domingo, 14 de agosto de 2011

La Transición del Fenix

Suceso Real de Tiempos Pretéritos (Recuerden que en estas Planchas solo se pueden cincelar hechos reales)

La resplandeciente faz, sin embargo demacrada, del gran genio de los hermetistas físicos, reposaba semi inconsciente en mis manos por haber perdido, aquel, una importante cantidad de fluido vital; consecuencia de una pérfida herida proferida de la mano de un cruel corsario, cuya procedencia ignota se remonta a los lejanos tiempos en que el Gran Consejo del Templo Oriental aún existía. 

- ¿Porqué has tenido que venir a mí, amado Aralba, a fallecer al abrigo de mi humilde capa...? ¡Dime! 

El mal herido héroe hizo un gran esfuerzo para intentar reponerse de su fatal herida y así poder contestar a mi arrogante cuestión. 

- Betz, tú eres el Venerable Guardián de la Parca. ¿Dónde, mejor que en tu seno, podría fenecer? 

- ¿Quién te ha producido semejante afrenta? – pregunté malhumorado, mientras mi aspecto enfurecía hasta cambiar mi aspecto -, ¡Dímelo Aralba! No dejemos impune el asesinato de un bárbaro. 

- ¡No, no...! Amigo. El Pirata Nau ha muerto, aunque lo grave del caso es que dejó secuestrado, en paradero desconocido, al Maestro Tus. 

- Intenté descubrir –continuó el malherido con su entrecortada disertación -, donde se hallaba con el fin de salvar su vida; pero yo mismo quedé prisionero cuando mi navío quedó embarrancado en el Océano Vivo. Allá donde las serpentinas algas atrapan a los barcos que intentan aventurarse más allá de las fronteras de la Estigia 

- Nau –repetí mentalmente, tras haber escuchado a mi amigo herido -, menuda rapiña depredadora de los trece mares. 

Eché las cartas mágicas con el fin de localizar, con ayuda de los dioses, tanto al prisionero Maestro Tus como para conocer, de primera mano, lo que realmente había sucedido en el seno del Templo Oriental. Era mi obligación dejar descansar a mi dolido compañero, Guardián inefable de las puertas infernales del Averno. 

- La torre derruida. Maldición, ahora puedo entenderlo; pues el fin del templo cristalino aquí nos es mostrado. Derruido por los rayos de Zeus que delegados se encontraban en el mágico báculo de Tus. 

¿Hasta donde se quería llegar con el grandioso proyecto de Veredia?. Ahora lo entiendo, la carta del diablo me lo muestra, todo no ha sido más que humana manipulación. 

Primero mujeres escarlata, lumis o religiosas meretrices, luego nada 

Segundo, mágicos rituales iniciáticos , después nada. El vacío... 

La Emperatriz aparece en el tablero. La Reina marchó del reino y los caballeros se dieron a la bebida y a la huida que ofrecen los falsos placeres de la Vida. Sin Dama y caballeros, murió el reino. 

La estampa de la muerte me indica una existencia corta. Tan sólo algunos eones, me indica mi intuición, pero y Aralba ¿Qué pinta mi moribundo amigo en tan macabra historia?. ¡Aja!, Ahora puedo verlo claro, pues nada se hizo con consciencia de hacer daño o por motivo de maldad. El cambio o evolución ha sido quien ha alimentado la profecía. 

La Torre destruida por el rayo, ha sido utilizada por las fuerzas constructoras, demiúrgicas, del Universo con el fin de conducir al Iniciado, de las Ciencias antiguas, hasta el mismo pórtico del mundo Adámico primigenio; lugar donde los místicos suelen meditar para conseguir las directrices celestiales. 

Paradojas de la Vida. ¿Puede denominarse viviente a este despojo que reposa, inerte, en mis brazos? 

Dejé al agonizante Heracles al cuidado de mis esculturales Walkirias y tomé la afilada guadaña para, sin perder tiempo, encaminarme al Océano Vivo y al que muchos marinos conocían como la Eterna Muerte Verde. 

- ¡Organicus mortis, Lucis viajerum interiorum! 

Tras pronunciar la empírica llave, un fogonazo de multicolor belleza y fulgurante resplandor me condujo, al instante hasta el navío inerte, cuyas maderas crujían bajo la temible presión de la tupida maleza de las diabólicas algas. Ya no era más que un féretro contenedor de lascivos gusanos que se alimentan de la carne putrefacta y que antaño contuviera vida. 

Se habían convertido, tanto el barco como sus inertes moradores, en botín de guerra. Un botín que me pertenecía sin que yo hubiese dado ningún consentimiento. ¿Quién había osado hacerme tal afrenta? ¡Nau!. 

