domingo, 10 de agosto de 2014

La Universidad alternativa

A las escuelas mayores se va a estudiar una serie de carreras universitarias, según establece el Sistema, útiles para que determinados miembros de la humanidad, los más inteligentes e hijos de familias pudientes, puedan prepararse  para tomar las riendas o gobierno del Mundo. Claro, eso fue alguna generación anterior porque ahora se ha transformado en un Ente masificado, donde va a estudiar casi cualquiera con el fin de conseguir así un título y poder algún día trabajar de lo que fuere; porque sin esa titulación estará condenado a dirigirse a la Universidad alternativa de la magia y el esoterismo, de la charlatanería y el engaño ¿o no?.

Estudiar por estudiar, en cualquier Universidad, no sirve para nada si no se tiene más o menos claro de qué se quiere algún día ejercer. El conocimiento per se de las asignaturas que se estudian no significa que se esté más preparado para enfrentarse a la Vida.

La Universidad de la Magia y el Esoterismo es una Universidad caótica, con extrañas reglamentaciones y asignaturas tan complicadas y difíciles de asimilar como aquellas asignaturas que pudieran estudiarse en una Universidad clásica. Hay de todo, aunque realmente sirva de bien poco, como de poco le servirá el cálculo diferencial al estudiante que luego se dedicará a la política por poner un ejemplo.

La cuestión es que si la deriva post universitaria del Estudiante se dirige a poner en práctica lo estudiado, el cálculo diferencial si le servirá, sin embargo al Universitario esotérico no le servirá nada de lo estudiado porque sus asignaturas son pura superchería. Claro está, que hablamos del ejercicio de una profesión honesta porque si de lo que se trata es de vivir del cuento y del engaño, cualquiera de las dos opciones, la clásica y la alternativa o mágica cumplirán con creces su función.

Cualquier estudiante Universitario, tras su licenciatura, está capacitado por sus estudios y conocimiento para, en cualquier conversación lúdica, embelesar a sus contertulios, no iniciados, con un incomprensible argot que sitúa al ponente en los altares de la más envidiada y supuesta sapiencia.

En una buena carrera de la Universidad Alternativa, sus asignaturas bien podrían ser: Historia alternativa, la Historia jamás contada; pero que podremos encontrar en la ingente cantidad de libros de realismo fantástico donde se encuentran cientos o miles de historias alternativas, quizá tan falsas como la propia Historia Oficial; pero al menos es amena y atrayente, también tenemos la compleja astrología que podría ser adobada con el estudio del Libro de Toth, el Tarot adivinatorio, y la Cábala.

Como lenguas e idiomas tendremos el lenguaje enochiano o de los ángeles y la antiquísima lengua de los pájaros, antiguo Tebano, conocida por una escasísima minoría. El conocimiento de viejas lenguas como el griego antiguo, el hebreo y el Sanscrito nos convertiría en verdaderos doctores en la materia; pero claro, para ello deberíamos seguir paralelamente a la Carrera alternativa, una carrera clásica en filosofía y letras y de egiptología si queremos conocer el antiguo lenguaje de los enigmáticos egipcios. En lugar de la química tendríamos la alquimia que aunque no logremos jamás transformar el plomo en oro, nos servirá para usar un argot que casi nadie conoce, lo cual nos dará una especie de poder añadido sobre nuestros semejantes…

Como sucede en toda carrera universitaria, existen revistas especializadas que deberíamos de leer con cierta asiduidad si queremos mantenernos al día; algunas, como Mundo Desconocido, estarán descatalogadas; pero otras como Más allá, Año Cero o Karma 7 creo que todavía pueden encontrarse en el mercado editorial.

Del mismo modo que un Doctorado en Física cuántica no le servirá de nada a quien lo haya estudiado si no lo va a ejercer en el Mundo ordinario, así una Carrera en Ciencias ocultas tampoco le servirá de nada a quien no vaya a ejercerla en el Mundo ordinario, el único que conocemos y podemos ver.

Un científico podrá ejercer en los laboratorios de investigación y escribiendo libros de divulgación. Un licenciado en Magia y esoterismo podrá leer las cartas, levantarnos una carta astrológica y fardar del falso poder de transformar el plomo en oro o conseguir el elixir de la larga vida. Evidentmente también pòdrá enriquecerse escribiendo libros incomprensibles e inútiles; pero muy buscados por determinados lectores.

El trabajo del Científico puede ser de gran utilidad para el conjunto de la humanidad y el del Mago y astrólogo servirá para que muchas personas puedan salir de su anodina existencia y adentrarse en un mundo mágico y desconocido que pueda darle algo de sentido a sus vidas.

