado aristocrático, cargado de bondad, nos hace ser de otro modo y ante todas las agresiones a las que estamos sujetos durante nuestra vida, deberíamos responder con una simple sonrisa; pero una sonrisa cargada de sinceridad y libre de malicia o ironía.

El Iluminati Iniciado, que conoce la Verdad, sabe que estamos inmersos en una permanente representación teatral que va surgiendo a cada instante de nuestra vida. Es cierto que un día olvidamos el libreto y al contrario que los actores del mundo considerado real, que saben lo que va a suceder en el siguiente instante, nosotros solo lo podemos conocer una vez que surge a la luz de nuestras vidas, minuto a minuto, segundo a segundo; pero, no obstante, debemos de ver los sucesos de la Vida como algo que afecta al personaje que interpreta el Ser; pero nunca al propio Ser, al Actor.

Cuando se sufre un accidente es el personaje el que lo sufre, cuando muere algún ser querido del personaje hay que mirarlo como lo que es y el Ser, el Hombre, no debe de personalizar los sucesos de su vida cotidiana y eso no quiere decir que seamos indiferentes ante las cosas, penalidades y penurias que suceden a nuestro alrededor. De hecho, es imposible ser indiferente: Sí, no somos simples observadores de una Obra Teatral, también somos sus intérpretes y nuestra representación debería de ser lo más creíble posible.

Otra cosa que debemos de tener presente es que a lo hecho pecho. No existe la mala suerte. Si en el transcurso de la interpretación cometemos algo considerado por la Sociedad como mal es porque simplemente estaba escrito y no sirve de nada que el Ser se mortifique por las acciones supuestamente negativas de su personaje.

Enfrentemos este Año 2012 que entra alejando de nuestra mente cualquier tipo de pesimismo y visualicémoslo como un periodo luminoso y positivo, tanto para nosotros como para aquellos que nos rodean. Olvidémonos de conspiraciones que realmente jamás han existido. Nuestro Destino está escrito y lo hicimos nosotros aunque no lo recordemos. Quien actúa mal lo hace bajo la égida de la ignorancia y quienes creen en las conspiraciones están sujetos a la mismísima enfermedad.

Desde aquí y en nombre de todos los Iluminati del Planeta Tierra y del Multiverso les deseamos a todos nuestros fratres y sorores la mayor de las felicidades y que la oscura ignorancia se vaya transformando, paulatinamente, en la luminosa sabiduría de la Verdad del Ser.

Feliz Año 2012
ARALBA



lunes, 19 de diciembre de 2011

Teosofía de los Rosacruces: Conferencia IV El descenso a un Nuevo Nacimiento

En la conferencia anterior hemos descrito la región y los mundos por los cuales el hombre debe pasar después de la muerte, al haberse desprendido en el kama-loka o, como lo llama la teosofía rosicruciana, en el mundo elemental, de todo aquello que todavía le ata al instrumento físico de este mundo. Además hemos descrito lo que se denomina el Rupa-devachan, o la región que se ha llamado el mundo celeste o mundo espiritual.

Hemos visto que éste, el mundo de los Espíritus como tal, tiene una característica cuaternaria, lo mismo que nuestro mundo físico. Allí tenemos la región continental, la que está impregnada de una región oceánica y fluvial; pero mejor la comparamos con la forma de la circulación sanguínea del organismo humano. Hemos visto que en el devachan, como analogía correspondiente a la atmósfera de nuestra tierra, también se encuentra en la llamada región aérea todo aquello que vive y se expresa como alegría y pena, como dolores y opresiones en el alma de los seres del mundo físico, ciertamente en forma mucho más extendida, puesto que allí también viven otros seres los que no están encarnados en cuerpos físicos. 

Finalmente hemos visto que en la cuarta región se encuentran los prototipos de lo que tiene un carácter original, desde la más insignificante ocurrencia hasta lo más grandioso y sublime de lo que realizan el inventor y el artista. Allí arriba tenemos los impulsos que verdaderamente conducen al progreso de nuestra Tierra. Además de dichos componentes del mundo espiritual como tal, encontramos igualmente la que une nuestra Tierra con mundos todavía más altos. Hasta ahora sólo hemos descubierto lo que meramente se relaciona con la evolución de la Tierra, pero no lo que la trasciende. Quien alcance la iniciación llegará a conocer lo que nuestra Tierra ha sido en todo el pasado, lo que ella será y lo que la une con otros mundos dentro de nuestro sistema solar.

Ante todo tiene importancia lo que se nos presenta en el devachan, en el llamado mundo de la razón. Me refiero a lo que estamos acostumbrados a llamar la Crónica del Akasha. Ciertamente la misma no se produce en el devachan, sino en una región todavía más alta, pero si se llega hasta el devachan, es posible el comienzo de la visión de lo que se llama la Crónica del Akasha.

¿Qué es la Crónica del Akasha? Nos formamos una idea correcta de la misma si nos decimos que todo cuanto en la Tierra o de otro modo acontece en el mundo, hace una impresión duradera en ciertas esencias sutiles, impresión que el consciente que haya pasado por una iniciación puede hallar. No se trata de una crónica común, sino que la misma puede caracterizarse como llena de vida. Supongamos que un hombre haya
vivido en el primer siglo de nuestra era. Lo que en aquel tiempo él ha pensado, sentido, intentado, lo que se ha transmitido en sus acciones, no se ha borrado, sino que se ha conservado imprimiéndolo en dicha esencia sutil, donde el vidente lo puede "ver".

Ciertamente no lo ve como si existiera escrito en un libro de historia, sino en la forma como ha acontecido. En esas imágenes espirituales se puede ver como uno se mueve, lo que ha hecho, como ha realizado un viaje, por ejemplo. Igualmente se pueden percibir los impulsos volitivos, los sentimientos, los pensamientos. Pero no hay que imaginarse que tales imágenes se presenten como si fueran copias de las personalidades físicas en este mundo; no es así. Para decirlo mediante una ilustración sencilla: si se mueve la mano, la voluntad del hombre se expresa en toda la mano en movimiento, hasta en las partes más pequeñas, y se puede ver esta fuerza de voluntad que así se esconde. Lo que aquí actúa en nosotros espiritualmente y que fluyó en lo físico, se lo percibe allí en lo espiritual.

Por ejemplo, si buscamos a Julio César, podremos observar todo lo emprendido por él. Pero hay que tener presente que en la Crónica del Akasha más bien podemos ver los pensamientos de César. Cuando él se propuso hacer algo, se observa toda la sucesión de sus decisiones volitivas hasta el punto en que la acción se realizó en la vida. No es fácil averiguar en la Crónica del Akasha un acontecimiento concreto; para ello hace falta partir de algo sucedido exteriormente. Cuando el vidente, para observar algo relativo a César, parte de un dato histórico a este respecto, encontrará fácilmente lo demás. A pesar de que los datos históricos no siempre son exactos, a veces pueden resultar útiles. Cuando el vidente se remonta hasta César, realmente percibe de un modo espiritual la persona actuante de César, como si estuviese presente y le dirigiese al vidente la palabra. Sin embargo, si un hombre es capaz de tener ciertas visiones, sin tener conocimientos exactos con respecto a los mundos superiores, puede ser que llegue a los más cuestionables resultados, cuando dirige la mirada al pasado.

Si bien la Crónica del Akasha se encuentra en el devachan, se extiende no obstante hacia abajo hasta en el mundo astral, de modo que frecuentemente se pueden descubrir imágenes de la misma en forma de un espejismo, pero éstas suelen presentarse incoherentes e inexactas, lo que se debe tener en cuenta, cuando se hacen investigaciones del pasado. A lo peligroso de tales confusiones voy a aludir mediante un ejemplo. Si en la investigación de la evolución terrestre los indicios de la Crónica del Akasha nos remonta a los tiempos de la Atlántida antes del gran cataclismo que la sumergió, podemos estudiar los acontecimientos respectivos. Los mismos se repitieron más tarde, pero en otra forma. 

En la Alemania del Norte, en Europa Central, en dirección de la Atlántida hacia el Este, mucho tiempo antes de nuestra era y antes de que el cristianismo se hubiese extendido desde el Sur hacia el Norte, tuvieron lugar acontecimientos a modo de repetición de los de la Atlántida. Sólo más tarde, por las influencias desde el Sur, la población se hizo independiente. He aquí un ejemplo que muestra cuán fácilmente se puede caer en errores, pues al observar las imágenes astrales de la Crónica del Akasha en vez de las del devachan, puede suceder que las repeticiones de los antiguos sucesos atlantes se confundan con estos últimos. Esto ocurrió realmente en los relatos sobre la Atlántida de Scott-Elliot, los que efectivamente concuerdan con las imágenes astrales, pero no con las de la verdadera Crónica del Akasha en el devachan. Hacía falta decirlo, pues en el instante en que se reconoce dónde está la fuente de los errores, se sabrá hacer la verdadera valoración de lo expuesto.

