domingo, 30 de agosto de 2015

Perlas del Dragón de Jade (7)

El Secreto es que no hay Secreto

Una conocida serie de ficción televisiva venía a decir en su introducción que La Verdad está ahí fuera; pero yo discrepo y digo, tajantemente, que la verdad se encuentra siempre dentro de nuestro interior.

La mayor parte de la gente que se acerca a las escuelas mistérico-iniciáticas, lo hacen por el indudable halo de supuesto secretismo que desprenden, y eso muy a pesar de que no ocultan secreto alguno.

Quizá alguien pudiera pensar que el secreto es algún tipo de magia que bien nos podría convertir en semidioses, realizando proezas sobrenaturales; pero lo cierto es que la prestidigitación nunca ha sido el móvil principal de las escuelas mistérico-iniciáticas y esa, queridos amigos y amigas, la única y verdadera magia, solo la podrán encontrar en los clubs y asociaciones de mentalistas e ilusionistas.

Quizá, otros pudiesen creer que estas escuelas ocultan secretos conspirativos de carácter político o mafioso propios del mundo del hampa; pero esos secretos, que indudablemente existen, solo se encuentran en organizaciones criminales como la cosa nostra o en los servicios de inteligencia de los más diversos países.

Por último, los más imaginativos de todos, quizá consideren que en su seno se conservan los grandes secretos científicos del pasado, presente y futuro de la humanidad; siendo sus miembros, los encargados de custodiarlos y de ir dosificando la tecnología que permite avanzar a la humanidad; pero tampoco esto último es cierto, dado que ese conocimiento, existente por cierto y a buen resguardo en sociedades como la Royal Society británica, se encuentra y proviene del Mundo de las ideas que postulara Platón, y al cual acceden nuestros creadores, científicos e inventores mediante la Fuerza de la Imaginación, sea en estado de vigilia o de forma onírica.

Se nos podrían ocurrir mil y un motivos más, parecidos a los expuestos, y por los que las escuelas mistéricos iniciáticas tuviesen que mantener algún tipo de secretismo, tales que la magia cabalista o el proceso alquímico de convertir ciertos metales en oro; pero llegaríamos, mediante el uso de una razón clara,  al mismo resultado.

En las escuelas mistérico-iniciáticas jamás se ocultó algún secreto.

Esto último es falso, como el avispado lector habrá podido darse cuenta. Existe un secreto forzado por la mera supervivencia de sus poseedores, tanto de los iniciados como del resto de la humanidad: El Secreto de lo Políticamente Incorrecto, de los Tabús impuestos a la humanidad por las ideas más peregrinas impulsadas por una minoría, sin escrúpulos, con el fin de controlar el comportamiento de una inmensa mayoría fanatizada. Y esto viene sucediendo desde tiempo inmemorial, sirviéndose del pensamiento religioso y otras ideologías.

Se habla de que el Rabino y Maestro Gnóstico, Jesús de Nazaret apartaba a unos pocos de sus discípulos, especialmente a María Magdalena, para instruirlos de un modo especial acerca de algún tipo de secreto que no podía comunicarse a la generalidad de las multitudes. Ese conocimiento conocido como mistérico ha permanecido siempre oculto y protegido por las escuelas de Sumer, Egipto y la India, en el pasado, y por la enigmática Rosacruz en nuestros días; habiendo pasado previamente por las escuelas del pensamiento como fueran las de Pitágoras, Sócrates, Platón o Aristóteles.

En esas escuelas, os lo puedo asegurar, no se enseñaban los nombres del demiurgo o el abracadabra que les permitiese realizar, a sus acólitos, los más portentosos de los milagros.

Para la mayor parte de las religiones, especialmente las monoteístas surgidas de la mano de Akenatón, y transmitidas al occidente europeo por el Pueblo Elegido de Jehovah, existen tres tabús que son considerados como los grandes males de la humanidad y el origen de los más monstruosos de los pecados, siendo considerados, aquellos que no los observen debidamente según la doctrina transmitida, como pecadores y dignos de ser estigmatizados.

La Carne (El Sexo)
El Mundo (La Vida)
El Diablo (El Conocimiento)

¿Quién podría manifestarse a favor de unos solo de estos conceptos sin ser vilipendiado, amordazado, arrestado, torturado y ejecutado?

Este es el supremo y único secreto de las pocas y auténticas escuelas mistérico-iniciáticas (No existe secreto alguno) Queremos subrayar lo de auténticas pues como todo en la vida, muchos son los llamados y pocos los elegidos. La mayoría de las que se publicitan con dicho nombre de escuela de misterios no son más que fraudes y pura estafa económica y espiritual.

Las verdaderas escuelas de misterios esconden en su seno, no el secreto innombrable de la verdad que nos ha sido velada, sino las lentes que nos permitan conocer la verdad que guardamos en nuestro interior desde toda la eternidad.