Digamos que la diferencia esencial podría encontrarse en el Título expedido que en el caso de una Carrera Universitaria Oficial vendrá firmada por el Jefe del Estado, por muy analfabeto que este fuera, indicando que la Persona en cuestión está preparada para ejercer de forma oficial determinadas profesiones y el Licenciado alternativo puede ir a la imprenta de al lado de su casa y hacerse confeccionar un título rimbombante cuya firma podrá, con toda libertad, falsificar.

Si ambos estudiantes consiguen vivir de aquello que estudiaron y que tanto tiempo y dinero les supuso, habrán conseguido su principal objetivo vital.

Ahora bien ¿estamos hablando de engaña bobos?

Claro, de eso se trata porque el Maestro Interno vive dentro de nosotros y nuestro médico mental o mejor psicólogo somos nosotros mismos. Al Místico le sobran tanto lo oficial como lo alternativo, dado que el conocimiento del Libro de la Naturaleza lo lleva en su interior.

Necesitamos a los ingenieros y arquitectos para construir carreteras y viviendas, centrales eléctricas y otras cosas necesarias para nuestro vivir cotidiano. Necesitamos a los abogados y economistas para que nos engañen y para que nos defiendan de los que pretenden engañarnos; pero ¿para qué necesitamos a un astrólogo o una tarotista? ¿Para qué sirve un experto en cábala o un afamado alquimista que jamás llegará a conseguir un lingote de oro?

Como digo yo, el que tiene dinero puede gastarlo en lo que le venga en gana. Unos se lo gastan en joyas y relojes caros, otros en vehículos deportivos de alto precio. ¿Por qué no puede tener derecho a gastarse su dinero aquel que quiere conocer su futuro o hacerse rico realizando determinadas prácticas mágicas? Pues claro, miradlo de forma práctica ¿De qué viviría si no el tarotista o la astróloga si nosotros no le solicitáramos conocer lo que el futuro nos depara? Todo posee el valor que nosotros le queramos dar pues la psicología la ejercen tanto el psicólogo profesional como la tarotista que nos pueda echar las cartas y tan filósofo puede ser un licenciado en filosofía y letras como un experto en cábala y en el lenguaje enochiano.

Para el verdadero místico, el buscador iluminado, todo esto no es más que vanidad de vanidades. Cada cual puede tirar su dinero en lo que le venga en gana, sean estos estudios oficiales o alternativos sin valor práctico alguno; pero lo mejor sería, en caso de tenerlo, dedicarlo a verdaderas obras de caridad, que hay mucha hambre en el Mundo.

Aralba

La espiritualidad desprestigiada

Para los filósofos de todas las épocas no hay diferencia entre espíritu y mente, entre espiritualidad y pensamiento; porque la espiritualidad es la capacidad del ser pensante de realizarse cuestiones de diferente nivel de trascendencia. Con lo cual, podríamos decir que existen seres muy racionales que solo se cuestionan aquello que se encuentra sujeto a unos determinados límites y normas y que podríamos decir que poseen un cierto nivel de espiritualidad y aquellos para los que las leyes y normas no son barreras infranqueables y su pensamiento, de forma invariable, intenta traspasar más allá de ese umbral. Estos últimos son aquellos que podríamos denominar como seres muy espirituales.

Existe la creencia errónea de que la espiritualidad va íntimamente ligada a las creencias religiosas y esto no solo no es así sino que es falso desde su origen. Por regla general, los creyentes están sujetos a moverse dentro de un cuadrilátero que se encuentra aislado del resto del mundo y cuyas cuerdas son sus doctrinas y dogmas inmutables y que por regla general fueron inspiradas a determinados profetas por lo que ellos denominan divinidad. Bueno, en cierto modo podríamos decir que los creyentes religiosos tienen un nivel reducido de espiritualidad pues tienen prohibido pensar, especular más allá de lo establecido por lo que les consiente su Religión.

Existe espiritualidad en todos los ámbitos del pensamiento intelectual, sean éstos el científico, histórico o meramente literario, teológico o filosófico.

La Espiritualidad es la capacidad del ser pensante de hacerse preguntas de, cada vez, mayor calado. Uno deja de ser espiritual cuando abandona el ejercicio de realizarse preguntas nuevas y se concentra sobre lo poco que ya posee con el fin de sacarle algún tipo de beneficio sea éste emocional (serenidad, tranquilidad) o meramente económico y de poder.

Si echamos la vista a nuestro alrededor, sin alejarnos demasiado de nuestro entorno, vemos que lo que hemos expuesto aquí como espiritualidad y que es coincidente con la tradición filosófica, greco romana, nada tiene que ver con lo que se nos ofrece desde los dferentes medios. Comprobamos que alguien no nos está diciendo la verdad. Nos venden presunta espiritualidad, religiones y sectas de todo tipo, chiringuitos alimenticios revestidos de una espiritualidad New Age; pero que en muchas ocasiones lo único que buscan es un trasvase económico de bolsillos y monederos. Evidentemente de los nuestros a los suyos.