Otra fuente de error puede aparecer si se toman en consideración los relatos de un médium. Las personas de adecuados dones mediumísticos pueden percibir la Crónica del Akasha pero en la mayoría de los casos meramente sus reflejos astrales. En la Crónica del Akasha hay algo singular. Si en ella se busca a un hombre, su actitud será comparable con la de un ser viviente. En tal caso Goethe responderá no solamente con palabras pronunciadas en su vida terrenal, sino que dará respuestas en sentido goetheano, e incluso puede suceder que Goethe recite versos en su estilo y sentido, pero versos que él mismo no ha escrito. La imagen del Akasha es tan viva que continúa obrando originariamente en el sentido del hombre respectivo. Por esta razón puede suceder que se confunda la imagen con el hombre mismo. El médium cree que se le aparece el difunto viviendo en espíritu, a pesar de que sólo se trata de la imagen astral del Akasha. Puede darse el caso de que César ya viva reencarnado en la Tierra, mientras su imagen contesta en una sesion espiritista.

Pero no se trata de la individualidad de César sino de la impresión duradera de la imagen de César depositada en la Crónica del Akasha. Esto conduce a los errores en las sesiones espiritistas. Debemos hacer distinción entre lo que subsiste como imagen del hombre en el Akasha y lo que continúa desarrollándose como individualidad. Son aspectos sumamente importantes.

Al haber abandonado el kama-loka, el hombre se ha desacostumbrado a todas las acciones y funciones para las cuales necesita los instrumentos físicos; él entra entonces en la región que acabo de describir. El período que ahora comienza para él, es de extraordinaria importancia. Es preciso tener bien presente lo que entonces acontece para el hombre.

Todo lo que antes el hombre sólo había pensado, sus sentimientos y pasiones, todo lo experimentado en la Tierra, se le presenta en el devachan en forma de las cosas que ahora están a su derredor. Primero percibe el propio cuerpo físico en forma de su arquetipo. Así como aquí en la Tierra caminamos sobre rocas, piedras, montañas, así también se pasa en el devachan sobre todas las formaciones que existen aquí en el mundo físico; quiere decir que allí se camina incluso sobre su propio cuerpo físico. 

Es precisamente un rasgo característico para el hombre después de la muerte el hecho de que tenga su propio cuerpo físico como un objeto fuera de sí mismo, pues esto le hace conocer que del kama-loka ascendió al devachan. Aquí en la Tierra, él dice a su cuerpo: "esto lo soy yo." Allí lo ve y dice: "esto lo eres tú." La filosofía Vedanta ordena que sus discípulos ejerciten meditativamente las palabras' "esto lo eres tú ", a fin de que a través de tales ejercicios sepan decir a su cuerpo: "esto lo eres tú." Además se percibe a su derredor todo lo vivido en la Tierra. Si aquí el hombre siente venganza, falta de amor, toda clase de sentimientos malos hacia sus semejantes, todos estos sentimientos malos los percibe como una nube fuera de sí mismo, y esto resulta ser una advertencia para él.

Aprenderá qué significación y qué efecto tiene todo eso aquí en nuestro mundo. Es preciso tener claramente presente lo que de dicha manera se realiza para el hombre. Contemplemos a este respecto al hombre físico aquí en la Tierra. ¿Cómo se formaron sus órganos, por ejemplo, los ojos? Hubo un tiempo en el que todavía no existieron los ojos. El ojo se formó por la luz. La luz plasmó el ojo, sacándolo de la organización física, de modo que la luz es la causa del ojo. De este modo las cosas en torno nuestro crean los órganos del mundo físico. En la Tierra crean órganos en substancias y cuerpos físicos; en el devachan las cosas que nos circundan influyen y obran sobre nuestro ser anímico, de modo que todo lo que aquí el hombre ha tenido como sentimientos buenos y malos, se halla en el devachan a su derredor, influye sobre su alma y crea así los
órganos anímicos. 

De un hombre que aquí ha sido bueno viven después las buenas cualidades en el aire del devachan, y las mismas actúan en lo espiritual, creando órganos. Estos últimos obran como arquitectos, como escultores para la formación del nuevo cuerpo físico correspondiente a un nuevo nacimiento. Lo que el hombre tenía en su interior y que en el devachan aparece exteriormente, trabaja de dicha manera para preparar el próximo nacimiento; va preparando las fuerzas que forman el nuevo cuerpo humano.

Pero no hay que creer que en el devachan el hombre no tiene que hacer otra cosa que lo referente a sí mismo; por el contrario, tiene que hacer allí muy importantes trabajos. Podemos llegar a comprenderlo, si consideramos la evolución de la Tierra, dentro de un período breve. Si nos remontamos pocos milenios tenemos que decirnos que determinados territorios de entonces estaban bien distintos de como están ahora. En el pasado había otras plantas, otras formas de animales e incluso otro clima. La superficie de la Tierra va cambiando constantemente en cuanto a lo que produce la naturaleza. En Grecia, por ejemplo, ya no podría generarse lo que crecía en el suelo de la Grecia antigua. La evolución de la Tierra tiene lugar precisamente por el hecho de que su aspecto cambia continuamente.

Pasa mucho tiempo desde la muerte de un individuo hasta que vuelva a nacer; y cuando él aparezca nuevamente en la Tierra, no encontrará lo de antes. El hombre debe experimentar algo nuevo, y debido a ello no vuelve a nacer en la misma configuración de la Tierra; él permanece en las regiones espirituales hasta que la Tierra pueda ofrecerle territorios totalmente nuevos. Esto tiene fundada razón, pues el hombre aprende algo enteramente nuevo, y a raíz de ello se desarrolla en un nuevo sentido. Un muchacho de la Roma antigua, por ejemplo, no vivía como un escolar de ahora. Cuando volvamos a nacer, se nos presentarán condiciones bien distintas; y así nos desarrollamos de encarnación en encarnación. Mientras el hombre está en las regiones que acabo de describir cambia continuamente la faz de la Tierra.

Podemos preguntar: ¿A quién se debe esto, quién cambia la fisonomía de la Tierra? y esto nos conduce a la vez a contestar la pregunta: ¿Qué hace el hombre en el curso del referido tiempo? Bajo la conducción de entidades superiores el hombre mismo, desde los mundos espirituales, se dedica a la transformación de la Tierra. Los hombres mismos realizan este trabajo entre la muerte y un nuevo nacimiento. Cuando ellos vuelven a nacer, encuentran la faz de la Tierra cambiada, la encuentran en una configuración a la que ellos mismos contribuyeron. Todos nosotros hemos trabajado de esta manera.

A la pregunta: ¿dónde está el devachan, el mundo espiritual?, he de contestar: permanentemente está en torno nuestro. Realmente es así; y esto quiere decir que las almas de los hombres fuera de sus cuerpos también están alrededor de nosotros. Ellas trabajan en derredor nuestro. Mientras nosotros construimos ciudades y máquinas, los hombres que viven entre la muerte y un nuevo nacimiento, trabajan desde la región espiritual que se halla alrededor de nosotros.

Si como videntes los  buscamos y si no percibimos la luz meramente con los sentidos, encontraremos a los difuntos dentro de la luz. La luz en que estamos envueltos, forma el cuerpo de los muertos; ellos tienen un cuerpo tejido de luz. La luz que envuelve la Tierra es substancia de los seres que viven en el devachan. Si percibimos una planta que se nutre de la luz solar, resulta que ella recibe no solamente la luz física sino también el resultado del trabajo de seres espirituales y entre ellos están también dichas almas humanas. Ellas mismas irradian como luz sobre las plantas, se ciernen en torno de ellas como seres espirituales. Observando las plantas con el ojo espiritual, decimos: la planta se regocija del influjo de los hombres muertos, los que se ciernen en torno de ella y obran y tejen en la luz a su derredor.

Y si ahora observamos que la vegetación de la Tierra cambia y si preguntamos: ¿quién lo ha causado?, hemos de decir: en la luz que envuelve nuestra Tierra obran los difuntos; esto pertenece verdaderamente al devachan. En este reino de la luz entramos después del período del kama-loka. Se trata de una verdad concreta. Sólo sabe algo del devachan en el sentido de la teosofía rosicruciana quien sepa indicar dónde realmente se encuentran los hombres muertos.

Al desarrollarse el ojo del vidente, él suele hacer una percepción singular. Si él se interpone ante el Sol, su cuerpo detiene la luz y echa una sombra; y si él entonces dirige la mirada sobre esta sombra, esto constituye muchas veces el primer instante de percibir el espíritu. El cuerpo detiene la luz, pero no al espíritu, de modo que en la sombra del cuerpo se puede descubrir al espíritu. Esta es la razón por la cual algunos pueblos primitivos, los que siempre han tenido cierta clarividencia, llamaban también alma a la sombra, diciendo: sin sombra es como sin alma. Una novela de Adalbert van Chamissa se basa inconscientemente en la idea de que el hombre que ha perdido su sombra, también ha perdido su alma, y esto le entristece.

Vemos pues que entre la muerte y un nuevo nacimiento se realiza de la manera referida el trabajo de los hombres en el devachan. Verdaderamente no se trata de un reposo inactivo. Desde el devachan ellos trabajan para la evolución de la Tierra, y así comprendemos cómo se realiza el devenir del mundo. En el devachan los hombres no viven como frecuentemente se dice, en feliz reposo, en el ensueño: antes bien, la vida es allá tan activa como aquí en la Tierra.

Cuando en el devachan el hombre haya llegado a tal punto que las actividades que él ha realizado en la última vida terrenal están transformadas en fuerzas espirituales, cuando por todas las experiencias en el mundo exterior del devachan, él haya pasado con el resultado de que las mismas han ejercido su efecto, entonces ha llegado a la madurez para descender del devachan a un nuevo nacimiento físico. El mundo terrestre vuelve a atraerle.