Los cadáveres, según me adentraba en el habitáculo, yacían por todas partes y en las más horribles posturas. La podredumbre y la pestilencia iban siendo cubiertos por el mugriento musgo que en este lugar de muerte habitaba. 

- ¿Cuántos meses habrían estado, sus moradores, sin haber probado alimento? Más que las correosas e incomestibles algas que apresaron el barco y contaminaran sus cuerpos; ya condenados, a la más horrible de las muertes. 

Regresé a cubierta, tras contabilizar mi botín, y pude comprobar como el negro estandarte con la blanca calavera bordada, aún permanecía alzada cual pendón mantenido por oscuras fuerzas mecidas por el viento; pero su tejido estaba roído por la acidez de las aguas y manchado por el incesante moho que con avidez iba tomando posesión de su captura. 

Penetré en la sala del timonel y allí estaba tumbado, con los brazos abiertos y las palmas de sus manos extendidas, el malvado Nau, único responsable del naufragio y de la posterior muerte del teúrgico mago Tus. 

Allí, en una de sus descarnadas manos, roídas por invisibles gusanos, permanecía abierto el libro de bitácora. 

Con tal brusquedad retiré de sus cadavéricas manos, aquel escrito, que aquellas cayeron desmembrándose de los hombros que las sustentaran. 

No puedo indicar cuanto tiempo permanecí leyendo dicho documento; pero lo cierto es, que a partir de entonces, empecé a comprender todo lo que en el lugar había sucedido y del porqué de la mortal herida que afligía al guardián del Diablo, mi Amigo Aralba. 

Todo estaba saliendo, según la profecía..., según había sido escrito, desde tiempo inmemorial, en la genealogía de las estrellas. Con el fin de llevar a buen puerto el escrito destino de la humanidad y por ende de todo el Universo material. 

El soberbio y avaro corsario buscó, cual Pegaso, despegar del árido suelo para elevarse hacia planos y dimensiones etéricas ; aunque ello supusiese la traición al maestro Tus y a toda la tripulación del Oasis de Menfis. 

De lo que no se percató, el malvado corsario, fue que el crecimiento vertical en el camino de la espiritualidad requiere , como trabajo extra en el lado de la materia, de algo de similar valor contable y a lo que los místicos de todos los tiempos han denominado como Caridad o Amor. 

- Nau acogió, en su ostentoso navío, a varios navegantes versados en las más sofisticadas artes de la supervivencia. Eran auténticos maestros en sus especialidades y lo que el Pirata no supo adivinar es que cada uno llevaba, en esta vida, su propio trabajo a desarrollar y que contra el escrito destino no se puede luchar sin caer derrotado al final. 

- La mayor parte de los tripulantes que acompañaron, al auto erigido capitán, al llegar a las aguas verdes, lo abandonaron cuando comprobaron el peligro que suponía el quedar varados en tan inhóspita y húmeda pradera; sin embargo, el Iniciado, aunque ingenuo, Aralba le había tomado un caro apego. Apego que con posterioridad fuera traicionado por su pretendido amigo. 

Ya estaba todo leído y consideraba haberlo comprendido; así es que dispuse mi guadaña de acero para que me condujese al moribundo Tus, quien yacía gravemente herido entre las ruinas donde se encontrara el Templo Oriental. En la Isla de la Falsa Luz. 

No me fue difícil localizarlo; pues al guardián de la Parca, pocas cosas le están vedadas, sobre todo cuando está presente la inminencia de la muerte. 

Tras su encuentro, miré en lo más profundo de sus rasgados ojos, encontrándolos llorosos y cargados de una penosa amargura; debido, quizá a su pasado. Todo lo que construyera, se encontraba derruido y sin posibilidad de reconstrucción. Su cuerpo permanecía destrozado y cubierto por las pesadas piedras que en un otrora cercano constituyeran la estructura de la famosísima torre. 

Tras un minucioso examen, descubrí que la argamasa que había unido, dichas piedras, eran sólo arena. Tal construcción jamás podría tener el beneplácito del violento Júpiter y así el eléctrico fuego de Zeus pudo cebarse, sin problemas, en la madera de sus pilares y vigas. 

- Amado Tus –lo miré con gran pena -, debes saber que no puedo salvarte, pues caíste, por ti mismo, bajo el falso poder del nigromante Nau y tu divino espíritu ha sido absorbido , tras ser engañado, por las ilusorias fantasías del mundo de Maya. Ningún trabajo que se realiza con apresuramiento, sin la voluntad necesaria, puede llevarse a buen término. 

- La lógica de las personas que te acompañaran, en la travesía del Océano de la Vida, era dirigida por la sensatez y ello te dejó al pairo con lo que tú denominas filosofía y a lo que yo y los dioses conocemos como mitología. Gran cultivo de sofismas... ¿sabes?. Grandilocuentes, ellos, y sólo útiles a modo de juego para llenar el ocio de los falsos aristócratas entre los que tu te encuentras. 

