domingo, 19 de octubre de 2014

Fanatismo en el Laicismo y Dogmatismo en lo A-dogmático


O cómo convertir una Organización Fraterna en un Club de Ateos

Toda tolerancia tiene un límite, me dicen. El único límite, digo yo, que posee la Tolerancia es la Injusticia. 

No podemos quedar pasivos o inertes ante los hechos injustos que ocurren a nuestro alrededor; pero eso no quita para que sepamos respetar las ideas de nuestros semejantes por muy peregrinas que puedan llegar a ser.

Algunos confunden la sofista verborrea con la legítima oratoria del verdadero filósofo e intentan hacerte comulgar con ruedas de molino; es decir, hacerte ver lo blanco negro, lo ilegítimo como legítimo.

Es cierto que se abandera el Pendón del laicismo para combatir a las huestes del fanatismo religioso; pero no es menos cierto que como Creencia indemostrable, el Ateísmo no deja de ser más que otra Religión sin Dios y sujeto, del mismo modo, al dogma y al adoctrinamiento, con lo cual, estaríamos muy lejos de ser verdaderamente laicos y a-dogmáticos si intentásemos imponer nuestra creencia atea a los demás y más reprobable aún, si cabe, que nos mofemos y descalifiquemos a aquellos que no compartan nuestras propias ideas.

Una Orden Fraternal, Ecuménica, Laica y A-dogmática no puede ni debe permitir que sus miembros mantengan el concepto erróneo de que el Laicismo es algo que combate a la Religión, del signo que sea y que el A-dogmatismo solo va dirigido a combatir un solo tipo de Dogmatismo, el Religioso.

Desde hace muchos años, muy a pesar de mis convicciones espirituales, he venido defendiendo la convivencia ecuménica entre las más variopintas y, supuestamente, contrarias creencias, incluyendo en dicho saco a todas las corrientes religiosas, además del Ateísmo; pero parece que va a ser que no.

A poco que alguien, incluyéndome a mí mismo, saca su cara más espiritual, allí están preparados para recriminarte y mofarse de tí. Ello, al parecer, porque cada vez es mayor la cantidad de ateos; es decir son una mayoría y porque la Ciencia por fin ha demostrado la inexistencia de algún tipo de divinidad.

Lo de la mayoría es inasumible, dado que, no por ser la creencia más genérica, va a ser cierta. Por esa regla de tres, el nazismo habría sido la mejor opción política dado que estaba respaldada por la mayoría del pueblo alemán. Lo segundo es falso de solemnidad, dado que la Ciencia aún se encuentra muy lejos de poder demostrar lo indemostrable.

Seguiremos siendo tolerantes con aquellos que no son tolerantes con nosotros, creyéndose en posesión de la verdad absoluta, y que se sonríen al vernos tan equivocados e ingenuos; pero evidentemente no somos tan masoquistas como para estar inmersos en sus mismos lugares de reunión, aunque se trate de un mismo Local y una misma Institución Fraterna. Porque al parecer los tolerantes, laicos y a-dogmáticos debemos ser siempre los mismos: Curiosamente los que, por naturaleza según dicen, deberíamos ser los menos laicos, menos tolerantes y los más dogmáticos.

*
La Dictadura del Laicismo

"Se define el Laicismo como: La corriente ideológica que defiende la independencia del hombre o de la sociedad, y especialmente la del Estado, de toda influencia religiosa o eclesiástica" 


En ningún instante indicamos que el Laicismo sea lo mismo que el Ateismo, en absoluto; pero sí es cierto que algunos ateos confesionales utilizan el Laicismo como un coladero y excusa para dar crédito a su forma de definir un nuevo concepto de Orden Fraternal; equivocado por supuesto, y donde ningún creyente, dentro de cualquier opción espiritual, creemos que jamás podría sentirse bien ubicado. 

Es decir, el Ateo se apropia del Concepto de Laicismo, cuando éste es algo más amplio y del cual, además de la Religión, podríamos también excluir al propio Ateismo; dado que se trata de una Creencia Dogmática con intenciones proselitistas, y aquí no hay discusión posible porque sus hechos lo demuestran día a día.

Indicamos equivocado porque en el mismo instante en que impedimos hablar de religión; pero sin embargo no de expresar ideas ateas, en nuesros lugares de reunión, estamos incumplendo la norma básica del ecumenismo exigible a cualquier Organismo Fraternal y, de algún modo, estamos haciendo que los individuos que no comulguen con la no creencia en algún Dios o principo Creador, se sientan incómodos y deseosos de marcharse del tal Lugar.

Y no hay discusión posible porque la mente de los ateos confesionales está tan cerrada a su creencia, en No Dios, como lo estaría la de cualquier fanático religioso creyendo en su Dios; es por ello, por lo que siempre hemos dicho que es mejor autodenominarse como escéptico o agnóstico que como un vulgar Creyente en un No Dios; es decir, definirse como Ateo.

Aralba