Lo primero a que el hombre llega al descender del devachan, es la región astral, a la que en la teosofía rosicruciana se llama el mundo elemental; este mundo le da un nuevo cuerpo astral. Cuando en una hoja de papel se echan limaduras de hierro, y debajo del papel se mueve un imán, las partecillas se ordenan en formas y líneas según las fuerzas del imán.

Exactamente de la misma manera se atrae la substancia astral irregularmente repartida, y se la ordena según las fuerzas del alma, las que corresponden a lo que la misma haya conquistado en vidas terrenales anteriores. El hombre mismo agrupa así su propio cuerpo astral. A estos hombres nacientes, que al principio sólo tienen un cuerpo astral, los percibe el vidente como seres de un aspecto campaniforme, abriéndose hacia abajo. Con fabulosa velocidad se lanzan a través del plano astral. Es difícil imaginarse la velocidad con que vuelan por el espacio.

Estos hombres nacientes deben ahora ser dotados de un cuerpo etéreo y un cuerpo físico. Lo sucedido hasta la formación del cuerpo astral dependía de ellos mismos, de las fuerzas que ellos mismos habían desarrollado. Pero el modo de cómo se forma el cuerpo etéreo, dentro del curso evolutivo del presente, no depende tan sólo del hombre, sino que con respecto a esta estructuración el hombre depende de otros seres. A raíz de ello el hombre siempre tiene un cuerpo astral adecuado; pero no siempre ocurre que este cuerpo astral resulte bien ajustado al cuerpo etéreo y al físico; y a esto se debe el que en la vida muchas veces haya descontento y falta de armonía. 

El porqué los hombres nacientes revolotean de cierta manera se debe principalmente a que ellos buscan padre y madre apropiados, quienes les proporcionen la oportunidad de conseguir las corporeidades etérea y física adecuadas a la entidad astral. Siempre será la pareja de padre y madre relativamente óptima y apropiada la que puede dar la corporeidad. En esta búsqueda actúan entidades parecidas a las que se suelen llamar Espíritus de un Pueblo y que unen el cuerpo etéreo con el cuerpo astral. No se trata de algo abstracto inconcebible, lo que comúnmente se considera como Espíritu del Pueblo, sino que para el observador del mundo espiritual es algo tan real como el alma en nuestro cuerpo. 

Un pueblo entero ciertamente no tiene un cuerpo físico colectivo, pero sí tiene en común un cuerpo astral y el principio de un cuerpo etéreo. Vive como en una nube astral y esto es el cuerpo del Espíritu del Pueblo. Estos Espíritus son los dirigentes de las formas etéreas en torno del hombre, y esto significa que él ya no tiene poder sobre sí mismo. Para el hombre naciente llega entonces un instante sumamente importante, de tanta importancia como el instante después de la muerte en el que se percibe como imagen de recuerdo toda la vida pasada. Cuando el hombre penetra en su cuerpo etéreo, pero todavía no posee el cuerpo físico -se trata de un breve momento, pero de la mayor importancia- él tiene una previsión sobre la nueva vida terrenal; no sobre todos los detalles, pues sólo se le da una vista de conjunto de todo lo que le espera en la vida futura. 

En tal instante él puede decirse -al encarnarse vuelve a olvidarlo- que tiene delante de sí una vida feliz o desventurada. Si un individuo ha sufrido en la vida anterior muchas experiencias trágicas, puede suceder que se le da un shock y que se resista a penetrar en el cuerpo físico. Esto puede conducir a que efectivamente no entre totalmente en el mismo, de modo que la conjunción de los distintos cuerpos no llega a ser perfecta; y como resultado de ello nacen deficientes mentales. Esto no siempre es la causa de la idiotez, pero sí frecuentemente. En estos casos en cierto modo el alma se resiste a tomar forma corpórea física. Semejante hombre no es capaz de utilizar correctamente el cerebro, debido a que no está bien conectado. El hombre sólo puede utilizar correctamente el instrumento físico, si por su nacimiento logra entrar adecuadamente en el mismo. 

Mientras que comúnmente el cuerpo etéreo se extiende muy poco más allá del físico, en los deficientes mentales frecuentemente se pueden percibir partes del cuerpo etéreo en forma de un resplandor etéreo que se dilata mucho por encima de la cabeza. He aquí un caso en el que algo que por la consideración física de la vida permanece inexplicable, se aclara mediante la ciencia espiritual.

lunes, 12 de diciembre de 2011

Historia en Ocre ¿Anónimo?



Los ordenadores que he tenido, han sido siempre de segunda mano. Todos menos este último que es un portátil de 15"; pero los datos, ficheros y documentos fueron exportados de aquellos ordenadores prehistóricos de sobremesa. Hace varios años encontré este extraño documento y que no tengo constancia de haberlo escrito yo. Por favor, no quiero decir, con ello, que no lo haya escrito, solo que no tengo constancia de haberlo hecho. Quizá mi memoria se esté perdiendo o quien me vendiera o regalara alguno de los ordenadores anteriores quería que esto que viene a continuación se hiciera público y así se hace. Todo lo que sigue contradice el Espíritu de esta Página pretendidamente Iluminista, Iluminati.  Es por dicha causa que no reconozco, no puedo reconocer su autoría y si realmente he sido yo quien lo ha escrito, algo anda muy mal, porque no puedo tener razón, al mismo tiempo, defendiendo a los Iluminati o criticándolos tan duramente. Como esta página está investida de la más absoluta de las libertades es por lo que hoy aquí se expone al público y que cada cual decida y tome postura. Siento de veras haber perdido la memoria. Perdonénme por ello.


1.- La Injusticia de los Grandes

Va siendo hora de que alguien ponga en su sitio a ciertos individuos, entidades y organizaciones pretendidamente altruistas.

Tras negar y rechazar todas nuestras afiliaciones y curriculums del pasado:

Damos gracias al Dios, de nuestro Corazón,  por la protección que nos proporciona hasta el presente y que nos permite, con cierta libertad, hablar de ciertas cuestiones que podrían costarles la Vida a otras personas desprotegidas.

He puesto a prueba a ciertos Sujetos que se consideran de una elevada estirpe y nobleza. Sólo me han demostrado ser unos pobrecillos atados a los vicios de la Vida: El Sexo, las Drogas, y lo que es mucho peor, la búsqueda del Poder económico e intelectual con la única intención de engordar sus finanzas y ego.

Quizá, por este motivo, he ido apartándome de todas y cada una de las organizaciones terrenas a las que me había acercado con la única intención de poner mi trabajo al servicio de la Humanidad. La Vida es corta y pienso que es tontería perderla en amasar dinero como hace el Tío Gilito.

¿Cómo reconocerlos?

Suelen jactarse de su procedencia familiar, de su status económico y de la gran influencia que poseen dentro del círculo de sus amistades. Todo es parte del Sistema. El Sistema se defiende poniendo filtros para que sus enemigos no tengan acceso a sus interioridades, donde se encuentra su debilidad. El Sistema es una Conspiración para el Ser Humano.

Prácticamente todas las Organizaciones por las que hemos pasado, de un modo u otro, forman parte de los pilares y de la estructura fundamental del gran Engaño del Mundo. Cuando hablamos de los Iluminati, nos estamos refiriendo a una Entidad que no tiene que corresponderse con una Realidad Orgánica. Nos explicamos: Todos los miembros, de un status elevado dentro del Sistema, se reconocen entre sí porque les unen ciertos objetivos. Parte de esos objetivos se reviste de altruismo y ayuda a sus semejantes; pero en el fondo oculta un egoísmo de terrible magnitud, su propio beneficio particular y que suele ser de índole económica o de reconocimiento cercano a la adoración narcisita.

Ellos no pueden, ni podrán jamás, reconocer la Igualdad de todos los Seres Humanos sin importar su nivel de inteligencia o cualquiera de las otras cosas que ya se dicen: Raza, Religión e ideologías. De hecho, El Ser Humano es Igual en Espíritu y lo único que lo distancia de esa Igualdad es precisamente eso, las ideologías artificiales que separan a los hombres y entre las que se encuentran las religiones y otras supersticiones.

Por lo tanto, no nos ocultamos cuando denunciamos tal carga de hipocresía. Hace años, cuando la aristocracia todavía tenía un poder cuasi-medieval, los Nobles, algunos, redimían sus consciencias apadrinando a ciertos pensadores o artistas como pintores, escultores y arquitectos. Hoy, al parecer no necesitan de ellos, y se lanzan a la aventura de decir tonterías, dejarse dorar la píldora por gentes que se aprovechan de su holgada economía y terminan sumiéndose en el vicio y las drogas de elite que promueve el culturilero Imperio del cigarral.

Ya es hora de que abandonemos la tranquila invisibilidad que nos ha proporcionado la Logia Blanca y nos situemos como diana de las iras de las fuerzas demiurgicas del Sistema que sustenta al Universo irreal y holográfico. Os puedo asegurar que la muerte de mi cuerpo está cercana; pero me niego a morir por enfermedad  y por lo tanto  intentaré hacerlo luchando contra el Sistema y contra todos los que lo sustentan. Moriremos con las botas puestas y nos llevaremos a algún cabrón por delante.