La verdad de que no hay que huir de la Carne, el sexo, sino utilizarla y disfrutarla al máximo, en beneficio de nuestro crecimiento personal y espiritual. La verdad de que el Mundo, la Vida, no es algún tipo de maldición sino todo lo contrario, el único medio que poseemos la humanidad para poder ser liberada, dado que es el cósmico escenario donde se debe de producir la iluminación de la verdad, el crecimiento espiritual y por último la necesaria transfiguración, reconversión en nuestro Ser de origen.

Por último, la verdad de que Lucifer, también conocido en una de sus múltiples facetas como el Diablo o separador, que no es otra cosa que nuestra capacidad de discernimiento, es el único medio para que en este Plano de manifestación, el Mundo, y mediante la Carne, el sexo, puedan convertirse en el único medio efectivo conocido para alcanzar la verdadera Iniciación y por lo tanto, la Iluminación.

Sé que para algunos, sobre todo para los que nos conocen en persona, esto que decimos pudiera mostrar una presunta arrogancia de mi parte; pero a estas alturas de la vida, ya como que nos da igual un poco todo. Adquirir unos pocos enemigos más, sabiendo que lo verdaderamente importante es mostrar la verdad absoluta, una verdad que todos llevamos dentro y que por lo tanto no es algún tipo de secreto transmisible. Y ello porque estamos convencidos de que ha llegado el momento de rasgar el velo de Isis y descubrir que en su mano se encuentra una réplica esculpida en oro del falo de Osiris.

Bien, nunca nadie fue Profeta en su propia tierra, ni siquiera el Maestro Jesús de Nazaret, y yo tampoco pretendo conseguir lo imposible, siendo mi único deseo que estas palabras queden grabadas para la posteridad con el fin de que aquellos que las descubran en el futuro y, quizá, en otros lugares distantes, puedan juzgarlo con el debido rigor e imparcialidad.

Se nos habla, respecto a los misterios, con una serie de argots velados mediante un complicado metalenguaje y que con el tiempo ha ido degradándose y germinado en la imaginación de algunos estudiantes como una suerte de fantasías muy alejadas de la natural lógica y de la razón.

Como único ejemplo pongamos a Kundalini y el sexo tántrico. Se nos habla de estas cosas como si fuesen secretos extraordinarios que la mayor parte de la humanidad desconociera y capaz de convertir a unos pocos iniciados en auténticos magos y sacerdotisas, cuando todos somos conocedores, por instinto primero e intuición después, del proceso de Iluminación que nos fuera castrado desde los primeros años de nuestra infancia.

Recuerden que el único Secreto es que no existe el secreto, porque cuando todo hijo de vecino practica el sexo está realizando el Tantra más mágico posible y cualquiera que alcance un orgasmo ha logrado despertar a Kundalini, la serpiente enroscada en la base de nuestra médula espinal.

La magia más maravillosa posible de este proceso es la fecundación por parte del varón en el crisol del útero de una mujer de un nuevo cuerpo para alojar una nueva vida y una nueva consciencia ¿Qué magia podría existir mayor que esta? ¡Ninguna!, ya os lo digo yo.

Los seres humanos, como seres vivos animados, inteligentes y conscientes, somos todos y cada uno de nosotros magos y magas que a cada paso que damos, a cada palabra que pronunciamos o a cada acto que realizamos estamos realizando magia; pero es tan evidente y se encuentra tan cerca de nosotros que no somos capaces de reconocerlo e intentamos buscarle las tres patas al gato.

Y no somos capaces de reconocerlo porque desde tiempo ancestral nos han venido colocando, desde muy chiquitos, unas lentes tintadas que hace que la realidad del Mundo quede distorsionada ante nuestra vista, ante nuestra comprensión. Esas lentes se conocen como acondicionamiento o domesticación; es decir, educación (mala educación).

Se nos ha enseñado que nuestro cuerpo es pecaminoso y que debemos, en la medida de lo posible, ignorarlo. Se nos ha enseñado que el Mundo es una suerte de purgatorio que debemos soportar estoicamente, dado que es el origen de una suerte de pecados mortales e irreparables que nos conducirán, tras la muerte, a una suerte de infierno donde el sufrimiento será inenarrable y eterno. Se nos ha enseñado que Lucifer, el Diablo, nuestro Ser interno luminoso y que nos provee del discernimiento y del conocimiento, es el origen de todos los males posibles, el Príncipe de este maloliente Mundo.

Quienes están interesados en que nos aferremos a esos dogmas castrantes, de los cuales ya hemos hablado largo y tendido, lo hacen con la ladina intención de que tanto hombres como mujeres permanezcamos sufrientes, dormidos, ignorantes y frustrados por no poder alcanzar la felicidad. Recuerden que nuestra infelicidad es su alimento, de lo que ellos se nutren y lo que los mantiene activos.

Y ¿Cómo podríamos ser felices, si los instrumentos a nuestro alcance para lograrlo se nos ha obligado a desecharlos por malignos y pecaminosos?

