sábado, 3 de noviembre de 2012

Cadena Inicática ¿Histórico-Cronológica?




¿Hasta qué punto, tiene razón René Guenón, cuando habla de una Cadena Iniciática ininterrumpida? Eso de la Cadena Inciática ininterrumpida ¿tiene algo que ver con una sucesión cronológica-histórica ininterrumpida? O por el contrario ¿Se puede detectar una cadena ininterrumpida fuera del concepto cronológico-histórico?

Cualquier Profano e incluso muchos iniciados pondrán la mano en el fuego por denominar a una Cadena Iniciática Ininterrumpida, al modo en que lo explica René Guenón, como algo que se ha mantenido, necesariamente, de forma cronológica, a través del Tiempo, pudiendo existir o no confirmación histórica alguna; pero sin que haya existido una laguna intermedia o ruptura de alguno o algunos de los eslabones que supuestamente la componen.

Es evidente que tanto el Rito, como el Símbolo y la propia Iniciación, que se sirve de ellos, es algo que trasciende al animal humano y que se eleva hasta el origen del humano divino; pero que, no obstante, tiene su transmisión, en nuestro plano de existencia, mediante la intermediación de un ciborg, a medio camino entre Ser Espiritual y ser animal: Centauro.

Dado que el Tiempo es una Ilusión propia del mundo de Maya, la cronología es igualmente ilusoria y considerando, lo frágil que es la disciplina literaria que conocemos como Historia, por lo dada que es a la manipulación de los poderes que se alternan en el Sistema; pues como que no nos es de demasiada ayuda para reconocer si algún Misterio iniciático ha llegado hasta nosotros intacto, por medio de esa supuesta cadena ininterrumpida de la que hablamos.

Muchas organizaciones consideradas como escuelas de misterios vienen manteniendo que sus orígenes se remontarían a tiempos antiquísimos. Por ejemplo, la Antigua y Mística Orden de la Rosacruz (AMORC) sigue, de forma recalcitrante, insistiendo en su origen Egipcio, en la época de Amenphis IV. También la Franc Masonería anglo-sajona, en sus constituciones de Anderson, del Siglo XVIII, conecta su tradición iniciática con nuestro primigenio Padre Adán.

Hoy en día, cualquier persona medianamente formada, consideraría que ambas afirmaciones no dejan de ser más que algo alegórico, simbólico, dado que la Historia y Pre-Historia de nuestro tiempo no podría sustentar, en modo alguno, dichas afirmaciones. No obstante, para ser sinceros, con nosotros mismos, debemos ser consecuentes de que, cuando esas ideas u otras de tantas otras organizaciones, se formularon, fueron aceptadas, por sus miembros, no como algo simbólico sino completamente verídico, real.

En el momento en que intentamos comprender al Ser Espiritual como algo atemporal y no sujeto al tiempo ni a su cronología inherente, tales cuestiones, de cadenas iniciáticas históricas, no solo pierden todo su fundamento sino también la propia capacidad de ser comprendidas dentro de ese ámbito material propio del adoctrinamiento a que los seres humanos somos sometidos, en este Plano existencial, desde el mismo instante en que sacamos la cabeza del útero de nuestras madres.

Pero entonces ¿No existe algun tipo de cadena iniciática? ¡Sí!; existe una Cadena Iniciática; pero que no tiene nada que ver con la Historia ni con algún tipo de Cronología Temporal. En muchas ocasiones, de cara al mundo Profano, encadenamos una serie de nombres ilustres, desde la más remota antigüedad hasta nuestros días, con el fin de demostrar que existe una cadena cronológica y material que se viene transmitiendo desde el tiempo de los egipcios o de la primitiva Sumeria, con el fin de complacer a la más grosera personalidad del Ser Humano.

¿Quiere acaso eso decir que Dante fuera iniciado por un antecesor suyo conocido, o Leonardo por otro Maestro también histórico, así hasta llegar a nuestros días? Bien, eso es lo que podríamos entender si diésemos por ciertas las diferentes cadenas histórico-cronológicas que algunas supuestas escuelas de misterios nos han venido mostrando en sus también supuestos documentos. Yo diría, más bien, que esos papeles son la propia demostración de que no existe alguna cadena iniciática que haya llegado, de tiempos pretéritos hasta ellos. Es el Auténtico Carnet de Identidad que demuestra su falsa afiliación. La cuestión de conseguir documentos antiguos, pólizas, sellos y/o firmas es un simple trabajo, aunque económicamente arduo no nos cabe la menor duda, de simples anticuarios, en el mejor de los casos, y de afamados falsificadores en la mayor parte de los casos.