Reivindico la Sagrada memoria de mi Avatar más cercano: Rovespierre, que terminó siendo ejecutado por haber abogado en favor de la Libertad, la Igualdad y la Fraternidad de los humildes, pobres y desfavorecidos

2.- Mitos, Historia y Religión

No pretendo, con estas palabras u otras anteriores, denunciar lo que ya todos sabemos.

Tampoco enseñar perogrulladas que se entienden como ya sabidas.

Creo que "Mitosofía" habría podido ser un buen instrumento de comunicación; pero ya que no sirve para otra cosa será mi confesionario particular. De hecho, siempre lo ha sido. En un principio fue un torreón de ermitaño. ¿Que termine por volver a serlo?, no tiene nada de extraño.

En el Mundo Imaginario en el que vivimos todo es Mito. No entendemos de la existencia de la Historia, cargada como está de mitos. En mi humilde opinión la historia no sirve para nada; ni tan siquiera para aquello tan manido de: Quien no conoce su historia está condenado a repetirla. Eso es falso. Las generaciones no se entienden entre sí. De nada sirve que yo le diga a alguien más joven que tal cosa es mala y no debe de hacerla. Si quiere aprender, de verdad, tendrá que caer en los errores en que cayeron sus antepasados. Con el tiempo, cuando ya no haya remedio, se dará cuenta que su mayor le aconsejaba acertadamente; pero las deudas kármicas deben ser vividas de forma única e individual.

La Historia la escriben los vencedores. Grandes Hombres han quedado como malditos, en dicha historia, porque iban en contra de la moralina impuesta de una determinada época o porque tomaron decisiones que creyeron necesarias y luego, quienes les derrotaran, tomaran como crímenes de guerra. Lo único cierto es que la Religión nos mantuvo durante más de ochocientos años, toda la Edad Media, en el oscurantismo más absoluto. Pensar un poco Amigos. Si el Ser Humano, la Humanidad, no hubiese pasado por aquella época ¿Habríamos conquistado el Sistema Solar? ¡Cuánto tiempo perdido, cuanto tiempo! Los Vencedores escriben la Historia.

La Religión tiene su Origen en una Historia, normalmente tergiversada y convertida en Mito. El Mito es muchas cosas, pero entre ellas, el origen primordial de todas y cada una de las religiones o ideologías de pensamiento y por ende supersticiones indemostrables. Antes de la Filosofía de Sócrates y de los físicos griegos fue la Mitología de los dioses olímpicos. Se usó el mito como basamento para construir la primitiva filosofía. Con posterioridad, se sigue usando como cimentación, para elevar toda una construcción de falsedades, fantasías e irrealidades que se vuelven a convertir e novísimos mitos.

No obstante, el Mito es siempre reflejo de nuestro subconsciente y por lo tanto lleva consigo mucho de Realidad Espiritual. Génica si así lo preferimos. Es por dicha causa, y no por ninguna otra razón, que todas las ideologías y religiones tienen una parte de verdad; pero hay una diferencia fundamental: El Mito, en su estado virginal, nos muestra arquetipos espirituales que casi siempre nos son de utilidad para nuestro desarrollo personal o para descubrimientos científicos importantes; sin embargo, la práctica totalidad de las religiones suelen buscar la obediencia de sus seguidores con la intención de dar poder a sus dirigentes, tanto económico como espiritual. La religión mata, en algún grado, la individualidad, la libertad de actuación y de pensamiento de las personas que siguen sus doctrinas, así como su divina creatividad.

Por lo tanto, si la historia no nos sirve, ya que siempre está manipulada, prostituida, manida y manchada. Si la filosofía tampoco nos sirve ya que está fundamentada en la disertación de historias de ficción ¿qué nos queda?

Nos queda la madre de todos ellos. El Mito. El Mito nunca nos engaña, se nos muestra como un cuento, como algo irrealizable, como algo ajeno a la actual realidad de lo que vivimos. El pensamiento que subyace en toda interpretación individualizada del Mito nos servirá a cada uno de nosotros para desarrollar nuestra creatividad y dar con nuestro único Sentido de la Vida. Al fin y al cabo, el Mito no es más que las imágenes subjetivas que se encuentran grabadas en nuestro código genético desde el mismo instante en que el Dramaturgo decidió entrar en este Mundo convertido en proteínas primero y  virus y bacterias después.

De todo esto, hemos deducido, que la Soledad del Ser Humano es algo primordial, fundamental y algo a lo que estamos condenados desde antes del propio nacimiento. Ese Ser Humano se convierte en algo Importante para los demás en cuanto descubre su Destino y se convierte en una Fuerza arquetípica capaz de cambiar el Mundo e influir decisivamente en sus iguales. Porque, no os quepa la menor duda, todos somos iguales. La única diferencia es que algunos aún no hemos despertado del sueño de las cíclicas existencias.

Existe una Vida Eterna, Existe un Mundo Perfecto y Original y Existe la Eternidad; pero no Existe Dios, ya que Dios somos todas y cada una de las partículas elementales que conforman los infinitos universos y de las que también estamos compuestos nosotros.

3.- Káos, Gea, Eros y Urano

El que en la Mitología Griega se produzca un hecho denominado como antropomorfismo, no quiere decir que sus exponentes, tal que Hesiodo, pensaran que su constitución fuese androide. Es una Herramienta de Trabajo. Un símbolo subjetivo que permanece en lo más profundo de nuestra Herencia Génica.

Según la Teogonía Griega, lo primero de todo fue Caos el Crisol de todo y el espacio donde se encontraba la esencia de todo lo que vendría a ser. Es interesante ver como Grecia, Patria fundamental del Teatro, nos muestra una Pre-Entidad donde todo estaba contenido en esencia. Caos.

Caos es el Pre-Espacio donde todo está contenido. Donde todo lo futuro existe en su semilla. Caos se divide en dos, como no puede ser de otro modo, y surgen El Erebo y la Noche. La materia y el vacío, ya que no se trata de otra cosa, dan lugar al Éter "Hoy Campo de Higgs" sin el cual no puede existir nada posterior pues es el vehículo que utiliza la vibración del Dramaturgo para poder manifestarse en sus múltiples Criaturas. Podría decirse que el primer pensamiento del Dramaturgo fue Caos, una burbuja de inexistencia donde la materia, tal como se conoce, pudiera tener lugar su existencia. El día también surge con Vitalidad como producto de la Interacción del Espíritu del Erebo con el útero de la noche. Hermanos, el Día y el Éter, están,  ambos, capacitados para dar lugar a todo el anfiteatro del Olimpo de los Dioses de la antigua Grecia.

El Caos, por lo tanto, no es el Vacío ni la inexistencia, sino el principio desordenado de todo lo conocido y por conocer en perfecto orden.

Con la Fuerza Vibratoria del Día y el vehículo de manifestación de Éter, Caos crea a Gea y Eros. Gea, Tierra o Mundo en sentido Universal, Eros, Fuerza engendradora, por excelencia, capaz de producir todo tipo de moléculas y criaturas móviles y vivas o inmóviles y aparentemente muertas, en esencia. El Espacio Tridimensional de los universos es la Matriz donde se han desarrollado todas las Criaturas conocidas o por conocer.

Donde, en apariencia no existía nada, el vacío del Espacio, surge la gran explosión y nace Urano, el Universo Visible con todas sus partículas en permanente evolución, donde deberán morar tanto los inmortales Arcontes planetarios y demiúrgico Eones solares así como todas sus criaturas materiales.

La Semilla fundamental de Eros es abandonada pero está permanentemente presente en Todo. Por lo tanto no hay nada nuevo bajo el Sol. Todo el sistema periódico de los elementos es el mismo aquí como en cualquier otra parte de nuestro Universo o de otros universos.

Es decir, el Mundo, Gea, duerme incestuosamente con Urano, su hijo, y recrea en su seno todo lo existente y conocido así como lo desconocido en la actualidad o en el futuro. En un indeterminado futuro, después de aquel origen,  bajo la inconsciencia de los dramaturgos primigenios, toman el poder las nuevas jerarquías del Olimpo, sustituyendo sus criaturas, artificiales, al divino pensamiento cuya primordialidad diera origen a todo lo que existe, existió y existirá. Los Dioses antiguos toman el relevo de los inmortales arquetípicos “Nuestros Espíritus”

Amigos ¿Qué ha sido de Eros, el Amor, el Magnífico? Eros siempre ha sido algo así como el principio de todo, el móvil por el que todo el Drama de la Vida se pone en movimiento; pero una vez que el instrumento, la maquinaria ha sido puesta en marcha, Eros permanece inmóvil a la espera de que las Criaturas, recipientes del Gran Dramaturgo,  descubran su paradero. No obstante, Eros siempre está presente en todo lo existente como una especie de fuerza gravitatoria que todo lo une, tanto en cantidad como en densidad. Podría decirse que Eros es la Idea fundamental, anterior al propio Caos, y que está contenida en Caos, desde su origen,  y que lo mueve a la Creatividad, división de su estructura, para ser más claros. De la Unión de Gea y Urano surge todo lo Material según su densidad, tal y como se conoce; pero esa es otra Historia en Ocre.

Queridos, Paz y Luz

Miniúm mata gigantes; o ¿debo decir Aralba?

  P.D.