Sí, cuando Jesús, Krisna, Buda, Zaratustra y otros llevaban a parte a algunos de sus discípulos más cercanos era para transmitirles, de forma práctica, el verdadero conocimiento de la Magia. Ahora ya saben a qué tipo de magia nos estamos refiriendo. El sexo, la vida y el recuerdo o iluminación de la Verdad olvidada.

Cuando Jesús se retiraba con María Magdalena, lejos del resto de sus discípulos, era para transmitirle, de forma práctica, dicho conocimiento mágico.

El conocimiento del Dragón de Jade, del falo de Osiris, del Lingan hindú que con su erección, penetración y frotamiento repetido de las paredes de la gruta de Venus, podía crearse el fuego físico necesario, la calentura necesaria para despertar a la serpiente primero y para elevarla después como un fuego abrasador hacia todas y cada una de las glándulas de nuestro cuerpo.

Sucede que emocionalmente nos encontramos tan castrados que nada más producirse el comienzo del orgasmo, el despertar de la serpiente, automáticamente cortamos el vínculo en lugar de dejarnos llevar, de forma natural, por el lujurioso  y divino placer.

Sí, porque lo que conocemos como orgasmo no es otra cosa que el despertar de lo que los hindús conocen como el chacra sacro situado en la base de la médula espinal; pero generalmente, debido a nuestro acondicionamiento, según bosteza pareciendo despertar la volvemos a mandar a dormir, volviendo a enroscarse de nuevo para sumirse en el sueño eterno.

Kundalini es el fuego espinal, una serpiente ígnea, una energía física que se origina en el sacro y que deberíamos ir elevando por la autopista de nuestra médula espinal hasta cada uno del resto de chacras o glándulas finalizando en nuestro cráneo con el fin de despertar nuestros órganos de percepción espirituales y convertirnos o transformarnos en lo que por naturaleza siempre nos correspondió, unos iluminados. Iluminados capaces de percibir la verdad; lo que sería lo mismo que decir que hemos sido capaces de retirarnos la venda de los ojos, esas lentes tintadas de las que hablábamos y que nos hace ver la realidad distorsionada.

El sexo es sagrado y por lo tanto mágico; pero no ese timorato y cargado de prejuicios que termina convirtiendo un verdadero acto iniciático en un aborrecible y demoníaco tabú.

El mundo no es el lugar más perfecto del cosmos, lo sabemos; pero es la plataforma que nos hemos concedido para poder reconstruir nuestro verdadero ser eterno e inmortal.

Y por último, no lo más importante porque las tres cuestiones tienen la misma importancia, permitir a la serpiente ígnea, al iluminador, a Lucifer, completar la tarea para la que se lo despertó. Y ello lo conseguiremos si no cortamos nuestros orgasmos de forma prematura sino dejando que se dilaten hasta que nuestra personalidad sea desprendida al punto de dejar de pensar, incluso de perder la consciencia sumergidos en un lujurioso océano de felicidad y de placer.

En caso de que no fueres capaz de conseguir a tu pareja adecuada para culminar el proceso, será mejor que apartes de tu lado a tales piedras de tropiezo y ejercítate en solitario con los juguetes que tu sagrada imaginación estime más oportuno.

La Naturaleza te ha concedido todo el conocimiento y no viene a cuento de que yo aquí, de forma explícita, te recuerde lo que debes de hacer. Y no desistas porque a la primera, a la segunda o a la centésima vez no consigas elevar tu fuego espinal.

Llevas muchos años castrado o castrada y resolver este asunto no es una nimiedad que puedas solventar en un instante. Es cuestión de práctica y perseverancia. Recuerda que el único secreto es que no hay secreto alguno y quien te cuente lo contrario, o es ignorante o te está mintiendo, te quiere sacar los cuartos o te está manipulando para conseguir algún oscuro e innombrable designio.

No te rindas ante tus orgasmos, no los cortes cuando lleguen y sumérgete en ellos hasta la inconsciencia. Dilata el placer más allá de lo posible y abandona tu yo para solo sentir, porque ese es el único secreto, si así se puede denominar, que te conviertas tú en un extraordinario sentido de comunicación con y para el Cosmos.

Cuando regreses de tus orgasmos, la felicidad que se ha cocinado llenará toda tu vida y satisfará a tu mente y a tu corazón; pero para ello deberás olvidar prácticamente todo lo que te enseñaron, romper todas las cadenas con las que te han amarrado.

Serás a partir de entonces una antorcha de conocimiento para tus hermanos y hermanas, un ser de Luz. Lo que siempre fuiste y nunca debiste dejar de ser. Un auténtico Lucero del alba, un Luzbel. El Pájaro de Fuego ha resurgido de sus cenizas. El ángel de la Luz puede volar de nuevo. No te resistas.

El que tenga entendimiento entienda

Luzbel