Por lo tanto, la sola ostentación de un determinado Diploma u otro Documento no debería ser causa suficiente que pudiese demostrar la autenticidad de una ininterrumpida cadena iniciática. Muy por el contrario, es la demostración palpable de que se necesita demostrar, de algún modo, algo indemostrable y que, llegado al máximo extremo del engaño, se revestiría con el ropaje de antiguos papiros de origen egipcio o tablillas de barro presuntamente sumerias y cuya obtención habría costado un metafórico riñón.

La Cadena Iniciática es otra cosa muy distinta y está incorporada en la cadena genética de nuestro ADN. Mientras más cerca se esté a lo profano entendemos que más lejano se encuentra el verdadero Conocimiento. Mientras más cercano a lo esotérico estemos, aumenta también nuestra convicción de que el Conocimiento, la Gnosis eterna, no solo no se encuentra lejos de nosotros sino que está más cercana a nosotros de lo que jamás hayamos podido comprender.

La Cadena Iniciática siempre ha estado incorporada a nosotros; otro caso es, que no seamos capaces de sentirla o verla. Todos somos, además de seres racionales que existimos gracias al animal que nos sustenta, también seres de una elevada naturaleza espiritual, capaces de las más grandes hazañas. Dentro de nosotros, de nuestra Alma y de nuestro Espíritu, existen por méritos propios el Sacerdote, el Maestro o Gurú, el Ángel Guardián o Espíritu Chrístico que nos conduzca, en cada instante de nuestras vidas, a relacionarnos con los seres y personas que necesitemos, en cada momento de nuestro periodo evolutivo, con el fin de que vayamos abriendo las puertas del conocimiento interior; de algún modo, con el fin de tener acceso a la cadena iniciática con la que siempre estuvimos unidos por simple naturaleza.

Al igual que solo existe el Presente, dado que tanto el pasado como el futuro solo son invenciones de la imaginación humana inmersa en la Ilusión del Sistema de Maya, así la cadena iniciática no necesita de ninguna transmisión temporal cronológica para llegar a quien tiene que llegar: A ti. No obstante, también es cierto que la Iniciación no suele llegar a su destino, nosotros, por arte de biribirloque sino que tienen que existir indicios, circunstancias y, en último término, personas que por estudio, primero, por intuición, después, y por evidencia, Fe, al final del proceso, puedan mostrarnos la llave que llevamos en nuestro propio interior y que es capaz de abrir las puertas de la verdadera y Única Iniciación. Esas llaves son los símbolos que encadenados, entre sí, conforman los más diversos ritos de iniciación.

Muchos se regodean de haber recibido múltiples iniciaciones, que sus buenos dineritos les han costado. Dinerito que evidentemente pretenderán recuperar vendiendo la transmisión de dichos misterios iniciáticos a otros formando así, de forma ininterrumpida, una disparatada falsa cadena iniciática que bien puede mantenerse en el Tiempo cronológico, que conforma la Historia, por décadas, siglos o milenios. Su antigüedad y continuidad en el tiempo no demuestra nada más que: Sus poseedores se han preocupado en mantener ese supuesto conocimiento espiritual lo más incólume posible a través de los siglos. Esa transmisión temporal, durante tanto espacio de tiempo, ha creado un Egregor cargado de magia y que, ante los profanos y crédulos, puede proporcionar un cierto halo de veracidad además de su reconocida antigüedad. En estos casos podemos encontrarnos en lugar de ante la verdadera iniciación, ante una contra iniciación; porque sí, también la contra-iniciación se transmite mediante una cadena ininterrumpida.

No obstante, debemos intentar aclarar a nuestros lectores, que dado que la verdadera cadena iniciática es algo Interno, también puede darse el caso del surgimiento espontáneo, ciertamente es una rareza, de maestros, sacerdotes y profetas sin la intermediación de ser físico alguno que hubiese, necesariamente, que haber tenido contacto, con determinado conocimiento, adquirido por eslabones de la cadena cronológica anteriores. En estos casos nos encontramos con los grandes hombres de la humanidad, maestros y profetas, hayan pasado a la Historia o no.

A los grandes hombres se los conoce por lo que son, lo que llevan dentro y por lo que transmiten a sus congéneres, no por sus insignias, sellos o múltiples diplomas. El Gran Hombre o Mujer, el Iniciado o Iniciada pervive tras su traspaso del velo, haya sido o no reconocido por la Historia de los hombres. Los otros, los coleccionistas de documentos arcanos, anillos y diplomas, en el caso de que no posean algo más, perecerán al mismo tiempo que sus insignias y anillos se oxidan o sus diplomas y documentos son corroídos por la carcoma.

Aralba