Dioses y Titanes empezad a temblar
Ha llegado la hora del retorno y
Vosotros no estáis entre los elegidos.

lunes, 5 de diciembre de 2011

Teosofía de los Rosacruces: Conferencia III El mundo elemental y el celeste. Los estados de vigilia sueño y muerte



En esta conferencia vamos a contemplar al ser humano en su estado de vigilia aquí en el mundo físico, en sus estados del sueño y de lo que se llama la muerte. El estado de vigilia es bien conocido para todos.

Cuando el hombre cae en el sueño, en cierto modo se desprende del cuerpo físico y del etérico, todo aquello que pertenece al cuerpo astral, el yo, más el resultado del obrar del yo sobre el cuerpo astral. Si se observa clarividentemente al hombre durmiente, se presenta en la cama el cuerpo físico y el etéreo, y estos dos  elementos permanecen unidos como siempre, mientras que el cuerpo astral arranca de estos todo lo perteneciente a principios superiores, de modo que por la capacidad clarividente se puede observar que, al dormirse el hombre, el luminoso cuerpo astral se desprende de los dos cuerpos que acabo de nombrar. 

Para describirlo más exactamente hay que decir que en el ser humano, su presente cuerpo astral aparece estructurado por el efecto de múltiples corrientes y fenómenos luminosos; ya bajo una observación global, el todo, se presenta como dos espirales entrelazadas, aproximadamente como dos cifras que se entrelazan, perdiéndose una de las mismas en el cuerpo físico, la otra, en cambio, extendiéndose, cual la cola de un cometa, hasta muy lejos en el cosmos; pero pronto los dos arcos del cuerpo astral se vuelven imperceptibles en su extensión, de modo que el fenómeno se torna comparable con la forma de un huevo. Cuando el hombre despierta, se borra el arco (la cola), que va hacia el cosmos y todo vuelve a compenetrarse con los cuerpos etéreo y físico.

Un estado intermedio entre la vigilia y el sueño lo conocemos como el ensueño. Este estado se produce durante el sueño cuando el cuerpo astral ya ha disuelto totalmente su unión con el cuerpo físico, cuando de éste ha sacado sus tentáculos, por decirlo así, pero aún está unido con el cuerpo etéreo. En tal caso aparecen en el campo visual del hombre las imágenes a las que llamamos sueños, o ensueños. Objetivamente se lo puede llamar un estado intermedio, puesto que el cuerpo astral ha cortado su unión con el cuerpo físico, mientras que aún está en conexión con el cuerpo etéreo.

Hablamos pues del hombre durmiente, como del que vive en su cuerpo astral, fuera de su cuerpo físico y el etéreo. El hecho de que el hombre debe caer en el sueño tiene profunda justificación dentro de toda la naturaleza. No hay que pensar que el cuerpo astral, mientras dura el sueño se encuentra fuera de los cuerpos físico y etéreo, está inactivo y que no realiza ningún trabajo.

Durante el día, cuando el cuerpo astral se halla unido al físico y al etéreo, aquél está expuesto al mundo exterior, a los influjos que ejercen efecto sobre el hombre por las impresiones sensorias y la propia actividad del cuerpo astral en el mundo físico. Todo cuanto de esta manera le toca al hombre como sentimientos y sensaciones; quiere decir todo lo que desde afuera le llega, influye sobre el cuerpo astral, y este es verdaderamente la parte sensitiva y pensante del hombre, mientras que el cuerpo físico lo mismo que lo perteneciente al cuerpo etéreo, solamente son sus intermediarios, sus instrumentos. Todo lo que piensa y quiere se halle en el cuerpo astral.

De este modo, mientras durante el día el hombre actúa en el mundo exterior, el cuerpo astral recibe constantemente impresiones de ese mundo. Por otra parte hay que tener presente que el cuerpo astral es el verdadero constructor del cuerpo etéreo y del físico. Así como el cuerpo físico con todos sus órganos ha recibido del cuerpo etéreo su forma solidificada y endurecida, así también lo que fluye y obra en el cuerpo etéreo, ha nacido proveniente del cuerpo astral.

Y el cuerpo astral mismo: ¿de qué ha nacido? Ha nacido del organismo astral universal el que entreteje todo nuestro cosmos. Para representarse, por medio de una comparación, la relación de la pequeñísima parte de corporalidad astral perteneciente al cuerpo humano, con toda la enorme extensión del mar astral en que se hallan suspendidos y del que han nacido todos los hombres, animales, vegetales, minerales, como asimismo los planetas; repito: para representarse la relación del cuerpo astral con dicho organismo astral, hay que imaginarse una gota de un líquido en un recipiente.

Así como todo lo que es la gota lo tiene del líquido en el recipiente, así también lo que constituye un cuerpo astral estuvo una vez encerrado en todo el mar astral del cosmos. De este mar se ha desprendido, y por él haber penetrado en el cuerpo etéreo y el físico, se ha apartado tal como la gota lo hace del recipiente.

Mientras el cuerpo astral estuvo en el seno del cuerpo astral general, recibía sus leyes, sus impresiones de la totalidad del cuerpo astral cósmico. Tenía su vida dentro del cuerpo astral cósmico. Después de apartarse de este último, depende durante la vigilia de las impresiones que él recibe del mundo físico, de modo que tiene que repartir el fundamento de su naturaleza entre las impresiones que él ha traído del cuerpo astral cósmico y las que ahora recibe. por la actividad que el mundo físico le asigna. Cuando el hombre haya llegado a la meta de su evolución terrestre, esos dos aspectos estarán en armonía, la que ahora no existe, puesto que los dos influjos no están en consonancia.

Hemos dicho que el cuerpo astral es el constructor del cuerpo etéreo y debido a ello indirectamente -puesto que el cuerpo etéreo a su vez construye el cuerpo físico- también es el constructor del cuerpo físico. Todo lo que en el curso del tiempo el cuerpo astral palmo a palmo ha construido, ha nacido del seno del cósmico gran mar astral. Debido a que de este último sólo ha llegado armonía y leyes sanas, el trabajo del cuerpo astral para construir el cuerpo etéreo y el físico, originariamente es un obrar sano y armónico; pero por las influencias que el cuerpo astral recibe de afuera, del mundo físico, y que afectan su armonía originaria, se producen todas las perturbaciones del cuerpo físico, las que existen en el hombre de nuestro tiempo.

Si el cuerpo astral permaneciera constantemente en el ser humano, la fuerte influencia del mundo físico destruiría en un breve periodo de tiempo toda la armonía que el cuerpo astral ha traído consigo del mar cósmico; el organismo humano sufriría rápidamente el desgaste debido a las enfermedades y al cansancio. Durante el sueño el cuerpo astral se retira de las impresiones del mundo físico, el que no contiene nada de lo cual podría recibir armonía, y entra en la armonía general del cosmos, de donde él ha nacido; y esto conduce a que al despertarse por la mañana traiga consigo la repercusión de la renovación energética recibida durante la noche.

Durante el sueño nocturno el cuerpo astral renueva su armonía con el cósmico gran mar astral; de modo que para el clarividente el cuerpo astral no se presenta como no activo, sino con el nexo entre el mar astral y una de las colas, parecida a la de un cometa, del cuerpo astral, y él percibe además que esta parte del cuerpo astral se encarga de hacer desaparecer el debilitamiento producido por el mundo que trae la desarmonía. Esta actividad del cuerpo astral encuentra su expresión en el hecho de que a la mañana nos sentimos fortalecidos. Pero también es cierto que el cuerpo astral, después de haber vivido durante la noche dentro de la gran armonía, debe volver a acostumbrarse al mundo físico, y debido a ello el máximo grado de sentirse fortalecido sólo aparece algunas horas después de la reincorporación del cuerpo astral en el físico.

Ahora hemos de contemplar lo que se refiere al hermano del sueño, la muerte, a fin de comprender cuál es el estado del ser humano después de la muerte. La diferencia entre el hombre muerto y el hombre durmiente consiste en que, al producirse la muerte, el cuerpo etéreo se desprende conjuntamente con el cuerpo astral, dejando en este mundo físico al cuerpo físico solamente. El desprenderse el cuerpo etéreo del físico jamás tiene lugar en la vida del hombre desde el nacimiento hasta la muerte, a no ser que experimente ciertos estados de iniciación.

Un momento de mucha importancia para el hombre fallecido es aquel inmediatamente después de la muerte, momento que ciertamente dura algún tiempo, horas y hasta días. En tal estado pasa delante el alma del difunto, como un gran cuadro recordativo, toda la vida de la última encarnación. Esto es algo que para todos los hombres se produce después de la muerte. La peculiaridad de este cuadro consiste en que, en tanto transcurre de la manera en que se produce inmediatamente después de la muerte, resultan como borradas todas las experiencias que el hombre ha tenido subjetivamente en el transcurso de su vida terrenal.

Juntamente con nuestras diversas experiencias, siempre tuvimos también el sentimiento de placer o de dolor, del recogimiento o de la tristeza. Nuestra vida exterior siempre estuvo vinculada con una vida interior. Toda la alegría y todos los dolores vinculados con el cuadro de la vida no aparecen en dicho recuerdo retrospectivo, de modo que frente al cuadro recordativo se está situado tan objetivamente como frente a una obra pictórica. Si ésta es el retrato de una persona que está triste y llena de sufrimiento, la observamos, no obstante, objetivamente. Si bien podemos sentir su tristeza, no sentimos directamente su dolor. Lo mismo ocurre con las imágenes del cuadro recordativo inmediatamente después de la muerte: el mismo se extiende y, dentro de lapsos de tiempo sorprendentemente breves, se perciben todos los pormenores de la vida pasada.

