domingo, 7 de octubre de 2012

¿Por qué soy Masón?




A la pregunta de si soy masón, la contestación sería tan simple como: Por tal me tienen mis hermanos o Soy Hijo de la Viuda. La respuesta a la pregunta del Artículo sería ¡porque me da la gana! Si mis padres no me hubiesen educado tan bien como lo han hecho.

Decir que eres Cristiano evangélico, Estudiante Rosacruz, Masón y Ácrata, en público, es un auténtico Testimonio de como te consideras a tí mismo. Quizá con 25, 30 o 40 años de edad y en este País, España, me habría cuidado mucho de hacer públicas depende y qué cosas. Ahora con 56 como que nos da un tanto lo mismo, a pesar de que pronto habremos perdido nuestro trabajo y quedaremos en el Paro.

Internet es un lugar completamente público y donde entran incluso empresarios para conocer las tendencias de los supuestos aspirantes a ocupar un puesto de trabajo dentro de sus empresas. En cualquier país avanzado de este Planeta, declararse Masón es incluso algo positivo que se pudiera incluir en el currículum, dado ese Amor al Trabajo que declaramos, de continuo, en el ámbito de nuestros talleres.

No obstante, después de casi 40 años de Democracia, parece como que diera miedo declararse Hijo de la Viuda en este País. La tortilla pareciera que podría cambiar en cualquier instante y encontrarnos vulnerables ante una presunta intolerancia religiosa e ideológica, todavía hoy, inexplicable.

La Franc-masonería por las persecuciones sufridas, aún hoy en día, en algunos países teocráticos, sean cristianos o musulmanes fundamentalistas, han debido permanecer tras el velo del misterio y del secretismo; pero solo por eso y de hecho, en todos los países democráticos las obediencias masónicas son absolutamente legales aunque, por precaución, se mantiene un tanto de discreción al respecto, por lo que pudiera pasar.

Cuando a un Hermano Masón se le pregunta por otros hermanos masones calla, como no podría ser de otro modo; pero no se le impide que hable de sí mismo y de su pertenencia a la Fraternidad masónica con un cierto grado de orgullo, si pudiera llamarse de ese modo a ese positivo sentimiento de satisfacción.

Cada Hermano Masón está en la Orden por una infinidad de circunstancias y motivos distintos. Nosotros como estudiante del misticismo rosacruciano estamos en la Francmasonería por dos cuestiones principales: Para mantenernos con los pies en el suelo, dado que la Fraternidad es una Organización adogmática que potencia la libertad de pensamiento de cada uno de los hermanos y en segundo lugar, quizá lo más importante, para disfrutar de encontrarnos junto a nuestros iguales a pesar de mantener ideologías, posición social y pensamientos distintos.

Por la tendencia espiritualista de mis escritos y, dado que ya saben que somos Masón, pudieran pensar que todos los masones son como yo, en el sentido místico, rosacruciano o cristiano y esto no es así. Dentro de la Franc-masonería cabe cualquiera cuyo objetivo sea llegar a ser feliz colaborando en la construcción de una humanidad mejor.

También se dice que es una Escuela de moralidad, en el sentido más amplio del término, huyendo de la moralina propia de determinadas confesiones de ideología puritana. Sí, de algún modo la Masonería pretende ser una Escuela de formación para personas buenas y trabajadoras y lo consigue proporcionando una enseñanza simbólica, adogmática y ritual dirigida a lo más interior de todos y cada uno de nosotros.

No hay catecismos ni directrices que nos digan como tenemos que actuar y comportarnos en el mundo exterior o profano, sino que es nuestro Ser Interno, tanto para gnósticos como agnósticos, quien nos va transformando de dentro para afuera.

Soy masón porque me encuentro muy bien entre mis hermanos y así, también, evito levantar los pies del suelo y volar hasta las cumbres donde se cuece cierto fanatismo religioso. Me viene ayudando a demostrarnos que tenemos razón cuando, de forma cansina, por activa y por pasiva venimos declarando, a grito pelado, que la Realidad es multifacética y que pelearnos por la demostración de que algo es verdadero o falso como que no posee demasiado sentido.

Lamen de la Rosacruz pirograbado, sobre pirámide de marquetería con greca. Protegido por un cristal, Libro  La Imitación de Cristo de T. de Kempis. Diseño de Aralba y construido por Antonio Ruiz, su Padre, ahora en el O:.E:.

Algo tan simple como eso, sin estridencias míticas o cargadas de política y paganismo religioso. Nada de eso hay en la Franc-Masonería aunque si haya hermanos con esas y otra muchas tendencias; pero dentro de nuestros talleres solo se busca el crecimiento del Ser Humano como Persona cívica, con el fin de vivir en felicidad con nuestros semejantes en un mundo que cada día pueda resultar mejor. Si no se consigue, no es culpa de la Masonería. Tampoco se le puede presuponer, a la Institución, un real Poder que ni detenta ni desea ni quiere.

Es el Trabajador Masón, de forma individual, cuando sale de su Taller quien se compromete, como ciudadano, con su entorno, sea éste político, vecinal, religioso o de otro tipo y ello, sin existir alguna directiva interna, de la Orden, que nos impulse a entrometernos en todos los ámbitos de la sociedad, sino porque consideramos que debemos implicarnos, comprometiéndonos a título personal, en la mejora del Mundo, la Casa de todos nosotros y de nuestros hijos y demás descendientes.

Es por todo lo expuesto que somos Masón y esperamos que haya quedado bien claro para los que me conozcan o intenten conocerme.

Aralba