domingo, 11 de marzo de 2012

Homenage a nuestro Maestro Iluminati Wagner

Palabras del H:. Iluminati
RICHARD WAGNER, a su M:. FRANZ LISTZ


 
Quiero decirte no obstante que será preciso guardar gentilmente para nosotros dos la dedicatoria que tu has escrito sobre el ejemplar de la Sinfonía Dante; yo, al menos, no diré nada a nadie. Positivamente me ha hecho sonrojar, creelo. No sabría decirte cuanto me siento como un pobre músico; con la mano en el corazón, me siento un verdadero ignorante. Tendrías que verme a veces cuando me digo: Es preciso de todas formas que haga algo, me siento al piano y masacro algunas melodías para abandonar inmediatamente el intento como un imbécil. ¡Que desánimo entonces!.

De Wagner a Liszt: Carta 3 Mayo 1859, tras recibir la dedicatoria.


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 “En mi vida todo es hundimiento, no es ella misma más que ruinas….  No puedo vivir como un perro, no puedo dormir sobre paja y deleitarme en beber aguardiente de baja calidad; hace falta que me sienta adulado de alguna manera, si se quiere que mi espíritu lleve a cabo esta obra dolorosa y difícil, la creación de un mundo que no existe”.

(Carta del 15 de Enero de Wagner a Liszt )


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 “Querido amigo, gracias por haberme facilitado los medios para refugiarme en el amable asilo desde donde te escribo”.

(Wagner a Liszt: Carta 9 Julio 1849)

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“Mi querido Liszt, es preciso que yo te lo diga, ¡tu eres un amigo!. Permíteme no decirte nada más, pues si siempre he visto en la amistad entre dos hombre la más noble y admirable relación que pueda existir entre dos criaturas humanas, tu materializas de alguna forma esta idea para mi, haciendo que pueda no solo concebir, sino sentir y tocar, por así decirlo, lo que es un amigo”.

(Wagner a Liszt: Carta sin fecha, pero de julio 1850).

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“Si mi Lohengrin no puede mantenerse más que a condición de romper el estudiado encadenamiento de sus partes, en una palabra, si es preciso hacer cortes a causa de la pereza de los actores, yo renuncio totalmente a la obra, abandono mi ópera. Weimar ya no tendría para mi más interés que cualquier otro teatro y yo habría escrito mi última ópera”.

(Wagner a Liszt: Carta 8 Septiembre 1850)

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 Dejadme acabar mis Nibelungos, eso es todo lo que pido. Si mis nobles contemporáneos no pueden concederme esto, que el diablo se los lleve con toda su gloria y honores. Gracias a haber tenido que dar conciertos en Londres me he retrasado terriblemente en mi trabajo.


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 “En todo mi entorno mi situación como artista es tan miserable, y la desesperación ha invadido de tal forma mi alma que al pensar en la composición de mi Siegfried no puedo menos que burlarme de mí mismo, lamentable disposición del espíritu que me sigue en todos mis trabajos. Últimamente hojeando la partitura del Lohengrin, me disgustaba claramente, y los arranques de risa que tenía en uno u otro trozo no eran de alegría. Pero de golpe te he encontrado, tu me has ayudado, animado, inflamado hasta el punto de ponerme a llorar y que bruscamente he vuelto a reconocer que el único placer superior es ser artista y crear obras nuevas”.

(Wagner a Liszt: Carta 18 Abril 1851)

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“Un motivo imperioso se ha unido a otros: ha sido la lectura de tu folleto sobre mis dos óperas, que me llegó ayer al establecimiento de hidroterapia de aquí. Tu rara amistad por mi, el interés apasionado que tienes por mis obras, tu celo infatigable en propagarlas y sobre todo tu pasión, tu espíritu, la finura y la audacia con la cual te expresas con tanto ardor han hecho en mí una impresión demasiado profunda y demasiado violenta para poder expresarte, en el estado de super excitación en el que me encuentro, cuan reconocido y agradecido te estoy”.

(Wagner a Liszt: Carta 20 Noviembre 1851)

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 “Escucha Franz, ¡acabo de tener una idea sublime!.

Es preciso que me procures un piano de cola Erard.

Escribe a la viuda Erard. Tu vendrás a verme tres veces por año y te será absolutamente necesario un piano de cola mejor que el viejo mueble que tu conoces de mi casa. Cuéntale cien mil mentiras a esta buena dama, hazla creer que es una cuestión de honor para ella tener un piano Erard en mi casa.

En resumen, no pienses, pero hazlo. Desplega tu imprudencia, tu genio. Es preciso que tenga un Erard. Si no me lo quiere regalar, que me lo de a crédito y que me fije los términos, lo más largos posibles”.

(Wagner a Liszt: Carta sin fecha, sobre Agosto 1856)


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¿Cuál será la suerte de esta obra, que es la expresión poética de mi vida y de todo lo que yo soy, de todo lo que yo siento?. Me es imposible de preverlo. Pero lo que es seguro es que si Alemania tarda en abrirme sus puertas, si me es preciso quedarme sin alimentos, sin estímulos para mi existencia de artista, el instinto de conservación animal me empujará a renunciar para siempre al arte. ¿Dónde buscaré en ese caso la subsistencia?. Lo ignoro, pero yo no haría entonces la música de los Nibelungos, y solo un hombre sin piedad podría pedirme que permaneciese más tiempo esclavo de mi arte.

(Wagner a Liszt: Carta 9 Noviembre 1852)


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