La separación del cuerpo físico del etéreo por lo común sólo se produce para.el iniciado; no obstante hay ciertos instantes en los que como de un tirón el cuerpo etéreo se desprende del físico. Esto ocurre cuando una persona vive instantes particularmente horrorosos, como por ejemplo al caer en un precipicio, o por el peligro de ahogarse. En semejante caso, debido al gran shock, se produce una suerte de desprendimiento del cuerpo etéreo del físico; y a consecuencia de ello, en tal instante, se halla ante el alma del hombre toda la vida pasada como una recordación. Esto es algo análogo a lo que se experimenta después de la muerte.

Cuando se adormece un miembro del cuerpo tiene lugar una separación parcial del cuerpo etéreo. Por ejemplo, el adormecerse la mano, el vidente observa que la parte etérea de la mano está colgada de ésta como un guante. Igualmente en caso de un estado hipnótico, cuelgan hacia afuera partes del cerebro etéreo de la persona hipnotizada.

El conocido sentimiento extraño del comezón, cuando existe un miembro adormecido, se debe a que el cuerpo etéreo está entonces metido en el cuerpo físico en pequeñísimas formaciones, como puntos. Una vez transcurrido un tiempo durante el cual el cuerpo etéreo unido con el cuerpo astral se ha desprendido del cuerpo físico, llega un instante en el que el cuerpo astral con todo lo formado en él como principios superiores, vuelve a separarse del cuerpo etéreo.

Este último se desprende y el cuadro recordativo se desvanece. Pero algo del mismo permanece con el ser humano, no todo se pierde. Si bien todo lo que se podría llamar substancia etérea, o vital, se dispersa en todo el éter universal, queda, no obstante, algo como una esencia, la que para el hombre jamás puede perderse en el curso posterior de su existencia; él la lleva consigo, como una especie de extracto sacado del cuadro recordativo de su vida, a todas sus futuras encarnaciones, si bien no lo puede recordar.

Como una realidad concreta se llama cuerpo causal a lo que del extracto recordativo se forma. Después de cada vida terrenal se añade una hoja nueva al libro de las vidas. Esto incrementa la esencia de las mismas y si las vidas pasadas fueron fructíferas, hace que la subsiguiente se desarrolle de la manera correspondiente, En este elemento ha de buscarse la causa del porqué una vida sea rica o pobre en talentos, disposiciones, etc.

Para poder comprender la vida del cuerpo astral después de su separación del cuerpo etéreo es preciso echar una mirada sobre las condiciones físicas. En la vida física resulta que es en el cuerpo astral donde se produce la alegría, el dolor y la satisfacción de sus apetencias, impulsos y deseos, por medio de los órganos del cuerpo físico. Después de la muerte le faltan estos instrumentos físicos; el gourmet ya no puede satisfacer su gusto de cosas finas, pues le falta el paladar que desapareció con el cuerpo físico.

Pero la apetencia sigue existiendo en el hombre, puesto que la misma está ligada al cuerpo astral, y de ello resulta la sed ardiente en el kama-loka. Kama significa apetencia, deseo; loka sería el lugar, pero en realidad no se trata de ningún lugar, sino de un estado. Quien ya durante la vida física se eleve sobre el cuerpo físico, abrevia su período del kama-loka; un efectivo y real elevarse tiene lugar, si nos encantan los objetos  hermosos y  la armonía, pues ya durante la vida nos hacen salir del mundo sensible.

El sentimiento sensual-materialista produce una agravación del estado en el kama-loka, mientras que el  sentimiento espiritual conduce a un alivio del mismo. Todo placer noble y espiritualizado abrevia el período del kama-loka, y por esta razón es necesario que ya en esta vida nos deshagamos de los apetitos y deseos que únicamente pueden satisfacerse por medio de los instrumentos sensitivos.

El tiempo de kama-loka significa precisamente un período del deshacerse de los apetitos e instintos sensuales. Dicho período dura aproximadamente un tercio de la vida común. Durante la vida en el kama-loka se manifiesta algo singular. En el mismo, el ser humano comienza a revivir toda la vida pasada. Mientras que inmediatamente después de la muerte se le presentaba un cuadro recordativo exento de placer y desplacer, experimenta ahora, en sentido inverso y de tal manera que debe vivir en sí mismo todo placer y todo sufrimiento que él haya causado a otros.

Esto no tiene nada que ver con la ley del karma. La vida retrógrada comienza con la última experiencia antes de la muerte y va hacia el nacimiento con triple velocidad. En el instante en que el recuerdo retrospectivo del hombre llega al nacimiento, sucede que la parte del cuerpo astral transformada por el yo, se añade al cuerpo causal, mientras que lo todavía no transformado se desprende como una sombra pasajera. Estas sombras las llamamos los cadáveres astrales de los hombres. Resulta entonces que el hombre se ha quitado el cuerpo físico, el etéreo y el cadáver astral. Ahora pasa a vivir nuevos estados, los del devachan, que es un mundo que nos circunda lo mismo que el mundo astral.

Cuando el hombre haya terminado la vida retrógrada hasta la niñez. quiere decir cuando se haya desprendido de los tres cadáveres, ha alcanzado el estado a que el documento bíblico alude misteriosamente con las palabras: Si no os volviereis y fuereis como niños, no entraréis en el reino de los cielos. El devachan, el mundo espiritual, es el reino de los cielos en sentido cristiano.

Ahora nos incumbe describir el mundo del devachan mismo. Es un mundo de diversidad y estructura de un modo análogo a nuestro mundo físico. Así como en el mundo físico hacemos distinción entre formaciones sólidas, los continentes, como en derredor de lo sólido tenemos una masa de agua, después el aire, y además de ello estados más sutiles, así también tenemos en el devachan, en el reino espiritual, una diversidad análoga. Por analogía con las condiciones terrestres se ha asignado nombres similares a lo que se halla en el devachan.

En primer lugar tenemos una región que se puede comparar con las regiones físicas sólidas. Todo lo que en la tierra es físico se encuentra allí como entidades espirituales. Por ejemplo, imaginémonos a un hombre físico. Si se observa a este hombre por la visión correspondiente al devachan, él aparece como sigue, desaparece lo que perciben los sentidos físicos, mientras que comienza a presentarse luminoso en donde no hay nada del hombre físico. El ámbito alrededor del hombre comienza a brillar y a lucir. En el medio, donde está el cuerpo físico hay un espacio vacío, algo así como un espacio libre, negativo, una figura de sombra. Los animales y los hombres, percibiéndolos de tal manera aparecen como imagen negativa, la sangre aparece verdosa, mostrando el color complementario. Todos los objetos que aquí en la tierra son físicos, existen allí arriba de algún modo como sus arquetipos.

La segunda región, no delimitada, sino como un segundo grado, es la región del mar, la región oceánica del devachan. No consiste de agua, sino de una substancia extraordinaria, la que como corrientes regulares impregna la región del devachan, de un color comparable con la recién abierta flor de durazno en la primavera. Es vida líquida la que cubre todo el devachan. Lo que aquí abajo aparece repartido entre los hombres y animales individuales, existe allí arriba como una suerte de elemento líquido. De ello tenemos un cuadro, una expresión, si nos imaginamos la distribución de la sangre en el organismo humano.

La tercera región se caracteriza lo mejor posible diciendo que en la misma existe exteriormente todo lo que aquí vive en el interior de los seres como sensaciones, sentimientos, placer y pena, alegría y dolor. Si aquí por ejemplo se libra una batalla, existen en el plano físico cañones, fusiles, etc., pero en el interior de los seres en el plano físico existen sentimientos mutuos de venganza, dolores, pasiones. Los dos ejércitos se enfrentan con profusión de pasiones mutuas. Si nos imaginamos todo esto convertido en fenómenos exteriores, tenemos el cuadro que se presenta en el devachan. Al igual que aquí se desenfrena una gran tempestad, se percibe allí lo que aquí tiene lugar en un campo de batalla. Esto es la atmósfera del devachan. Así como nuestra tierra está envuelta en una atmósfera (una capa aérea), se halla allí extendida como una atmósfera todo lo que en el plano físico se expresa como sentimientos, no importa si esto llega o no a una realización en el plano físico.

La cuarta región del devachan contiene las formas y las causas primarias de todo cuanto aquí en la tierra se ha realizado de un modo original. Si averiguamos, si examinamos los acontecimientos del mundo físico, nos damos cuenta de que la gran mayoría de los sucesos interiores son causados desde afuera. Una flor, un animal, nos dan alegría, la que no sentiríamos sin la flor, o sin el animal. Pero también hay sucesos que no se causan desde afuera. Un nuevo pensamiento, una obra de arte, una nueva máquina, traen algo al mundo que antes aún no existía.

En todos esos campos se producen creaciones originales, y la humanidad no progresaría, si al mundo no se dieran novedades. Las cosas particularmente originales dadas por los grandes artistas o inventores del mundo, sólo por grados son más grandes que cualquier otra acción original, inclusive las más insignificantes. Lo que importa es que algo original se genere en el interior humano. Hasta para las acciones originales más insignificantes ya existen prototipos en el devachan; todo lo respectivo ya está predibujado en la altura. Lo que los hombres realizan de un modo original, ya está delineado allí arriba, antes del nacimiento del hombre.