Tus me sonrió. 

- Vete a tomar por culo, hijo de puta – dijo. 

Tras tres, siempre tres, golpes de tos y sin perder la compostura, el yaciente expiró por su boca el aliento de vida que aún Le quedaba. Vi como su espíritu volaba hacia las más altas esferas. Aquellas que en vida intentara alcanzar y que a pesar de sus esfuerzos no consiguiera jamás. 

En el camino del arte había llegado hasta las más altas cotas de persuasión; pero sobre todo de manipulación. El Poder sobre los semejantes se cimienta en la falta de escrúpulos. El problema radica en que cuando dicha actitud se usa en beneficio propio y egoísta, todo fracasa; ya que dicho poder se revuelve, infernalmente, contra quien lo ha utilizado. 

Ese fuego es el que del cielo ha caído sepultándote con todo el peso de tu propia creación. 

- Amado Tus – le dije al cuerpo sin vida -, sigue soñando con esos mundos superiores que pertenecen, sin duda, a otras dimensiones y sobre todas las cosas, ¡procura descansar en paz! 

Cuando llegara a su lado, el Hermano Aralba no podía hablar. Él visitó, antaño, esos mundos; pero llegó a la comprensión de que habíamos llegado aquí a la Tierra para desarrollar un trabajo imposible de realizar en otros más elevados y que ya conocíamos aunque hubiésemos perdido la consciencia de ello. Es estúpido, decía, que nos retrotraigamos a épocas pasadas de cursos que ya han sido pasados. Nuestro trabajo se debe desarrollar aquí en el Mundo a favor de nuestros semejantes para conseguir la Igualdad y la Libertad de todos nuestros congéneres utilizando la poderosa herramienta del Amor. Sólo, de este modo, podremos encontrar la felicidad que nos permita escalar un peldaño más en la evolución que nos depara el Destino. 

De un certero tajo corté, con la guadaña, la cabeza del Amado Tus y su Fénix salió resplandeciente y luminoso al encuentro del Aura Vital que poco ante abandonara su cuerpo, ya tan sólo dominado por larvas de insectos y otros gusanos. 

Mis bellas y crueles Walkirias habían cuidado con ternura y esmero al moribundo Aralba. En el rostro del Hermano Rosacruz reconocí la tristeza. 

Tanto y tanto se había entregado a los demás, que el malvado corsario Nau lo había utilizado hasta dejarlo sin fuerzas para poder luchar; pero ahora, yo, comprendía que más daño que todo eso, su dolor se debía al desamor de su Amado hermano Tus. 

Volví a mirar en sus resplandecientes ojos verdes, antes de que yo Betz “Alegre Guardián de la Muerte” utilizara de nuevo mi divina y mortífera arma con el fin de separar su cabeza del torso. Así fue. 

Ante mis extrañados ojos, pude contemplar algo que, jamás, en mi larga vida había contemplado. 

El cuerpo de Aralba se disolvió y un magnífico Fénix de rojo carmesí, mutando del amarillo al celeste, se elevó hasta situarse en la vertical del ya silente corazón del Iniciado. 

La mítica ave de fuego cambió su constitución hasta mostrar una presencia angélica que mostraba, en todo su esplendor, la esencia física y espiritual que tuviera, en otro tiempo, el difunto cuerpo. 

Mi impenetrable rostro de guardián de la Parca fue observado por la divina Entidad que se encontraba ante mí. Noté como con palabras inaudibles me dedicaba unas pocas frases. 

- Tú, Parca, que para los humanos representas el horror de la muerte. La paradoja quiere que seas el Guardián del Umbral de la Nueva Vida para los Caballeros Rosacruces. 

- Aquí, en el Mundo de Maya o Tierra, dejo a mi amado To “el no iniciado”, para que deje de soñar en estúpidas fantasías y termine, de una vez por todas, el trabajo que vino a desarrollar. 

- Betz, cuídalo durante un poco de tiempo, yo te hago responsable, hasta que pueda ser aceptado por sus hermanos. Y pase lo que pase; no te quepa la menor duda, que siempre permanecerá contigo. 

- Deja los tristes hábitos de la muerte y vístete con los refulgentes de la Vida. Ahora debo marchar para realizar otros trabajos en las esferas del más allá. 

Un resplandeciente fogonazo hizo que ocultara mis ojos tras de mi brazo. El fantasma desapareció dejando en mis manos el latiente cuerpo de To, cuya rosada cabeza, misteriosamente, permanecía unida a su cuerpo. 

- ¿Dónde estoy, que pasa? – me dijo al recobrar la consciencia. 

- ¡Dónde debes de estar! –contesté -, en el Umbral entre la Muerte y la Vida, entre la Vida y la Muerte. 

Aralba