Con lo que hemos expuesto más arriba tenemos la base suficiente para investigar, por nosotros mismos, cuando alguien nos ofrece verdadera espiritualidad o tan solo sacar algún tipo de beneficio egoísta aunque este se encuentre oculto de forma sibilina. Todo aquello que nos de libertad para hacernos preguntas y especular sin límites podríamos decir, no que nos ofrezca espiritualidad, eso sería incierto, sino que al menos no pone freno a nuestras aspiraciones espirituales ni fronteras a nuestra capacidad de cuestionárnoslo todo. Eso es la Espiritualidad, no otra cosa.

Por el contrario, todas aquellas instituciones, escuelas u organismos, autodenominados filosóficos, que nos dan unas directrices por las que debemos de movernos sin posibilidad de apartarnos libremente del camino, no nos ofrecen una verdadera vía para el desarrollo de nuestra espiritualidad personal. Estas religiones o grupos de pensamiento suelen ofrecer una línea de pensamiento sólidamente limitada por barreras bien definidas que, en principio, ofrecen credibilidad y serenidad espiritual a quienes se acercan a esos caminos que no llevan a ningún espacio abierto, sino que se trata de los caminos del laberinto que no llevan al centro sino de nuevo a la propia entrada; propiciando a medio plazo, en sus practicantes, una especie de frustración por haberle dedicado, a esa vía, tanto tiempo y esfuerzo baldíos.

Cuando hemos hablado aquí de religión, en realidad nos hemos referido a las instituciones auto denominadas como religiones establecidas, sean estas oficiales, reformadas o sectas; es igual, todas poseen su cuerpo doctrinal perfectamente establecido de forma dogmática y aquellos que no lo acepten, como tal, automáticamente se convierten en apóstatas y herejes que son invitados a exiliarse o a ser excomulgados.

La verdadera Religión derivada de la palabra Religare o capacidad de unir lo que se encuentra separado, es decir lo humano de lo divino, o lo meramente racional de lo espiritual es otra cosa muy distinta; pero que mucho nos tememos que es poco o nada practicado por las autodenominadas religiones inscritas como tales en los registros de los estados de nuestro Mundo.

Son sin embargo todos estos grupos los que alardean de estar abanderados por el pendón de la espiritualidad. Son academias del espíritu, al menos así se auto denominan, son religiones del Espíritu, eso dicen, donde solamente en su seno podría encontrarse la divinidad, el único y absoluto Dios.

Es por dicha causa que la espiritualidad, mal entendida, se encuentra tan desprestigiada y hasta las escuelas filosóficas tradicionales aún a sabiendas de su verdadero significado, sin embargo suelen renunciar a su uso habitual para no ser confundidas con los múltiples chiringuitos de barata espiritualidad, donde se nos ofrecen enlatadas y concentradas las solucionas a cualesquiera pregunta que nos pudiésemos realizar respecto a la Espiritualidad y aquello que no esté contenido en sus envases materiales, pues se trataría de simple misterio divino al que no tendríamos derecho de acercarnos por no encontrarnos preparados y ahí es donde entra la desnaturalizada frase de Acto de Fe. Debemos de creerlo tal y como se nos ofrece aunque nuestra mente tenga la pecadora tentación de elevarse a planos intelectuales con los que pretende poder resolver, algún día, dichos y presuntos misterios.

El Ser Humano, como pensador, es un Ser Espiritual y el nivel de espiritualidad solo puede ser puesto por sí mismo aunque solo sea aceptando el que terceros le ofrecen. Esa espiritualidad enlatada proporciona, a corto plazo, serenidad, presunta fortaleza y falsa sensación de libertad; pero superado ese plazo limitado, el Ser Humano, por inercia intrínseca a su propia naturaleza, se ve impulsado a trascender esas creencias impuestas y aceptadas. Solo entonces, los hombres y mujeres, científicos e historiadores, filósofos y teólogos, escritores u oradores habrán penetrado de lleno en el libre, eterno e infinito mundo de la verdadera espiritualidad.

Tanto aquellos que se consideran ateos, porque se encuentran aferrados a determinadas doctrinas científicas cuyos paradigmas podrían cambiar en el futuro, como los ya mencionados que se encuentran atados a los dogmas de sus religiones impuestas o aceptadas, se encuentran incapacitados per-se para cruzar la frontera que les separa de la verdadera espiritualidad.

La Espiritualidad conlleva, consigo misma, la Libertad del Ser Humano de cuestionárselo todo, de no dar nada por sentado y buscar explicación a cualquier cosa que, por misteriosa que fuese aún no posea una respuesta lógica y racional. La Espiritualidad verdadera ni tiene ni da nada por sentado; además de que sí es dada a la permanente especulación.

Aralba