Según lo expuesto encontramos en el devachan cuatro regiones cuyas contra-imágenes en el plano físico son tierra, agua, aire y fuego: la región continental, hablando en sentido espiritual, como crosta sólida del devachan; luego la región oceánica que se corresponde con nuestros mares y corrientes de agua; la región aérea, las corrientes de las pasiones y lo demás; (lo hermoso, pero también lo tempestuoso se encuentran allí), y finalmente lo que penetra todo, el mundo de los arquetipos. Todo aquello que más tarde, en el mundo físico los seres que retornan a este mundo realizan en forma de impulsos volitivos e ideas originales; todo esto el alma lo debe vivir y tejer con el fin de recoger allí nueva fuerza para la nueva vida terrenal.

Rudolph Steiner

jueves, 1 de diciembre de 2011

FRIEDRICH NIETZSCHE, PENSADOR Y FILÓSOFO (Por Silverio)

Friedrich Wilhelm Nietzsche (Rocken, cerca de Lutzen, 15 de octubre de 1844 – Weimar, 25 de Agosto de 1900) fue un filósofo, poeta, músico y filólogo alemán, considerado uno de los pensadores modernos más influyentes del siglo XIX.
Realizó una crítica exhaustiva de la cultura, la religión y la filosofía occidental, mediante la deconstrucción de los conceptos que las integran, basada en el análisis de las actitudes morales (positivas y negativas) hacia la vida. Este trabajo afectó profundamente a generaciones posteriores de teólogos, filósofos, sociólogos, psicólogos, poetas, novelistas y dramaturgos.
Meditó sobre las consecuencias del triunfo del secularismo de la Ilustración, expresada en su observación «Dios ha muerto», de una manera que determinó la agenda de muchos de los intelectuales más célebres después de su muerte.
Si bien hay quienes sostienen que la característica definitoria de Nietzsche no es tanto la temática que trataba sino el estilo y la sutileza con que lo hacía, fue un autor que introdujo, como ningún otro, una cosmovisión que ha reorganizado el pensamiento del siglo XX, en autores tales como Michel Foucault, Jacques Derrida, Martin
Heidegger o Deleuze entre otros.
Nietzsche recibió amplio reconocimiento durante la segunda mitad del siglo XX como una figura significativa en la filosofía moderna. Su influencia fue particularmente notoria en los filósofos existencialistas, críticos, fenomenológicos, postestructuralistas y postmodernos y en la sociología de Max Weber. Es considerado uno de los tres «Maestros de la Sospecha» (según la conocida expresión de Paul Ricoeur), junto a Karl Marx y Sigmund Freud.
Conceptos clave
Hay una controversia sobre si Nietzsche abogaba por un único punto de vista de comprensión filosófica. Muchos cargan contra Nietzsche por la contradicción de sus pensamientos e ideas.
Una tesis alternativa en la contradicción de los escritos de Nietzsche es el de la perspectiva, o la idea de que Nietzsche usaba múltiples puntos de vista en su trabajo como un medio para retar al lector a considerar varias facetas de un tema. Si uno acepta su tesis, la variedad y número de perspectivas sirven como una afirmación de la riqueza de la filosofía. Esto no quiere decir que Nietzsche viera todas las ideas como igualmente válidas. Tenía aspectos en los que no estaba de acuerdo con respecto a otros filósofos como Kant. Tampoco está claro dónde se posicionaba Nietzsche en cada tema. De cualquier modo, si uno mantiene los elementos en conflicto de sus escritos como algo intencionado o no, hay pocas dudas de que sus ideas siguen siendo influyentes.
Algunos filósofos han asignado al estilo aforístico de Nietzsche como el responsable de estas aparentes contradicciones en su pensamiento, llegando a decir por ejemplo que «hay tantos Nietzsches como lectores». Esta afirmación resulta excesivamente cómoda ya que sólo pretende facilitar la explicación de las contradicciones sin intentar desentrañar su sentido final.
Nihilismo y muerte de Dios
Para Nietzsche, la sociedad se encuentra sumida en un profundo nihilismo que ha de superar si no quiere ver su fin. El nihilismo (que tiene distintas formas) es un advenimiento de unas repetidas frustraciones en la búsqueda de significado, o más precisamente, «la desvalorización de los valores supremos». El nihilismo en Nietzsche se refiere al proceso histórico que surge en el reconocimiento de un valor sumo y termina en la asunción o reconocimiento de múltiples cosas valorables, al volverse inoperante lo que antes se mostraba como lo supremo. El nihilismo acontece en nuestro tiempo como manifestación de la ausencia de una medida única y, al mismo tiempo, como la proliferación de múltiples medidas que, en cada caso, pueden aparecer como válidas. Nietzsche ve en el despliegue del nihilismo toda fundación de cultura europea, la que surge como destino necesario de este proceso. La visión religiosa del mundo había sufrido ya un gran número de cambios por perspectivas contrarias, cayendo en el escepticismo filosófico, y en las teorías científicas evolucionistas y heliocéntricas modernas, lo que no hace más que confirmar la desvalorización de los valores supremos. A lo ya señalado, hemos de sumar una creciente presencia de lo democrático, la que se muestra como la afirmación de una individualidad independiente de Dios y acreedora de la igualdad, de la medianía. La democracia aparece, a los ojos de Nietzsche, como un momento del despliegue del nihilismo igualmente negador de la vida que los que la antecedieron. Ambas manifestaciones del nihilismo se muestran a Nietzsche como negaciones de la vida en la medida en que niegan u olvidan dimensiones de ella que a su vista aparecen como constitutivas de ella, como inalienables a lo que a él se le aparece como vida. Estas dimensiones negadas de la vida se muestran en ámbitos tan determinantes como el constante darse del devenir y las diferencias entre los hombres.
Nietzsche ve esta condición intelectual como un nuevo reto para la cultura europea, lo que se ha extendido, asimismo, más allá de un pequeño punto de no-retorno. Nietzsche conceptualiza esto con su famosa frase, «Dios ha muerto», que aparece en La gaya ciencia y en Así hablo Zaratustra. Esta frase fue dada también por Hegel veinte años antes de que Nietzsche naciera. Este aforismo, por una parte, señala el fin de eso que antes aparecía como lo imperante, y por otra, indica un terreno fértil, un terreno inexplorado, en el cual el propio Nietzsche es un colono. A partir de la frase «Dios ha muerto», Nietzsche se refiere tanto a la ceguera del pasado en tanto incapacidad de ver esto, como a la asunción de una nueva posibilidad de relacionarse con lo que es, posibilidad dada por la asunción de dicha muerte.
Nietzsche trata esta frase más que como una mera declaración provocativa, casi como una revelación, como si representase el potencial de nihilismo que arrastra el alzamiento y el progreso, en el contexto de un concepto absurdo y sin significado.
Según Nietzsche, el hombre europeo descendiente de los hiperbóreos ha de asumir la gran e inevitable consecuencia de la muerte en la sociedad occidental de Dios, del Dios judeo-cristiano, el vengativo y cruel Jehová. La consecuencia de la muerte de Dios es que los valores vigentes en la sociedad occidental se vienen abajo ellos solos, según el nihilismo, o no se vienen abajo sino que los hombres los destruimos. Según Nietzsche la superación del nihilismo se producirá cuando el Übermensch imponga los nuevos valores de la moral de señores, destruyendo los valores de la moral de esclavos. Resumiendo, destruimos los valores de los hombres para poner en su lugar los valores del Übermensch, que ocupará el lugar de Dios.
Moral de señores y moral de siervos
Nietzsche piensa que hay dos clases de hombres: los señores y los siervos, que han dado distinto sentido a la moral. Para los señores, el binomio «bien-mal» equivale a «noble-despreciable». Desprecian como malo todo aquello que es fruto de la cobardía, el temor, la compasión, todo lo que es débil y disminuye el impulso vital. Aprecian como bueno, en cambio, todo lo superior y altivo, fuerte y dominador. La moral de los señores se basa en la fe en sí mismos, el orgullo propio.
Por el contrario, la moral de los siervos nace de los oprimidos y débiles, y comienza por condenar los valores y las cualidades de los poderosos. Una vez denigrado el poderío, el dominio, la gloria de los señores, el esclavo procede a decretar como «buenas» las cualidades de los débiles: la compasión, el servicio —propios del cristianismo—, la paciencia, la humildad. Los siervos inventan una moral que haga más llevadera su condición de esclavos. Como tienen que obedecer a los señores, los siervos dicen que la obediencia es buena y que el orgullo es malo. Como los esclavos son débiles promueven valores como la mansedumbre y la misericordia. Critican el egoísmo y la fuerza.
Enfoque etimológico
La crítica de Nietzsche a la moral tradicional se centraba en la tipología de moral de «amo» y de «esclavo» y en la descripción de la dinámica que generan; esta dinámica o dialéctica debe ser conocida por los «espíritus libres» para conducir a la humanidad a su superación: una sucesión de continuas superaciones — la moral deja de ser algo cerrado para ser visto como una dinámica de morales yuxtapuestas y reconocibles en la dinámica de las lenguas. Examinando la etimología de las palabras alemanas gut («bueno»), schlecht («malo») y böse («malvado»), Nietzsche sostuvo que la distinción entre el bien y el mal fue originalmente descriptiva, o sea, una referencia amoral a aquellos que eran privilegiados (los amos), en contraste con los que eran inferiores (los esclavos). El contraste bueno/malvado surge cuando los esclavos se vengan convirtiendo los atributos de la supremacía en vicios. Si los favorecidos (los «buenos») eran poderosos, se decía que los sumisos heredarían la Tierra. El orgullo se volvió pecado. Caridad, humildad y obediencia reemplazaron competencia, orgullo y autonomía. Clave para el triunfo de la moral de esclavo fue su presunción de ser la única verdadera moral. La insistencia en la absolutidad (Absolutheit) es esencial tanto en la ética religiosa como filosófica. Aunque Nietzsche dio una genealogía de la moral de esclavo y de amo, siempre sostuvo que esta genealogía era una tipología histórica de rasgos en toda persona.
Voluntad de poder
La voluntad del poder (der Wille zur Macht) es un concepto altamente controvertido en la filosofía nietzscheana, generando intenso debate e interpretaciones varias, algunas de las cuales, como la notoria interpretación dada por los intelectuales nazis, fueron intentos deliberados de justificación de tácticas políticas.
Una manera de abordar este concepto es por medio de la crítica nietzscheana a la teoría de la evolución de Darwin. Nietzsche veía en los instintos una fuerza que iba más allá del sólo impulso a sobrevivir, protegerse y reproducirse de todos los seres vivos, de sólo ser esto la vida se estancaría. La supervivencia era una de las consecuencias de un deseo aún mayor, impulso hacia una supravivencia, un deseo perpetuo de todo ser vivo por ir más allá de todos, el todo y hasta más allá de sí mismo, más allá de la muerte. Este impulso irracional o deseo perpetuo por expandirse impreso en cada ser es lo único que da sentido a la existencia, paradójicamente «razón de ser» y es la fuerza principal dentro de la visión trágica o dionisíaca de Nietzsche.
Las teorías posteriores de Sigmund Freud respecto al inconsciente probablemente fueron inspiradas en gran parte por los conceptos de lo Dionisíaco y la voluntad de poder, las cuales Freud relacionó a los instintos sexuales primitivos, por encima de cualquier otro instinto, y su represión y control excesivo por el consciente o parte Apolínea del ser como generadores de la histeria y otras dolencias.
Amor fati y eterno retorno
La idea del eterno retorno ha sido tratada como un concepto importante en Nietzsche por muchos, aunque no en todos los intérpretes.
Nietzsche encuentra la idea en los trabajos de Heinrich Heine, quien especulaba que llegaría el día en el que la persona volvería a nacer con el mismo proceso de él mismo, y con el mismo en todas las demás personas. Nietzsche expandió este concepto para formar su teoría, la cual resaltó en La gaya ciencia y desarrolló en Así habló Zaratustra. En las lecturas de Nietzsche sobre Schopenhauer, le saltó la idea del eterno retorno. Schopenhauer sentenciaba que una persona que firmara en la vida incondicionalmente lo haría incluso si todo lo que le había pasado le ocurriera de nuevo de forma repetida.
En unas pocas ocasiones en sus notas, Nietzsche discurre la posibilidad del Eterno retorno como verdad cosmológica (véase el libro de Arthur Danto Nietzsche como filósofo para un análisis en detalle de estos esfuerzos), pero en los trabajos que él preparó para publicar está tratado como el método más vanguardista de afirmación de la vida. Según Nietzsche, requeriría un sincero Amor fati («Amor al destino»), no simplemente para sobrellevar, sino para desear la ocurrencia del eterno retorno de todos los eventos exactamente cómo ocurrieron, todo el dolor y la alegría, lo embarazoso y la gloria, esta repetición, más de emociones y sentimientos que de hechos, es lo que configuraría el tipo y la raza universal y global del porvenir, no como una raza de las ya existentes, sino como una posibilidad abierta del hombre inacabado como especie genética y lingüística que debe ser perfilada por el eterno retorno de la superación de sus previos pensamientos y hechos.
Nietzsche menciona la idea de lo «horrible y paralizante», y también mantiene que la carga de esta idea es el peso más pesado imaginable (Das schwerste Gewicht). El deseo del eterno retorno de todos los eventos marcaría la afirmación de la vida definitiva.
Según algunos intérpretes, el eterno retorno es más que el mero concepto intelectual o reto, refleja una Koan, o una característica psicológica que ocupa la estimulación consciente etérea, una transformación de consciencia conocida como metanoia.
Alexander Nehamas escribió en Nietzsche: vida como literatura que hay tres maneras de ver el eterno retorno: (a) Mi vida volverá del mismo modo. Esto es una aproximación fatalista a la idea; (b) Mi vida puede ocurrir del mismo modo. Esta segunda visión es una aserción condicional de cosmología, pero falla al captar lo que Nietzsche se refiere en La gaya ciencia; (c) Es mi vida por re-ocurrir, entonces podría re-ocurrir sólo en idéntico modo. Nehamas muestra que esta interpretación es totalmente independiente de la física y no presupone la verdad de la cosmología. La interpretación de Nehamas es que los individuos constituyen ellos mismos a través de las acciones y la única manera de mantenerse a ellos mismos como son es vivir en una reocurrencia de acciones pasadas.
El Eterno retorno cumple pues dos funciones en la filosofía de Nietzsche. La primera es remarcar el amor a la vida. Los cristianos postulan un paraíso, Platón el mundo de las ideas. Nietzsche dice que después está otra vez la tierra, el mundo: porque no hay nada más. Por otro lado cumple una función ética. Quien acepta el Eterno Retorno, se previene y acepta sus actos. Con el dolor que puedan contraer, con el placer que puedan conllevar: no hay lugar para el arrepentimiento.
Traducción del término
Normalmente se traduce como «superhombre»; sin embargo esta traducción es errónea ya que el prefijo alemán übersignifica «superior» como adjetivo, o «sobre» (como el over inglés). Además Mensch significa «humano», «persona», esto es, «hombre» en términos de especie, y no de sexo. En castellano puede dar lugar a equívocos si se lo lee con mala intención. Por lo tanto, la traducción más correcta al castellano sería «suprahumano» o “lo sobrehumano”, pero en el uso más convencional sería «suprahombre», o bien, «ultrahombre», tal como el filósofo Vattino lo ha sugerido.
Siempre debe recordarse que el concepto se contrapone a cualquier término sexista y al del «último hombre», el que presenciará el gran mediodía que representa el último paso de superación del hombre moral y septentrional, y la etapa final del nihilismo. Es en este sentido en que debe entenderse al super-hombre como uno de los objetivos nietzscheanos, y no como una «calidad» a la que se pueda acceder, o una «categoría» que se pueda obtener.

