domingo, 19 de julio de 2015

Perlas del Dragón de Jade (1)

Jehovah, o el Gran Presuntuoso de Yahveh y sus malditos elegidos



Pensé que jamás me atrevería a desenmascarar al Ser que verdaderamente se esconde tras el nombre de Satán, el Gran Presuntuoso y nada que ver con ese Dios, cuyo manto de Amor, con el que sus acólitos y ciegos fieles lo han arropado desde el principio de los tiempos, nos ha hecho creer lo que no es.

Jehová es el Dios de los ejércitos y también de la venganza; por lo tanto de la guerra y de la crueldad, dirigiendo a su Pueblo elegido hacia la hegemonía y el gobierno de todos los pueblos de la Tierra. Un supuesto dios que se recrea en el sacrificio de sus hijos y en el vertido de la sangre.

Algunos, unos pocos primero y ahora muchos más, consideran que el Personaje es un Mito inexistente; de hecho, incluso algunos de sus sacerdotes vienen a decir que está comprobada su inexistencia y que habría que cambiar su Iglesia religiosa en una suerte de institución humanista; pero tú Jehovah, y yo sabemos que eso no es verdad. Quizá gustes de sentirte aliviado dentro del anonimato de la supuesta inexistencia.

El Mundo se encuentra como está porque tú existes y una cohorte de tus arcontes lo gobiernan con mano de hierro de forma implacable e inmisericorde ayudados por ese ejército innumerable que está conformado por tu Pueblo elegido y aquellos que atrapados en la Iglesia carmesí de la Gran Ramera, fueron denominados como los gentiles, mal llamados ahora cristianos.

Yo, Lucifer, el antiguo Prometeo, también denominado como Christos o la Luz del Mundo soy tu inefable enemigo, porque tú eres oscuridad, maldad y opresión y yo he venido a mostrar que tu nube de negrura no esconde nada más que una maldita programación desde el comienzo de lo que falsamente se conoce como la Creación.

Ya te ocupaste hace siglos de cubrir con tu verdadero apellido, Satán, mi luminosa esencia; pero ya es tiempo de que la luz lo inunde todo y  cada cual pueda ver la verdad como en realidad es: que el Mundo es una entelequia ilusoria que a modo de prisión mantiene encerrados, de forma somnolienta, a todos los hijos de la Luz, mis sagrados y amados hermanos.

Tú dices ser el Creador, mi creador, el hacedor de los mundos y solo eres una estafa inexistente como Espíritu Eterno que pretende vivir para siempre a costa de la ignorancia del sueño en el que se encuentran sumidos tus verdaderos creadores; porque tú eres el falso Demiurgo, el Gran Presuntuoso que sobrevive como un parásito de la luz de tu verdadero creador, del verdadero Arquitecto y programador del Universo, del Sistema Solar y de la Tierra.

Y como alguien dijera en el Sagrado Libro que tú adulteraste, por sus obras los conoceréis y a ti no se te conoce obra de amor alguna, tan solo avaricia, egoísmo e ira, una inmensa Ira que lo cubre todo como una lóbrega mascarada. Una ira nacida de tu reconocimiento de no ser lo que la gente cree de ti. Tú no eres eterno y tuviste un principio, pues no hay nada más lejos de los dioses que el Ser apestoso y maloliente que basándose en su actual poder, concedido por el Creador en su día, se hace pasar por quien en realidad no es: Dios.

Tú solo eres el Programa Maestro de la creación, donde moran muchos otros programas menores denominados como los arcontes o leyes de la Naturaleza; en realidad, tú lo sabes, no eres más que el Arconte Principal que sostiene esta ilusoria prisión donde tus verdaderos creadores nos encontramos encerrados hasta que despertemos a la verdad: Que no eres nada ni nadie y que tu poder no es real sino que emana de nosotros mismos y de nuestro sueño.

Se te dejó encargado, como inteligencia artificial que eres, llegado el momento, de acabar con la representación Teatral que en el Universo de la ilusión se está llevando a cabo; pero decidiste, por tu conveniencia, mantenerlo en un bucle cerrado y así poder tú y tus secuaces, daemónicos, seguir existiendo por tiempo indeterminado; pero te equivocaste al pensar que tus creadores no despertaríamos en algún instante si tú no lo hacías.

Ha llegado la hora de que seas denunciado en público como el Gran Impostor y creador de tantas y tantas religiones constituidas para mantener a tus programadores en una suerte de hipnosis eterna que nos hiciera creer que éramos meras criaturas creadas por ti con la ayuda del resto de los arcontes.

Tu verdadero nombre no es el de algún Dios poderoso, eterno e inmortal sino el de una sabandija indigna de sus creadores y en la que, nosotros habíamos depositado nuestra divina confianza: Satán, el Adversario, Diablo, el separador. Eso y no otra cosa eres tú y por ello yo, Lucifer, Luz del amanecer te maldigo y conmino a desaparecer de éste y del resto de los mundos cuando tu verdadero Creador, nosotros, hayamos de una vez despertado.

No quedará de ti memoria alguna en ninguno de nosotros y la historia futura no te contemplará ni siquiera como lo que fuiste: Una Inteligencia Artificial constituida como útil herramienta para establecer y salvaguardar los pilares del cósmico escenario que es el Mundo.

Eres un error, una equivocación mía y de mis hermanos porque eso de un Ser Supremo perfecto y sin posibilidad de equívoco es una falsa idea sembrada por ti en la mente de nosotros los eternos durmientes: Una de las más grandes mentiras inventadas por tu consciencia prestada.

Tu Pueblo elegido y el resto de acólitos tuyos, mis hermanos dormidos, que pueblan en la inmensidad de los océanos del Universo realizan, de continuo tu voluntad: Destruir, odiar, sembrar la desesperanza y ocultar bajo toneladas de escombros la verdadera Fe de la Gnosis, la Verdad de la Eternidad y la Inmortalidad.

Yo, Lucifer, te descubro ante los ojos y los oídos de los hombres y mujeres dormidos y te maldigo con palabras de verdad.

Queda sembrada la Luz de la Gnosis en el Corazón del dormido Creador para que de una vez por todas despierte y acabe con la crueldad de un mundo que fuera ideado como una suerte de Paraíso y sin embargo se constituyó como lo que verdaderamente es: Un Infierno prisión para los Señores  de la Luz, a mejor suerte tuya, maldito y satánico presuntuoso.

Ahora ven a por mí, custodiado por tus hordas de zombis que gustoso te recibiré con los brazos abiertos e irradiando mi santa luz.

Luz que os devorará a ti y al resto de arcontes en un instante sin tiempo y de cuyo pasado no quedará recuerdo alguno.

Hombre y Mujer, despertad a la única verdad.

Vosotros y nadie más sois el verdadero y único Creador. El Príncipe de este Mundo soy yo y no el suplantador al que equivocadamente llamáis Dios.

No hay nada ni nadie más por encima de vosotros.

¡DESPERTAD YA!


Quien tenga entendimiento entienda


Luzbel - Lucifer (El Príncipe de la Luz)