Visión de los sexos
Los comentarios de Nietzsche sobre las mujeres han provocado una gran polémica. El hecho de que Nietzsche también ridiculizara a los hombres y a la masculinidad no le salva de la carga del sexismo. Sin embargo, las mujeres con las que tuvo contacto dijeron que era admirable y que trataba sus ideas y consideraciones con más respeto del esperado en un hombre educado en ese período. Muchos comentarios de Nietzsche sobre las mujeres y los hombres deberían ser leídos a la luz de su revaluación de la moral y de su deseo de evolución del individualismo. Además, algunas de sus afirmaciones sobre las mujeres parecían prefigurar la crítica del post-feminismo contra las versiones primerizas del feminismo, particularmente aquellas que afirman que el feminismo ortodoxo discrimina a las propias mujeres en función de su posición social privilegiada. En este contexto, el pensamiento de Nietzsche ha sido relacionado con el opúsculo de Schopenhauer «Sobre las mujeres» (Parerga y paralipómena), habiendo sido muy probablemente influenciado por él en algún grado.
La visión de Nietzsche de la mujer no se centra en el papel de madre en potencia sino en la participación de la mujer en la construcción por su propio destino, definir la identidad de las mujeres le compete a las propias mujeres y no a los hombres. Tal vez por eso no quiso explicar su concepto de mujer. Deja a su esperanza decir «¡Quizá tendré al suprahombre en mis entrañas!» («Las jóvenes y las viejas» de Así Habló Zaratustra, libro I, sec. 18). Considerando que Nietzsche emplazaba a la creación de cosas más grandes que uno mismo como la principal tarea de la vida del ser humano, esta visión debía simpatizar consecuentemente con el desarrollo de la vida. El impulso vital de todo ser vivo, como lo sobrehumano, es el de superarse por encima de esta vida.
Nietzsche resalta el valor «real» de la mujer, no siendo ésta tan débil como aparenta y generalmente el hombre supone, de allí la frase: “¿vas con mujeres? ¡no olvides el látigo!”. La situación de franca domesticación del ser humano le lleva a sugerir irónicamente esta frase malinterpretado como sexista cuando sólo quería exaltar este aspecto irreductible. De hecho, Nietzsche creía en las diferencias radicales en la esencia de los sexos como algo positivo, pues, la sexuación es un hecho biológico que, por desgracia, degenera las interpretaciones morales y metafísicas que redunda en prejuicios. Este “deber ser” o apriorismo, este “por qué” de las cosas las critica en “La Gaya Ciencia”. Ambos sexos serían capaces de contribuir, cada uno a su modo definiendo su identidad, a las grandes tareas humanas
  

Originalmente publicado en El Candil de los Pensamientos: